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1365 © 2021. Elsevier
España, S.L.U. Reservados todos los derechos 100 Fiebre tifoidea, fiebre paratifoidea y fiebres tíficas Jason R. Andrews, Jason B. Harris y Edward T. Ryan ESQUEMA DEL CAPÍTULO Definición • La fiebre entérica, o «fiebre tifoidea», es un síndrome febril inespecífico causado por Salmonella tífica (Salmonella enterica serotipos Typhi y Paratyphi). Debería considerarse este diagnóstico en cualquier paciente con fiebre prolongada no explicada por otra causa que haya residido o viajado recientemente a un área endémica tifoidea. • El término fiebre tifoidea se usa a veces en sentido amplio para referirse a un síndrome de fiebre alta persistente, a menudo sin datos clínicos de focalidad. Este capítulo también abarca un diagnóstico diferencial más amplio y el abordaje de los pacientes con fiebre tifoidea, fiebre recurrente o prolongada y fiebre asociada a dolor abdominal. Epidemiología • Cada año se estima que hay 12 a 24 millones de casos de fiebre entérica, principalmente en áreas depauperadas de Asia y África. • La fiebre entérica se transmite por vía fecal-oral, estando el suministro local de agua frecuentemente implicado en la transmisión. • Actualmente son frecuentes en todo el mundo las cepas multirresistentes de los principales agentes causales de la fiebre entérica (S. entérica serotipos Typhi y Paratyphi A). Manifestaciones clínicas • Las complicaciones potencialmente letales frecuentes comprenden la hemorragia intestinal, la perforación, la encefalopatía y el shock. • Los pacientes con fiebre entérica no tratada pueden permanecer febriles durante 3 o 4 semanas o más, con tasas de mortalidad que superan el 10%, y con astenia y cansancio frecuentes en los que sobreviven. • Tras la resolución de la enfermedad aguda puede tener lugar un estado de portador crónico de Salmonella. Diagnóstico • Las pruebas diagnósticas actuales para la fiebre entérica son imperfectas. La sensibilidad de los hemocultivos es del 30-70%; los cultivos de médula ósea son más sensibles pero poco prácticos, la serología carece tanto de sensibilidad como de especificidad, especialmente en áreas endémicas de fiebre entérica, y las pruebas de amplificación de ácidos nucleicos con suficiente sensibilidad no están disponibles. Tratamiento • Dada la morbilidad de la fiebre tifoidea, el riesgo de complicaciones y la falta de pruebas diagnósticas óptimas, el inicio del tratamiento antibiótico en individuos con sospecha de fiebre entérica puede basarse en un diagnóstico de presunción, especialmente en medios de recursos limitados. • Los fármacos empleados con más frecuencia para tratar a los individuos con fiebre entérica son las fluoroquinolonas, la azitromicina, y la cefixima o la ceftriaxona. El cloranfenicol, el trimetoprima-sulfametoxazol y la amoxicilina pueden usarse para tratar pacientes con cepas sensibles. Profilaxis • La vacuna viva atenuada oral y la vacuna polisacárida inyectable están comercialmente disponibles internacionalmente, y proporcionan una protección del 50-75% durante 5 y 2 años, respectivamente. Una vacuna toxoide conjugada Vi-tétanos está precalificada y recomendada por la Organización Mundial de la Salud. En la actualidad no se dispone de una vacuna efectiva contra la fiebre paratifoidea A. FIEBRE ENTÉRICA (FIEBRE TIFOIDEA Y PARATIFOIDEA) Historia Denominada históricamente fiebre pútrida o dotienteritis, el término tifoidea fue acuñado en 1829 por Pierre Charles Alexander Louis. Dicho término significa «como el tifus» y refleja la dificultad de diferenciar la enfermedad del tifus epidémico, otra causa frecuente de fiebre prolongada en Europa durante el siglo XIX. Louis empleó el término tifoidea en una publicación trascendental que comparaba la anatomía patológica intestinal de 50 pacien- tes que murieron de fiebre tifoidea con la de 83 pacientes que murieron por causas no infecciosas, describiendo la inflamación característica de las placas de Peyer, la ulceración intestinal y la linfadenitis mesentérica asociadas a la fiebre tifoidea1 . A William Budd se le reconoce el mérito de descubrir la transmisión fecal-oral de la fiebre tifoidea en 1839, en base a sus meticulosas observacio- nes durante una gran epidemia en el valle de Taw en Inglaterra, aunque estos hallazgos no fueron ampliamente reconocidos hasta muchos años después2 . El agente etiológico de la fiebre tifoidea fue identificado en muestras de anatomía patológica por Karl Eberth, que se refirió al mismo como Bacillus typhosus; el microorganismo fue subsecuentemente cultivado por vez pri- mera en 1884 por Georg Gaffky en el Instituto de Enfermedades Infecciosas de Berlín. El término paratifoidea fue empleado por primera vez en 1896 por Raoul Bensaude y Emile Achard, quienes aislaron lo que posteriormente sería conocido como Salmonella Paratyphi B. El papel de los portadores asinto- máticos en la transmisión de las enfermedades infecciosas fue reconocido por primera vez por Robert Koch, una teoría que dedujo de sus estudios longitudinales de pacientes que se recuperaban de la fiebre tifoidea pero que seguían excretando B. typhosus3 . La comprensión del papel de los portadores asintomáticos en la transmisión de la enfermedad se extendió pronto a otros microorganismos y era un mecanismo de transmisión ya reconocido en el tiempo en que George Soper asoció a Mary Mallon (también conocida como Typhoid Mary) con brotes repetidos de fiebre tifoidea en hogares de Nueva York, que llevaron finalmente a su cuarentena de por vida en la Isla North Brother4 . Widal desarrolló la primera prueba serológica de fiebre tifoidea en 1896, una prueba de aglutinación que detecta la presencia de anticuerpos contra los antígenos O y H de Salmonella typhi5 . A pesar de sus inherentes y significativas limitaciones (v. «Diagnóstico»), la prueba de Widal sigue siendo ampliamente utilizada en muchos medios con recursos limitados. Las primeras vacunas para la fiebre tifoidea eran de bacterias enteras inac- tivadas, desarrolladas en 1896, mérito compartido por Almroth Wright y Richard Pfeiffer6-9 . A pesar de los avances en el desarrollo de la vacuna, la fiebre tifoidea siguió siendo una causa importante de morbilidad y morta- lidad a principios del siglo XIX. Un ejemplo destacable fue una epidemia de fiebre tifoidea en la guerra hispano-estadounidense (o guerra de Cuba), en la que 20.000 reclutas del ejército norteamericano contrajeron la enfer- medad y 1.600 murieron. Este evento definitorio estuvo vinculado al primer programa norteamericano de vacunación obligatoria en el ámbito militar, en el que se usó una vacuna inyectable de células enteras inacti- vadas desarrollada por Frederick Russell10 . Descargado para Iris Peralta Garcia (iris8502@gmail.com) en Antenor Orrego Private University de ClinicalKey.es por Elsevier en abril 15, 2022. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2022. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.
2.
1366 Parte II Síndromes clínicos principales A principios del
siglo XX, «tifomalaria» o «fiebre tifomalárica» siguió siendo un diagnóstico extremadamente frecuente, lo que indicaba que diferenciar la tifoidea de la malaria (y de otras causas de fiebre persis- tente) en base a la clínica era difícil. La dificultad en distinguir la fiebre tifoidea del tifus y otras causas de fiebre se evidenciaban clínicamente fortuitas. En 1948, Theodore Woodward y cols.11,12 comunicaron el efecto del cloranfenicol en dos pacientes que fueron remitidos para el estudio de la eficacia del fármaco en el tifus de las malezas. En ambos se detectó una bacteriemia por Salmonella Typhi, y ambos mejoraron rápidamente tras el tratamiento antibiótico11 . La mortalidad de la fiebre tifoidea se ha reducido del 10% al 1% o menos con el uso de antibióticos. Sin embargo, han ocurrido sucesivas pandemias de microorganismos resistentes a los antibióticos, incluyendo muy recientemente la aparición de cepas de Salmonella Typhi resistentes a las fluoroquinolonas, y a la ceftriaxona. En 2001 Parkhill y cols.13 , del Instituto Wellcome Trust Sanger, publicaron la secuencia genética completa de una cepa de Salmonella Typhi (CT18, aislada de un paciente en Vietnam en 1993), abriendo la puerta a una era genómica en nuestra comprensión de la fiebre tifoidea. El análisis genómico ha posibilitado mayor comprensión de la historia y la epide- miología de la Salmonella tífica, desde la dispersión zoonótica1 a hechos previamente no reconocidos como ciertos brotes históricos2 y la reciente diseminación global3 . Agentes etiológicos de la fiebre entérica Nomenclatura y clasificación de Salmonella entérica tifoidea Salmonella Typhi y Salmonella Paratyphi A, B y C son bacilos gramnega- tivos que pertenecen a la especie S. enterica subespecie enterica. Todas las S. enterica están caracterizadas serológicamente por los Centros para el Con- trol y la Prevención de Enfermedades (CDC) de acuerdo con un esquema modificado de clasificación de Kauffman y White, basado en los antígenos O (polisacárido) y H (flagelar)14,15 . Aunque asignar un serogrupo basado en la aglutinación del antígeno O es un procedimiento habitual en muchos laboratorios de microbiología, el método tiene una utilidad clínica limitada. La tipificación serológica completa basada en ambos antígenos O y H se realiza habitualmente en laboratorios de referencia. Además de determinar el serogrupo y el serotipo, el cultivo microbiológico estándar y los paráme- tros bioquímicos se usan rutinariamente en el laboratorio clínico para la identificación de presunción de S. enterica. Las características serológicas y bioquímicas seleccionadas que se usan en la identificación de Salmonella Typhi y Salmonella Paratyphi A, B y C en los laboratorios de microbiología se resumen en la tabla 100.1. Distinción clínica entre Salmonella enterica tifoidea y no tifoidea Salmonella Typhi y Salmonella Paratyphi A y B son patógenos humanos exclusivos. Salmonella Paratyphi C es patógena para animales y humanos, y Salmonella Typhi y Paratyphi se clasifican clínicamente como cepas tifoideas de Salmonella. Esta distinción diferencia estas cepas de los demás serotipos patógenos de S. enterica, a los cuales se refiere genéricamente como Salmo- nella no tifoidea (abreviado a menudo como SNT; v. cap. 223). Las cepas tifoideas producen fiebre tifoidea en todos los huéspedes humanos, mientras que las cepas SNT se asocian clásicamente a diarrea inflamatoria en hués- pedes humanos o causan enfermedad invasiva sobre todo en inmunode- primidos, vinculada también particularmente a desnutrición, infección VIH o malaria. Sin embargo, la distinción clínica entre fiebre tifoidea y no tifoidea no es absoluta. SNT puede causar infección invasiva incluyendo bacteriemia prolongada (con o sin focos piógenos) que puede simular la enfermedad sistémica causada por las cepas tifoideas16 . Aunque los factores del huésped influyen en la susceptibilidad a la infección sistémica por SNT, la probabilidad de una infección invasiva depende también de las caracterís- ticas de la cepa bacteriana. Por ejemplo, la aparición de un genotipo asociado a SNT, Salmonella Typhimurium ST313, en el África subsahariana, ilustra la superposición clínica entre S. enterica tifoidea y no tifoidea17 . Características genómicas Escherichia coli y S. enterica divergieron hace más de 100 millones de años, y en la actualidad S. enterica es una especie heterogénea genéticamente18 . Salmonella Typhi es homogénea desde el punto de vista genético, lo que significa que hay una diversidad genética muy limitada entre aislados a lo largo del mundo. En base a las tasas estándar de deriva genética, se estima que Salmonella Typhi surgió de un solo punto de origen en los últimos 50.000 años, coincidiendo en el tiempo con las migraciones humanas fuera de África hacia Asia19,20 . El material genético de Salmonella Typhi consiste en un único cromosoma que contiene aproximadamente 5 × 106 pares de bases que integran unos 4.000 genes. Salmonella Typhi a menudo alberga plásmidos adicionales que pueden ser crípticos (confiriendo funciones no conocidas) o bien estar implicados en la patogénesis bacteriana. Estos últimos incluyen plásmidos IncHI1 que comprenden la mayoría de los plásmidos de resis- tencia encontrados en Salmonella Typhi y que permanecen estables en la bacteria sin la presión selectiva de los antibióticos21,22 . El núcleo genético de S. enterica consiste en genes que se conservan en todas las enterobacterias y es un 90% similar al de E. coli. Por el contrario, el núcleo genético varía aproximadamente el 1% entre los serovares de S. enterica. Además del núcleo genético, Salmonella Typhi contiene islotes TABLA 100.1 Clasificación y características microbiológicas seleccionadas de Salmonella tifoidea NOMBRE DEL SEROTIPO SALMONELLA TYPHI SALMONELLA PARATYPHI A SALMONELLA PARATYPHI B (SCHOTTMUELLERI) SALMONELLA PARATYPHI C (HIRSCHFELDII) COMENTARIOS Clasificación serológicaa Serogrupo D A B C Antígeno O 9, 12 1, 2, 12 1, 4, (5), 12 6, 7 Antígeno H Fase 1:2 d: − a: (1, 5) b: (1, 2) c: (1, 5) Entre las variantes infrecuentes de antígeno H de Salmonella Typhi se encuentra Hj:z66 localizado en Indonesia Antígeno K Vi − − Vi Características bioquímicas seleccionadasb Fermentación de la lactosa − − − + La mayoría de Salmonella Paratyphi C fermenta la lactosa Producción de ácido sulfhídrico (H2S) + (débil) − + + El 3% de Salmonella Typhi no produce ácido sulfhídrico Gas producido durante la fermentación de glucosa − + + + Lisina descarboxilasa + − + + Ornitina descarboxilasa − + + + a Los determinantes antigénicos fuertes se muestran en negrita; los más débiles o a veces ausentes están entre paréntesis. b Los aislados pueden ser identificados como Salmonella usando métodos tradicionales. Un diagnóstico de presunción de Salmonella Typhi en cultivos de Salmonella a menudo puede realizarse en base a características bioquímicas determinadas, además de la aglutinación con antisueros D y Vi. De World Health Organization (WHO), Department of Vaccines and Biologicals. En: Background Document: The Diagnosis, Treatment and Prevention of Typhoid Fever. Geneva: WHO: 2003; y de WHO, Department of Communicable Disease Surveillance and Response. Salmonella serotype Typhi. En: WHO Manual for the Laboratory Identification and Antimicrobial Susceptibility Testing of Bacterial Pathogens of Public Health Importance in the Developing World. Geneva: WHO; 2003:103-118. Descargado para Iris Peralta Garcia (iris8502@gmail.com) en Antenor Orrego Private University de ClinicalKey.es por Elsevier en abril 15, 2022. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2022. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.
