SlideShare una empresa de Scribd logo
1 de 20
Descargar para leer sin conexión
LA EX EXILIADA
(Años 90)
Teresa Gracia
Edición:
Julio Pollino Tamayo
cinelacion@yahoo.es
2
3
Si no se aparece la autora, a la que le gustaría representar el personaje de
Silencio, hay dos mujeres en la escena, una sentada y la otra en el suelo. Ese
suelo que sea el que se quiera, el de un jardín público, el de una plaza, el de una
cocina, etc. A la que está sentada daremos el nombre de “mujer número uno”, a
la otra “mujer número dos”. Sólo cuando una u otra se dirija a cualquiera de las
dos dándole un nombre, se lo pondremos nosotros, o yo, que es lo mismo.
MUJER NÚMERO UNO: Debieras levantarte. Calzas un número de zapato
suficiente como para ofrecerle a la tierra buena parte de la superficie tuya.
(Intenta levantarla cogiéndola por un brazo.)
MUJER NÚMERO DOS: Si pudiera andaría acostada y aun dando todas las
vueltas en ella que se le da a cualquier cosa que se quiera freír por todos los
lados. Te habrás dado cuenta de que no tengo las manos cerradas: los diez dedos
y más que tuviere, además de las dos palmas, reposan en ella.
MUJER NÚMERO UNO: Pero ¿pero es que te crees que se te va a ir? que es tu
tierra lo sabemos. Tenéis un pasaporte los dos, tierra y tú, nación y tú, que así lo
afirma: tú eres de aquí y ella, que lleva nombre, como sabes, pues hecha está toda
ella una nación, te presta el suyo a la hora de calificarte. Cómo te llamas tú y
cómo se llama ella, con dos o tres letras más, y ya tenéis una identidad metida en
todo el Ser. Debieras dar unos pasos, dejar que de vez en cuando, entre la tierra y
tú, pase el viento.
(La levanta y la deja caer.)
MUJER NÚMERO DOS: ¿Y si mi despidiese al cielo en su girar? Por ahora,
claro está, no tiene fuerza centrífuga, pero ¿y si la tuviera un día? ¿La suficiente
como para echarme una vez más? Y ayer me dieron dos o tres mareos. Por parte
de una u otra debió haber aceleración. Le clavé mi bastón para castigarla.
4
MUJER NÚMERO UNO: He oído decir que la guerra civil fue una lucha entre
hombres y tierra. ¿Qué os había hecho? Ganó la Tierra, claro.
MUJER NÚMERO DOS: Dicen también que siguió lloviendo como si nada
cuando le plugo, ay, qué palabra tan fea, cuando le vino en gana, ay, ésta es peor,
hace de la Tierra una mal educada. Cuando… cuando… ¿qué atreverse a decir?
cuando la Tierra hace una cosa u otra, hay que mirar y callar.
(Callan ambas un rato largo.)
MUJER NÚMERO UNO: ¿Cuánto has sacado hoy?
MUJER NÚMERO DOS: Se me acercó un hombre para pedirme una aguja, de
esas que cosen, y como le dije que sólo tenía una pluma otrora enhebrada con
tinta, pues él, desconfiado, me quería tocar la yema del dedo índice de la mano
izquierda por si me lo hubiese pinchado al remendar o bordar, y como yo no
quería hacerle, en ese mismo instante, el favor de coserle el bolsillo a él, se metió
la mano hasta un agujero o un descosido y de allí sacó una moneda que estaba a
punto de escapársele. La miró bien, porque le dijo algo así como “si hubieras sido
un poco más grande, aun sin cambiar el valor nominal, no te me hubieras caído,
tú, a la que con tanto trabajo gané y que tan mía eras, y ahora te tengo que dar a
esta mendiga”.
Toma, Adela, aquí está, compra tú para nosotras dos lo que quieras y lo que ella
permita, claro.
MUJER NÚMERO UNO, es decir ADELA: Puedo comprar un poco de pan de
ayer pero habrá que esperar hasta mañana, porque el que tenían hoy ha debido de
acabárseles ya.
MUJER NÚMERO DOS: ¿Has visto tú algo más hermoso que la miga?
5
ADELA: ¿Algo más hermoso que la miga? Las migas. Volviendo a tu retorno…
MUJER NÚMERO DOS: ¿Cómo no es el imán de la tierra de uno tan fuerte
como para mantenerte en ella?
ADELA: No te quejes. Los hay que lo pasan peor. Levitan y como no vayas en
un avión, ni un paso puedes dar por los aires por muy santo que seas. Y tú, en
cambio, al irte, o desterrarte, o como lo quieras llamar, pusiste un pie delante del
otro y luego cambiaste de sitio al que habías dejado atrás, dándole el puesto de
primero en tu paso. Claro está que democráticamente el derecho y el izquierdo
ocuparon cada uno a su vez tan honroso lugar.
MUJER NÚMERO DOS (restregándose los ojos que aún tenía muy hermosos,
cosa de que es imposible cerciorarse en un teatro): Sí, pero los pies deben de
llorar porque yo iba dejando barro tras ellos.
ADELA: ¿Tan seca la tierra estaba?
MUJER NÚMERO DOS: Se iba secando a medida que se iba haciendo
extranjera. Y no daba de sí aquella tierra como para que se hablara en ella un
idioma tan hermoso como el nuestro. Eso decía un hombre que se quedo mudó y
le duró la mudez cuarenta años y medio. La lengua nunca más se le acercó al
paladar ni tocó una parte u otra de la boca según lo que hubiera que pronunciar. Y
hay que ver con la poca carne que tiene una lengua la de cosas que sabe hacer. Y
recorrer toda ella la lengua nuestra que como ella se llama, tan rica, tan especial,
sin por ello dejar de poder saborear platos tan excelsos como las migas de mi
pueblo, prueba es, si fuese necesario presentarla, de que la lengua es un órgano
sí, sí, un órgano muy inteligente.
ADELA: Y sumamente obediente.
6
(En ese momento pasa entre las dos mujeres otra mujer vestida de negro y que
tiene el dedo índice de la mano derecha, aunque a veces si se le cansa la mano
emplea el izquierdo, puesto en posición vertical sobre los labios, en gesto
conocido por el mundo entero para exigir silencio. Como ya dijimos que
cambiaba de dedo índice cuando se cansaba, y que se coló varias veces entre las
dos, me falta añadir que cuando se hartó de pasar entre ellas tanto en una
dirección como en otra, le dio una patada a la silla en que estaba Adela y ésta
cayó al suelo, de nalgas primero, eso sí, pero emitiendo un grito.)
ADELA (primero grito de rabia y luego…): Estas son las exigencias de la
acción. María, ahora puedes sentarte tú en la silla y yo me quedo en la tierra
porque has de saber que ella es la que ha gritado por mí. El instinto, el instinto es
el mismo en todas partes y ¿sabes por qué? porque una aguja muy larga e
invisible, con un hilo finísimo, la atraviesa toda (ella es el verdadero pan nuestro
de cada día), pasa por su centro y sale por la boca luego de cualquiera de
nosotros. El remate de ese hilo es, consiste, en las distintas lenguas que
hablamos, si no, nos pasaríamos todos los miles, creo de millones, que somos, el
tiempo gritando.
MUJER NÚMERO DOS (es decir MARÍA): ¿Y con esa perorata esperas tú que
te den algo? ¿Qué? ¿Nos ponemos a contar lo que hemos sacado hoy?
ADELA: La próxima vez que mendiguemos coloquémonos debajo de un árbol
que tenga fruta madura. Hablándole un poco, eso sí… Si aprendemos el lenguaje
de las manzanas o las peras o los higos, nos harán caso y caerán como óbolos
divinos en nuestras manos abiertas o directamente en nuestras bocas.
MARÍA: Ayer cogí un puñado de tierra sin preguntar de quién era y me la metí
en el bolsillo. Allá también la alcanzarán las cuatro estaciones. Dejaré que llueva
en ella, que le dé el sol, la sacaré a pasear en invierno y le pondré un poco de
nieve encima. En primavera dejaré crecer en ella lo que decida la semilla que
llevara escondida dentro.
7
ADELA: ¿Y cómo era la tierra de allá, la del extranjero? ¿de otro color? ¿se
dejaba pisar?
MARÍA: No toda ella. Nos encerraron en un campo de concentración.
ADELA: ¡Eráis tantos!
MARÍA: Aumentaron nuestra densidad, pero la arena aquélla de Argelès sur
mer, la arena aquélla oyó canciones como no las había oído nunca. Estoy segura
de que se tuvo que alegrar. Ni en pleno verano ofendimos a nadie metiéndonos en
el mar a nadar. Otro, otro día te lo cuento.
ADELA: ¿Por qué has vuelto si no tenías donde ir? ¿A qué punto decidiste que
habías de volver, un punto que te sujetara, claro está, ya para siempre?
