El mesotelioma es una neoplasia maligna poco frecuente que proviene de las células mesoteliales, la mayor parte de los casos, en torno al 85 % aparecen en la pleura, siendo el derrame pleural un hallazgo común al tiempo de la presentación, por lo que el estudio citológico tiene una gran importancia en el diagnóstico. También puede presentarse en el peritoneo, pericardio y túnica vaginal del testículo, estos dos últimos en conjunto suponen menos del 5 % de los casos de mesotelioma. La incidencia, con un claro predominio en varones, en torno a la quinta década de la vida, varía en zonas geográficas distintas, reflejando la exposición ambiental y ocupacional al amianto. La fuerte relación entre el mesotelioma y la exposición a los asbestos fue definida por primera vez por Wagner en 1960. Aunque solo el 10% de los expuestos desarrollan mesotelioma, el 80% de los pacientes tienen historia de exposición al amianto lo que sugiere la existencia de otros factores asociados. Algunas anormalidades cromosómicas como delecciones de las regiones 1g, 3p, 9p, 6g del cromosoma 22 han sido también citadas en la patogenia del mesotelioma. El diagnóstico citológico del mesotelioma presenta dificultades principalmente debido a la significativa superposición de aspectos citológicos entre las células mesoteliales benignas y malignas, y entre el mesotelioma y las células del adenocarcinoma. Aunque están descritos criterios citológicos para el diagnóstico hay que enfatizar que el criterio principal para el diagnóstico de mesotelioma en oposición a la hiperplasia es la presencia de invasión, la que no se aprecia en los extendidos citológicos. El proceso del diagnóstico citológico de mesotelioma epitelial conlleva dos pasos. En el primero hay que reconocer las células como de linaje mesotelial. En el segundo hay que reconocerlos como neoplásicos. Generalmente no es difícil percibir su origen mesotelial pero puede ser difícil de decidir si son malignas porque los caracteres de malignidad pueden estar pobremente representados.