Este documento discute las barreras y limitaciones a la innovación educativa como la presencia de una cultura establecida, la carencia de espacios curriculares flexibles y la rigidez en la estructura curricular existente. También señala que es importante implementar estrategias para reducir la resistencia al cambio mediante la participación de los involucrados y el fomento de la colaboración. La conclusión es que superar estas barreras personales es clave para que las personas puedan desarrollarse plenamente en el ámbito educativo.