Paulo Freire ofrece grandes enseñanzas sobre la docencia en su libro Cartas a quien pretende enseñar. Sostiene que enseñar y aprender van de la mano, y que la enseñanza debe ser crítica y considerar el contexto del estudiante. También destaca la importancia de la vocación docente, la humildad, y dialogar con los estudiantes más que hablarles. Freire enfatiza integrar los conocimientos previos de los estudiantes y su identidad cultural en el proceso de enseñanza.
1. Las grandes enseñanzas de Paulo Freire
Brigitte A. Contreras Vilugrón
Dra. María Elena Mellado Hernández
Ayudante: Omayra Muñoz Mora
Curso Fundamentos de la Educación Básica
Pedagogía en Educación Básica con Mención
23 de Marzo del 2015
2. Las grandes enseñanzas de Paulo Freire
En el presente escrito se formularán ideas y reflexiones a partir del análisis del libro Cartas a
quien pretende enseñar de Paulo Freire (1993), todo esto con el propósito de conocer un poco
más acerca de las implicancias de nuestra futura profesión como educadores.
En primer lugar comenzaremos analizando la primera carta de Paulo Freire, “Enseñar-Aprender.
Lectura del mundo-Lectura de la palabra” (Freire, 1993). Aquí nos señala que “el enseñar no
existe sin el aprender” (Freire, 1993), es decir que quien enseña también a la vez aprende a través
de la curiosidad de su alumno, como por ejemplo cuando éste le plantea nuevas preguntas o
sugerencias que el profesor no había notado antes, pero para lograr esto es importante que el
educador sea humilde y esté abierto a ser educado por su alumno también. Por otro lado es
importante destacar que la enseñanza debe ser crítica, para esto se requiere una comprensión
crítica de la lectura de la palabra y la lectura del mundo, esto quiere decir que enseñar no se trata
de transmitir conocimientos mecánicamente a través del texto sino que también se debe tener en
cuenta el contexto del educando, sus experiencias, cultura, etc.
Siguiendo con la segunda carta, “No permita que el miedo a la dificultad lo paralice” (Freire,
1993). En ésta carta nos dice que no debemos permitir que el miedo nos persuada de desistir
frente a la primera situación difícil, y no se trata de negar el miedo sino de asumirlo y enfrentar
con valentía los obstáculos que tendremos como educadores.
En la tercera carta, nos hace reflexionar sobre la importancia de la vocación en un profesor. “No
puedo formarme para la docencia sólo porque no hubo otra oportunidad para mí, y menos aún
porque mientras me preparo espero un casamiento” (Freire, 1993), sino más bien hay que asumir
con honradez nuestra tarea docente ya que sin convicción podemos contribuir al fracaso de
nuestros alumnos y además no sentiremos la necesidad de defender la relevancia que tiene
nuestra profesión en la sociedad y menos aún de luchar por nuestros derechos.
Otro aspecto muy relacionado con el tema anteriormente tratado son las cualidades
indispensables que deben tener los maestros para un mejor desempeño. Sin duda éstas cualidades
son muchas, una de ellas es la humildad por ejemplo para reconocer que no lo sé todo, que debo
estar abierto a escuchar y a aprender de los demás, tal como nos señala Freire en la cuarta carta
“Cómo escuchar al otro, cómo dialogar, si sólo me oigo a mí mismo, si nadie que no sea yo
3. mismo me mueve o me conmueve”, esto a la vez se relaciona al autoritarismo que muchas veces
tienen los profesores, cuando actúan con arrogancia y soberbia de creer saber todo y que la única
verdad es la suya. Otras cualidades importantes son la valentía, la tolerancia, la amorosidad, la
capacidad de decidir, la seguridad y la ética, entre otras.
La quinta carta de Freire nos habla sobre el miedo e inseguridad que sentimos al exponernos
frente a los alumnos en el primer día de clase. En relación a esto lo mejor es asumir el miedo,
analizar el por qué lo sentimos, la capacidad que tenemos para enfrentarlo y qué podemos hacer
para superarlo, y en ningún momento ocultárselo a los alumnos, sino manifestarlo con humildad,
de esta forma nos mostraremos como humanos con sentimientos y emociones al igual que ellos.
