Este documento resume las perspectivas de la neurociencia, psicología positiva y psicoanálisis sobre la felicidad. Explica que la neurociencia ha identificado varias estructuras cerebrales involucradas en la felicidad como la corteza prefrontal y el núcleo accumbens. La psicología positiva se enfoca en estudiar las emociones positivas como la felicidad. El psicoanálisis ve a la felicidad como un estado episódico que surge de la satisfacción de necesidades, y que la búsqueda continua de
Felicidad: neurociencia, psicología positiva y psicoanálisis
1. FELICIDAD: NEUROCIENCIA, PSICOLOGÍA POSITIVA Y PSICOANÁLISIS
Una encrucijada actual
Autor: Dr. y Mgter Rubén M. Pereyra
drrubenmpereyra@gmail.com
La felicidad, como constructo, ocupa un
lugar importante en nuestros días, en la
construcción subjetiva de los seres
humanos y de los seres humanos en
sociedad, como trama social narrada en
busca y en pos de la consecución de la
misma.
La psicología en su construcción
histórico epistémica, ha estado dominada
por una suerte de supremacía de las
denominadas emociones negativas y en
la debilidad humana en general. Esto
pone como marco de disciplina, un sesgo
hacia lo patogénico que permite el
surgimiento de lo psicopatológico y
psicoterapéutico. En este contexto la
psicología ha acumulado basto
conocimiento de técnicas y procesos
eficaces para abordar distintos
problemas psicológicos, en detrimento
de optimizar recursos y fortalezas del
propio individuo, aspectos estos últimos
de los cuales no se cuenta aún con bases
sólidas. Al parece las guerras fueron
contextualmente una de las mayores
fuerzas que imprimieron a la psicología,
esta perspectiva esforzada en el curar y
reparar los daños.
En la última década comienzan a surgir
algunos desarrollos en investigaciones
que resaltan la necesidad de abordar las
variables positivas, sobretodo
preventivas de la psicología en lugar de
lo patológico y curativo.
En este punto y bajo este imperativo
discursivo nace la psicología positiva de
la mano de Seligman, 1999.
Dentro de la psicología positiva, el
estudio de las emociones positivas es
central, y particularmente sobre el
sentimiento de felicidad o bienestar.
Para Seligman, 2005:
“El sentimiento de felicidad o bienestar
1
Temperamento: definido como la manera común y básica en
la que un individuo determinado se enfrenta a las situaciones de
su vida. Se refiere tanto a la estructura dominante del humor y
es bastante duradero, es bastante estable
en las personas, y está compuesto por un
puntaje fijo, probablemente hereditario,
que es relativamente independiente del
ambiente en el que se vive., se puede
modificar por circunstancias específicas,
pero luego de unos meses vuelve a su
nivel de base. Así, el temperamento es
uno de los predictores más importantes
de los niveles de experiencias positivas
que una persona sentirá”.1
Lipton (2013) define a la felicidad como
un proceso de creación somato-afectiva
que integra áreas de talento, persistencia,
locus de control interno y actividad
física. Por tanto esta perspectiva permite
surgir la idea de que la felicidad tiene un
alto impacto en la salud y el
funcionamiento del sistema nervioso.
Este mismo autor, Lipton (2013) acuña
el término hiperplasticidad, para
referirse a las características de los
patrones cerebrales de personas que
puntuaban alto en sus estudios al aplicar
las escalas de felicidad desarrolladas por
su equipo de investigación.
Existen 500 trillones de sinapsis en
cualquier momento dado en todo el
cuerpo, 50 conexiones que una sola
neurona puede establecer en una décima
parte de segundo y de 30 a 70 mil
sinapsis que una sola neurona puede
tener por cada segundo – sin mencionar
el hecho de que la actividad mental no es
inmaterial; pesa de 7 a 9 gramos en el
cerebro de un adulto (Ferdinand, 2009, p.
21)
De los experimentos de Lipton (2013) se
desprende la tesis de Peterson (2014)
quien sostiene que “lo psicológico
controla lo fisiológico”.
En palabras de Peterson (2014): “el
apego y el juego no son necesidades, son
la motivación de las personas, como a la intensidad de sus
afectos psíquicos.