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1367 Capítulo 100 Fiebre tifoidea, fiebre paratifoidea y fiebres tíficas © Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito. de patogenicidad, elementos
adquiridos horizontalmente que se asocian a menudo a propiedades únicas de cada cepa y son esenciales para los fenoti- pos específicos vinculados a la patogénesis de cada serotipo18 . En S. enterica, estos están identificados específicamente como islotes de patogenicidad de Salmonella (SPI), y se designan con un número. Salmonella Typhi tiene más de 20 SPI, muchos de los cuales se encuentran en otros serotipos de S. enterica. Por ejemplo, el SPI-7 es un islote genético de 134 kb que posee elementos que integran el locus viaB, que está implicado en la producción de la cápsula Vi y la evasión de la respuesta inmune del huésped23 . El SPI-7 está ampliamente conservado en la población de Salmonella Typhi y se encuentra también en Salmonella Paratyphi C. Una de las características genéticas más relevantes de Salmonella Typhi es la acumulación de más de 200 genes funcionalmente inactivos (aparen- temente), conocidos como pseudogenes13 . Esta adaptación puede jugar un papel principal en la restricción de huésped de Salmonella Typhi. La acumulación de un gran número de pseudogenes es un hecho común compartido con Salmonella Paratyphi A, B y C, que surgió independien- temente de Salmonella Typhi (aunque parecen haber ocurrido eventos de recombinación posteriormente)24 , si bien están también adaptados de forma específica para producir infección diseminada en humanos. Se ha observado el mismo fenómeno en Salmonella Typhimurium ST13 en África subsahariana; ST13 ha acumulado extensas deleciones genéticas y formación (aparente) de pseudogenes (de los cuales más de la mitad son comunes con Salmonella Typhi y Salmonella Paratyphi A) en comparación con cepas menos invasivas de Salmonella Typhimurium25 . Epidemiología Carga de enfermedad y su distribución La medida de la carga de fiebre entérica está limitada por la ausencia de vigilancia en muchas regiones y también por la limitada sensibilidad de las pruebas diagnósticas actuales. Aun reconociendo estas limitaciones, las estimaciones del número de casos de fiebre tifoidea oscilan entre 12 y 27 millones anuales4 . La incidencia de fiebre tifoidea y la mortalidad varía llamativamente según las regiones (fig. 100.1). En Asia meridional y en partes de África subsahariana, la incidencia se acerca a 1.000 casos por 100.000 personas y año5,26 . En zonas de África septentrional, Sudamérica y el sudeste asiático la incidencia es mucho menor y varía desde 10 a 100 casos por 100.000 personas y año. La enfermedad es muy heterogénea incluso dentro de los países endémicos, y la incidencia tiende a ser considera- blemente mayor en zonas urbanas que en zonas rurales. En EE.UU., y en muchos otros entornos con abundantes recursos, con menos de 1 caso por cada 100.000 personas y año, la enfermedad ocurre de forma esporádica, y se da predominantemente en viajeros que vuelven de zonas endémicas (v. «Adquisición de la enfermedad en áreas donde la fiebre entérica ocurre ocasionalmente»). Salmonella Paratyphi A es con mucho la causa más frecuente de fiebre paratífica y es responsable de unos 5 millones estimados de casos de fiebre entérica al año6,27 . La carga proporcional de fiebre entérica causada por Salmonella Paratyphi A se ha incrementado sustancialmente a lo largo de las dos últimas décadas, y en algunas áreas de Asia meridional, Salmonella Paratyphi A es responsable de más del 20-50% de casos de fiebre entérica6,28 . Por contraste, Salmonella Paratyphi B y C siguen siendo causas menos frecuentes de fiebre entérica en el mundo, con una incidencia proporcional de infecciones causadas por estos patógenos que varía según la zona. Severidad En la era preantibiótica, el 10-15% de los casos de fiebre tifoidea diagnos- ticados clínicamente eran mortales, mientras que otros se resolvían en el curso de 3 o 4 semanas de enfermedad a menudo debilitante7 . La vigilancia prospectiva en la era postantibiótica ha revelado que la mayoría de los casos de fiebre entérica son no complicados y no requieren hospitalización. Aunque la mortalidad actual de la fiebre tifoidea se calcula en un 0,5-1%, esta estimación se basa en pocos datos8 . Los porcentajes de mortalidad declarados en pacientes hospitalizados con fiebre entérica en medios con escasos recursos varían ampliamente según la localización, oscilando entre el 0% y el 15%, con una mediana del 2%29 . En EE.UU. la tasa de mortalidad de los casos registrados es del 0,2%30 . Además de los casos fatales, en África subsahariana y en otras regiones donde la fiebre tifoidea es altamente endémica, la perforación intestinal causada por la fiebre entérica es una causa principal de peritonitis y de abdomen agudo que requiere cirugía en niños31 . Fuente de infección Salmonella Typhi y Salmonella Paratyphi A y B están restringidas al ser humano. No hay reservorios animales conocidos de estos patógenos que causan fiebre entérica, y la fuente de infección son los microorganismos excretados en las heces de los enfermos. Salmonella Paratyphi C puede proceder tanto de humanos como de animales. En la era preantibiótica, los pacientes que se recuperaban de una fiebre entérica eliminaban microor- ganismos en las heces durante la enfermedad aguda y típicamente durante semanas a lo largo de la convalecencia. Además, una pequeña proporción de individuos convalecientes de fiebre tifoidea desarrollan un estado de portador asintomático crónico (definido por la excreción de bacterias en heces u orina durante más de 1 año), que puede durar de por vida32 . En la era preantibiótica, hasta el 5% de los que sobrevivían a una fiebre tifoidea desa- rrollaban excreción asintomática de bacterias en las heces33,34 , constituyendo la enfermedad de la vesícula biliar el principal factor de riesgo para ser portador35,36 . El riesgo de adquirir el estado de portador parece ser mayor en adultos (3-10%) que en niños (1%)9 . En estudios en Nepal, donde la fiebre entérica es altamente endémica, se encontró que en el 3,5% de los individuos sometidos a colecistectomía electiva se aisló Salmonella Typhi o Salmonella Paratyphi A en los cultivos biliares37 . Se encontraron tasas aún más altas en Santiago de Chile a principios de la década de 198010 . Puede ocurrir FIG. 100.1 Distribución global de la fiebre tifoidea. (Modificada de Mogasale V, Maskery B, Ochiai RL, et al. Burden of typhoid fever in low-income and middle-income countries: a systematic, literature-based update with risk-factor adjustment. Lancet Glob Health. 2014;2:e570-e580; y de Kim JH, Mogasale V, Im J, Ramani E, Marks F. Updated estimates of typhoid fever burden in sub-Saharan Africa. Lancet Glob Health. 2017;5:e969.) Descargado para Iris Peralta Garcia (iris8502@gmail.com) en Antenor Orrego Private University de ClinicalKey.es por Elsevier en abril 15, 2022. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2022. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.
