NERVIO OLFATORIO. PARES CRANEALES. SISTEMA NERVIOSO
E3i. Rol de la enfermeria en el manejo de los drenajes pleurales
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Rol de la enfermería en el manejo de los
drenajes pleurales
Autores: María Abad Martínez, María José
Ayuso Sánchez, Carlos A. Rombolá
ÍNDICE DE CONTENIDOS
INTRODUCCIÓN
ASISTENCIA EN LA COLOCACIÓN DEL DRENAJE
REVISIÓN, VIGILANCIA Y CUIDADOS
CURA DIARIA DE LA HERIDA
EN RESUMEN…
BIBLIOGRAFÍA
INTRODUCCIÓN
El personal de enfermería debe conocer el cuidado y funcionamiento de
los sistemas de drenaje torácico ya que de ello depende en gran parte el
éxito de la intervención. De poco sirve una técnica exquisita en la
colocación de un tubo torácico, si posteriormente no es manejado
apropiadamente. Consideramos que no es suficiente el aprendizaje de
una serie de procedimientos básicos para el cuidado, sino el fundamento
y la comprensión del porqué se utilizan en cada caso. En la práctica
diaria, algunas veces observamos excelentes enfermeros que se
empeñan en la vigilancia de los drenajes pleurales, pero que no
comprenden el motivo por el que en ocasiones indicamos pinzarlo,
movilizarlo o retirarlo, por ejemplo…
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La mejor manera de garantizar un cuidado adecuado del drenaje, es
apostando por la formación desde un punto de vista integral de su
manejo.
ASISTENCIA EN LA COLOCACIÓN DEL DRENAJE
La preparación y asistencia por parte del personal formado de
enfermería es esencial para el éxito del procedimiento.
En primer lugar, se procurará realizarlo en un ambiente propicio para
que el paciente pueda colaborar, estando tranquilo y preservando su
intimidad. Es importante, siempre que sea posible, mantener silencio
para que la comunicación entre el cirujano, el paciente y el personal de
enfermería sea eficaz.
La enfermería debe estar familiarizada con los antecedentes del
paciente, las posibles alergias medicamentosas y el motivo o indicación
del drenaje pleural. Debe involucrase en la correcta posición del
paciente y en la contensión emocional del mismo, ya que un paciente
muy incómodo o ansioso dificilmente pueda colaborar con el
procedimiento. En ciertas ocasiones, será conveniente la
premedicación con algún ansiolítico o incluso mórficos.
La adecuada preparación del instrumental, de los drenajes (tubos o
catéteres), de los sistemas valvulares, de conexión y de asepsia es
importante, aunque se recomienda su verificación por el médico antes
de comenzar el procedimiento.
Se recomienda la colocación de empapadores para evitar ensuciar las
sábanas con los antisépticos o sangre. Así mismo, se debe contar con un
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contenedor de objetos punzantes para descartar las agujas y el bisturí
una vez utilizados.
Imagen 1: Imagen que describe el instrumental básico para la colocación de un tubo
torácico. Extraída del archivo de imágenes Dr. Rombolá CA.
Imagen 2: Imagen que describe el instrumental básico para la colocación de catéter
pleural. Extraída del archivo de imágenes Dr. Rombolá CA.
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Se debe preparar adecuadamente el sistema de sello de agua a utilizar,
y en el caso de los sistemas tricamerales (tipo Pleur evac, conocer su
funcionamiento y dispositivos accesorios)
Generalmente se utiliza como anestésico lidocaína o mepivacaína al 1%
o 2%. Se realizará la preparación del campo estéril desinfectando con
iodopovidona o clorhexidina según preferencia de cada cirujano o
servicio. Se facilitará al facultativo el instrumental necesario, que debe
estar compuesto al menos por algunas jeringas de 5 o 10 ml, agujas
intramusculares, pinzas de tipo Kocher o Crile, pinzas de diseccion,
tijeras y portaagujas. La fijación se realizará con una seda en función del
tipo de drenaje. Para catéteres con una seda del 2/0 y para tubos del 1
o del 2.
El enfermero deberá tener preparados los frascos correspondientes
para la recolección de muestras para citología, bioquímica y
microbiología.
Al finalizar la colocación del drenaje, se deberá realizar la cura evitando
acodaduras y corroborando el buen funcionamiento del drenaje. Se
consultará al médico la indicación de succión inmediata o no.
Se efectuará una estrecha vigilancia del débito y del estado del paciente
durante las primeras horas posteriores al drenaje.
Visualizar video 01- Manejo del sistema tricameral tipo Pleur-Evac. Extraído del
archivo de imágenes del Chospab. (Autores: Lic. María José Ayuso Sánchez y Dr.