MARÍA: Conocía bien el mapa y pasé todos mis dedos por él, como quien toca
piano por si la geografía de papel, con todos sus nombres, pudiese cantar. Yo sólo
esperaba una palabra, “Entra”, y nadie la pronunció, ningún pueblo dijo aquí
estoy yo, así que me hice con una edición barata del Quijote, y le arranqué la
página donde se habla de un lugar que no tiene nombre o algo así y la puse a latir
encima de mi corazón. Y allá, en el extranjero, siempre me lavaba el cuerpo en el
lugar en que la iba a poner, pegadita a mí como un sello.
ADELA: ¿Quién te franqueó hasta aquí?
MARÍA: Me franqueaba yo todos los días dándome golpes en el pecho.
ADELA: ¿Y la fecha?
8
MARÍA: El tiempo de la espera no tiene fechas y hay noches insomnes que
cabalgan varios días.
ADELA: ¿Noches insomnes? Pero ¿es que las noches duermen?
MARÍA: Sí, y las mecíamos, Noche, noche, pasa a oscuras por este pasillo tuyo
que soy yo y con un poco de suerte llegaremos juntas donde hay tanta luz.
ADELA: España.
MARÍA: Sí.
(Vuelve a pasar la mujer de luto y silenciosa. A cada una de las dos mujeres les
pone algunas monedas en la mano.)
ADELA: Ésta quiere que se lo contemos todo.
MARÍA: Quiere ser nuestra autora.
ADELA: Pero no sabe serlo. ¿Le has oído tú decir algo? Hay aquí además
soborno. Nos ha puesto dinero en la mano para que hablemos.
MARÍA: Será para que antes les permitamos dar a las lenguas nuestras las
vueltas necesarias para ayudarnos a comer. Luego pasarán a otras funciones.
9
ADELA (contando el dinero): Aquí hay como para comprar aceite. Tendríamos
que tomar una cucharada de postre porque una lengua viva y en aceite sabe decir
sin duda cosas más suaves. ¿Qué tal lo pasabas en tu campo de concentración?
MARÍA: Matando piojos. Cuando el hambre apretaba hacíamos por que la
lengua en cuestión, ésa de que me hablabas, no viese nada, y nos los comíamos
con alguna pulga acompañante si lográbamos detenerla en alguno de sus saltos.
Éstas son de sangre dulce, te lo aseguro, la nuestra.
ADELA: Pero no me has dicho cada cuánto tiempo te franqueabas ni adónde te
mandabas.
MARÍA: Ah, sí. Estampaba el sello en mi pecho a diario con los golpes de que te
hablé y aunque no cupiera en un buzón, fui llegando.
ADELA: Eso era un mea culpa. Sea como fuere, ¿te abrió alguien aquí? ¿A
quién ibas destinada?
MARÍA: A todos.
ADELA: ¡Qué pretensión!
MARÍA: Volví con la boca abierta. Yo era una carta viva que sabía cerrarse a sí
misma pegando un labio con otro con saliva, si no se presentaba ningún
destinatario. Tú, Adela, eres la primera en muchos días, y sólo te falta firmar en
el suelo para dar a entender que iba la carta certificada a tu nombre. Pero ahora,
dime…
10
ADELA: Antes te diré que has vuelto loca de allá.
MARÍA: A días. Dime, ¿quién es esa mujer vestida de negro que tanto pasa entre
nosotras?
ADELA: Es mi patrona, le debo el alquiler.
MARÍA: Pero si nos ha dado dinero…
ADELA: Para que la paguemos con él. La acción tiene un doble efecto la mires
por donde la mires. ¿Te diste cuenta de que antes de dárnoslo se pasó el dinero a
la mano izquierda y luego se lo puso en la derecha y luego lo tiró al suelo para
cogerlo con ambas manos antes de entregarlo?
MARÍA: No.
ADELA: Pues yo sí. Es que quería recordarse bien a sí misma dando limosna. Se
absolvía de esa manera sin necesidad de cura de cualquier robo que tuviese la
tentación de hacer. El otro efecto es que ella sabe muy bien que teniendo yo con
qué pagarla le daré lo que le debo, meses antes o meses después, que el hombre
no es un monedero.
Mendigo pues para luchar contra el mal, dando ocasión a mi prójimo de ejercer
el bien. Ese bien podría ser levantarme si me caigo, pero si de monedas va que no
utilice yo de ruedas, en un carricoche entramos, por poco que pensemos, en lo de
quién en nombre del dinero de San dinero abolió el trueque y por qué y qué se da.
Te habrás dado cuenta de que antes de abrir su monedero el hombre caritativo se
detiene a pensar, y tú antes de abrir la boca.
MARÍA: ¿En qué? ¿Pensar en qué? ¿En que el centro de la tierra es de oro?
11
ADELA: Habrás notado que soy poeta: en el ser, el no ser y sin embargo estar,
aunque difícil es ser sin estar, por algo hay que empezar, y por poco que sea.
¿Qué eras mientras estuviste allá?
MARÍA: Una niña piojosa, pero tú contéstame antes. ¿Se te ha ocurrido
trabajar? Es poderosa dama doña dinero.
(Adela se levanta del suelo donde estaba, endereza la silla, se sienta en ella, se
vuelve a bajar, y coge al fin a María por una trenza y la va arrastrando por el
suelo.)
ADELA: ¿Deshacer así la paz, la armonía y la quietud? Si me vuelves con ésas
te tendré que matar. Además, todo lo que dices al revés ¡francesa! ¡francesa!
MARÍA: ¡O yo a ti! ¿De dónde eres?
(Vuelve a pasar la mujer de negro y mueve las manos en el aire como si no
supiera qué hacer con ellas. Intenta aplaudir, pero como no tiene a qué les da
una bofetada – la que propinó con la mano izquierda algo más débil –, a cada
una de las dos mujeres.)
ADELA (enfurecida): A mí me ha hecho menos daño que a ti.
MARÍA: Es que yo soy más que tú.
ADELA: ¿Más qué? ¿Es olvido lo que callas, vergüenza o hambre duradera?
12
MARÍA: Más todo porque no tengo nada. Así que el tonto ése francés que te
habrán puesto a estudiar porque decía que era porque pensaba se equivocaba. Se
es cuando no se tiene nada. Se te nota en algún deje que otro que tuviste y que
me vas a dar a mí la limosna que calientas en la mano. Si quieres tú ofrecerle a la
Muerte un Ser limpio y entero, que no te tenga ella que quitar más que la vida.
Nosotras.
ADELA: Ya, habéis vuelto para robarnos. ¿Por qué no os habéis quedado allá en
las suave Europa? Haber enseñado a vuestra lengua a dar las vueltas al revés y
dabais con otro idioma, el francés.
MARÍA: Mi lengua no es un tirabuzón ni un sacacorchos.
ADELA: Pues la que hablas no acaba de posarse en ti. Te la llevarías, como me
dijiste de lejos mientras te ibas acercando a mí, de pequeña, como una flor a la
que cambiabas el agua todas las mañanas. Era tu saliva el agua y la flor…
MARÍA: Ésta. No hay quien la pueda talar: una palabra unida a su silencio con
amor. Sabrás que hay tantos silencios como palabras.
ADELA: Pero es de una especie que no se cultiva ya ni falta que hace. Te estoy
imitando desde hace casi una hora para que me entiendas. Pero lo que te tengo
que decir es bien simple: Largo de aquí, que me necesito a mí y si estoy con otra
u otro, me comparto. Es la compañía un insoportable bisturí.
MARÍA: ¿Os molestaba la nuestra?
ADELA: Y la nuestra a vosotros.
13
MARÍA: Creo que nos vamos a pelear, levanta, que vamos a correr las cortinas
por si hay vecinos.
(Se levantan e intentan correr el telón del escenario, sin lograrlo, claro, y se
vuelven a sentar, ambas en el suelo, y la silla, vacía, en medio de ellas.)
UNA DE ELLAS (la autora no sabe cuál): Vamos a dar la espalda al mundo
entero.
(Se dan media vuelta y le dan la espalda al público.)
AMBAS: Pero al que tenemos delante, no.
MARÍA: Nadie, palabra hermosa. Es a alguien como el silencio a la palabra.
Allá en el extranjero, piensas en esas equivalencias…
(Alguien, un energúmeno, abuchea desde ese mismo público a las dos actrices,
aunque también puede tratarse de otro comediante pagado por el director de
escena. Es un joven vestido de negro, de luengos cabellos, que se dirige
corriendo al escenario, se sube a él, y dice, sentencioso…)
JOVEN DE NEGRO: Como todos los tiempos pasados tuvieron su presente, con
él se contenten y no quieran volver algunos a por otro parecido al que vivieron.
¿Que se nos convertirá también en lo que fue nuestro el aquí y ahora de cada día?
No queráis meter en eso lo vuestro, que nos daría un pasado al cuadrado o al
cubo muy difícil de recordar.
14
