Hacia la tercera década del siglo s. XVI podríamos decir que la práctica artística había desembocada en una clara tendencia de reacción anti clásica que ponía en cuestión la validez del ideal de belleza defendido por el alto renacimiento.
2. Hacia la tercera década del siglo s. XVI podríamos
decir que la práctica artística había desembocada en
una clara tendencia de reacción anti clásica que ponía
en cuestión la validez del ideal de belleza defendido
por el alto renacimiento.
Rasgos del Manierismo: el equilibrio o la claridad.
Este paso se inicia con laguna, obra de Miguel Ángel
o Rafael. Las obras reflejan una tensión interior que
terminan con el irrealismo y la abstracción.
Convencionalismo en el color, proporciones y
disposiciones o posturas de las figuras humanas
pintadas o esculpidas.
3. Características de la arquitectura manierista
• La arbitraria alteración de la correspondencia entre
las partes y el conjunto del edificio, con lo que rompe
la lógica de las relaciones espaciales y se provoca la
desintegración de la estructura renacentista.
• La preferencia por los espacios longitudinales y salas
estrechas que favorecen la perspectiva.
• La pérdida o debilitación de las coordenadas axiales,
las que ordenan el edificio según un eje de simetría.
4. Manierismo escultórico
Destaca Juan De Bolonia con la Fuente
de Neptuno en Bolonia y el Rapto de las
Sabinas.
La tendencia al desgarramiento propio
de este estilo aparecen en la exagerada
musculatura de “Perseo con la cabeza
de Medusa” de Benvenutto Cellini. Fue
fundida en bronce de una sola pieza, lo
que supone una enorme dificultas
técnica.
5. Pintura manierista
Se caracteriza por la arbitrariedad en el uso del color y las proporciones.
Se prefiere el trazado serpentiforme, los abundantes y tensos escorzos, la
distorsión como forma de expresar una dramática escisión en la conciencia y
en el mundo.
Las figuras está constreñidas en marcos estrechos, lo que acentúa las
expresiones angustiadas.
La utilización de fondos negros, en los que se representan las figuras como
auténticos objetos-luz, nos anuncian en Barroco.