2. “Tú no recibirás herencia
en la tierra, ni tendrás
parte entre sus hermanos.
El Señor será tu herencia
y tu parte en medio de los
tuyos.”
Núm 18,20
3. “Subió Jesús a la montaña, fue llamando a
los que Él quiso y se fueron con Él.
Nombró a doce (a quienes llamó apóstoles)
para que convivieran con Él y para
enviarlos a predicar “ con poder para
expulsar demonios.”
(Mc 3, 13 – 15)
5. 3,13-19 Antes del discurso de las
parábolas, suena otra terrible
confrontación, colocada entre dos
escenas dedicadas a la nueva
comunidad.
La primera es la elección de los Doce,
que se articula significativamente en
dos tiempos.
6. Llamada espontánea y libre de Jesús,
“a los que quiso”; nombramiento de
un grupo restringido de doce.
Los doce representan globalmente a
las doce tribus del Israel tradicional.
Serán como los patriarcas del nuevo
pueblo.
7. Para ellos y por ahora lo
importante es “convivir” con
Jesús; de ahí arrancará “la
misión” que prolongará con
autoridad delegada la actividad
de Jesús.
9. “Mientras iban de camino, uno le
dijo:
Te seguiré a donde vayas.
Jesús le contestó:
Los zorros tienen madrigueras, las
aves tienen nidos, pero este Hombre
no tiene donde recostar la cabeza.
A otro le dijo:
Sígueme.
10. Le contestó:
Señor, déjame ir primero a enterrar
a mi padre.
Le replicó:
deja que los muertos entierren a sus
muertos; tú ve a anunciar el reinado
de Dios.
11. Otro le dijo:
Te seguiré, Señor, pero primero
déjame despedirme de mi familia.
Jesús le replicó:
Uno que echa mano al arado y mira
atrás no es apto para el reinado de
Dios.
Lc 9, 57 – 62
12. Tres escenas de seguimiento ilustran
el comienzo de la marcha
de Jesús. Son personajes anónimos,
típicos.
El primero y el tercero toman la
iniciativa sin ser llamados, al
segundo lo llama Jesús.
13. En los tres casos es decisiva la
prontitud, el desprendimiento de
otros vínculos, la disposición de
arrostrar penalidades.
Todo eso dominado por el deseo de
seguir en compañía del Señor.
Cf. SHOOEKEL, Luis Alonso, BIBLIA DEL PEREGRINO – Edición de Estudio.