ADELA (en voz baja): Es un joven matemático y poético. Hace unas noches le
oí gritar solo por la calle, antes de que se lo llevasen los guardias por cantar a
deshoras, que si un poema no era un teorema, nada.
MARÍA: Tiene, tenía razón.
JOVEN POETA: ¿Y esas trenzas de canas? ¿No os habéis casado algún día, no
seré yo hijo vuestro o al menos de una de las dos? ¿Por qué tiempos tengo que
andar para llegar hasta vosotras, vuestra juventud y descubrir una verdad
bondadosamente abrazada a su mentira?
MARÍA: Di primero en qué año estamos y después ve contando en voz alta uno
menos, que cuando llegues al de nuestro nacimiento, te detendremos, pero no
temas contar cien años más o menos porque estoy segura de que si en la
actualidad ninguna cara se parece a otra, hace siglos o quizá sólo uno todas
nuestras casas existieron aunque no estuviéramos nosotros dentro. Tal vez
seamos pues simples reproducciones, así que no seas orgulloso, joven, que el
tiempo a ti también te irá royendo. Lo mejor sería echarle al tiempo, digo, unos
cuantos días, que son su pitanza aunque no lo parezca. Él se detendría en algunos
más que en otros, como hace siempre, y yo podría emplear el mío en recordar.
JOVEN MELENUDO DE NEGRO: Cuenta, abuela, lo que pasó.
MARÍA: No.
15
EL JOVEN DE ANTES, EL MISMO: ¿Ves que no queréis decir nada? Había en
aquellos años mucho tiempo por repartir. El que se hacía con los días de otro
pegándole un tiro entre las dos cejas se los añadía, de golpe, a los que tenía, y
cuanto más matara, más madrugadas y noches almacenaría. Y los atardeceres…
los atardeceres… Si todos os hubieseis sentado dejando que la luz bañada en
sombras os acariciase, empezando por los ojos… Ay, cómo definir un atardecer,
no hubiera pasado lo que pasó: yo solito he inventado una máquina de calcular y
he sumado todos los días que os quitasteis unos a otros, suponiendo, claro está,
que habíais de llegar todos al siglo, y la cifra que salió, miles de miles, creo, de
millones, la cifra ésa, ningún billete de banco la podía igualar. Señora Adela,
bájese de aquí que está usted representando un papel y esta pobre, la loca María,
no.
(Con malos modos, empujándola, lleva el joven a Adela hasta la escalerilla
lateral del escenario, la obliga a bajar, y le dice…)
JOVEN POETA (debía de serlo): Abajo, y ¡a pagar la entrada!
MARÍA (llorando, de pie, con cara, en efecto de loca): Se lo quedaron todo,
todo… y yo he vuelto al fin, descalza para que de tacón me haga una piedra y de
media suela el barro aquél. Y sé que tengo que pedir perdón a un árbol por lo
menos, a uno cualquiera de mi tierra por creer y decir que podía crecer en otro
sitio, a las nubes también por haber tenido paraguas, cuando son ellas filtros que
no dejan llegar al cielo nuestras imprecaciones… Ay, no sé, no sé. Verá usted
joven, soy una mujer sin dirección, es decir sin nombre de calle ni número en una
u otra acera, y he venido, estoy aquí, tiendo la mano y pido como decís, un de
ene i, un DNI, que es el diminutivo. Me lo ataré con un lazo al cuello.
JOVEN POETA: Abuelita, cálmese y cuéntemelo todo que estoy en plena tesis
doctoral. Y si vive, aún la presentaré a usted como punto final, es decir como
prueba andante de todo lo que diga.
16
MARÍA (gritando cara al público): ¡Adela! Firma tú si quieres el libro que llevo
dentro. Se me pueden arrancar páginas, que no sufriré más que si me quitaseis la
piel a tiras y eso que en los codos me es muy necesaria. La que llevo en la cara es
una piel valiente: ha seguido sin chistar mis sentimientos y con ayuda de una o
dos arrugas, los ha mantenido dentro. Pero mis rodillas manifiestan el
sufrimiento que ocultaban mis mejillas. He vuelto, pero es desandar un doble
andar y de cansancio te caes en medio del camino.
JOVEN POETA: A ver, dígame usted, que voy a tomar nota. No tema, dejaré un
blanco para sus silencios. Siempre fui respetuoso con lo inefable. Que si no se
manifiesta, de una u otra forma, hablo y escribo yo por él después de un tiempo
de espera razonable. Diga.
MARÍA: Era el veintitrés de enero de mil novecientos treinta y nueve.
JOVEN POETA: ¿Lo pongo en números?
MARÍA: Como quiera.
(Pasa un tiempo cargado de silencio. María mira bien el escenario, da unos
pasos hacia adelante, otros hacia atrás. Se para al fin.)
MARÍA: Todo retorno es lento. Además, a mí me hubiera gustado poner el pie
en el mismo sitio en que tropezó aquél, atado por su alpargata y se posó en una
última caricia de ella a mí o de mí a ella.
17
ADELA (Sin su presencia, su voz sola que el director de escena puede hacer
surgir desde donde quiera, en el escenario mismo si le parece necesario.): Pero
cambiando el sentido de la marcha hubieses puesto los dedos donde intentaste
clavar los talones, y aquel pequeño aljibe, pues era día de lluvia, había
desaparecido ya.
MARÍA: Os lo quedasteis todo.
JOVEN POETA: Pero tú, abuela, te llevaste algo…
MARÍA: Algo que vengo a restituir: el abecedario. Me llevé la letra A y la
defendí contra todos.
JOVEN POETA: No me metas miedo por si tengo que viajar este verano. ¿Es
que allá no existe? ¿Es hablar todo un atragantarse de erres y eles?
MARÍA (violenta): La A como se dice aquí la defenderé contra todos. Es vocal
especial. En el otro idioma aquél sonaba a mezcla con las otras cuatro. Claro está
que cuando es mayúscula abro más la boca que cuando es la pobrecita tan
minúscula que le doy un beso mío cada vez que la pronuncio. Así será mi idioma
inmortal y ¡que el otro desaparezca o se pase al nuestro a medida que se va
acercando a los Pirineos, cosa que hace ya!
JOVEN POETA: Si pongo la fecha en letras, que no la quiero poner, caben unas
cuantas. Más de una se habrá llevado usted para tener con qué pensar en el
camino ¿o todo fue gritar? Quisisteis dejar a nuestros padres y abuelos mudos,
¿verdad? Y ahora os extraña que no hayan dejado de hablar y que, retornados o
no, no tengáis voz. Toda conversación necesita saliva fresca. ¿Os bañabais en el
mar? Dese prisa en decírmelo que mi tesina espera.
18
MARÍA: Las alambradas se adentraban muchos metros en el agua y no
recibíamos sonrisas de Mediterráneo. Si una espuma blanca ribeteaba algunas
olas podías tomarla por una fila de dientes, a condición de no ser demasiado
exigente… pero el mar sabía lo que hacía allí y cuál era su papel y cómo
desempeñarlo. No, que no quiero hablar. He vuelto sólo a besar piedras. Como
las de nuestra tierra en ningún sitio… redondas, duras, libres, creo, sí, libres,
lisas, por si tenemos que volver a gatas. Todavía no nos habéis dicho “entra” a los
de mil cuatrocientos noventa y dos.
JOVEN POETA: Cuéntame algo al fin.
MARÍA: Yo tenía un candil.
JOVEN POETA: Me voy. Empezaré así: que tenía usted un candil ¿verdad? ¿y
quién tenía el par de tijeras de la barraca?
MARÍA: Una andaluza.
JOVEN POETA: Me voy, que mi tesina me espera.
(El joven, como dice, se va, aunque antes de desaparecer da varios pasos hacia
María. Al fin no se le ocurre nada y se va en busca de otro espacio y tiempo. Que
esto se note porque se pone a mirarse las manos por todos los lados como si no
supiera qué hacer con ellas.)
(La autora sabe que la subida de un espectador al escenario se ha hecho ya, y
más de una vez. Pero meterse por un resquicio en una obra trágica, creo que
nunca. En todo caso Adela y él se conocían. Entonces, ¿qué hacía María allí?
¿Ejercer la mendicidad? Dejémosla hablar una vez más y nos lo dirá.)
19
MARÍA (Anda por el escenario, titubea, expresa, si la sala es pequeña, todo lo
que puede sin una palabra, para decir el fin con el tono de quien pide permiso
antes de entrar): ¿Se puede?
(Lo que no sabe la autora es si ha de pronunciar esa expresioncita cortés mirando
a los espectadores si los hubiere o volviéndose hacia otro lado. Que lo decida la
actriz.)
FIN
20