Carlos A. Rombolá).
(Localizado al final del capítulo)
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REVISIÓN, VIGILANCIA Y CUIDADOS
El control puede y debe llevarse a cabo en la sala de urgencias, en la
planta de hospitalización, en quirófano y en cuidados intensivos,
prácticamente de manera indistinta.
Se debe recordar que toda maniobra en la que se contacte con las
heridas y el interior del sistema de drenaje, se debe llevar a cabo bajo
condiciones de asepsia. Esto incluye desde el cambio de los apósitos del
orificio de insersion del tubo hasta la desobstrucción de tubos y
conexiones.
Se recomienda seguir una sistemática ordenada y metódica de la
revisión de los cuidados, que dependerá de las preferencias de cada
profesional y/o de cada centro. A continuación mencionaremos algunos
puntos a tener en cuenta.
1. Ante todo, se deben conocer los antecedentes del paciente, la
patología actual y por qué lleva esos drenajes.
2. Como es obvio, se debe efectuar una revisión diaria de las órdenes
médicas en general y las específicas en relación a los drenajes. La
conexión o no a la aspiración, el grado de intensidad de la misma
o la indicación de pinzado son cruciales para el manejo correcto
de los drenajes. A continuación, mencionaremos algunas de las
indicaciones más habituales y su fundamento:
Visualizar video 02- preparación para la colocación de los drenajes pleurales.
Extraído del archivo de imágenes de Dr. Rombolá CA.
(Localizado al final del capítulo)
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o Los drenajes pleurales funcionan con o sin aspiración.
o La indicación de aspiración suele indicarse con la intención
de acelerar y mejorar los procesos de expansión pulmonar
y drenajes de colecciones; aunque sus beneficios no son
totalmente categóricos. Pueden encontrarse múltiples
publicaciones contradictorias que pretenden reunir
evidencia a favor de uno u otro modo de drenaje.
o Habitualmente utilizamos en nuestro servicio una
aspiración moderada, a -20 cm de H2O. Sin embargo, en
casos de importantes fugas aéreas, es conveniente
disminuirla a – 10 cm de H2O o directamente quitarla para
evitar un aumento de la salida de aire por el orificio del
parénquima (bulla, sutura pulmonar, etc.) que irá en
desmedro de su cierre.
o Ante el drenaje de una voluminosa colección (aérea o
líquida), es conveniente evitar el drenaje brusco que podría
condicionar un edema pulmonar ex-vacuo; por lo que
preferimos no indicar desde el principio la aspiración. Si es
necesario, podremos indicar su pinzado cada 500 ml de
evacuación para asegurar un drenaje lento y progresivo con
mejor tolerancia.
o En el postoperatorio de una neumonectomía (resección
completa de un pulmón) está directamente
contraindicado el uso de la aspiración. Como no hay
pulmón que reexpandir, esta aspirará directamente sobre el
mediastino, que ante un brusco desplazamiento podría
provocar una descompensación hemodinámica severa con
riesgo vital para el paciente.
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o Al pinzar el drenaje este queda obviamente inutilizado.
Nunca lo indicaremos en un drenaje con fuga aérea, ya que
podría provocar un neumotórax progresivo hasta un
hipertensivo y casi seguramente un enfisema subcutáneo.
Su indicación puede ser dada para comprobar la ausencia
definitiva de fuga aérea previo a la retirada del drenaje.
Durante este lapso de tiempo, es necesario el control por
parte de la enfermería para descartar enfisema subcutáneo,
disnea o desaturación, ya que estos podrían señalar la
presencia de alguna fuga pulmonar antes desapercibida.
Tras avisar al médico correspondiente, se debería
despinzar el tubo para que continúe funcionando, y se
verificará en ese momento si presenta fuga aérea
acumulada en forma de burbujeo en el sello de agua.
También en algunos casos donde queremos retener ciertos
productos que hemos instilado en la pleura, tales como
agentes sinfisantes para pleurodesis (como el talco diluido)
o fibrinolíticos (como la uroquinasa), por ejemplo, se suele
indicar el pinzado de los drenajes durante 2 horas.
o NO SE RECOMIENDA SU PINZADO PARA NINGÚN
TRASLADO. Este es un gesto frecuente, de origen realmente
desconocido; pero que se trasmite sorprendentemente a
través de las distintas generaciones del personal sanitario
como un dogma infundado, provocando en muchas
ocasiones importantes riesgos y complicaciones.