“En realidad el hecho de asumir el miedo es el comienzo del proceso para transformarlo en
valentía” (Freire, 1993).
La relación coherente entre lo que la maestra dice y lo que hace es muy importante en la relación
que mantiene el alumno con la profesora debido a que si el educador hace todo lo contrario a lo
que le enseñó al alumno éste último no creerá lo que diga el maestro de ahí en adelante, y el
alumno pensará: “Si esta cosa que se proclama pero al mismo tiempo se niega tan fuertemente en
la práctica fuese realmente buena, no sería sólo dicha sino vivida” (Freire, 1993).
También es de gran relevancia que los profesores además de hablarle a los estudiantes se tomen
el tiempo de hablar con ellos, esto quiere decir que además de hablarle al aprendiz desde su
autoridad y decirle lo que debe hacer también debe hablar con el alumno, dialogar con él y no
sólo de los contenidos enseñados sino también de la vida misma y para lograr esto es necesario
aprender a escucharlos para que ellos nos escuchen a nosotros también, “…la maestra habla a y
con el educando, sin importar su tierna edad o no, y así, es oída por él” (Freire, 1993).
Por otro lado una cuestión importante de señalar es la relevancia que tiene el incorporar a la
práctica educativa la identidad del estudiante, la cual no es sólo lo que heredamos sino también lo
que adquirimos en el ámbito cultural, social, familiar, etc., tal como lo señala Freire en la octava
carta “Las educadoras precisan saber lo que sucede en el mundo de los niños con los que
trabajan, el universo de sus sueños, el lenguaje con que se defienden, con maña, de la agresividad
de su mundo. Lo que saben y cómo lo saben fuera de la escuela” (Freire, 1993).
4. Otro tema importante de abordar es la relación que se produce entre la teoría de los contenidos
que enseñamos a los estudiantes con los conocimientos que ellos ya habían adquirido pero de
forma práctica, por ejemplo un niño sabe que si toma una manzana o cualquier otro objeto con
sus manos y lo suelta, éste caerá al suelo, sin embargo no sabe a qué se debe sino hasta que la
profesora le enseña la ley de gravedad. Esto debemos aprovecharlo como educadores, ser
curiosos de la experiencia vivida por nuestros alumnos e integrarla a la teoría que debemos
enseñar. Freire lo indica en su novena carta; “Es imposible que enseñemos contenidos sin saber
cómo piensan los alumnos en su contexto real, en su vida cotidiana; sin saber lo que ellos saben
independientemente de la escuela, para ayudarlos, por un lado a saber mejor lo que ya saben, y
por el otro lado para enseñarles, a partir de ahí, lo que aún no saben” (Freire, 1993).
Por último cabe señalar la importancia que tiene la disciplina en el maestro, por una parte la
disciplina intelectual, aquella que nos ayuda a formarnos como seres de conocimientos, pero
también por otro lado la disciplina política, la cual no se contrapone con la intelectual, por el
contario, se complementan y potencian. Sin disciplina política no podremos formar personas
democráticas que luchen por sus derechos y que sean capaces de lograr un cambio en la
ciudadanía. Freire nos habla de esto en su décima y última carta; “…la disciplina intelectual
indispensable sin la cual obstaculizamos nuestra formación así como la no menos necesaria
disciplina política, fundamental para la lucha en la invención de la ciudadanía” (Freire, 1993)
Como conclusión me gustaría destacar los valiosos aportes realizados por Paulo Freire en éste
libro, como por ejemplo la importancia que tiene la labor docente y la gran responsabilidad que
los educadores deben asumir, debido a que seremos formadores de personas y si ésta se realiza
sin la suficiente convicción o sin vocación no lograremos cumplir con el compromiso social y
político que nuestra profesión debe tener. Además nos hace reflexionar sobre las distintas
cualidades que necesita un docente para lograr satisfactoriamente su labor, en donde además es
indispensable evitar el autoritarismo y con humildad aceptar que también podemos aprender de
nuestros alumnos al momento de enseñar.
5. Bibliografía
Freire, P. (1993). Cartas a quien pretende enseñar (2009 ed.). Buenos Aires, Argentina: Siglo
Veintiuno Editores.