La autoestima se refiere a cómo nos valoramos a nosotros mismos. En los niños y adolescentes, una alta autoestima significa que se sienten capaces y dignos de ser amados, mientras que una baja autoestima implica culparse a sí mismos y dejarse influir negativamente por los demás. La autoestima mejora cuando los niños aplican con éxito sus conocimientos, cumplen sus propias metas y reciben confirmación positiva de otros.