Este documento discute los problemas de los programas de estudio tradicionales, incluyendo planes y programas rígidos, evaluaciones basadas en exámenes, y un enfoque en la teorización del conocimiento sobre las habilidades, actitudes y valores. Argumenta que la educación se ha cristalizado en normas rígidas y una relación distante entre maestros y alumnos. Concluye que la educación debe seguir mejorando para satisfacer las demandas de los estudiantes y formar personas de bien para la sociedad.