El documento analiza diferentes paradigmas educativos para proponer una evaluación auténtica. Discute los enfoques conductista, humanista y cognitivo, resaltando la importancia de considerar las características individuales del estudiante, el aprendizaje significativo y el desarrollo de habilidades. También señala la relevancia del enfoque sociocultural y contextualizar la enseñanza. Concluye que la evaluación debe ser un proceso continuo y flexible que involucre la autoevaluación para que los estudiantes sean responsables de regular sus propi
Módulo No. 1 Salud mental y escucha activa FINAL 25ABR2024 técnicos.pptx
Evaluación auténtica
1. HACIA UNA EVALUACIÓN AUTÉNTICA
Cecilia Ruiz Ramos
Introducción
Actualmente el área educativa se encuentra inmersa en una realidad compleja y cambiante, donde
las necesidades suelen ser cada vez más exigentes, donde el cambio es sumamente necesario para
mejorar la calidad y el nivel de aprendizajes. Es por ello que en el presente se retomarán elementos
para aclarar la importancia de lograr un engranaje donde en un primer momento participen
activamente los estudiantes, docentes, directivos, y por qué no lograr una conexión sincronizada con
el sistema educativo, dando mayor relevancia al proceso de evaluación.
Mirada a la evaluación propuesta por paradigmas
La educación ha atravesado por una serie de cambio de paradigmas, lo que se ha asumido como la
transformación de ciertas concepciones y acciones por otras, es como si un elemento llega
polarizando completamente la realidad educativa de ese momento, sin embargo no es cuestión de
quitar y poner, o en el caso contrario de aferrarse y no cambiar, sino que es cuestión de analizar,
reflexionar y tomar una postura crítica frente a los nuevos paradigmas respecto a los ya conocidos.
Encontrar una armonía entre lo que se ha hecho necesario en la educación de los aportes de
paradigmas, para la mejora de aprendizajes auténticos en la realidad de los estudiantes, con lo que
mejor se sincroniza con esto de los nuevos paradigmas es una ambición que se puede lograr.
Es decir que se tiene que tomar críticamente lo mejor de cada paradigma no para ir creando una
suma de concepciones sino para que cada elemento sea integrarlo a un todo y lograr un engranaje,
una secuencia de éstos donde todo se dirija a un mismo fin; a los aprendizajes significativos, que
propone Ausubel (1963).
De esta manera al revisar los paradigmas brevemente se puede llegar a rescatar esos elementos que
serán de apoyo para conseguir una práctica educativa y procesos de enseñanza y aprendizaje, donde
la evaluación sea formativa, es decir, que sea concebida como un proceso y así consecuentemente
se vallan valorando si las estrategias de enseñanza y aprendizaje son propicias, la cual se puede
lograr solo estando en un ambiente propicio, donde los estudiantes sean responsables también de
sus conocimientos y sobretodo existan los medios adecuados.
En los principios del paradigma conductista a pesar que han recibido críticas fuertes, se puede
encontrar que es necesario englobar en una nueva visión la parte conductual de los estudiantes, no
de manera prioritaria ni prefijada, pero en este tiempo es de suma importancia que ellos
autocritiquen su manera de actuar, es decir, darle la vuelta al paradigma conductista para enfocarlo
a la significatividad que pueda tener la conducta del estudiante en su vida personal, escolar y
social.
En este paradigma por querer conseguir conductas observables prefijadas en el programa, utilizan la
memorización y repetición como estrategias dominantes, y tiene muchas otras características
particulares, la evaluación que se realiza es centrada en la medición del producto final, por lo tanto
2. no revela la importancia de los avances periódicos en los estudiantes para poder ir retomando dudas
y comentarios que surjan en el proceso.
En cuanto en el paradigma humanista “…giran en torno al logro de una educación integral y
subrayan lo que las otras propuestas han marginado: el desarrollo de la persona (autorrealización) y
la educación de los procesos afectivos” (Hernández, 2002:106) lo cual es prudente encajar en la
nueva visión, porque los integrantes del proceso educativo son humanos que, tienen emociones,
sentimientos, deseos, necesidades, etc, características individuales que repercuten primeramente en
el querer aprender y conocer, y en lograr potencializar sus capacidades y habilidades.
Es este paradigma el que comienza a tomar en cuenta las características de las condiciones del
contexto educativo, las capacidades individuales, las experiencias, la autodeterminación, la
autenticidad, las cuales son parte del proceso educativo y le dan la macro característica de
flexibilidad encaminándose así a la búsqueda de aprendizajes significativos, los cuales permiten que
el estudiante sea consciente de sus condiciones de aprendizaje, sea autocritico y se pueda realizar la
autoevaluación como principal tipo de evaluación.
Dándole más relevancia al aprendizaje significativo y al desarrollo de habilidades estratégicas se
encuentre el paradigma cognitivo, el cual resulta de gran relevancia para la educación de estos días
ya que no sólo es necesario adquirir conocimientos intelectuales, sino voltear la vista a la cuestión
motivacional que interviene en el desenvolvimiento de nuevas formas de pensar y actuar ante
problemas reales mediante el uso de técnicas y procedimientos heurísticos.