Más contenido relacionado

La actualidad más candente

Textos daiveh y juan
Textos daiveh y juanTextos daiveh y juan
Textos daiveh y juan
Juan Montoya
 
Todos2
Todos2Todos2
Todos2
cmpiys
 
Impactante Fascinacion Microcuentos
Impactante Fascinacion MicrocuentosImpactante Fascinacion Microcuentos
Impactante Fascinacion Microcuentos
Sarko Medina Hinojosa
 

La actualidad más candente (20)

La señora del perrito, anton chejov
La señora del perrito, anton chejovLa señora del perrito, anton chejov
La señora del perrito, anton chejov
 
DOCENTE
DOCENTEDOCENTE
DOCENTE
 
Daniel H y la Reina de Armendariz
Daniel H y la Reina de ArmendarizDaniel H y la Reina de Armendariz
Daniel H y la Reina de Armendariz
 
Textos daiveh y juan
Textos daiveh y juanTextos daiveh y juan
Textos daiveh y juan
 
Presentación1
Presentación1Presentación1
Presentación1
 
Maridos
MaridosMaridos
Maridos
 
Garval (primeras páginas)
Garval (primeras páginas)Garval (primeras páginas)
Garval (primeras páginas)
 
Lecturas para segundo de primaria
Lecturas para segundo de primariaLecturas para segundo de primaria
Lecturas para segundo de primaria
 
Selección de romances viejos
Selección de romances viejosSelección de romances viejos
Selección de romances viejos
 
Cuadernillo 1 séptimo-2011
Cuadernillo 1 séptimo-2011Cuadernillo 1 séptimo-2011
Cuadernillo 1 séptimo-2011
 
Todos
TodosTodos
Todos
 
Evaluación diagnóstica segundo medio lenguaje
Evaluación diagnóstica segundo medio lenguajeEvaluación diagnóstica segundo medio lenguaje
Evaluación diagnóstica segundo medio lenguaje
 
Todos2
Todos2Todos2
Todos2
 
Cantapalabras
CantapalabrasCantapalabras
Cantapalabras
 
Evelio Rosero El Esqueleto de Visita
Evelio Rosero El Esqueleto de VisitaEvelio Rosero El Esqueleto de Visita
Evelio Rosero El Esqueleto de Visita
 
Genero narrativo prueba 8° basico
Genero narrativo prueba 8° basicoGenero narrativo prueba 8° basico
Genero narrativo prueba 8° basico
 
Impactante Fascinacion Microcuentos
Impactante Fascinacion MicrocuentosImpactante Fascinacion Microcuentos
Impactante Fascinacion Microcuentos
 
Bloque 2 Variantes de un cuento
Bloque 2 Variantes de un cuentoBloque 2 Variantes de un cuento
Bloque 2 Variantes de un cuento
 
Cuentos pos la Paz
Cuentos pos la PazCuentos pos la Paz
Cuentos pos la Paz
 
Bloque 2 Variantes de un cuento
Bloque 2 Variantes de un cuentoBloque 2 Variantes de un cuento
Bloque 2 Variantes de un cuento
 

Similar a LA EX EXILIADA (Años 90) Teresa Gracia

Nos han dado_la_tierra
Nos han dado_la_tierraNos han dado_la_tierra
Nos han dado_la_tierra
Blogclavijo
 
ANGEL_GONZALEZ
ANGEL_GONZALEZANGEL_GONZALEZ
ANGEL_GONZALEZ
susmor
 
Libro (2)
Libro (2)Libro (2)
Libro (2)
Alebab
 
Antología poética de Ulises
Antología poética de UlisesAntología poética de Ulises
Antología poética de Ulises
JovitayNati
 
Antología poética ulises
Antología poética ulisesAntología poética ulises
Antología poética ulises
jorgenachoalicia
 
Antolog%c3%ada[1]..
Antolog%c3%ada[1]..Antolog%c3%ada[1]..
Antolog%c3%ada[1]..
raul-yago
 

Similar a LA EX EXILIADA (Años 90) Teresa Gracia (20)

Blanquipaloma
BlanquipalomaBlanquipaloma
Blanquipaloma
 
Gealittera 4 diciembre
Gealittera 4 diciembreGealittera 4 diciembre
Gealittera 4 diciembre
 
Premios Nobel en lengua española (III)-Gabriela Mistral
Premios Nobel en lengua española (III)-Gabriela MistralPremios Nobel en lengua española (III)-Gabriela Mistral
Premios Nobel en lengua española (III)-Gabriela Mistral
 
Nos han dado_la_tierra
Nos han dado_la_tierraNos han dado_la_tierra
Nos han dado_la_tierra
 
ANGEL_GONZALEZ
ANGEL_GONZALEZANGEL_GONZALEZ
ANGEL_GONZALEZ
 
Tren - Rafael Bejarano
Tren - Rafael BejaranoTren - Rafael Bejarano
Tren - Rafael Bejarano
 
Ser.estar ebook
Ser.estar ebookSer.estar ebook
Ser.estar ebook
 
Lecturas para-todos-los-dias
Lecturas para-todos-los-diasLecturas para-todos-los-dias
Lecturas para-todos-los-dias
 
Gelman j. valer la pena
Gelman j. valer la penaGelman j. valer la pena
Gelman j. valer la pena
 
Juan_Rulfo._Llano_en_llamas..pdf
Juan_Rulfo._Llano_en_llamas..pdfJuan_Rulfo._Llano_en_llamas..pdf
Juan_Rulfo._Llano_en_llamas..pdf
 
Libro (2)
Libro (2)Libro (2)
Libro (2)
 
Galeano el libro_de_los_abrazos
Galeano el libro_de_los_abrazosGaleano el libro_de_los_abrazos
Galeano el libro_de_los_abrazos
 
Galeano el libro_de_los_abrazos
Galeano el libro_de_los_abrazosGaleano el libro_de_los_abrazos
Galeano el libro_de_los_abrazos
 
Antología poética de Ulises
Antología poética de UlisesAntología poética de Ulises
Antología poética de Ulises
 
Antología poética ulises
Antología poética ulisesAntología poética ulises
Antología poética ulises
 
Antolog%c3%ada[1]..
Antolog%c3%ada[1]..Antolog%c3%ada[1]..
Antolog%c3%ada[1]..
 