3. Constatar si se ha solicitado estudio radiológico y si este se pidió
con portátil o en el servicio de radiología. En ciertas ocasiones, por
ejemplo, cuando se pinza un drenaje durante varias horas para
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comprobar la ausencia de fuga aérea previo a la retirada del tubo,
se prefiere diferir la realización de la radiografía por lo menos
unas 8 horas, para poder comprobar la ausencia de colapso
pulmonar, aún ante una pequeña fuga pleural. En fugas muy
importantes que condicionan un colapso pulmonar al desconectar
la aspiración, se suele solicitar las radiografías portátiles sin
discontinuar la succión.
4. Verificar el control del dolor con la analgesia pautada o aumentar
su dosificación tras consultar con su médico responsable. Los
tubos gruesos suelen provocar dolor por irritación o compresión
del nervio intercostal o por la inflamación de la pleura parietal. Un
dolor mal controlado puede favorecer la formación de tapones
mucosos que conllevan a atelectasias y neumonías entorpeciendo
la evolución.
5. Medir las constantes y valorar aspecto del paciente. Es de suma
importancia en paciente con sospecha de sangrado o ante el riesgo
de sepsis, por ejemplo (hemotórax o empiemas respectivamente)
6. Se debe insistir sobre la necesidad de toser y expectorar con o sin
ayuda de aerosoles, así como el uso de espirómetros incentivados
ya que ayudan a la movilización de todo el sistema respiratorio
(torácico y diafragmático) asociados a un buen control analgésico
para que sea efectivo. Es habitual que pacientes con tubos
torácicos tengan disminuida la capacidad para toser y expectorar,
principalmente por el dolor y el decúbito. Siempre que sea posible
se debe animar a los pacientes a la movilización y recuperación
precoz de la sedestación y de la marcha.
7. Es importante enseñar al paciente a movilizarse y como debe
levantarse de la cama e insistir en cambios posturales y de la
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articulación escapulo-humeral ya que si se contractura puede ser
muy dolorosa.
8. Se debe revisar el débito y el funcionamiento de los drenajes. Si
funcionan de manera correcta y anotar si sale aire o líquido y su
aspecto. Si por el contrario están bloqueados (sin oscilación, ni
burbujeo, ni debito de líquido) se deberá descartar acodaduras u
obstrucciones.
Imagen 3: Imagen que muestra la obstrucción completa por un “molde” de coágulos
formado en el interior de un drenaje pleural, que ha sido extraído por fallos en su
funcionamiento e imposibilidad de desobstrucción. Extraída del archivo de imágenes
Dr. Rombolá CA.
Visualizar video 03- Comprobación del funcionamiento de un drenaje pleural
recientemente colocado por un neumotórax. Extraído del archivo de imágenes
del Dr. Rombolá CA
(Localizado al final del capítulo)
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9. Se revisan los tubos y conexiones evitando acodaduras y
obstrucciones. En algunos servicios utilizan pinzas especiales
para “ordeñar” los drenajes y evitar su obstrucción. Estas,
muñidas de 2 rodillos en su extremo, genera importantes cambios
de presión dentro de la pleura. Su uso rutinario, podría ser causa
de inflamación y aumento del débito pleural, por lo que su uso
sistemático es controvertido.
Imagen 4: Imagen de una pinza de “ordeñe” de los drenajes para promover la
desobstrucción de los mismos.
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10. Intentar que el drenaje esté fijo al pijama del paciente y que
caiga vertical desde el nivel del tórax al frasco colector. Su
longitud en la cama debe permitir los movimientos del paciente
sin que un tirón inconsciente pueda provocar una salida
accidental del tubo.
LO IMPORTANTE: EN CASO DE SALIDA ACCIDENTAL DEL DRENAJE PLEURAL, SI NO
ERA FUNCIONAL O EXISTÍA SALIDA DE LÍQUIDO POR EL DRENAJE, ANUDAR LA SEDA
SI LA HAY O TAPONAR EL AGUJERO CON VASELINA Y GASA. SI TENÍA UNA GRAN FUGA
AÉREA, SE PUEDE TAPAR CON UNA GASA FIJADA CON ESPARADRAPOS EN TRES DE
SUS CUATRO LADOS, PARA PERMITIR LA SALIDA DE AIRE.
EN TODOS LOS CASOS SE INTENTARÁ EVITAR LA ENTRADA DE AIRE, SE SOLICITA UNA
RADIOGRAFÍA URGENTE Y SE AVISA AL MÉDICO RESPONSABLE.
Imagen 5: Imagen que muestra el acodamiento de uno de los drenajes pleurales
colocados a este paciente. El tubo, que se encuentra “retorcido sobre su eje“ provocaba
también un acodamiento por debajo de la piel, lo cual producía un importante dolor al
enfermo. Extraída del archivo de imágenes Dr. Rombolá CA.