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1368 Parte II Síndromes clínicos principales también un estado
de portador en la orina, a menudo en combinación con esquistosomiasis urinaria38 . Aunque los portadores crónicos son una fuente de transmisión donde la fiebre entérica ocurre esporádicamente30,39 , su importancia en la transmisión de la fiebre entérica en áreas altamente endémicas es incierta11 . Forma de transmisión Las infecciones con S. enterica tifoidea se adquieren más frecuentemente por ingestión de agua o alimentos contaminados con heces. Salmonella Typhi puede persistir durante semanas tras eliminarse en el agua y puede perdurar en una variedad de preparados alimentarios, por ejemplo fórmulas deshidratadas y bebidas heladas39-41 . Los estudios en voluntarios no pueden simular de forma óptima la exposición espontánea; sin embargo, el inóculo requerido para producir enfermedad en el 50% de los adultos voluntarios (ID50) es de 105-7 microorganismos, aunque menos de 103 pueden producir enfermedad42,43 . Los estudios epidemiológicos moleculares basados en el análisis genético de alta resolución implican a la transmisión por el agua como la vía de transmisión más probable en la mayoría de los casos de fiebre entérica44 . Un estudio en el valle de Katmandú en Nepal reveló que más del 80% del agua recogida de grifos de la red pública contenía ADN de Salmonella tifoidea12 . Tanto la transmisión por el agua como por alimentos pueden contribuir a grandes epidemias y, en algunos casos, las epidemias masivas se han asociado a contaminación del agua desde una única fuente13,45 . Por el contrario, la transmisión directa persona a persona de los agentes etiológicos de la fiebre tifoidea parece menos frecuente, y más del 80% de los casos de fiebre entérica ocurren en individuos sin contacto conocido con un individuo con infección sintomática46 . Más destacablemente aún, en hogares donde ocurren múltiples casos de fiebre entérica, solo el 20% comparten un mismo genotipo bacteriano, lo que sugiere que las infecciones múltiples en un mismo entorno doméstico se deben a la exposición en la comunidad a múltiples genotipos, más que a transmisión directa persona a persona44 . En áreas marcadamente endémicas, los factores de riesgo más consistentes incluyen beber agua no hervida y comer alimentos preparados fuera de casa, incluyendo bebidas y comidas de puestos callejeros14,47,48 . En Asia meridional, el pico máximo de transmisión tiene lugar durante el monzón y el periodo inmediatamente posterior (entre junio y octubre)15 , aunque la enfermedad se presenta a lo largo de todo el año49 . Adquisición de la enfermedad en áreas donde la fiebre ocurre esporádicamente En áreas donde la fiebre entérica ocurre esporádicamente, la mayoría de los casos son importados con los viajes. En EE.UU., más del 85% de los casos ocurren en viajeros a zonas endémicas16,30,50 . La tasa de fiebre tifoidea se estima en 10 por cada millón de viajeros procedentes de Asia, pero aumenta al 89 por millón en los viajeros procedentes de la India. Más del 80% de todos los casos en viajeros son adquiridos en Asia meridional16 . El riesgo de fiebre entérica es mayor en los viajeros que visitan a amigos y parientes51 . Muchos de los restantes casos no relacionados con viajes se pueden atribuir a pequeños brotes alimentarios locales o a portadores crónicos30 . Desde aproximadamente 1991 a 2010, más de la mitad de los brotes transmitidos por alimentos estaban relacionados con un portador asintomático50,52 . En 2010 hubo un brote de Salmonella Typhi que com- prendió al menos 12 casos a lo largo de tres estados del oeste de EE.UU., y se atribuyó a la pulpa de fruta importada de Guatemala53 . En áreas donde la fiebre entérica ocurre esporádicamente también se han documentado pequeños acúmulos de casos de transmisión sexual de Salmonella Typhi en hombres que tienen relaciones sexuales con hombres54 . Se han producido infecciones entre el personal de laboratorios de microbiología, y al menos en una ocasión se produjeron casos secundarios entre los miembros de familias del personal del laboratorio17 . Resistencia a los antibióticos y aparición de Salmonella Typhi pandémica La primera Salmonella Typhi resistente al cloranfenicol fue descrita por primera vez en 1950, 2 años después de que el antibiótico comenzara a usarse para tratar a pacientes con fiebre tifoidea55 . Sin embargo, la dise- minación generalizada de cepas resistentes a antibióticos no sucedió hasta los años 70. Salmonella Typhi multirresistente (MDR) portadora de resis- tencia mediada por plásmidos a cloranfenicol, ampicilina, trimetoprima y sulfamidas se hizo frecuente en la década de 1980. Las cepas de Salmone- lla Typhi y Salmonella Paratyphi A resistentes al ácido nalidíxico, con sensibilidad disminuida a fluoroquinolonas, aparecieron en la década de 199056 , y actualmente la gran mayoría de los aislados de Salmonella tifoidea procedentes de Asia meridional presentan sensibilidad disminuida o resis- tencia de alto nivel a fluoroquinolonas18,19 . Por el momento, la sensibilidad disminuida a ciprofloxacino es menos frecuente y más esporádica en el África subsahariana20 . Aunque la falta de diversidad genética de Salmonella Typhi lastraba previamente los esfuerzos para caracterizar la epidemiología global de la enfermedad, el empleo creciente de métodos de genotipado de alta densidad, incluyendo la secuenciación del genoma completo, ha obviado estos obs- táculos y ha dado lugar a una mejor comprensión de las fuerzas que dirigen la evolución y transmisión de Salmonella Typhi. Aunque la falta general de diversidad en la población de Salmonella Typhi sugiere la inexistencia de fuerte presión selectiva a lo largo de milenios, la reciente expansión de un solo haplotipo resistente a fluoroquinolonas denominado H58 en una cepa pandémica hallada a lo largo de Asia y África, y la aparición de otros linajes con diversas mutaciones gyrA, sugieren que las fluoroquinolonas pueden estar ejerciendo una presión selectiva excepcionalmente fuerte que está conformando la evolución mundial de Salmonella Typhi20,57 . Más reciente- mente se han descrito cepas de Salmonella con resistencia a cefalosporinas de tercera generación (p. ej., ceftriaxona)21-24 . Factores del huésped y susceptibilidad a la infección Históricamente se consideraba la fiebre entérica una enfermedad que afec- taba sobre todo a niños en edad escolar y adultos jóvenes. Sin embargo, encuestas comunitarias prospectivas en áreas altamente endémicas han demostrado que la incidencia de bacteriemia por Salmonella Thypi a menudo es más elevada en niños pequeños (5 años) y que este microorganismo puede ser responsable de más del 75% de los casos de bacteriemia oculta en estos colectivos58 . La mayor incidencia de fiebre entérica en niños mayores entre los pacientes ingresados puede reflejar una predisposición a tener enfermedad más grave en este grupo de más edad. En zonas altamente endé- micas, los anticuerpos bactericidas contra Salmonella Typhi y los anticuerpos anticapsulares (Vi) aumentan significativamente durante la primera década de vida59 . En áreas menos endémicas, la edad promedio de los pacientes con fiebre tifoidea es significativamente mayor, sugiriendo que la distribución de edades de los pacientes puede estar influida por la inmunidad adquirida. Sin embargo, la protección de un solo episodio de infección es limitada, como se demuestra por las frecuentes recaídas e infecciones recurrentes entre los pacientes que se han recuperado de una fiebre tifoidea60 . Aunque la infección invasiva por NTS clásicamente ocurre en personas que están comprometidas por edades extremas, desnutrición, inmuno- deficiencias o factores de riesgo genéticos, no existe una clara asociación entre factores de riesgo del huésped y la susceptibilidad a la fiebre entérica. Varios análisis genéticos han sacado a la luz asociaciones entre variacio- nes de un solo nucleótido en el receptor tipo Toll 4 (TLR4), el regulador de la conductancia transmembrana de la fibrosis quística y ciertos tipos de antígenos HLA con la susceptibilidad a la fiebre tifoidea en Vietnam61,62 . Sin embargo, no se ha comunicado todavía ningún estudio genómico detallado amplio de asociaciones de fiebre tifoidea. Patogenia La infección por Salmonella tifoidea se adquiere por la ingestión de bacilos, típicamente en agua contaminada, bebidas o alimentos. Se acostumbra a citar una ID50 de 105-7 microorganismos, pero inóculos bajos (103 microorganis- mos) también pueden producir infecciones25 . Después de atravesar el epitelio intestinal, Salmonella tifoidea es fagocitada por los macrófagos y prolifera en la submucosa antes de diseminarse a través del sistema linfático y el torrente circulatorio. Este periodo coincide con el inicio de los síntomas y, en algunos casos, las manifestaciones de órganos. Es durante esta fase cuando los bacilos entran en la vía biliar y pueden establecer el estado de portador en la vesícula. La infección diseminada se termina con el aclaramiento por parte del sis- tema inmunitario o la administración de antibióticos, pero la persistencia bacteriana en la médula ósea suele ser más prolongada. Es importante mencionar que la fiebre entérica y las infecciones por NTS difieren en aspectos fundamentales. Con NTS, las infecciones suelen ser autolimitadas en pacientes inmunocompetentes y se manifiestan prin- cipalmente como gastroenteritis inflamatoria. Por el contrario, los serotipos tifoideos son capaces de evadir la respuesta inflamatoria normal del huésped y causar bacteriemia prolongada incluso en individuos inmunocompetentes, típicamente sin sepsis grave o focos piógenos de infección. Las adaptaciones Descargado para Iris Peralta Garcia (iris8502@gmail.com) en Antenor Orrego Private University de ClinicalKey.es por Elsevier en abril 15, 2022. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2022. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.
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1369 Capítulo 100 Fiebre tifoidea, fiebre paratifoidea y fiebres tíficas © Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito. bacterianas específicas de
Salmonella Typhi para producir bacteriemia persis- tente en ausencia de una respuesta inflamatoria aplastante incluyen estrate- gias para penetrar el epitelio intestinal en ausencia de diarrea inflamatoria, para evadir la detección por los receptores de reconocimiento de patrones del huésped63 , para producir una toxina bacteriana AB5 que actúa a través de las vías de señalización paracrinas célula a célula64 , y para persistir y diseminarse por todo el huésped humano dentro de los fagocitos65 . Mucho de lo que se comprende sobre las interacciones patógeno-huésped en la fiebre entérica se ha extrapolado de modelos de fiebre entérica de ratón, que usan el ratón deficiente Nramp 1, el cual desarrolla infección diseminada por Salmonella Typhimurium. Hay modelos adicionales en desarrollo. Invasión En contraste con NTS y otros patógenos enteroinvasivos, se cree que, poco después de la ingesta, Salmonella tifoidea atraviesa el epitelio intestinal a través de unas células especializadas de micropliegue (células M) que trans- portan las bacterias cruzando la membrana basolateral, donde entonces son fagocitadas por los macrófagos del tejido linfoide intestinal66 . Un mecanismo tan sigiloso como este generalmente es asintomático y se acompaña de dia- rrea leve o transitoria solo en el 10-20% de los pacientes. Latencia y diseminación Salmonella tifoidea despliega un repertorio de factores de virulencia que la capacita para persistir y replicarse en un compartimento intracelular67,68 . Los mecanismos de enmascaramiento de Salmonella Typhi incluyen la supresión de la síntesis de la proteína flagelar, ocultando así un potente inductor de respuestas TLR569 , y la síntesis de la cápsula Vi, que presumiblemente enmas- cara la detección del lipopolisacárido (LPS) y de otros componentes de la membrana externa70 . Los genes que reprimen la biosíntesis de la flagelina y son responsables de la biosíntesis de Vi están codificados en el locus viaB situado en SPI7, que está ausente en la mayoría de las cepas NTS23 . La induc- ción de otras defensas bacterianas que se requieren para la supervivencia en el compartimento intracelular está dirigida por un sistema regulatorio bacteriano sensor-regulador de dos componentes, PhoP/PhoQ71,72 . El sensor PhoQ detecta señales presentes dentro del fagosoma del huésped y activa el regulador transcripcional PhoP, que a su vez controla la expresión de un gran número de genes corriente abajo implicados en la modificación del lípido A, la resistencia a péptidos antimicrobianos y la acidificación del fagosoma73,74 . En concordancia con su papel en la patogénesis, los mutantes phoPQ no son virulentos en humanos y se han evaluado como candidatos para vacunas vivas atenuadas75,76 . Los hemocultivos cuantitativos demuestran que más del 60% de los microorganismos circulantes cultivables de Salmonella Typhi residen en el compartimento intracelular77 . Presumiblemente, esto hace posible la diseminación por todos los tejidos reticuloendoteliales a través de la sangre y de los sistemas linfáticos. La mayor carga de infección se establece en el sistema reticuloendotelial (tejido linfoide intestinal, hígado, bazo y médula ósea) y en la vesícula biliar. Los pacientes con fiebre tifoidea más tienen a menudo bacteriemia de bajo grado, una característica que supone un formidable reto diagnóstico. La cinética de los hemocultivos cuantitativos se ha estudiado en Vietnam77 . La mediana de bacterias cultivables es de menos de 1 unidad formadora de colonias (CFU) por mililitro de sangre en adultos, y algo más alta (1,5 UFC/ml) en niños77 . En la médula ósea están presentes microorganismos ligeramente más cultivables, con una mediana de 10 por mililitro de médula ósea78 . Sin embargo, a lo largo del curso de la enfermedad, el número de microorganismos cultivables de Salmonella Typhi en la sangre disminuye (de una mediana de 2 UFC/ml en la primera semana a 0,1 UFC/ml en la segunda y siguientes), y aumenta el número de bacilos cultivables en la médula ósea (de 4,8 UFC/ml en la primera semana 158 UFC/ml en la tercera y siguientes). Como consecuencia, la proporción de bacterias en la médula ósea se incrementa desde 5:1 (médula a sangre) la primera semana de enfermedad a más de 150:1 en la tercera semana, reflejando el relativo aclaramiento de las bacterias de la sangre periférica, mientras que persisten en el compartimento medular78 . El examen his- topatológico de la médula ósea puede mostrar infiltrados monocitarios típicos de la fiebre tifoidea (v. «Anatomía patológica intestinal y de otros órganos»). El periodo inicial de replicación y diseminación representa el periodo de incubación de la infección por Salmonella tifoidea. Este periodo suele durar 1 a 2 semanas, pero puede oscilar ampliamente (3-60 días), dependiendo del número de microorganismos ingeridos79 . Al final, la infección da como resultado la suficiente secreción de citocinas inflamatorias, incluyendo citocinas pirogénicas como el factor de necrosis tumoral α (TNF-α) y la interleucina 6 (IL-6), que dan lugar a la fiebre. Sin embargo, al contrario de lo que ocurre en la prototípica bacteriemia por gramnegativos, la septicemia con hipotensión, la neutrofilia y la coagulación intravascular diseminada son extremadamente infrecuentes en los pacientes con fiebre tifoidea o fiebre entérica. Anatomía patológica intestinal y de otras localizaciones El tejido linfoide intestinal es un lugar predominante de inflamación locali- zada y de replicación bacteriana persistente en casos de fiebre entérica grave (fig. 100.2)80-83 . Tempranamente en el curso de la enfermedad, las placas de Peyer en el íleon terminal y los nodos linfáticos mesentéricos que las drenan están aumentados y contienen infiltrados que consisten en células FIG. 100.2 Anatomía patológica intestinal de la fiebre entérica. (A) La superficie de la mucosa intestinal que se ve, procedente de una pieza de resección quirúrgica, muestra dos perforaciones (puntas de flecha); en la superficie serosa que se muestra se aprecia un aumento significativo de los gan- glios linfáticos (flechas). (B y C) Imágenes de bajo, y alto, aumento que muestran la tinción por inmunohistoquímica del antígeno O:9 de Salmonella en un ganglio linfático necrótico. (De Neil KP, Sodha SV, Lukwago L, et al. A large outbreak of typhoid fever associated with a high rate of intestinal perforation in Kasese District, Uganda, 2008-2009. Clin Infect Dis. 2012;54:1096.) Descargado para Iris Peralta Garcia (iris8502@gmail.com) en Antenor Orrego Private University de ClinicalKey.es por Elsevier en abril 15, 2022. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2022. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.
