La interpretación es una actividad antigua que surgió de la necesidad de comunicarse entre culturas a través de diferentes idiomas. Consiste en transmitir un mensaje oralmente de un idioma a otro de manera coherente. Un intérprete debe tener agilidad mental, capacidad de síntesis, buena concentración e imparcialidad. Existen tres tipos principales de interpretación: susurrada, consecutiva y simultánea, cada una con sus propias características.