Este documento imagina un mundo en el que los hombres tuvieran la menstruación en lugar de las mujeres. Argumenta que en ese caso, los hombres seguramente considerarían la menstruación como algo envidiable y presumirían de ella. También usarían la menstruación para justificar su superioridad sobre las mujeres y su derecho a ocupar posiciones de poder, como en el ejército, la política o la religión. Finalmente, sugiere que si los hombres tuvieran la menstruación, encontrarían formas interminables de justificar su dominación sobre las mujeres.
PLAN DE TRABAJO CONCURSO NACIONAL CREA Y EMPRENDE.docx
Semana 4 lectura
1. ''SI LOS HOMBRES TUVIERAN LA REGLA''
Por: Gloria Steineml*
Una minoría blanca del mundo se ha pasado siglos ¡ntentando hacernos creer que la
piel
blanca hace a la gente superior, a pesar de que lo único que hace en realidad es que la mayoría
de quienes la tienen note más el efecto de los rayos ultravioletas y de las arrugas. Los seres
humanos hombres han construido, incluso, culturas enteras en torno a la idea de que la
envidia del pene le es "natural" a las mujeres, a pesar que podría decirse que tener un órgano
tan mal protegido hace vulnerables a los hombres, y que la envidia al vientre, por el hecho de
que éste permite engendrar vida, tendría que ser, por lo menos, igualmente lógica'
Resumiendo, se piensa que las características de quienes tienen el poder, sean cuales
fueren,
que ver
son mejores que las características de quienes no tienen el poder; y esto no tiene nada
con la lógica.
pudieran tener
iQué ocurriría por ejemplo, si de pronto, por arte de magia, los hombres
la
menstruación y las mujeres no?
La respuesta está clara: la menstruac¡ón sería un acontecimiento de hombres totalmente
envidiable y del que se podría presumir.
Los hombres hablarían del tiempo de duración, y de la cantidad de su período'
Los muchachos celebrarían el inicio del período ansiada prueba de su masculinidad con
rituales
religiosos y fiestas sólo para hombres.
El Congreso subvencionaría el Instituto Nacional de la Dismenorrea para combatir las
molestias del mes.
(Lo que
compresas y tampones recibirían subvenciones federales por lo que serían gratuitas.
no implicaría, sin duda, que algunos hombres prefirieran pagar por marcas comerciales de
prestigio, como los tampones John Wayne, las compresas a prueba de combas Muhammad
At0.
Los militares, los políticos de derechas, y los fundamentalistas de la religión citarían la
menstruación ('men' en inglés, significa 'hombres', + 'struación') como prueba de que sólo los
hombres pueden servir en el ejército ("debes poder dar tu sangre para tomar la sangre de
otros"), ostentar cargos políticos ("¿tienen las mujeres la capacidad de ser agresivas cuando les
falta este ciclo constante que viene regido por el planeta Marte?"), ser sacerdotes o ministros
(',¿cómo podría una mujer dar su sangre por nuestros pecados?") o rabinos ("sin la pérdida
mensual de lo impuro, las mujeres no están limpias").
Los hombres radicales, los políticos de izquierda, los místicos, por su lado, insistirían
en que las
mujeres son iguales sólo que diferentes, y en que cualquier mujer podría unirse a ellos siempre
y cuando estuviera dispuesta a autoinflingirse una herida importante al mes ("debes dar tu
* "un poco de humor nunca está de más". Este texto (en inglés, originalmente) fue escrito por la autora, conocida
(nota de las editoras)'
feminista estadounidense yfundadora de la revista Ms. Magazine, en los años sesenta
2. t
sangre por la revolución"), a reconocer la importancia prioritaria de los temas menstruales, o a
subordinar su yo a todos los hombres en su Círculo de llustración. El hombre de a pie
presumiría siempre ("Yo tengo que ponerme tres compresas") o al contestar un elogio de un
compañero ("Qué bien que te veo, chico") chocaría las cinco y diría: "Claro, tío, iestoy con el
trap¡to!". Los programas de televisión tratarían el tema continuamente. También los
periódicos. ("Miedo a tiburones amenaza a hombres con período. Juez admite estrés mensual
como atenuante de violación"). Y el cine: (Newman y Redford en "¡Hermanos de sangre!").
Los hombres convencerían a las mujeres de que hacer el amor es más placentero "justamente
en esos diítas". Se diría: las lesbianas temen la sangre y por tanto la vida misma, aunque eso
será porque nunca se han topado con un verdadero hombre menstruante'
Los intelectuales, sin duda, ofrecerían los argumentos t¿, toral"s y lógicos:"¿Cómo va una
mujer a dominar las disciplinas que requieren un sentido del tiempo, del espacio, de las
matemáticas o la medida, por ejemplo, si no dispone de ese don innato para la medición de los
ciclos de la luna y los planetas y, por ende, para la medición de cualquier cosa?"
para
"En los enrarecidos campos de la filosofía y la religión, épodrían las mujeres hacer algo
compensar el no poder percibir el ritmo del universo, o su falta de contacto mensual con la
muerte y la resurrección simbólicas?"
Los liberales de todos los campos intentarían ser amables: el hecho de que estas
personas no
tengan el don de medición de la vida, o de la conexión con el universo (explicarían) es
suficiente en sí mismo como castigo'
(se puede imaginar)
¿y cómo se entrenaría a reaccionar las mujeres? Las mujeres tradicionales
estarían todas de acuerdo con todos los argumentos aceptándolos con tenaz y sonriente
masoquismo. (La sangre de tu marido es tan sagrada como la de Jesús; iy además muy sexy!)'
Las reformistas intentarían imitar a los hombres, pretendiendo tener el ciclo mensual. Todas
las feministas explicarían una y otra vez que los hombres también necesitan ser liberados de la
falsa idea de la agresividad marciana, al igual que las mujeres necesitan escapar del esclavismo
de la envidia a la menstruación. Las feministas radicales añadirían que la opresión de lo no-
menstrual es el patrón por el que se rigen todos los tipos de opresión ("La población vampira
fue la primera que luchó por la libertad!"). Las feministas culturales desarrollarían una
imaginería sin sangre para el arte y la literatura. Las feministas socialistas insistirían en que es
el capitalismo el que permite que los hombres monopolicen la sangre menstrua !
De hecho, si los hombres tuvieran el período, las justificaciones del poder podrían ser
interminables.
Bueno, pero eso sólo si les dejamos.
Fuente: Mujer Salud Ne 10, diciemb re 2002. Barcelona (Traducción de Michelle).