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1370 Parte II Síndromes clínicos principales mononucleares, incluyendo macrófagos
y linfocitos80 . A medida que progresa la infección ocurre necrosis del tejido linfoide, con infiltrados inflamatorios mixtos, que incluyen neutrófilos y ulceración y encharcamiento de la mucosa intestinal suprayacente80 . La tinción por inmunohistoquímica del antígeno O de Salmonella Typhi revela abundantes microorganismos en las áreas necróti- cas81 . Las manifestaciones clínicas de estos cambios incluyen perforación y/o hemorragia intestinal, dos de las complicaciones más peligrosas de la fiebre entérica (fig. 100.3). Otros órganos que están afectados son el hígado, con in filtrados monocíticos y focos de necrosis parenquimatosa, y el bazo, con infiltrados monocíticos nodulares en la pulpa roja84 . Infiltrados monocitarios similares pueden aparecer en la vesícula biliar, y la perforación de la misma, que puede remedar la perforación intestinal, es una complicación rara de la fiebre tifoidea85 . Recaída y estado crónico de portador Sin tratamiento, la fiebre tifoidea puede persistir hasta 4 semanas, y la recaída ocurre en hasta el 10% de los casos, en general dentro de las 2 semanas de la resolución de la fiebre86 . La recaída suele deberse a la mis- ma cepa de la infección original87 . La vesícula biliar es el origen principal del estado de portador crónico, aunque algunos portadores asintomáticos continúan excretando el microorganismo tras la colecistectomía. Las observaciones clínicas e in vitro sobre la formación de biopelículas en cálculos de colesterol puede explicar la fuerte asociación epidemiológica entre los cálculos biliares y el estado de portador88,89 . Se ha observado una asociación reproducible entre el estado de portador crónico de Salmonella Typhi y el riesgo de cáncer de vesícula, pero se desconoce si aquél causa cáncer por sí mismo o solo refleja anomalías subyacentes en el epitelio de la vía biliar90,91 . Manifestaciones clínicas Las manifestaciones clínicas de la fiebre entérica son inespecíficas. La fiebre se describe en la gran mayoría de los casos clínicamente aparentes, y muchos otros síntomas se describen en proporción variable, incluyendo cefalea, tos, náuseas, vómitos, estreñimiento y diarrea8 . Aunque la fiebre paratifoidea se consideraba menos severa que la fiebre tifoidea, comparaciones más recientes sugieren que la fiebre tifoidea y la paratifoidea causadas por Salmonella Paratyphi A son en general indistinguibles clínicamente92 . La mayoría de los pacientes con fiebre entérica se diagnostican en el medio ambulatorio, y hasta el 90% se tratan de forma ambulatoria86 . Por el contrario, las descripciones clásicas de la fiebre entérica proceden de series de pacientes hospitalizados con enfermedad más grave93 . Generalmente se pensaba que las complica- ciones de la fiebre entérica ocurrían tarde en el curso de la enfermedad, en general tras 2 semanas de fiebre. Sin embargo, la experiencia ha demos- trado que las complicaciones mayores de la fiebre entérica, incluyendo la perforación intestinal y la encefalopatía, pueden ocurrir los días de inicio de la fiebre81,82,94 . Fiebre tifoidea no complicada Las manifestaciones clínicas de la fiebre tifoidea diagnosticada en el medio ambulatorio se muestran en la tabla 100.2. La fiebre sin signos o síntomas de localización puede ser la única manifestación de la enfermedad. El comienzo de la fiebre puede ser insidioso, y las fiebres típicamente aumentan a largo de la primera semana de la enfermedad95 . Una variedad de otros síntomas pseudogripales inespecíficos es frecuente en fases tempranas de la fiebre tifoidea, y cefaleas, anorexia, mialgias y malestar general pueden preceder al inicio de la fiebre92,96 . Una ligera confusión puede verse incluso en pacientes ambulatorios, y la tos no productiva también es una manifestación frecuente en la fiebre entérica no complicada. Los síntomas abdominales pueden incluir diarrea, estreñimiento y dolor abdominal. La diarrea invasiva, como la de la gastroenteritis por NTS, no ocurre típicamente en la fiebre entérica. Los signos físicos de la fiebre entérica no complicada son también ines- pecíficos. Aunque la bradicardia relativa, o disociación pulso-temperatura, es un signo clásico de fiebre tifoidea, puede no ser un predictor útil de fiebre entérica en el paciente individual, y está ausente en la mayoría de los pacientes8,97 . Las manchas rosadas, la manifestación cutánea clásica de la fiebre tifoidea, son máculas de 1-4 mm que palidecen a la presión, y se observan más a menudo en el pecho, la espalda y el abdomen duran- te la segunda semana de la fiebre. No obstante, las manchas rosadas son infrecuentes en la fiebre tifoidea no complicada. El dolor abdominal a la palpación, ligero y no localizado puede estar presente. La hepatomegalia y la esplenomegalia, si aparecen, suelen ser moderadas. Un hallazgo frecuente es una capa blanquecina o pardo-amarillenta que recubre el dorso de la lengua y que respeta sus bordes92 . Hallazgos de laboratorio en la infección no complicada Aunque los recuentos anormales de leucocitos son frecuentes en sangre periférica en pacientes con bacteriemia, la mayoría de los pacientes con fiebre tifoidea no complicada no presentan leucocitosis, neutrofilia o aumento de formas jóvenes92 . Sin embargo, tanto leucocitosis como leucopenia pueden estar presentes. Tanto el hematocrito como el recuento de plaquetas son típicamente normales o bajan ligeramente. Un aumento de aspartato transa- minasa o de alanina transaminasa es muy frecuente en la fiebre tifoidea; los valores dos o tres veces por encima del límite superior de la normalidad son típicos98 . En ocasiones se observa una hepatitis más intensa, pero niveles muy altos de transaminasas (500 UI/ml) deberían alertar sobre otras causas, incluyendo la hepatitis vírica o la toxicidad por fármacos98 . FIG. 100.3 Fotografía intraoperatoria de una perforación intes- tinal causada por Salmonella Typhi. La perforación intestinal es visible en el borde antimesentérico del intestino delgado, que está inflamado, con exudados parcheados en la superficie serosa. (Por cortesía del Dr. Pukar Maskey, Patan Hospital, Katmandu, Nepal. De Harris JB, Brooks WA. Typhoid and paratyphoid (enteric) fever. En: Magill AJ, Ryan ET, Hill DR, Solomon T, eds. Hunter’s Tropical Medicine and Emerging Infectious Diseases. 9th ed. Philadelphia: Saunders; 2013:568-576.) TABLA 100.2 Manifestaciones clínicas de la fiebre tifoidea y paratifoidea MANIFESTACIÓN CLÍNICA FRECUENCIA APROXIMADAa Síntomas pseudogripales Fiebre 95% Cefalea 80% Escalofríos 40% Tos 30% Mialgias 20% Artralgias 5% Síntomas digestivos Anorexia 50% Dolor abdominal 30% Diarrea 20% Estreñimiento 20% Signos físicos Lengua saburral 50% Hepatomegalia 10% Esplenomegalia 10% Sensibilidad abdominal 5% Rash 5% Adenopatías generalizadas 5% a La proporción de pacientes que muestran estas manifestaciones clínicas de fiebre entérica varía dependiendo del tiempo, la región y el tipo de población clínica valorada (hospitalizada o ambulatoria). Las estimaciones se han tomado de series recientes de casos en un área endémica, con pacientes ambulatorios y hospitalizados92,96 . Modificada de Magill AJ, Ryan ET, Hill DR, Solomon T, eds. Hunter’s Tropical Medicine and Emerging Infectious Diseases. 9th ed. Philadelphia: Saunders; 2013:568-576. Descargado para Iris Peralta Garcia (iris8502@gmail.com) en Antenor Orrego Private University de ClinicalKey.es por Elsevier en abril 15, 2022. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2022. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.
7.
