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Boletín de difusión del Pensamiento
Publicación virtual quincenal
Textos y Fotografías de Fernando de Alarcón
Nueva época - Vol. II No. 37 Agosto de 2012
La Responsabilidad y la Culpa
Toda la gente tiene su secreta desventura. Todos poseemos demonios
en nuestra forma de ser y algunas veces debemos esforzarnos para
obtener lo mejor de ellos; por eso creo que lo más importante es recor-
dar que nadie escapa al hecho de equivocarse de vez en cuando y que
lo esencial es aprender de los errores y buscar siempre la alternativa
más positiva.
Si cometí un error, mi vida no se destruye; solamente pago consecuen-
cias y sigo adelante. Pese a todo, hay que reponerse y reeducar a los
sentidos liberando al instinto y aprendiendo a escuchar aún a sus suge-
rencias más sutiles. Esta transformación no deja de ser dolorosa, cruel y
destructiva de nuestra piedad y ternura para con nosotros mismos, aun-
que a la larga fortalece al ánimo y a la voluntad.
El temperamento más firmemente forjado surge de las experiencias más
bruscas. Y si sacas tu propia fuerza, sin necesariamente perder contacto
con tus semejantes, te fortaleces y sacas provecho de cada dificultad;
creces un poco más. Porque sólo está perdido quien se da a sí mismo
por perdido. Quien se abandona se abate más fácilmente; mientras que
quien se esfuerza en mantener la propia personalidad puede soportar
mejor las incomodidades y los dolores. Uno gana experiencia con cada
nueva vivencia.
La resurrección eficaz y duradera es la renovación. Por eso perduran los
que aprovechan el exilio en su propio interior para incubar una ideología
nueva, en la que el pasado ha sido digerido y rehecho en formas distin-
tas y generosas. Y es que la vida comienza todos los días y tiene mu-
chas maneras de interpretarse; una de ellas es la responsabilidad, que
es la capacidad de dar respuesta a todas las situaciones.
Siempre es mejor una actitud de comprensión y entendimiento, en lugar
del juicio. Se trata de vivir en el presente, no en el pasado. Ver la reali-
dad y no el juicio. Ésta es la diferencia entre la responsabilidad y la cul-
pa. De este modo, se está siempre en paz, porque se es responsable,
se es consciente de los hechos y las situaciones. La persona culpable
no se siente responsable. La persona responsable no se siente culpable.
Son las diez de la noche. Un claro de luna extraño y discreto, una brisa
fresca y un cielo donde flotan algunas nubes, hace de mi terraza un sitio
encantador en esta hora. Estos rayos pálidos y suaves dejan caer del
cenit una paz resignada que penetra; son como la alegría tranquila o la
sonrisa pensativa de la experiencia, pintada con cierto matiz estoico.
Brillan las estrellas; los follajes tiemblan bajo los reflejos argentados. No
hay un solo ruido en el campo. Las sombras se refugian entre las verdes
avenidas o en los recodos de las escaleras. Todo es furtivo, misterioso y
solemne.
Hora nocturna, hora de silencio y de soledad, tienes a la vez gracia y
melancolía; enterneces y consuelas; hablas de todo lo que ya no existe y
de todo lo que debe morir, pero dices también ¡valor!, y prometes el re-
poso.
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De mi
Libreta de Apuntes
De mi
Libreta de Apuntes
“El juego de ponerse límite a sí mismo es
uno de los secretos placeres de la vida.”
Gilbert Keith Chesterton
©
Banco de Historia VisualBanco de Historia Visual
Los colores de la tarde, en verano
Periférico, México - 2005
Fernando de Alarcón / Banco de Historia Visual ©
Nácar
Vuelan la gaviotas
tan alto y con gracia.
Semejan sueños
de nuestra vida.
Sin ser nostalgia,
crean suspiros;
sin ser respuestas,
llevan la calma.
Cada una de ellas
toma como pareja
a una ola
de la marea;
y engendran estrellas de mar,
que hacen llegar
a la playa,
como una ofrenda
para los días.
Y con su corazón de nácar,
cada estrella de mar,
bendice de amor
a la brisa.
1988