El documento discute la necesidad de evaluar críticamente las prácticas educativas en Colombia a la luz de los malos resultados en pruebas estandarizadas internacionales. Propone que los docentes deben convertirse en investigadores activos de su propia práctica docente mediante el uso de la investigación evaluativa, la cual juzga el mérito y costo de una práctica educativa específica considerando los valores del contexto.