1371 Capítulo 100 Fiebre tifoidea, fiebre paratifoidea y fiebres tíficas © Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito. Enfermedad grave Las descripciones
clásicas de las manifestaciones de la fiebre tifoidea provienen de observaciones de series de pacientes hospitalizados en la era preantibiótica, en la que las tasas de mortalidad se situaban sobradamente en el rango del 10-15%. La historia natural de la enfermedad no tratada incluía fiebre progresivamente en aumento durante la primera semana, seguida de síntomas abdominales cada vez más frecuentes y de erupción cutánea, seguidos de complicaciones, incluyendo hemorragia intestinal y perforación, o de resolución gradual en la tercera o cuarta semana de enfermedad93 . En la actual era antibiótica continúa siendo cierto que, debido a que la fiebre entérica progresa de forma gradual, los pacientes que están severa- mente afectados, cuando consultan por primera vez, pueden llevar enfermos más de 1 semana. Los pacientes con fiebre entérica grave pueden dar una impresión de toxicidad, y característicamente presentarían dolor abdominal moderado, así como diarrea o estreñimiento. Los signos físicos en la fiebre entérica grave incluyen hepatomegalia y esplenomegalia. Estos pacientes son más propensos a tener las complicaciones que se detallan en la tabla 100.3. Las complicaciones asociadas a una mayor mortalidad en la fiebre tifoidea grave incluyen la hemorragia y la perforación intestinales, la encefalopatía severa, las convulsiones y la neumonía99 . Complicaciones gastrointestinales La hemorragia intestinal ocurre en hasta el 10% de los pacientes hos- pitalizados por fiebre entérica grave y generalmente es autolimitada86 . La perforación intestinal, una complicación mayor potencialmente letal de la fiebre entérica, ocurre en hasta el 3% de los pacientes hospitaliza- dos100,101 . Estas complicaciones surgen directamente de la invasión de Salmonella dentro de las placas de Peyer en el intestino delgado. En una serie de pacientes de Vietnam con perforación intestinal debida a fiebre entérica se observó que la duración media de la enfermedad previa a la perforación era de 9 días desde el inicio de la fiebre, aunque algunos casos ocurrían durante la primera semana82 . Los signos asociados a la peritonitis sugieren una perforación, incluyendo taquicardia, leucocitosis, neutrofilia y dolor abdominal con defensa y sensibilidad de rebote. El diagnóstico clínico de perforación requiere un alto índice de sospecha, porque los pacientes con fiebre entérica grave pueden tener un aspecto tóxico y dolor significativo a la palpación abdominal incluso antes de la perforación. La evidencia radiográfica de neumoperitoneo puede estar presente solo en el 50% de los casos. Complicaciones neurológicas Varias series de casos han documentado una prevalencia ampliamente va riable de diversas manifestaciones neuropsiquiátricas en la fiebre entérica, desde encefalopatía, encefalomielitis, mielitis transversa y meningitis, has- ta ataxia y síndrome de Guillain-Barré94,102 . Aunque la mayoría de estas manifestaciones son infrecuentes, los pacientes con fiebre entérica grave a menudo presentan cierto componente de encefalopatía, y una historia de confusión o apatía es frecuente86 . De hecho, toma el nombre de «tifoidea» por su similitud con el tifus, y el nombre tifus proviene del término griego que significa «con humo» o «nublado», lo que refleja las manifestaciones neurológicas que a menudo acompañaban a esta enfermedad febril. Una encefalopatía más severa, que se manifiesta como delirium, estupor y coma, ocurre en un menor número de pacientes hospitalizados y se asocia a un alto riesgo de mortalidad99,103,104 . Osler lo describió como «estado de pseudovigilia» o «delirium balbuceante» (coma vigil), que denotaba mala evolución. Incluso en casos de encefalopatía severa, el estudio microbioló- gico de líquido cefalorraquídeo generalmente es anodino, y la pleocitosis, si aparece, en general no pasa de las 35 células/µl103,104 . La encefalopatía en la fiebre entérica es más frecuente en niños mayores y adultos jóvenes105 . Las convulsiones durante la fiebre entérica son más frecuentes en niños pequeños y se asocian a mayor mortalidad99 . La meningitis causada por Salmonella Typhi se da principalmente en bebés106 . Complicaciones metastásicas sépticas La fiebre entérica es una infección bacteriana diseminada, pero la formación de abscesos piógenos es notablemente rara, aunque Salmonella Paratyphi C es más probable que cause abscesos e infecciones localizadas que otras cepas tifoideas. Esto contrasta con lo que ocurre en la salmonelosis invasiva no tifoidea, en la que la osteomielitis, la artritis séptica, la formación de abs cesos y la infección endovascular se producen con más frecuencia. Aunque infrecuentes, se han descrito complicaciones supuradas en la fiebre tifoidea, e incluyen empiema, osteomielitis, piomiositis (especialmente afectando al psoas) e infecciones endovasculares y endocarditis107 . DIAGNÓSTICO El diagnóstico de laboratorio de la fiebre entérica es a menudo un reto, porque las pruebas diagnósticas basadas en los cultivos, la serología y las técnicas moleculares no llegan a conseguir una adecuada combinación de sensibilidad y especificidad108,109 . Por este motivo suele ser adecuado tratar a pacientes con sospecha de fiebre entérica con antibioterapia empírica. El diagnóstico de fiebre entérica debería considerarse en cualquier persona con fiebre, especialmente si dura más de 3 días y ha estado en las últimas 1 a 6 semanas en un área endémica de fiebre entérica. En zonas endémicas, otros factores que se asocian a una mayor probabilidad de fiebre entérica incluyen una temperatura superior a 39 °C, el aspecto de enfermedad, la corta edad (5 años) y cualquier síntoma abdominal, incluyendo dolor, diarrea o estreñimiento58 . Según aumenta la duración de la fiebre, la probabilidad de fiebre entérica se incrementa86 . A pesar de esto, es importante reconocer que la mayoría de los individuos en los que se sospecha fiebre entérica, incluso en lugares endémicos, no presentan fiebre entérica sino más bien una infección distinta18 ; de ahí que la sospecha clínica y el tratamiento empírico de fiebre tifoidea no deben interrumpir la búsqueda de causas alternativas de fiebre. Diagnóstico mediante cultivos Aunque un diagnóstico de presunción de fiebre entérica puede ser una base suficiente para iniciar y continuar una terapia antimicrobiana, solo se puede hacer un diagnóstico definitivo mediante el aislamiento de un serotipo tifoideo de S. enterica (Salmonella Typhi o Salmonella Paratyphi A, B o C) de la sangre, la médula ósea, la orina u otra muestra clínica de un paciente febril. El aislamiento del agente causal también permite determinar las resistencias a antimicrobianos, lo que facilita optimizar el tratamiento. TABLA 100.3 Complicaciones de la fiebre tifoidea y paratifoidea SISTEMA COMPLICACIÓN COMENTARIOS Gastrointestinal Hemorragia 10-15% en pacientes hospitalizados Perforación 3% en pacientes hospitalizados Hepatobiliar Ictericia 1-3% en pacientes hospitalizados Hepatitis Habitualmente subclínica (↑ ALT/AST) Colecistitis aguda Rara; la vesícula puede perforarse Neurológico Encefalopatía leve Confusión o apatía frecuentes Encefalopatía severa Delirium, estupor o coma Convulsiones Frecuentes en niños ≤5 años Meningitis Rara, principalmente lactantes Síndrome Guillain-Barré Descrito Respiratorio Bronquitis Tos seca frecuente Neumonía Puede tratarse de otra infección bacteriana concomitante (p. ej., Streptococcus pneumoniae) Empiema Descrito raramente Cardiovascular Miocarditis Generalmente subclínica (cambios ECG) Endocarditis Descrita raramente Hematológico Anemia En general subclínica Coagulación intravascular diseminada En general subclínica (↑ TP/TPT) Otros Infecciones piógenas musculoesqueléticas Descritos osteomielitis (principalmente vertebral), abscesos de psoas y otros Síndrome urémico-hemolítico Descrito Aborto Descrito ALT, alanina aminotransferasa; AST, aspartato aminotransferasa; ECG, electrocardiograma; TP, tiempo de protrombina; TPT, tiempo parcial de tromboplastina. De Magill AJ, Ryan ET, Hill DR, Solomon T, eds. Hunter’s Tropical Medicine and Emerging Infectious Diseases. 9th ed. Philadelphia: Saunders; 2013:568-576. Descargado para Iris Peralta Garcia (iris8502@gmail.com) en Antenor Orrego Private University de ClinicalKey.es por Elsevier en abril 15, 2022. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2022. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.
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1372 Parte II Síndromes clínicos principales El hemocultivo es
el método más habitual de diagnóstico donde existe un laboratorio de microbiología. La sensibilidad del hemocultivo varía de aproximadamente el 40-80%86,110,111 , y un reciente metaanálisis ha estimado una sensibilidad promedio del 61%27 . La bacteriemia de bajo grado en la fiebre entérica es un factor limitante de la sensibilidad de los hemocultivos, como lo es la prescripción previa de antibióticos77 . Para maximizar la sen- sibilidad de los hemocultivos, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que los hemocultivos se realicen utilizando 10-15 ml de sangre de niños en edad escolar y adultos, y 2-4 ml de sangre de bebés mayores y niños en edad preescolar79 . El empleo de un medio de cultivo no selectivo, como es habitual para la mayoría de los hemocultivos, se recomienda porque maximiza la detección de un amplio abanico de patógenos. Se recomienda no emplear solo un medio selectivo o enriquecido para Salmonella, como el de sangre de buey79 . Aunque menos sensibles que los hemocultivos, los coprocultivos son positivos en más del 50% de los niños y el 30% de los adultos con fiebre entérica, e incrementan el rendimiento diagnóstico frente a los hemocul- tivos solos en un 5%112 . Para maximizar la detección, la OMS recomienda utilizar más de 1 g de heces y un caldo de enriquecimiento con selenita79 . El cultivo de la médula ósea posee la mayor sensibilidad (80-95%) de todos los diagnósticos por cultivo, teniendo el cultivo de 1 ml de aspirado la misma sensibilidad que 15 ml de sangre periférica en un adulto77,78 . El mielocultivo, sin embargo, clínicamente es poco práctico en la mayoría de los pacientes con sospecha de fiebre entérica, aunque el análisis microbiológico y hemato- lógico de un aspirado medular forma parte del estudio de un caso de fiebre prolongada cuando otras pruebas menos invasivas no dan resultado. Otras muestras en las que puede crecer Salmonella Typhi o Salmonella Paratyphi A, B y C incluyen la orina, el aspirado duodenal y muestras de biopsia de piel de manchas rosadas. Sin embargo, estos métodos no se recomiendan de forma rutinaria. Los cultivos de biopsias intestinales o de líquido peritoneal rara vez son positivos81,82 . Pruebas serológicas El test de Widal detecta anticuerpos aglutinantes contra los antígenos O y H de Salmonella Typhi. Esta prueba fue desarrollada hace más de un siglo y sigue siendo una de las más utilizadas en el mundo, pero adolece de limitaciones significativas en su sensibilidad, especificidad y fiabilidad108 . Como con la mayoría de las pruebas serológicas, puede haber un falso negativo al inicio de la enfermedad y un resultado falso positivo debido a infección previa, a reacciones cruzadas a distintas infecciones en el pasado o a vacunación. No existen estándares universales que definan el punto de corte de dilución de anticuerpos aglutinantes para dar un test de Widal como positivo. La muy baja especificidad del análisis (50-70%) y la incapacidad de discernir entre la infección activa y la previa o la vacunación significa que la prueba debería usarse en todo caso raramente. Se han desarrollado otros tests serológicos rápidos para la fiebre tifoidea. Las principales pruebas comerciales incluyen el IDL Tubex y el Typhidot. El IDL Tubex test (IDL Biotech AB, Bromma, Suecia) es una prueba inmunocromatográfica rápida que detecta inmunoglobulinas M (IgM) frente al antígeno O:9 (el principal determinante antigénico del lipopolisacárido de Salmonella Typhi). Una ventaja de este método es que las respuestas de IgM dependientes de células T dirigidas contra el polisacárido O de S. enterica se desarrollan precozmente durante el curso clínico de la enfermedad. Los estudios han sugerido que la sensibilidad del IDL Tubex está en torno al 70-80%, con una especificidad