Al concebir al alumno activo y además autónomo en su proceso de aprendizaje, es necesario sumar
esfuerzos para promover estratégicamente aprendizajes experienciales que impliquen al estudiante
como ser humano, para que éste logre integrar todo tipo de información que sea utilizada constante
y estratégicamente, para que se propicie durante los procesos de enseñanza y aprendizaje
evaluaciones progresivas sobre el avance de sus nociones operatorias, que ayuden al estudiante a
desenvolver y poner a prueba las diferentes estrategias adquiridas al enfrentarse a problemas
desafiantes o actividades espontáneas, donde el estudiante sea consciente de esos cambios positivos
y negativos que haya tenido.
De igual manera, es de suma importancia realizar la práctica educativa teniendo en cuenta las etapas
en las que se encuentren los estudiantes puesto que es necesario conocer las capacidades que deben
desarrollarse para no llegar a frustrar al estudiante poniéndole actividades que requieran esfuerzos
que aún no están en sus capacidades según algunas teorías psicogenéticas, es decir, considerar la
distancia entre el momento cognitivo en que se encuentre el estudiante y al que va avanzando.
El estudiante considerado autónomo tiene así que desarrollar, construir y reconstruir saberes que
son propiciados en el aula por medio de experiencias (previamente planeadas pero que se van
reconstruyendo en el proceso según su eficacia) de acuerdo con la psicogénesis (fenómenos
mentales o rasgos de comportamiento) del estudiantado, que les provoquen un conflicto cognitivo,
así el estudiante se verá en una complejidad cognitiva cada vez más desafiante y podrá estimular y
ejercitarse cognitivamente siguiendo un ritmo, hasta alcanzar actividades autoiniciadas, y así pueda
realizarse una evaluación como lo describe Hernández (2002)
3. [...] centrada menos en los productos y más en los procesos relativos a los estados de
conocimiento, hipótesis e interpretaciones logrados por los niños en relación con dicha
psicogénesis, y en cómo y en qué medida se va aproximando a los saberes según una
interpretación aceptada socialmente (2002:206).
Es así como el estudiante va a lograr darse cuenta de sus propios avances al igual que el docente,
pero esto se puede lograr si a nuestra visión le agregamos que el proceso educativo se da en un
espacio y tiempo, en una sociedad y cultura específica, y al ser de esta manera no se puede aislar al
estudiante de todos su ideales, actitudes, creencias, costumbres, valores, normas de convivencia, y
características idiosincráticas.
Es necesario que por ello la enseñanza sea situada y contextualizada para entretejer los procesos de
desarrollo cultural-social, tomando referencia del paradigma sociocultural y a sus seguidores como
Vigotsky.
La zona de desarrollo próximo, es una propuesta que es necesario analizar en cada caso de
enseñanza y aprendizaje, puesto que siempre se debe buscar que el estudiante desarrolle sus
funciones psicológicas superiores mediante la reconstrucción de los saberes que ya posee con ayuda
y colaboración de otros para alcanzar otros más complejos, por medio de la comunicación y el
lenguaje, donde los estudiantes son quienes interpretan activamente sobre su cultura, sociedad y
aprendizajes.
Así, gracias a la participación e involucramiento de los estudiantes y dándose una enseñanza mutua,
las actividades didácticas se pueden ir evaluando y ajustando continuamente, es decir que la
evaluación sea formativa, caracterizada por ser dinámica puesto que se busca analizar durante el
proceso el desarrollo potencial que va teniendo el estudiante, no olvidando que la evaluación
también debe ser contextualizada si la enseñanza así lo es.
De esta manera, cuando se busca una educación de calidad, es importante analizar diversos aportes
que han sido puestos en práctica a través del tiempo y poder tomar críticamente lo que se puede
contextualizar y engranar con cada caso particular de enseñanza y aprendizaje, he ahí la importancia
de la reflexión de las autoridades educativas y todo el sistema educativo para que no solo los
docentes y estudiantes sean los involucrados, ya que como lo menciona Ahumada “los nuevos
planteamientos no se cumplen o se ignoran, porque la normas administrativas (reglamentos) y las
condiciones laborales (horario y número de alumnos) que rigen los sistemas educativos no lo
permiten o desfavorecen su realización” (2005; 43).
Conclusión
Dar una mirada a los grandes aspectos que se han logrado gracias a los aportes de distintos
paradigmas nos ayuda a tener una visión más amplia del proceso educativo, sin lugar a dudas la
experiencia histórica nos deja al descubierto que hay una evolución y que ahora es tiempo de
reconstruir y buscar el cambio para lograr una educación que atienda las necesidades de los
estudiantes como seres humanos, su conducta frente a lo que sucede en su sociedad y cultura, no
olvidando que hay momentos y espacios propicios para cada aprendizaje que solo se logra con
ayuda estratégica conjunta.
4. Y por ello, la evaluación de los aprendizajes no es estática, y más bien se realiza durante el proceso
con ayuda de otros tipos de evaluación y estrategias para lograr una evaluación auténtica, logrando
utilizar la autoevaluación y la coevaluación, donde los estudiantes sean responsables de la
regulación de sus aprendizajes, tomando así a “la evaluación como un proceso continuo, dinámico,
flexible e inherente a todo aprendizaje” (Ahumada, 2005: 45).
Fuentes de consulta
Ahumada Acevedo, pedro (2005), Hacia una evaluación auténtica del aprendizaje, México:
Paidós.
Hernández Rojas, Gerardo (2002), Paradigmas psicología de la educación, México: Paidós.