El documento describe el paradigma pedagógico ignaciano, que consiste en cinco etapas dinámicas e interrelacionadas: 1) Situar la realidad en su contexto, 2) Experimentar vivencialmente, 3) Reflexionar sobre la experiencia, 4) Actuar consecuentemente, y 5) Evaluar el proceso y los resultados. Este paradigma surge de la espiritualidad ignaciana y los Ejercicios Espirituales, y busca la formación integral de las personas a través de un proceso de aprendizaje basado en la experiencia vivida.