La dirección implica guiar, influir y motivar a los empleados para que realicen tareas esenciales y alcancen los objetivos de la organización. Es fundamental entender el comportamiento humano individual y de grupo, y aplicar ese conocimiento para tomar decisiones estratégicas que integren todos los sistemas de la empresa. Según varios especialistas, la dirección consiste principalmente en coordinar el esfuerzo común de los subordinados a través de la supervisión, comunicación y motivación.