Guia 2 de lectura septimo
Guia 2 de lectura septimoGuia 2 de lectura septimo
Guia 2 de lectura septimo
 
Isabel_Allende_Cuentos_de_Eva_Luna_pdf.pdf
Isabel_Allende_Cuentos_de_Eva_Luna_pdf.pdfIsabel_Allende_Cuentos_de_Eva_Luna_pdf.pdf
Isabel_Allende_Cuentos_de_Eva_Luna_pdf.pdf
 
Canciones,poesías y cuento
Canciones,poesías y cuentoCanciones,poesías y cuento
Canciones,poesías y cuento
 
Ojitos de corazon
Ojitos de corazonOjitos de corazon
Ojitos de corazon
 

Más de JulioPollinoTamayo

Más de JulioPollinoTamayo (20)

LA DORADA PONZOÑA (1924) Mary Webb
LA DORADA PONZOÑA (1924) Mary WebbLA DORADA PONZOÑA (1924) Mary Webb
LA DORADA PONZOÑA (1924) Mary Webb
 
LA CULPA (1963) Margarita Aguirre
LA CULPA (1963) Margarita AguirreLA CULPA (1963) Margarita Aguirre
LA CULPA (1963) Margarita Aguirre
 
LA CASA DEL PECADO (1902) Marcelle Tinayre
LA CASA DEL PECADO (1902) Marcelle TinayreLA CASA DEL PECADO (1902) Marcelle Tinayre
LA CASA DEL PECADO (1902) Marcelle Tinayre
 
LA ABUELITA (1950-1957) Palop
LA ABUELITA (1950-1957) PalopLA ABUELITA (1950-1957) Palop
LA ABUELITA (1950-1957) Palop
 
ANTOCOLLOGÍA (1956-2001) José Luis Coll
ANTOCOLLOGÍA (1956-2001) José Luis Coll ANTOCOLLOGÍA (1956-2001) José Luis Coll
ANTOCOLLOGÍA (1956-2001) José Luis Coll
 
JAIME DE ARMIÑÁN (Dossier)
JAIME DE ARMIÑÁN (Dossier)JAIME DE ARMIÑÁN (Dossier)
JAIME DE ARMIÑÁN (Dossier)
 
CORAZÓN LOCO (1980-1987) Isa Feu
CORAZÓN LOCO (1980-1987) Isa FeuCORAZÓN LOCO (1980-1987) Isa Feu
CORAZÓN LOCO (1980-1987) Isa Feu
 
HELADA EN MAYO (1933) Antonia White
HELADA EN MAYO (1933) Antonia WhiteHELADA EN MAYO (1933) Antonia White
HELADA EN MAYO (1933) Antonia White
 
GRANDES DIBUJANTAS DE LA TRANSICIÓN (Antología)
GRANDES DIBUJANTAS DE LA TRANSICIÓN (Antología)GRANDES DIBUJANTAS DE LA TRANSICIÓN (Antología)
GRANDES DIBUJANTAS DE LA TRANSICIÓN (Antología)
 
POESÍA COMPLETA (1960-1990) Francisca Perujo
POESÍA COMPLETA (1960-1990) Francisca PerujoPOESÍA COMPLETA (1960-1990) Francisca Perujo
POESÍA COMPLETA (1960-1990) Francisca Perujo
 
FLAMENCO PARA SUBNORMALES (100 discos 100)
FLAMENCO PARA SUBNORMALES (100 discos 100)FLAMENCO PARA SUBNORMALES (100 discos 100)
FLAMENCO PARA SUBNORMALES (100 discos 100)
 
FILMS SELECTOS (1930-1937) María Luz Morales
FILMS SELECTOS (1930-1937) María Luz MoralesFILMS SELECTOS (1930-1937) María Luz Morales
FILMS SELECTOS (1930-1937) María Luz Morales
 
ES LA VIDA (1954) Ramón Cajade
ES LA VIDA (1954) Ramón CajadeES LA VIDA (1954) Ramón Cajade
ES LA VIDA (1954) Ramón Cajade
 
EL TRIUNFO DE LOS DERROTADOS (1957) Ramón Cajade
EL TRIUNFO DE LOS DERROTADOS (1957) Ramón CajadeEL TRIUNFO DE LOS DERROTADOS (1957) Ramón Cajade
EL TRIUNFO DE LOS DERROTADOS (1957) Ramón Cajade
 
EL RAPTO DEL SANTO GRIAL (1978-1982) Paloma Diaz-Mas
EL RAPTO DEL SANTO GRIAL (1978-1982) Paloma Diaz-MasEL RAPTO DEL SANTO GRIAL (1978-1982) Paloma Diaz-Mas
EL RAPTO DEL SANTO GRIAL (1978-1982) Paloma Diaz-Mas
 
EL DIARIO SECRETO DE ADRIAN MOLE (1982) Sue Townsend
EL DIARIO SECRETO DE ADRIAN MOLE (1982) Sue TownsendEL DIARIO SECRETO DE ADRIAN MOLE (1982) Sue Townsend
EL DIARIO SECRETO DE ADRIAN MOLE (1982) Sue Townsend
 
EL BORRADOR (1960) Manuel San Martín
EL BORRADOR (1960) Manuel San MartínEL BORRADOR (1960) Manuel San Martín
EL BORRADOR (1960) Manuel San Martín
 
DIARIO (1971-1972) Carmen Laforet
DIARIO (1971-1972) Carmen LaforetDIARIO (1971-1972) Carmen Laforet
DIARIO (1971-1972) Carmen Laforet
 
DAISY, LA MECANOGRAFA FATAL (1930-1932) Salvador Bartolozzi
DAISY, LA MECANOGRAFA FATAL (1930-1932) Salvador BartolozziDAISY, LA MECANOGRAFA FATAL (1930-1932) Salvador Bartolozzi
DAISY, LA MECANOGRAFA FATAL (1930-1932) Salvador Bartolozzi
 
LA ENTRETENIDA INDISCRETA (1918) Ana Díaz (Pedro González-Blanco)
LA ENTRETENIDA INDISCRETA (1918) Ana Díaz (Pedro González-Blanco)LA ENTRETENIDA INDISCRETA (1918) Ana Díaz (Pedro González-Blanco)
LA ENTRETENIDA INDISCRETA (1918) Ana Díaz (Pedro González-Blanco)
 

Último

5.1-La 1ª parte del reinado de Alfonso XIII y los proyectos de regeneracionis...
5.1-La 1ª parte del reinado de Alfonso XIII y los proyectos de regeneracionis...5.1-La 1ª parte del reinado de Alfonso XIII y los proyectos de regeneracionis...
5.1-La 1ª parte del reinado de Alfonso XIII y los proyectos de regeneracionis...
jose880240
 
Leyendo una obra: presentación de las hermanas Sanromán.
Leyendo una obra: presentación de las hermanas Sanromán.Leyendo una obra: presentación de las hermanas Sanromán.
Leyendo una obra: presentación de las hermanas Sanromán.
nixnixnix15dani
 
dia de la madre dia de la madre dia de la madre dia de la madres dia de la madre
dia de la madre dia de la madre dia de la madre dia de la madres dia de la madredia de la madre dia de la madre dia de la madre dia de la madres dia de la madre
dia de la madre dia de la madre dia de la madre dia de la madres dia de la madre
VICTORSANTISTEBANALV
 
702009258-Betting-On-You-Lynn-Painter.pdf
702009258-Betting-On-You-Lynn-Painter.pdf702009258-Betting-On-You-Lynn-Painter.pdf
702009258-Betting-On-You-Lynn-Painter.pdf
kevinalexiscastillo1
 
TRIPTICO LA CADENA ALIMENTICIA PARA EL CONSUMO HUMANO (2).pdf
TRIPTICO LA CADENA ALIMENTICIA PARA EL CONSUMO HUMANO (2).pdfTRIPTICO LA CADENA ALIMENTICIA PARA EL CONSUMO HUMANO (2).pdf
TRIPTICO LA CADENA ALIMENTICIA PARA EL CONSUMO HUMANO (2).pdf
javierchana780
 
-7dia de la madre 2024 DISCURSO PARA EL DIA DE LA MADRES.docx
-7dia de la madre 2024 DISCURSO PARA EL DIA DE LA MADRES.docx-7dia de la madre 2024 DISCURSO PARA EL DIA DE LA MADRES.docx
-7dia de la madre 2024 DISCURSO PARA EL DIA DE LA MADRES.docx
ykiara
 
Dialnet-DesafiosDeLaGestionDelTransporteYLogisticaEnLosCen-8399928.pdf
Dialnet-DesafiosDeLaGestionDelTransporteYLogisticaEnLosCen-8399928.pdfDialnet-DesafiosDeLaGestionDelTransporteYLogisticaEnLosCen-8399928.pdf
Dialnet-DesafiosDeLaGestionDelTransporteYLogisticaEnLosCen-8399928.pdf
arturocastellanos569
 
Infografía de la materia economía macroeconomía
Infografía de la materia economía macroeconomíaInfografía de la materia economía macroeconomía
Infografía de la materia economía macroeconomía
antonio572117
 

Último (19)

Fundamentos del concreto armado propiedades .pptx
Fundamentos del concreto armado propiedades .pptxFundamentos del concreto armado propiedades .pptx
Fundamentos del concreto armado propiedades .pptx
 
5.1-La 1ª parte del reinado de Alfonso XIII y los proyectos de regeneracionis...
5.1-La 1ª parte del reinado de Alfonso XIII y los proyectos de regeneracionis...5.1-La 1ª parte del reinado de Alfonso XIII y los proyectos de regeneracionis...
5.1-La 1ª parte del reinado de Alfonso XIII y los proyectos de regeneracionis...
 