del 80-90% cuando se evalúa frente a estándares comparando casos de fiebre tifoidea diagnosticada por hemocultivo con otras causas conocidas de bacterie- mia23,113-116 . La prueba del Typhidot (Malaysian Biodiagnostic Research, Bangi, Malasia), que detecta tanto IgM como IgG contra una proteína de 50 kDa en la membrana externa de Salmonella Typhi, tiene un rendimiento similar113-115,117 . Se han desarrollado varias nuevas pruebas serológicas y se han evaluado en estudios clínicos. Estas incluyen la detección de IgA anti-Salmonella producida por linfocitos de sangre periférica28,29,138 y nuevos antígenos diana para análisis de inmunoadsorción ligada a enzimas (ELISA)30,31 . Estas pruebas diagnósticas han mostrado mayor precisión para distinguir la fiebre tifoidea de otras enfermedades febriles que las disponibles actualmente, pero no se han comercializado todavía. Métodos de diagnóstico molecular Las pruebas basadas en la detección de ácidos nucleicos solo han tenido un éxito ambiguo y limitado, lo que probablemente refleja la existencia de bacteriemia de bajo nivel, que también ha lastrado los métodos basados en el cultivo, y la acción de los inhibidores presentes en la sangre humana; estos análisis no están actualmente disponibles comercialmente32,108 . Aunque se han visto algunos resultados prometedores con métodos nuevos en pequeños estudios33 , se necesita una ulterior validación para caracterizar su exactitud. La falta de un método diagnóstico adecuado para la fiebre entérica significa que esto sigue siendo un campo abierto de investigación108 . Búsqueda de portadores crónicos La identificación de portadores crónicos de Salmonella tifoidea puede ser importante para prevenir la transmisión, especialmente en el caso de brotes de fiebre entérica en zonas no endémicas en las que la fuente de infección es desconocida. El método convencional de identificación de portadores requiere la recogida de al menos tres muestras de heces (separadas días o semanas) para realizar el cultivo con el fin de aislar Salmonella. Aunque la especificidad es excelente, la sensibilidad de este esquema se estima en el 70-80%34 . El cribado mediante cápsulas duodenales con cordel es una alternativa que puede mejorar este rendimiento, aunque esta prueba no está disponible comercialmente en la actualidad35 . Existe una amplia biblio- grafía sobre la detección del anticuerpo anti-Vi para identificar portadores, pero los resultados han sido contradictorios36,37 , y además la utilización del antígeno Vi como diana podría verse comprometida más adelante cuando las vacunas conjugadas basadas en Vi se conviertan en componentes clave de las estrategias globales de control de la infección. Tratamiento El tratamiento antibiótico adecuado (tabla 100.4) reduce la tasa de morta- lidad de la fiebre entérica desde un 10-15% hasta menos del 1%, y acorta la duración de la fiebre de 3-4 semanas hasta solo 3-5 días tras el comienzo del tratamiento11 . La fiebre entérica no complicada se trata con un solo antimicrobiano86 . Sin embargo, la aparición de resistencia antibiótica en Salmonella Typhi y Salmonella Paratyphi A de forma generalizada, limita el arsenal de tratamientos efectivos en muchas regiones. La selección de un antibiótico adecuado depende no solo de los patrones de resistencia a los antibióticos sino también de la gravedad de la enfermedad, la edad del paciente y la disponibilidad y coste de los antibióticos en medios con recursos limitados. Además del tratamiento antibiótico, el tratamiento de soporte, la vigilancia de posibles complicaciones y la terapia complementaria con pulsos de corticoides en la enfermedad grave (v. más adelante) son aspectos importantes del manejo de los pacientes con fiebre entérica. Cloranfenicol, ampicilina y trimetoprima-sulfametoxazol El cloranfenicol, la ampicilina y el trimetoprima-sulfametoxazol eran los antibióticos de primera línea originales en el tratamiento de los pacientes con fiebre entérica. La resistencia generalizada surgió en la década de 1980, debido a la diseminación de plásmidos IncH1 que confieren resistencia simultánea a los tres fármacos (fig. 100.4). Cepas con estas características siguen estando ampliamente distribuidas y se denominan Salmonella Typhi MDR. Sin embargo, a lo largo de los últimos años ha habido una disminución de Salmonella MDR en paralelo al aumento de la resistencia a fluoroqui- nolonas19,38 . Debido al riesgo de aplasia medular irreversible en hasta 1 por 10.000 pa cientes tratados119 , el cloranfenicol ya no se usa de forma rutinaria en mu chas zonas, y el cloranfenicol oral ya no está disponible en EE.UU. Sin embargo, en muchas regiones con recursos limitados el cloranfenicol oral todavía está disponible, tiene excelente biodisponibilidad y penetración en el sistema nervioso central, y posee un amplio espectro contra muchas causas de infecciones infantiles graves, incluyendo la fiebre entérica. El cloranfenicol reduce la mortalidad de la fiebre entérica sustancialmente y disminuye el tiempo hasta la defervescencia a 3-5 días, y ha mostrado ser equivalente al gatifloxacino en un ensayo clínico39 , pero su empleo se asocia a una alta tasa de recaídas y el paso al estado de portador crónico120,121 . El trimeto- prima-sulfametoxazol oral puede usarse también para tratar individuos con cepas sensibles, aunque son frecuentes el retraso en la resolución y las recaídas. Tanto el cloranfenicol como el trimetoprima-sulfametoxazol son bacteriostáticos122 . La amoxicilina oral puede utilizarse también en sujetos con cepas sensibles y puede presentar una probabilidad de recaídas más o menos comparable123 . Fluoroquinolonas En muchas regiones del mundo las fluoroquinolonas son el tratamiento preferido para los pacientes con sospecha de fiebre entérica, aunque a nivel Descargado para Iris Peralta Garcia (iris8502@gmail.com) en Antenor Orrego Private University de ClinicalKey.es por Elsevier en abril 15, 2022. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2022. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.
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1373 Capítulo 100 Fiebre tifoidea, fiebre paratifoidea y fiebres tíficas © Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito. mundial está teniendo
lugar una creciente resistencia30,124,125 . Para las cepas sensibles, las fluoroquinolonas como el ciprofloxacino, y con menos coste y mayor disponibilidad el ofloxacino, producen la defervescencia en 3 o 4 días, lo que es similar a la respuesta al cloranfenicol y más rápida que la de las cefalosporinas de tercera generación126,127 . Debido a la disponibilidad y uso generalizado de las fluoroquinolonas en muchas partes del mundo, la resistencia a estas se ha hecho cada vez más frecuente en Salmonella Typhi y Salmonella Paratyphi A en áreas donde la fiebre entérica es altamente endémica125 . En Asia meridional y en el sudes- te asiático, las cepas con sensibilidad disminuida a fluoroquinolonas son predominantes en la actualidad19 . Los tiempos de defervescencia de la fiebre y la respuesta al tratamiento han empeorado con este aumento de resistencia a las fluoroquinolonas40 . Antes de 2012, los puntos de corte de sensibilidad a fluoroquinolonas eran comunes para todas las enterobacterias, aunque la resistencia al ácido nalidíxico (una quinolona no fluorada) se asociaba a una disminución de la respuesta clínica a fluoroquinolonas como ofloxacino y ciprofloxacino128-131 . La resistencia al ácido nalidíxico (NaR) se convirtió así en un marcador subrogado de predicción de fracaso clínico de las fluoroquinolonas, incluso para cepas de Salmonella Typhi y Salmonella Paratyphi que reunían los criterios del Clinical Laboratory and Standards Institute (CLSI) para la sensibilidad a las fluoroquinolonas56 . El CLSI modificó sus puntos de corte para Salmonella Typhi y Salmonella Paratyphi A, B y C para ciprofloxacino en 2012 y para levofloxacino y ofloxacino en 2013. Para ofloxacino, las cepas con una concentración mínima inhibitoria (CMI) menor o igual a 0,12 µg/ml eran consideradas sensibles. Los pacientes con cepas con una CMI de 0,12 µg/ml presentarían la defervescencia en una media de menos de 5 días tras el comienzo del tratamiento con ofloxacino, y los pacientes con cepas con una CMI de 0,064 µg/ml o menos la defervescencia tendría lugar en menos de 4 días131 . Para el ciprofloxacino, el punto de corte modificado que define la sensibilidad es actualmente menor o igual a 0,06 µg/ml. Un problema es que muchos laboratorios no son capaces actualmente de implementar la comprobación de estos puntos de corte más bajos para los aislados de S. enterica. Para estas cepas, NaR sigue siendo un marcador adecuado de sensibilidad disminuida a fluoroquinolonas. Aunque las fluoroquinolonas se toleran generalmente bien, la preo- cupación respecto a la toxicidad articular en animales inmaduros han limitado su uso en niños en algunas zonas; sin embargo, varios estudios apoyan la seguridad de su empleo en niños132 . El gatifloxacino es una fluoroquinolona de acción dual que inhibe tanto la ADN-girasa como la topoisomerasa IV. El gatifloxacino se ha asociado a una mayor frecuencia de hipoglucemia e hiperglucemia comparado con otras fluoroquinolonas, TABLA 100.4 Antibióticos usados frecuentemente para tratar a pacientes con fiebre entéricaa ANTIBIÓTICO VÍA DOSIS PEDIÁTRICA TÍPICAb DOSIS DE ADULTO DURACIÓN TÍPICA COMENTARIOS Fármacos de primera línea originales Cloranfenicol v.o./i.v. 12,5-25 mg/kg cada 6 h 2-3 g/día (dividido cada 6 h) 14-21 días Estos fármacos son efectivos contra cepas sensibles; sin embargo, la multirresistencia a todos es frecuente en muchas regiones Amoxicilina v.o. 25-35 mg/kg cada 8 h 1 g cada 8 h 14 días Ampicilina i.v. 25-50 mg/kg cada 6 h 2 g cada 6 h 14 días TMP/SMX v.o./ i.v. 8-12 mg/kg/día (TMP) 40-60 mg/kg/día (SMX) (divididos cada 6 h) 160 mg/800 mg cada 6 h 14 días Fluoroquinolonas Ofloxacino v.o./ i.v. 15 mg/kg cada 12 h 400 mg v.o. cada 12 h 5-14 días Ofloxacino y ciprofloxacino son efectivos contra cepas sensibles al ácido nalidíxico. Pautas cortas de 5-7 días son aceptables en casos no complicados. Se recomiendan pautas de 10-14 días en pacientes que requieren ingreso o tratamiento intravenoso. Gatifloxacino parece efectivo contra casos no complicados causados por cepas NaR Ciprofloxacino v.o./ i.v. 15 mg/kg cada 12 h 500 mg v.o. cada 12 h 5-14 días Gatifloxacino v.o. 10 mg/kg cada 24 h 10 mg/kg/día cada 24 h 7 días Cefalosporinas de tercera generación Ceftriaxona i.v. 50-100 mg/kg cada 24 h 1-2 g i.v. cada 24 h 7-14 díasc Estas son una alternativa a las fluoroquinolonas para las cepas con menor sensibilidad a las fluoroquinolonas y para el tratamiento empírico en áreas donde la sensibilidad disminuida a fluoroquinolonas es frecuente Cefixima v.o. 10 mg/kg cada 12 h 200 mg v.o. cada 12 h 7-14 días Aztreonam i.v. 50 mg/kg cada 8 h 2 g cada 8 h Alternativa a fluoroquinolonas en pacientes alérgicos Macrólidos Azitromicina v.o. 20 mg/kg cada 24 h 500-1.000 mg cada 24 h 7 días Estas son una alternativa para las cepas con sensibilidad disminuida a las fluoroquinolonas y para el tratamiento empírico en áreas donde la sensibilidad disminuida a fluoroquinolonas es frecuente Erradicación en portadores Ciprofloxacino v.o. — 500-750 mg cada 12 h 28 días Si la erradicación está indicada por motivos de salud pública, está justificado intentar el tratamiento médico, incluso en pacientes con evidencia de colelitiasis Puede considerarse la colecistectomía Amoxicilina v.o. 75-100 mg/kg/día dividido en 3 dosis 2 g cada 8 h 4-6 semanas Menor eficacia que las fluoroquinolonas, pero puede considerarse para el tratamiento de portadores de cepas con resistencia a las fluoroquinolonas NaR, resistente al ácido nalidíxico (v. texto); TMP-SMX, trimetoprima-sulfametoxazol. a Ver referencias en el texto. b La dosis pediátrica según el peso no debe exceder la dosis máxima en el adulto. c Se recomienda que el tratamiento continúe al menos 7 días tras la defervescencia para minimizar las recaídas. Modificada de Magill AJ, Ryan ET, Hill DR, Solomon T, eds. Hunter’s Tropical Medicine and Emerging Infectious Diseases. 9th ed. Philadelphia: Saunders; 2013:568-576. Descargado para Iris Peralta Garcia (iris8502@gmail.com) en Antenor Orrego Private University de ClinicalKey.es por Elsevier en abril 15, 2022. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2022. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.