2. FELICIDAD: NEUROCIENCIA, PSICOLOGÍA POSITIVA Y PSICOANÁLISIS
Una encrucijada actual
Autor: Dr. y Mgter Rubén M. Pereyra
drrubenmpereyra@gmail.com
más bien factores de evolución de
nuestra especie, al igual que la amistad,
el amor y la felicidad” y que “una de las
premisas más importantes del cerebro,
más allá́ de la propia supervivencia, es la
construcción de felicidad” (Peterson,
2014, p. 67).
Otro autor, Bairoch (2009) afirma que la
corteza prefrontal, donde se produce el
razonamiento lógico y que regula el
comportamiento prosocial, se activa más
en los estudios in vivo (resonancia
magnética transcortical, tomografía por
emisión de positrones entre otros) en
respuesta a incentivos que en respuesta a
castigos.
Analizando otros aspectos relacionados
con la felicidad, no menos importantes
que los abordados hasta el momento, son
los estudios realizados en madres que
gestan a sus hijos en un contexto de
mayor satisfacción con la vida, este
hecho ayuda a que el embrión produzca
por día 70 mil neuronas cuando lo
habitual es 50 mil neuronas por dia. Stout
y Vingerhoets, 2018. Similares estudios
arrojan datos acerca de que los
adolescentes que reciben enseñanzas de
profesores que tienen un nivel de
satisfacción por la vida alto, desarrollan
mayor creatividad y empatía.
Pero llegado a este punto del análisis,
¿Qué es la felicidad para el cerebro?:
con exactitud y luego de varias décadas
de estudios, es posible afirmar que la
felicidad no es ausencia de tristeza y que
las estructuras cerebrales que se activan
en cada caso, difieren
significativamente. En la felicidad se
produce una reducción de la activación
de los lóbulos temporales y parietales y
la activación de distintas y variadas
estructuras cerebrales como: las regiones
laterofrontoparietales, hipotálamo,
hipocampo, cuerpos mamilares, núcleo
talámico anterior, giro cinculado,
amigdala, cuerpo estriado ventral y
núcleo accumbens. En forma indirecta
en la risa participa el giro temporal
inferior, la corteza basal temporal,
hipotálamo, la corteza somatosensorial,
la corteza prefrontal, la corteza motora y
los nervios craneales. Entre los
neurotransmisores participan en estos
procesos la dopamina, endorfina y
nanopéptidos entre otros.
Se menciona un circuito cerebral de la
felicidad propuesto por Chemali,
Chahine y Naassan (2008) en el cual
estímulos externos de tipo auditivos
(corteza temporal), visuales (corteza
occipital) y somatosensoriales (corteza
lóbulo parietal) y estímulos internos a
través de la generación de cognición
social (lóbulo frontal) activan a la
corteza del giro temporal inferior
generando el procesamiento de la
alegría.
Este procesamiento en forma simultánea
activa respuestas motoras, expresadas en
la risa-sonrisa por activación de la
corteza motora primaria, sustancia gris
periacueductal y nervios craneales.
También se activan respuestas
emocionales que derivan en la sensación
de felicidad en la cual están implicadas
estructuras tales como: corteza
temporobasal, giro cingulado, amigdala
y cuerpo estriado ventral. El giro
cingulado junto al hipocampo y el núcleo
talámico anterior conforma el circuito de
Papez, también activado en la genesis de
la felicidad. El giro cingulado es el
responsable de las manifestaciones
físicas y autonómicas (neurovegetativas)
que se presentan en la felicidad.
La activación del cuerpo estriado
produce la denominada felicidad
implícita, que activa al núcleo
accumbens que medido por la acción de
dopamina como neurotransmisor, activa
los circuitos de recompensa y placer.
Esta última estación influye en el
hipotálamo, el cual también se ve
3. FELICIDAD: NEUROCIENCIA, PSICOLOGÍA POSITIVA Y PSICOANÁLISIS
Una encrucijada actual
Autor: Dr. y Mgter Rubén M. Pereyra
drrubenmpereyra@gmail.com
modificado en su funcionamiento por
efecto de la corteza sensorial y corteza
prefrontal. Esta última descripción
explica los fenómenos de la esfera
alimentaria, del sueño y del humor que
acompañan usualmente al estado de
felicidad.