Leyendo una obra: presentación de las hermanas Sanromán.
Leyendo una obra: presentación de las hermanas Sanromán.Leyendo una obra: presentación de las hermanas Sanromán.
Leyendo una obra: presentación de las hermanas Sanromán.
 
picasso, resumen de su obra pictorica.pptx
picasso, resumen de su obra pictorica.pptxpicasso, resumen de su obra pictorica.pptx
picasso, resumen de su obra pictorica.pptx
 
dia de la madre dia de la madre dia de la madre dia de la madres dia de la madre
dia de la madre dia de la madre dia de la madre dia de la madres dia de la madredia de la madre dia de la madre dia de la madre dia de la madres dia de la madre
dia de la madre dia de la madre dia de la madre dia de la madres dia de la madre
 
San Miguel de Allende en la Mirada de Arturo Suárez fotógrafo
San Miguel de Allende en la Mirada de Arturo Suárez fotógrafoSan Miguel de Allende en la Mirada de Arturo Suárez fotógrafo
San Miguel de Allende en la Mirada de Arturo Suárez fotógrafo
 
CONSECUENCIAS DE LA DIGLOSIA EN LA EDUCACION^J.pptx
CONSECUENCIAS DE LA DIGLOSIA EN LA EDUCACION^J.pptxCONSECUENCIAS DE LA DIGLOSIA EN LA EDUCACION^J.pptx
CONSECUENCIAS DE LA DIGLOSIA EN LA EDUCACION^J.pptx
 
ASÍ CANTAN A LA MADRE Culturas y canciones. Intérpretes, autores y compositor...
ASÍ CANTAN A LA MADRE Culturas y canciones. Intérpretes, autores y compositor...ASÍ CANTAN A LA MADRE Culturas y canciones. Intérpretes, autores y compositor...
ASÍ CANTAN A LA MADRE Culturas y canciones. Intérpretes, autores y compositor...
 
Concursos Educativos Escolares 2024-AMILCAR.pdf
Concursos Educativos Escolares 2024-AMILCAR.pdfConcursos Educativos Escolares 2024-AMILCAR.pdf
Concursos Educativos Escolares 2024-AMILCAR.pdf
 
702009258-Betting-On-You-Lynn-Painter.pdf
702009258-Betting-On-You-Lynn-Painter.pdf702009258-Betting-On-You-Lynn-Painter.pdf
702009258-Betting-On-You-Lynn-Painter.pdf
 
PRESENTACION EL DIA DE LA MADRE POR SU DIA
PRESENTACION EL DIA DE LA MADRE POR SU DIAPRESENTACION EL DIA DE LA MADRE POR SU DIA
PRESENTACION EL DIA DE LA MADRE POR SU DIA
 
3.3 Conceptos previos sobre Lugar de Hecho.pdf
3.3 Conceptos previos sobre Lugar de Hecho.pdf3.3 Conceptos previos sobre Lugar de Hecho.pdf
3.3 Conceptos previos sobre Lugar de Hecho.pdf
 
Elaboracion regalo dia de las madres.pdf
Elaboracion regalo dia de las madres.pdfElaboracion regalo dia de las madres.pdf
Elaboracion regalo dia de las madres.pdf
 
TRIPTICO LA CADENA ALIMENTICIA PARA EL CONSUMO HUMANO (2).pdf
TRIPTICO LA CADENA ALIMENTICIA PARA EL CONSUMO HUMANO (2).pdfTRIPTICO LA CADENA ALIMENTICIA PARA EL CONSUMO HUMANO (2).pdf
TRIPTICO LA CADENA ALIMENTICIA PARA EL CONSUMO HUMANO (2).pdf
 
-7dia de la madre 2024 DISCURSO PARA EL DIA DE LA MADRES.docx
-7dia de la madre 2024 DISCURSO PARA EL DIA DE LA MADRES.docx-7dia de la madre 2024 DISCURSO PARA EL DIA DE LA MADRES.docx
-7dia de la madre 2024 DISCURSO PARA EL DIA DE LA MADRES.docx
 
Dialnet-DesafiosDeLaGestionDelTransporteYLogisticaEnLosCen-8399928.pdf
Dialnet-DesafiosDeLaGestionDelTransporteYLogisticaEnLosCen-8399928.pdfDialnet-DesafiosDeLaGestionDelTransporteYLogisticaEnLosCen-8399928.pdf
Dialnet-DesafiosDeLaGestionDelTransporteYLogisticaEnLosCen-8399928.pdf
 
3.7 Teoria General de la Fotografia de Manchas de Sangre.pdf
3.7 Teoria General de la Fotografia de Manchas de Sangre.pdf3.7 Teoria General de la Fotografia de Manchas de Sangre.pdf
3.7 Teoria General de la Fotografia de Manchas de Sangre.pdf
 
Infografía de la materia economía macroeconomía
Infografía de la materia economía macroeconomíaInfografía de la materia economía macroeconomía
Infografía de la materia economía macroeconomía
 
problemas ambientales (1).pptxhhhhhhhhhhhhh
problemas ambientales (1).pptxhhhhhhhhhhhhhproblemas ambientales (1).pptxhhhhhhhhhhhhh
problemas ambientales (1).pptxhhhhhhhhhhhhh
 

