El 19 de noviembre de 2002, el petrolero Prestige se hundió frente a las costas de Galicia, España, vertiendo 77,000 toneladas de fuel. El combustible contaminó las costas gallegas y causó pérdidas millonarias y daños a la vida marina y el ecosistema. Más de 400,000 voluntarios ayudaron en la limpieza, aunque el 8% sufrieron problemas respiratorios. El barco se hundió a unos 250 km de la costa a una profundidad de 3,000 metros.