Entonces podría pensarse, que el asunto
de la felicidad para las neurociencias, es
básicamente un asunto de estructuras
cerebrales que interactúan
complejamente entre si mediados por
una serie de mensajeros químicos: los
neurotransmisores. No obstante en la
finura de esta explicación, radica la
complejidad misma de lo que se explica.
La neurociencia no aboga a un
reduccionismo de lo biológico en las
conceptualizaciones acerca de la
felicidad, sino todo lo contrario,
comprendiendo que por ser un fenómeno
complejo debe ser estudiado en la
riqueza de lo interdisciplinario y
transdisciplinario, alejándose por tanto
de los dogmatismo que no son acordes
con los principios básicos del propio
método científico…
Ahora bien desde el punto de vista
psicoanalítico, la felicidad queda
condensada en una referencia clásica del
mismo Freud (1929-1930), al explicar el
malestar que experimenta de manera
colectiva una sociedad, que
paradójicamente se propuso alcanzar la
dicha. Según Freud (1929-1930) la
aspiración a la felicidad tiene dos
vertientes o fases: en su faz negativa trata
de evitar el dolor y el displacer, y en su
faz positiva procura el experimentar
sensaciones placenteras.
Freud (1929-1930) dice puntualmente
que: “Lo que en sentido estricto se llama
«felicidad» corresponde a la satisfacción
más bien repentina de necesidades
retenidas, con alto grado de estasis, y por
su propia naturaleza sólo es posible
como un fenómeno episódico. Si una
situación anhelada por el principio de
placer perdura, en ningún caso se obtiene
más que un sentimiento de ligero
bienestar; estamos organizados de tal
modo que sólo podemos gozar con
intensidad el contraste, y muy poco el
estado” (p.76)
Todo lo cual permite asentir que la
felicidad es posible, pero en forma
episódica, parcial, intempestiva pero
nunca continua y tampoco por estas
características deja de ser valiosa.
Respecto del planteo Freudiano de
felicidad, Lacan (1959) sostiene que:
“La felicidad […] se rehúsa a quien no
renuncie a la vía del deseo” (p. 765)
Prontamente y frente a esta afirmación se
vio obligado a aclarar que no se refiere a
cualquier deseo en general ya que hay
deseos que están más relacionados con
las pulsiones y otros que surgen solo de
lo prohibido: por tanto no es lo mismo
desear que querer. Es posible desear con
mucha intensidad algo que en verdad no
se quiere o se anhela pero no se realiza,
llevando al sujeto a la búsqueda
incesante de otra cosa en ese lugar.
En la clase del 11 de febrero de 1970 del
Seminario 17 El Reverso del
Psicoanálisis, Lacan sostiene que “no
hay más felicidad que la del falo”
(Lacan, [1969/70] 2015, p. 77). Esta
memorable frase no llegó a ser
desarrollada en su totalidad por Lacan, se
entiende que la misma se refiere al goce
en tanto advierte que si el falo es feliz es
porque goza como órgano, excluyendo
de este goce a cualquier agente, es decir
no es el hombre el que goza de su falo,
sino que el falo goza de si mismo.
Actualmente se habla de un imperativo
social de felicidad, constructo surgido de
los efectos sociales y psíquicos que
produce la sociedad de consumo y el
sistema capitalista, que pretende incluir
lecturas de distintas disciplinas para
sostener y abalar las prácticas de una
4. FELICIDAD: NEUROCIENCIA, PSICOLOGÍA POSITIVA Y PSICOANÁLISIS
Una encrucijada actual
Autor: Dr. y Mgter Rubén M. Pereyra
drrubenmpereyra@gmail.com
sociedad cada vez mas individualista,
cada vez menos vincular y cada vez con
menor posibilidad de ser feliz.
La felicidad como constructo es
complejo, y es necesario dotar de un
carácter epistémico a cada consideración
que sobre ella se haga. Es un concepto a
su vez sobrevalorado y vagamente
definido y ha sido la pretensión de estas
líneas, un punteo desde algunas
perspectivas muy distintas sobre la
felicidad, pero que coinciden en su
complejidad y diferencias subjetivas en
su construcción desde y para ser feliz…
Dr. y Mgter Rubén M. Pereyra
Córdoba 15/09/2022