LA EX EXILIADA (Años 90) Teresa Gracia

  • 1. LA EX EXILIADA (Años 90) Teresa Gracia Edición: Julio Pollino Tamayo cinelacion@yahoo.es
  • 2. 2
  • 3. 3 Si no se aparece la autora, a la que le gustaría representar el personaje de Silencio, hay dos mujeres en la escena, una sentada y la otra en el suelo. Ese suelo que sea el que se quiera, el de un jardín público, el de una plaza, el de una cocina, etc. A la que está sentada daremos el nombre de “mujer número uno”, a la otra “mujer número dos”. Sólo cuando una u otra se dirija a cualquiera de las dos dándole un nombre, se lo pondremos nosotros, o yo, que es lo mismo. MUJER NÚMERO UNO: Debieras levantarte. Calzas un número de zapato suficiente como para ofrecerle a la tierra buena parte de la superficie tuya. (Intenta levantarla cogiéndola por un brazo.) MUJER NÚMERO DOS: Si pudiera andaría acostada y aun dando todas las vueltas en ella que se le da a cualquier cosa que se quiera freír por todos los lados. Te habrás dado cuenta de que no tengo las manos cerradas: los diez dedos y más que tuviere, además de las dos palmas, reposan en ella. MUJER NÚMERO UNO: Pero ¿pero es que te crees que se te va a ir? que es tu tierra lo sabemos. Tenéis un pasaporte los dos, tierra y tú, nación y tú, que así lo afirma: tú eres de aquí y ella, que lleva nombre, como sabes, pues hecha está toda ella una nación, te presta el suyo a la hora de calificarte. Cómo te llamas tú y cómo se llama ella, con dos o tres letras más, y ya tenéis una identidad metida en todo el Ser. Debieras dar unos pasos, dejar que de vez en cuando, entre la tierra y tú, pase el viento. (La levanta y la deja caer.) MUJER NÚMERO DOS: ¿Y si mi despidiese al cielo en su girar? Por ahora, claro está, no tiene fuerza centrífuga, pero ¿y si la tuviera un día? ¿La suficiente como para echarme una vez más? Y ayer me dieron dos o tres mareos. Por parte de una u otra debió haber aceleración. Le clavé mi bastón para castigarla.
  • 4. 4 MUJER NÚMERO UNO: He oído decir que la guerra civil fue una lucha entre hombres y tierra. ¿Qué os había hecho? Ganó la Tierra, claro. MUJER NÚMERO DOS: Dicen también que siguió lloviendo como si nada cuando le plugo, ay, qué palabra tan fea, cuando le vino en gana, ay, ésta es peor, hace de la Tierra una mal educada. Cuando… cuando… ¿qué atreverse a decir? cuando la Tierra hace una cosa u otra, hay que mirar y callar. (Callan ambas un rato largo.) MUJER NÚMERO UNO: ¿Cuánto has sacado hoy? MUJER NÚMERO DOS: Se me acercó un hombre para pedirme una aguja, de esas que cosen, y como le dije que sólo tenía una pluma otrora enhebrada con tinta, pues él, desconfiado, me quería tocar la yema del dedo índice de la mano izquierda por si me lo hubiese pinchado al remendar o bordar, y como yo no quería hacerle, en ese mismo instante, el favor de coserle el bolsillo a él, se metió la mano hasta un agujero o un descosido y de allí sacó una moneda que estaba a punto de escapársele. La miró bien, porque le dijo algo así como “si hubieras sido un poco más grande, aun sin cambiar el valor nominal, no te me hubieras caído, tú, a la que con tanto trabajo gané y que tan mía eras, y ahora te tengo que dar a esta mendiga”. Toma, Adela, aquí está, compra tú para nosotras dos lo que quieras y lo que ella permita, claro. MUJER NÚMERO UNO, es decir ADELA: Puedo comprar un poco de pan de ayer pero habrá que esperar hasta mañana, porque el que tenían hoy ha debido de acabárseles ya. MUJER NÚMERO DOS: ¿Has visto tú algo más hermoso que la miga?
  • 5. 5 ADELA: ¿Algo más hermoso que la miga? Las migas. Volviendo a tu retorno… MUJER NÚMERO DOS: ¿Cómo no es el imán de la tierra de uno tan fuerte como para mantenerte en ella? ADELA: No te quejes. Los hay que lo pasan peor. Levitan y como no vayas en un avión, ni un paso puedes dar por los aires por muy santo que seas. Y tú, en cambio, al irte, o desterrarte, o como lo quieras llamar, pusiste un pie delante del otro y luego cambiaste de sitio al que habías dejado atrás, dándole el puesto de primero en tu paso. Claro está que democráticamente el derecho y el izquierdo ocuparon cada uno a su vez tan honroso lugar. MUJER NÚMERO DOS (restregándose los ojos que aún tenía muy hermosos, cosa de que es imposible cerciorarse en un teatro): Sí, pero los pies deben de llorar porque yo iba dejando barro tras ellos. ADELA: ¿Tan seca la tierra estaba? MUJER NÚMERO DOS: Se iba secando a medida que se iba haciendo extranjera. Y no daba de sí aquella tierra como para que se hablara en ella un idioma tan hermoso como el nuestro. Eso decía un hombre que se quedo mudó y le duró la mudez cuarenta años y medio. La lengua nunca más se le acercó al paladar ni tocó una parte u otra de la boca según lo que hubiera que pronunciar. Y hay que ver con la poca carne que tiene una lengua la de cosas que sabe hacer. Y recorrer toda ella la lengua nuestra que como ella se llama, tan rica, tan especial, sin por ello dejar de poder saborear platos tan excelsos como las migas de mi pueblo, prueba es, si fuese necesario presentarla, de que la lengua es un órgano sí, sí, un órgano muy inteligente. ADELA: Y sumamente obediente.
  • 6. 6 (En ese momento pasa entre las dos mujeres otra mujer vestida de negro y que tiene el dedo índice de la mano derecha, aunque a veces si se le cansa la mano emplea el izquierdo, puesto en posición vertical sobre los labios, en gesto conocido por el mundo entero para exigir silencio. Como ya dijimos que cambiaba de dedo índice cuando se cansaba, y que se coló varias veces entre las dos, me falta añadir que cuando se hartó de pasar entre ellas tanto en una dirección como en otra, le dio una patada a la silla en que estaba Adela y ésta cayó al suelo, de nalgas primero, eso sí, pero emitiendo un grito.) ADELA (primero grito de rabia y luego…): Estas son las exigencias de la acción. María, ahora puedes sentarte tú en la silla y yo me quedo en la tierra porque has de saber que ella es la que ha gritado por mí. El instinto, el instinto es el mismo en todas partes y ¿sabes por qué? porque una aguja muy larga e invisible, con un hilo finísimo, la atraviesa toda (ella es el verdadero pan nuestro de cada día), pasa por su centro y sale por la boca luego de cualquiera de nosotros. El remate de ese hilo es, consiste, en las distintas lenguas que hablamos, si no, nos pasaríamos todos los miles, creo de millones, que somos, el tiempo gritando. MUJER NÚMERO DOS (es decir MARÍA): ¿Y con esa perorata esperas tú que te den algo? ¿Qué? ¿Nos ponemos a contar lo que hemos sacado hoy? ADELA: La próxima vez que mendiguemos coloquémonos debajo de un árbol que tenga fruta madura. Hablándole un poco, eso sí… Si aprendemos el lenguaje de las manzanas o las peras o los higos, nos harán caso y caerán como óbolos divinos en nuestras manos abiertas o directamente en nuestras bocas. MARÍA: Ayer cogí un puñado de tierra sin preguntar de quién era y me la metí en el bolsillo. Allá también la alcanzarán las cuatro estaciones. Dejaré que llueva en ella, que le dé el sol, la sacaré a pasear en invierno y le pondré un poco de nieve encima. En primavera dejaré crecer en ella lo que decida la semilla que llevara escondida dentro.
  • 7. 7 ADELA: ¿Y cómo era la tierra de allá, la del extranjero? ¿de otro color? ¿se dejaba pisar? MARÍA: No toda ella. Nos encerraron en un campo de concentración. ADELA: ¡Eráis tantos! MARÍA: Aumentaron nuestra densidad, pero la arena aquélla de Argelès sur mer, la arena aquélla oyó canciones como no las había oído nunca. Estoy segura de que se tuvo que alegrar. Ni en pleno verano ofendimos a nadie metiéndonos en el mar a nadar. Otro, otro día te lo cuento. ADELA: ¿Por qué has vuelto si no tenías donde ir? ¿A qué punto decidiste que habías de volver, un punto que te sujetara, claro está, ya para siempre? MARÍA: Conocía bien el mapa y pasé todos mis dedos por él, como quien toca piano por si la geografía de papel, con todos sus nombres, pudiese cantar. Yo sólo esperaba una palabra, “Entra”, y nadie la pronunció, ningún pueblo dijo aquí estoy yo, así que me hice con una edición barata del Quijote, y le arranqué la página donde se habla de un lugar que no tiene nombre o algo así y la puse a latir encima de mi corazón. Y allá, en el extranjero, siempre me lavaba el cuerpo en el lugar en que la iba a poner, pegadita a mí como un sello. ADELA: ¿Quién te franqueó hasta aquí? MARÍA: Me franqueaba yo todos los días dándome golpes en el pecho. ADELA: ¿Y la fecha?
