El lenguaje médico se origina en la antigua Grecia y tiene raíces en el latín. A lo largo de la historia ha incorporado palabras de otras lenguas como el francés y el inglés. La comunicación efectiva entre médicos y pacientes es crucial pero compleja, ya que depende de factores como la personalidad, educación y estatus social. Un lenguaje médico moderno e informal puede acortar tiempo pero también causar confusión si el paciente no entiende los términos.