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11. A la hora de trasladar al enfermo, procurar que el reservorio
(frasco de Bülau, Pleur-evac, etc.) se mantenga en posición
vertical sin volcarse. Esto es importante para su correcto
funcionamiento y para la contabilización del débito líquido.
12. Diariamente, a la entrada y a la salida del turno laboral del
mismo personal para detectar mejor las diferencias anotará: La
cantidad de líquido drenado y su aspecto en cuanto a color y
consistencia. Anotar si aparece olor. El olor fétido se puede
asociar a infecciones por aneróbios.
13. En caso de que el líquido sea hemorrágico se debe medir de
forma más estrecha e informar de inmediato si el contenido de
líquido hemático es superior a 1500 ml de inicio o de 200 ml/hora.
Si esto se repite a la tercera hora consecutiva, se considerará un
hemotórax persistente y se deberá valorar la indicación de
hemostasia quirúrgica.
14. Si el líquido drenado llena la cámara de recogida es
conveniente cambiarla tras pinzar el drenaje y colocar una nueva.
Se debe anotar el débito desde la última marca si la tiene.
CURA DIARIA DE LA HERIDA
Al realizar la cura diaria, se recomienda revisar el apósito, cambiarlo y
anotar su coloración en caso de que esté manchado.
ADVERTENCIA: SI EL LÍQUIDO DRENADO ES HEMÁTICO Y SU CANTIDAD SUPERA
LOS 150 ML/H SE DEBE INFORMAR DE INMEDIATO AL MÉDICO RESPONSABLE
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Si existe una pequeña hemorragia o salida excesiva de líquido pleural
por el peritubo, avisar al médico responsable. En ocasiones se puede
sellar el peritubo con gel de iodopovidona o vaselina. También se puede
ajustar el hilo del falso nudo con un solo nudo, para terminar de cerrarlo
y anudarlo completamente al retirar el drenaje en forma definitiva.
Por otra parte, se debe observar la calidad de la piel de la herida
operatoria. Heridas muy maceradas en la zona de fijación con puntos del
drenaje, pueden necrosarse y con ello perder su fijación; lo que
conllevaría a salidas accidentales del drenaje. Para prevenir esta
situación, se deberá volver a fijar el drenaje con puntos y anestesia local
y en forma provisoria con esparadrapos.
Es importante verificar que no se encuentre ningun orificio lateral
del drenaje fuera de la pared y que tampoco se advierta la entrada de
aire alrededor del tubo.
Imagen 6: Imagen del orificio de inserción de un catéter pleural deficientemente
fijado. En esta ocasión, el material de fijación es inadecuado (polipropilene, un hilo
monofilamento), además de presentar un nudo demasiado flojo. Se puede observar
también el estado de inflamación de la piel adyacente. Extraída del archivo de
imágenes Dr. Rombolá CA.
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También se recomienda explorar, por palpación, la presencia de
enfisema subcutáneo, que se advertirá como crepitantes debajo de la
piel. Sólo si éste progresa en forma notoria, se deberá avisar al médico.
Finalmente, se deberá evitar la colocación excesiva de esparadrapos que
pueden favorecer ulceraciones o daño en la piel.
EN RESUMEN…
La enfermería debe estar comprometida con el manejo del drenaje
pleural, por ello es indispensable tengan un amplio conocimiento de su
funcionamiento y sus posibles complicaciones.
Imagen 7: Imagen que muestra un dispositivo autoadhesivo de fijación de drenajes
provocando una gran úlcera cutánea al paciente. Habitualmente, estos artilugios muy
utilizados en ciertos Servicios, además de añadir un coste innecesario, suelen provocar
maceración de la piel y otras lesiones cutáneas que podrían ser evitadas con la correcta
fijación del drenaje con un simple punto. Extraída del archivo de imágenes Dr. Rombolá
CA.
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El cuidado debe ser diario y consiste en mantener una observación
constante del sistema para advertir y predecir las probables
complicaciones.
BIBLIOGRAFIA
1. Antoni Cantó. "De tubos, frascos, conexiones y aspiraciones.
Drenajes torácicos". Editorial RESPIRA – FUNDACIÓN
ESPAÑOLA DEL PULMÓN- SEPAR. Barcelona, 2015.
2. Ángela Seguel Valdés. Management of pleural drains.
Medwave 2007 Nov;7(10):e2698 doi:
10.5867/medwave.2007.10.2698
3. Dango S, Sienela W, Passlicka B and Stremmela C. “Impact of
chest tube clearance on postoperative morbidity after
thoracotomy: results of a prospective, randomised trial”.
European Journal of Cardio-Thoracic Surgery. Volume 37, Issue
1, 2010, Pages 51-55