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1374 Parte II Síndromes clínicos principales y por este
motivo fue retirado de EE.UU. Pero sigue estando disponible en muchos países donde la fiebre entérica es endémica y se ha comunicado que es clínicamente efectivo contra alguna Salmonella Typhi NaR133 . Sin embargo, en Nepal, un estudio que comparaba gatifloxacino y ceftriaxona fue interrumpido precozmente debido a un mayor fracaso terapéutico en el brazo del gatifloxacino secundario a resistencia a fluoroquinolonas41 . Deben usarse fármacos alternativos en casos documentados de falta de sensibilidad a fluoroquinolonas o para tratamiento empírico en regiones donde estas cepas son frecuentes. Cefalosporinas La aparición de cepas de Salmonella Typhi y Salmonella Paratyphi A con sensibilidad disminuida a las fluoroquinolonas ha desplazado la elección del tratamiento empírico de individuos con sospecha de fiebre entérica grave hacia las cefalosporinas de tercera generación. Sin embargo, aunque pueden emplearse las cefalosporinas de tercera generación, como la ceftriaxona y la cefixima, parecen inferiores a las fluoroquinolonas para las cepas plena- mente sensibles a las mismas127 . Es de resaltar que tanto la cefixima como las pautas cortas con ceftriaxona parenteral (≤7 días) se asocian a altas tasas de recaída en la fiebre entérica134 . Además, el tiempo hasta la defervescencia es más largo en pacientes tratados con cefixima y ceftriaxona, comparado con la respuesta tras la administración de fluoroquinolonas127,135 . La resis- tencia de S. enterica tifoidea a los β-lactámicos de amplio espectro ha sido comunicada rara y esporádicamente42,136,137 ; sin embargo, en 2017 se publicó un extenso brote de Salmonella Typhi resistente a β-lactámicos de amplio espectro en Pakistán24 , suscitando la preocupación sobre la posibilidad de que la resistencia a las cefalosporinas de tercera generación pueda hacerse cada vez más frecuente. Como hecho a subrayar, las cepas en este brote eran MDR y resistentes a fluoroquinolonas, lo que dejaba pocas opciones de tratamiento disponibles. Azitromicina La azitromicina es un fármaco altamente efectivo para tratar a los pacien- tes con fiebre entérica; sus atributos favorables incluyen su eficacia, su seguridad comprobada en niños y su excelente biodisponibilidad y far- macocinética, con una dosis única diaria. La azitromicina alcanza altas concentraciones intracelulares que pueden contribuir a los elevados por- centajes de curación. Una pauta de 7 días de azitromicina para pacientes con fiebre entérica consigue tasas inferiores de fracaso del tratamiento y una frecuencia de recaídas sustancialmente menor que las cefalospori- nas de tercera generación138 . La defervescencia ocurre en una media de 4 días129,133,138 . Hasta la fecha, solo hay escasas publicaciones sobre resis- tencias a S. enterica a la azitromicina43,138a . Por estas razones, la azitromicina es una excelente opción para tratar a pacientes con fiebre entérica causada por Salmonella Typhi o Salmonella Paratyphi A multirresistentes y no sensibles a fluoroquinolonas138 . Otros antibióticos Cuatro ensayos clínicos de pequeño tamaño han demostrado la eficacia de aztreonam en el tratamiento de la fiebre entérica con eficacia e índice de recaídas comparables a los de los antibióticos de primera línea44,45 . En casos de Salmonella Typhi resistente a las cefalosporinas, los carbapenémicos se han utilizado también con éxito para tratar a pacientes con fiebre tifoidea, aunque no están disponibles datos detallados de eficacia y recaídas36 . Tratamiento coadyuvante El tratamiento complementario con dexametasona a dosis altas ha mostrado disminuir la mortalidad en casos de fiebre tifoidea grave104 . Un ensayo doble ciego que incluyó a 38 pacientes pediátricos y adultos con fiebre tifoidea grave en Indonesia, realizado en 1981 y 1982, demostró que el tratamiento con cloranfenicol, junto con 3 mg/kg de dexametasona administrada en 30 min, seguido de 8 dosis de 1 mg/kg cada 6 h, redujo significativamente la mortalidad (2 de 20 pacientes murieron en el brazo de la dexametasona) en comparación con cloranfenicol y placebo (10 de 18 pacientes murieron en el brazo de placebo, P = 0,003)104 . En este estudio, la fiebre tifoidea grave se definió como fiebre tifoidea con shock y/o profunda encefalopatía que se manifestase con delirium u obnubilación104 . Trabajos más recientes con- tinúan apoyando el uso concomitante de dexametasona y antibióticos en niños y adultos con fiebre tifoidea grave103,139 . Por este motivo se recomienda administrar altas dosis de esteroides en pacientes que presentan shock o, más a menudo, cambios significativos en el estatus mental, y en los que hay una sospecha clara de fiebre entérica. Tratamiento de soporte y manejo de las complicaciones El tratamiento de soporte de los pacientes con fiebre entérica grave incluye la rehidratación, el cuidado de la nutrición y la movilización. Contrariamente a la opinión prevalente tradicional, parece que la fiebre y el malestar se pueden tratar con seguridad y cómodamente con un régimen convencional de antipiréticos140 . Un estudio pequeño doble ciego mostró que el ibuprofeno era superior al paracetamol para reducir la morbilidad de la fiebre en la fiebre entérica140 . Los pacientes con hemorragia intestinal deben ser monitorizados, idealmente en una unidad de cuidados intensivos, pero en general pueden FIG. 100.4 Historia de los estudios de eficacia de los antibióticos y de la aparición de resistencia a antimicrobianos en Salmonella Typhi. MDR, multirresistente; TMP-SMX, trimetoprima-sulfametoxazol. (De Andrews JR, Qamar FN, Charles RC, Ryan ET. Extensively drug-resistant typhoid—are conjugate vaccines arriving just in time? N Engl J Med. 2018:379;1493-1495.) Descargado para Iris Peralta Garcia (iris8502@gmail.com) en Antenor Orrego Private University de ClinicalKey.es por Elsevier en abril 15, 2022. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2022. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.
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1375 Capítulo 100 Fiebre tifoidea, fiebre paratifoidea y fiebres tíficas © Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito. manejarse con medidas
de soporte. Los hemoderivados, incluyendo los concentrados de hematíes y el plasma, pueden ser necesarios en casos graves. La perforación intestinal en la fiebre entérica se asocia a una alta mortalidad, pero una intervención quirúrgica sin demora se asocia a una mejoría en la supervivencia82,100,141 . Aunque la mayoría de las perforaciones son únicas, se requiere una inspección cuidadosa para descartar perforaciones múltiples. Aunque la sutura simple puede realizarse en algunos casos, más a menudo se necesita una escisión en cuña o segmentaria, porque el intestino adyacente a menudo se ha necrosado142,143 . El drenaje de colecciones y el lavado peritoneal deben realizarse antes de cerrar la herida quirúrgica. La cobertura antibiótica tras la perforación debe ampliarse para incluir la flora intestinal, incluyendo los anaerobios. Tratamiento de las recaídas y de los portadores crónicos La recaída ocurre generalmente dentro de las 2 semanas de suspender los antibióticos, y los pacientes que recaen habitualmente presentan síntomas más leves que en el episodio primario. Los aislados obtenidos tras la recaída tienen típicamente la misma sensibilidad a los antibióticos que durante el episodio inicial. El tratamiento de los pacientes con fiebre entérica recidi- vante suele ser el mismo que el del episodio primario. El estado crónico de portador se define como la eliminación asintomática de S. enterica tifoidea durante 1 año o más. La excreción asintomática no indica una recurrencia de la enfermedad ni un alto riesgo de enfermedad recurrente. Aunque el estado crónico de portador se asocia a aumento del riesgo de carcinoma de vesícula biliar90 , se ignora si la eliminación del estado de portador reduce el riesgo de carcinoma, por lo que la decisión de intentar la erradicación se basa normalmente en razones de salud pública, y es esencial en manipuladores de alimentos. Varios antibióticos utilizados en el tratamiento de la fiebre entérica aguda alcanzan altas concentraciones en bilis, incluidas las fluoroquinolonas. Una pauta de 28 días de cipro- floxacino ha mostrado un 80-90% de eficacia en la erradicación del estado de portador144 . No obstante, la colecistectomía puede ser necesaria para la erradicación en individuos con colelitiasis que continúan eliminando S. enterica tifoidea después de un tratamiento antimicrobiano prolongado79 . En una era de resistencia diseminada a las fluoroquinolonas, hay una limitada evidencia para realizar con éxito un tratamiento erradicador con otros anti- bióticos. Puede utilizarse amoxicilina, administrada a dosis altas (75-100 mg/ día durante 4-6 semanas), pero la tolerancia es mala y las tasas globales de erradicación en muchos estudios son modestas46-48 . Aún hay menos datos sobre el tratamiento de portadores con trimetoprima-sulfametoxazol con o sin rifampicina49,51 . Profilaxis Debido a que la fiebre entérica se transmite principalmente mediante las aguas y los alimentos contaminados fecalmente, la principal estrategia de prevención de la fiebre entérica es el abastecimiento de agua segura y un saneamiento adecuado. A nivel de infraestructuras públicas municipales, esto requiere unas instalaciones adecuadas para la recogida de residuos sólidos y el tratamiento de aguas residuales, además de un suministro de agua saludable. En EE.UU., la introducción de la cloración y filtración del suministro de agua de los municipios a principios del siglo XX hizo posible un rápido y espectacular descenso en la carga de fiebre tifoidea52 . En el medio domiciliario, las medidas para prevenir la fiebre entérica incluyen el lavado de manos con jabón antes de preparar o comer alimentos y la desinfección local del agua de bebida no segura, seguido de su almace- namiento en recipientes de boca estrecha. Por desgracia, la OMS estima actualmente que 2.000 millones de personas utilizan una fuente de agua que está contaminada con heces53 . En el pasado, una vacuna antitifoidea entera inactivada con fenol y calor, estaba disponible para administración parenteral. La vacunación requería múltiples dosis, inducía una protección a corto plazo y se asociaba con un elevado perfil de efectos secundarios145 . Esa vacuna ya no está comercial- mente disponible en EE.UU.146 . En la actualidad, en muchas regiones están disponibles en el mercado dos vacunas más efectivas y mejor toleradas (tabla 100.5): una vacuna polisacárida capsular, comercializada en EE.UU. como Typhim Vi (Sanofi Pasteur, Swiftwater, PA), y una vacuna oral viva atenuada que contiene la cepa Ty21a, comercializada en EE.UU. como Vivotif (Valneva, Lyon, Francia). La vacuna polisacárida se compone del antígeno polisacárido capsular Vi de la cepa Ty2 de Salmonella Typhi, y confiere un 50-80% de protección contra Salmonella Typhi en niños de 2 años o más cuando se administra en una sola dosis por vía parenteral145,147-149 . La vacuna Vi no se refuerza con dosis adicionales y la protección decae rápidamente después de 2 años, momento en el que se recomienda la revacunación si se mantiene el riesgo51 . La vacuna con Ty21a se administra vía oral y también proporciona una protección del 50-80% contra Salmonella Typhi45,150-156 . Aunque los viajeros a menudo usan la Ty21a en cápsulas entéricas, también se ha utilizado una presentación líquida preparada en dos bolsitas, una conteniendo la vacuna y otra una sustancia tampón, para su administración oral a niños en entornos con escasos recursos. La duración de la inmunidad a la vacuna Ty21a es dependiente del número de dosis recibidas. En EE.UU. se recomienda una serie de 4 dosis a días alternos de Ty21a, y confiere una inmunidad significativa hasta 7 años, aunque se recomienda la revacunación cada 5 años si se mantiene el riesgo51 . No se debe dar antimicrobianos en ningún momento antes ni después de 3 días de la administración de una serie de Ty21a. No debe administrarse Ty21a a la mayoría de los pacientes con inmunodeficiencias primarias significativas; sin embargo, el Grupo Estratégico Asesor de la OMS aconseja que la Ty21a puede ser administrada de forma segura a los sujetos asintomáticos viviendo con infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) con un recuento de linfoci tos T CD4+ mayor de 200/mm3 145 . En 2018 la OMS recomendaba que se implantasen programas de vacu- nación en áreas con elevada incidencia de fiebre tifoidea o con una carga importante de Salmonella Typhi resistente a antimicrobianos54 . No obs- tante, en la actualidad las vacunas tifoideas no se utilizan ampliamente en la mayoría de las regiones endémicas y son empleadas más a menudo por viajeros a áreas endémicas. Para los viajeros que reciben tanto la vacuna Vi como la Ty21a, lo mejor es que la vacunación se complete al menos 7 días antes del viaje, si es posible. Las limitaciones de las vacunas comercializadas actualmente comprenden una inmunidad limitada en niños pequeños (2 años) y una carencia de protección cruzada con otras causas de fiebre entérica, principalmente Salmonella Paratyphi A, aunque la Ty21a parece que proporciona protección contra Salmonella Paratyphi B157 . Para mejorar tanto la inmunogenicidad en niños menores de 2 años y para inducir una protección más duradera hay varias vacunas Vi conjugadas en diversas fases de desarrollo. Una versión que conjugaba Vi a la exoproteína recombinante TABLA 100.5 Vacunas contra la fiebre tifoidea disponibles comercialmente a nivel internacional VACUNA TIPO VÍA DOSIS E INTERVALO EDAD MÍNIMA PROTECCIÓN CONTRA SALMONELLA TYPHI INTERVALO DOSIS DE RECUERDO EN VIAJEROS Ty21a Viva atenuada Oral Cuatro dosis (en EE.UU.) Administrar una dosis a días alternos hasta completar 5 añosa 50-80%b Cada 5 años Vi antígeno capsular Polisacárida Intramuscular 1 2 años 50-80% Cada 2 años Vi vacuna conjugada con toxoide tetánicoc Conjugada polisacárida Intramuscular 1 6 meses 80%d Aún no definido a Cinco años o más según la Organización Mundial de la Salud79 ; 6 años o más según el US Advisory Committee on Immunization Practice51 . b Posee alguna eficacia contra Salmonella Paratyphi B (v. texto). Otras vacunas están en desarrollo, incluyendo vacunas conjugadas. c Vacunas antitifoideas: WHO position paper, March 2018—Recommendations145 . d Datos preliminares. Modificada de Magill AJ, Ryan ET, Hill DR, Solomon T, eds. Hunter’s Tropical Medicine and Emerging Infectious Diseases. 9th ed. Philadelphia: Saunders; 2013:568-576. Descargado para Iris Peralta Garcia (iris8502@gmail.com) en Antenor Orrego Private University de ClinicalKey.es por Elsevier en abril 15, 2022. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2022. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.
12.
1376 Parte II Síndromes clínicos principales A de Pseudomonas
aeruginosa (Vi-rPA) consiguió un 90% de eficacia protec- tora frente a la fiebre tifoidea en un estudio aleatorizado doble ciego de gran tamaño que incluía 11.000 niños de 2-5 años en Vietnam158 , y se ha demos- trado que es inmunogénica y segura en estudios en fase II en lactantes159 . Sin embargo, esta vacuna no se ha comercializado internacionalmente. Una vacuna conjugada con toxoide tetánico (Typbar-TCV; Bharat Biotech, Hyderabad, India) se comercializó en India en 2015 en base a los datos de inmunogenicidad55 , y recientemente ha mostrado una eficacia comparable a Typhim Vi en un modelo humano49 . Aunque todavía no están disponibles los datos de eficacia en fase III de esta vacuna, la OMS la ha precalificado y ha recomendado su uso en países con alta carga de la enfermedad54 . Se ha publicado también una vacuna paratifoidea A conjugada que contiene el polisacárido O específico de Salmonella Paratyphi A160 . En áreas no altamente endémicas, otros esfuerzos para prevenir la fiebre entérica se dirigen a limitar el papel de los portadores en la transmisión, especialmente los portadores que suponen un alto riesgo para la salud pública, incluyendo los manipuladores de alimentos y aquellos que trabajan con niños o en medios sanitarios. En EE.UU., los departamentos de salud locales y estatales proporcionan sistemas de cribado y políticas de exclusión del trabajo para individuos con fiebre entérica. Las políticas concretas varían según el lugar, pero requieren un estudio del paciente y de sus contactos para documentar la eliminación de la excreción bacteriana antes de completar el seguimiento por el servicio de salud pública y permitir el desempeño de ciertas ocupaciones. DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL DE LAS FIEBRES ENTÉRICAS Y TIFOIDEAS Dadas las manifestaciones inespecíficas de la fiebre entérica y las actuales limitaciones de las pruebas diagnósticas, es importante que los clínicos tengan en consideración un diagnóstico diferencial más amplio cuando valoren pacientes con posible fiebre entérica. Tales pacientes suelen presentar fiebre prolongada o recurrente, con un episodio febril agudo o con fiebre y síntomas y signos abdominales. En el diagnóstico diferencial de la fiebre entérica deben tenerse en cuenta tanto los factores de riesgo epidemiológico como la prevalencia local relativa de salmonelosis invasiva no tifoidea, de malaria y de otras enfermedades febriles, y el tipo y momento de posi- bles exposiciones, así como la duración y magnitud de la fiebre, el tipo de síntomas y signos abdominales, y los resultados analíticos en el momento de la presentación clínica. Bacteriemia asociada a Salmonella no tifoidea Aunque la gastroenteritis febril es la manifestación clínica más frecuente de salmonelosis no tifoidea (SNT), los serotipos no tifoideos también pueden causar fiebre prolongada y bacteriemia, especialmente en pacientes inmunodeprimidos con compromiso de la inmunidad celular o con malaria concomitante. La bacteriemia por SNT es una causa principal de muerte en niños jóvenes y adultos con síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA) en África subsahariana161 . La bacteriemia por SNT puede causar también formación de abscesos (bazo, riñones, hígado), y Salmonella y estafilococos son las primeras causas de metástasis séptica en la aorta, formación de aneurismas micóticos y bacteriemia prolongada162 . Los indi- viduos con anemia de células falciformes y los sujetos con coinfección por esquistosomiasis también tienen riesgo de salmonelosis prolongada e invasiva (v. cap. 223)163,164 . FIEBRE TIFOIDEA Cierto número de infecciones no producidas por Salmonella tienen mani- festaciones que simulan el tifoide o fiebre entérica (tabla 100.6). A estas enfermedades se han referido a veces como fiebres tifoideas, y habitualmente se caracterizan como enfermedades sistémicas inespecíficas asociadas a fiebre que dura más de 1 semana. En efecto, el mismo tifoide se denominó por su similitud clínica con el tifus, causado por especies de Rickettsia. El tifus y el tifoide se caracterizan ambos por ser enfermedades febriles que pueden ser prolongadas y asociarse a encefalopatía y confusión, y si no se tratan, ambas enfermedades se asocian a altas tasas de mortalidad. En Asia meridional y sudeste asiático, el tifus de las malezas (Orientia tsutsu- gamushi) y el tifus murino (Rickettsia typhi) son altamente endémicos, y se confunden a menudo con el tifoide56,57 . En África subsahariana varias especies de Rickettsia, incluyendo Rickettsia africae (la causa de la fiebre africana por picadura de garrapata), son causas frecuentes de enfermedades febriles inespecíficas. La leptospirosis también es una causa frecuente de enfermedad febril inespecífica en muchas áreas endémicas de tifoide, y a menudo es infradiagnosticada debido a la falta o a infrautilización de los medios diagnósticos57 . Un diagnóstico clínico de «fiebre tifomalárica», término que apareció a mediados del siglo XIX, subraya la superposición de los síndromes clínicos de tifoide con la malaria58 . Asimismo, los indi- viduos con malaria pueden presentar una amplia variedad de síntomas, incluyendo fiebre prolongada o recurrente, cefalea, dolor abdominal y tos. Del mismo modo, los pacientes con brucelosis pueden tener fiebre ines- pecífica, malestar general y dolor abdominal. La fiebre puede prolongarse, y la infección en la brucelosis a menudo se caracteriza por su cronicidad. Las manifestaciones clínicas incluyen afectación osteoarticular y genitourinaria, hepatitis granulomatosa, uveítis y, rara vez, endocarditis. La tularemia es una infección zoonótica producida por Francisella tularensis. La mayoría de las infecciones en humanos se deben al contacto con pequeños roedores o lagomorfos (conejos), y los humanos habitualmente se infectan mediante contacto directo con animales infectados o partes de los mismos, o bien tras la picadura de un artrópodo vector de transmisión. Como Salmonella, F. tularensis es un patógeno intracelular capaz de sobrevivir y multiplicarse en los fagocitos, incluyendo los macrófagos, y la infección se disemina a través del sistema reticuloendotelial. Sin tratamiento adecuado, la tularemia tifoidea a menudo es mortal. La fiebre persistente con síntomas inespecíficos puede verse también en la melioidosis, una infección causada por Burkholderia pseudomallei. La melioidosis habitualmente se describe en Asia meridional y oriental y en el norte de Australia. Se puede presentar en varias formas, desde una enfermedad febril crónica hasta una septicemia aguda165 , y puede producir también la formación de abscesos (a menudo en el bazo, hígado, pulmones o músculos) o cursar con neumonía. La melioidosis se asocia a la exposición a agua o suelo contaminados y puede afectar a cualquier individuo, aunque los diabéticos, inmunodeprimidos, enfermos renales crónicos, alcohólicos y cirróticos presentan especial riesgo. Las manifestaciones clínicas pueden aparecer años después de la exposición inicial. Una enfermedad tipo tifoidea puede verse también en la fiebre Q, causada por la bacteria intracelular Coxiella burnetii. La fiebre Q es una zoonosis que habitualmente se asocia a contacto con ganado ovino o bovino, y los humanos se infectan mediante la exposición a pseudoesporas en productos animales, especialmente tejidos placentarios. Los individuos con fiebre Q pueden presentarse con fiebre prolongada y una amplia variedad de sín- tomas, como cefalea, neumonía, hepatitis y endocarditis. La fiebre por mordedura de rata, causada por Streptobacillus moniliformis, también puede producir una enfermedad febril inespecífica que puede imitar a la fie bre entérica, especialmente cuando la vía de infección son los alimentos (fiebre de Haverhill); puede presentarse artritis y rash166 . TABLA 100.6 Diagnóstico diferencial de enfermedades infecciosas a considerar en pacientes con posible fiebre tifoidea o entérica Causas infecciosas frecuentes de síndrome febril agudo inespecífico en áreas de recursos limitados Bacteriemia por Salmonella (serotipos tifoideos y no tifoideos) Malaria Dengue y otras fiebres arbovirales Leptospirosis Influenza Rickettsiosis Bartonelosis Causas infecciosas de enfermedades tifoideas, incluyendo síndromes febriles prolongados sin foco Bacteriemia persistente no tifoidea o formación de un absceso Tifus (rickettsiosis) Brucelosis Tularemia tifoidea Fiebre Q Bartonelosis (incluyendo fiebre de las trincheras) Melioidosis Fiebre por mordedura de rata, fiebre de Haverhill (Streptobacillus moniliformis) Fiebre recurrente (borreliosis) Endocarditis infecciosa Malaria Babesiosis Leishmaniasis visceral Tripanosomiasis africana occidental Tuberculosis Micosis endémica (histoplasmosis) Descargado para Iris Peralta Garcia (iris8502@gmail.com) en Antenor Orrego Private University de ClinicalKey.es por Elsevier en abril 15, 2022. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2022. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.
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