  • 8. 8 MARÍA: El tiempo de la espera no tiene fechas y hay noches insomnes que cabalgan varios días. ADELA: ¿Noches insomnes? Pero ¿es que las noches duermen? MARÍA: Sí, y las mecíamos, Noche, noche, pasa a oscuras por este pasillo tuyo que soy yo y con un poco de suerte llegaremos juntas donde hay tanta luz. ADELA: España. MARÍA: Sí. (Vuelve a pasar la mujer de luto y silenciosa. A cada una de las dos mujeres les pone algunas monedas en la mano.) ADELA: Ésta quiere que se lo contemos todo. MARÍA: Quiere ser nuestra autora. ADELA: Pero no sabe serlo. ¿Le has oído tú decir algo? Hay aquí además soborno. Nos ha puesto dinero en la mano para que hablemos. MARÍA: Será para que antes les permitamos dar a las lenguas nuestras las vueltas necesarias para ayudarnos a comer. Luego pasarán a otras funciones.
  • 9. 9 ADELA (contando el dinero): Aquí hay como para comprar aceite. Tendríamos que tomar una cucharada de postre porque una lengua viva y en aceite sabe decir sin duda cosas más suaves. ¿Qué tal lo pasabas en tu campo de concentración? MARÍA: Matando piojos. Cuando el hambre apretaba hacíamos por que la lengua en cuestión, ésa de que me hablabas, no viese nada, y nos los comíamos con alguna pulga acompañante si lográbamos detenerla en alguno de sus saltos. Éstas son de sangre dulce, te lo aseguro, la nuestra. ADELA: Pero no me has dicho cada cuánto tiempo te franqueabas ni adónde te mandabas. MARÍA: Ah, sí. Estampaba el sello en mi pecho a diario con los golpes de que te hablé y aunque no cupiera en un buzón, fui llegando. ADELA: Eso era un mea culpa. Sea como fuere, ¿te abrió alguien aquí? ¿A quién ibas destinada? MARÍA: A todos. ADELA: ¡Qué pretensión! MARÍA: Volví con la boca abierta. Yo era una carta viva que sabía cerrarse a sí misma pegando un labio con otro con saliva, si no se presentaba ningún destinatario. Tú, Adela, eres la primera en muchos días, y sólo te falta firmar en el suelo para dar a entender que iba la carta certificada a tu nombre. Pero ahora, dime…
  • 10. 10 ADELA: Antes te diré que has vuelto loca de allá. MARÍA: A días. Dime, ¿quién es esa mujer vestida de negro que tanto pasa entre nosotras? ADELA: Es mi patrona, le debo el alquiler. MARÍA: Pero si nos ha dado dinero… ADELA: Para que la paguemos con él. La acción tiene un doble efecto la mires por donde la mires. ¿Te diste cuenta de que antes de dárnoslo se pasó el dinero a la mano izquierda y luego se lo puso en la derecha y luego lo tiró al suelo para cogerlo con ambas manos antes de entregarlo? MARÍA: No. ADELA: Pues yo sí. Es que quería recordarse bien a sí misma dando limosna. Se absolvía de esa manera sin necesidad de cura de cualquier robo que tuviese la tentación de hacer. El otro efecto es que ella sabe muy bien que teniendo yo con qué pagarla le daré lo que le debo, meses antes o meses después, que el hombre no es un monedero. Mendigo pues para luchar contra el mal, dando ocasión a mi prójimo de ejercer el bien. Ese bien podría ser levantarme si me caigo, pero si de monedas va que no utilice yo de ruedas, en un carricoche entramos, por poco que pensemos, en lo de quién en nombre del dinero de San dinero abolió el trueque y por qué y qué se da. Te habrás dado cuenta de que antes de abrir su monedero el hombre caritativo se detiene a pensar, y tú antes de abrir la boca. MARÍA: ¿En qué? ¿Pensar en qué? ¿En que el centro de la tierra es de oro?
  • 11. 11 ADELA: Habrás notado que soy poeta: en el ser, el no ser y sin embargo estar, aunque difícil es ser sin estar, por algo hay que empezar, y por poco que sea. ¿Qué eras mientras estuviste allá? MARÍA: Una niña piojosa, pero tú contéstame antes. ¿Se te ha ocurrido trabajar? Es poderosa dama doña dinero. (Adela se levanta del suelo donde estaba, endereza la silla, se sienta en ella, se vuelve a bajar, y coge al fin a María por una trenza y la va arrastrando por el suelo.) ADELA: ¿Deshacer así la paz, la armonía y la quietud? Si me vuelves con ésas te tendré que matar. Además, todo lo que dices al revés ¡francesa! ¡francesa! MARÍA: ¡O yo a ti! ¿De dónde eres? (Vuelve a pasar la mujer de negro y mueve las manos en el aire como si no supiera qué hacer con ellas. Intenta aplaudir, pero como no tiene a qué les da una bofetada – la que propinó con la mano izquierda algo más débil –, a cada una de las dos mujeres.) ADELA (enfurecida): A mí me ha hecho menos daño que a ti. MARÍA: Es que yo soy más que tú. ADELA: ¿Más qué? ¿Es olvido lo que callas, vergüenza o hambre duradera?
  • 12. 12 MARÍA: Más todo porque no tengo nada. Así que el tonto ése francés que te habrán puesto a estudiar porque decía que era porque pensaba se equivocaba. Se es cuando no se tiene nada. Se te nota en algún deje que otro que tuviste y que me vas a dar a mí la limosna que calientas en la mano. Si quieres tú ofrecerle a la Muerte un Ser limpio y entero, que no te tenga ella que quitar más que la vida. Nosotras. ADELA: Ya, habéis vuelto para robarnos. ¿Por qué no os habéis quedado allá en las suave Europa? Haber enseñado a vuestra lengua a dar las vueltas al revés y dabais con otro idioma, el francés. MARÍA: Mi lengua no es un tirabuzón ni un sacacorchos. ADELA: Pues la que hablas no acaba de posarse en ti. Te la llevarías, como me dijiste de lejos mientras te ibas acercando a mí, de pequeña, como una flor a la que cambiabas el agua todas las mañanas. Era tu saliva el agua y la flor… MARÍA: Ésta. No hay quien la pueda talar: una palabra unida a su silencio con amor. Sabrás que hay tantos silencios como palabras. ADELA: Pero es de una especie que no se cultiva ya ni falta que hace. Te estoy imitando desde hace casi una hora para que me entiendas. Pero lo que te tengo que decir es bien simple: Largo de aquí, que me necesito a mí y si estoy con otra u otro, me comparto. Es la compañía un insoportable bisturí. MARÍA: ¿Os molestaba la nuestra? ADELA: Y la nuestra a vosotros.
  • 13. 13 MARÍA: Creo que nos vamos a pelear, levanta, que vamos a correr las cortinas por si hay vecinos. (Se levantan e intentan correr el telón del escenario, sin lograrlo, claro, y se vuelven a sentar, ambas en el suelo, y la silla, vacía, en medio de ellas.) UNA DE ELLAS (la autora no sabe cuál): Vamos a dar la espalda al mundo entero. (Se dan media vuelta y le dan la espalda al público.) AMBAS: Pero al que tenemos delante, no. MARÍA: Nadie, palabra hermosa. Es a alguien como el silencio a la palabra. Allá en el extranjero, piensas en esas equivalencias… (Alguien, un energúmeno, abuchea desde ese mismo público a las dos actrices, aunque también puede tratarse de otro comediante pagado por el director de escena. Es un joven vestido de negro, de luengos cabellos, que se dirige corriendo al escenario, se sube a él, y dice, sentencioso…) JOVEN DE NEGRO: Como todos los tiempos pasados tuvieron su presente, con él se contenten y no quieran volver algunos a por otro parecido al que vivieron. ¿Que se nos convertirá también en lo que fue nuestro el aquí y ahora de cada día? No queráis meter en eso lo vuestro, que nos daría un pasado al cuadrado o al cubo muy difícil de recordar.
  • 14. 14 ADELA (en voz baja): Es un joven matemático y poético. Hace unas noches le oí gritar solo por la calle, antes de que se lo llevasen los guardias por cantar a deshoras, que si un poema no era un teorema, nada. MARÍA: Tiene, tenía razón. JOVEN POETA: ¿Y esas trenzas de canas? ¿No os habéis casado algún día, no seré yo hijo vuestro o al menos de una de las dos? ¿Por qué tiempos tengo que andar para llegar hasta vosotras, vuestra juventud y descubrir una verdad bondadosamente abrazada a su mentira? MARÍA: Di primero en qué año estamos y después ve contando en voz alta uno menos, que cuando llegues al de nuestro nacimiento, te detendremos, pero no temas contar cien años más o menos porque estoy segura de que si en la actualidad ninguna cara se parece a otra, hace siglos o quizá sólo uno todas nuestras casas existieron aunque no estuviéramos nosotros dentro. Tal vez seamos pues simples reproducciones, así que no seas orgulloso, joven, que el tiempo a ti también te irá royendo. Lo mejor sería echarle al tiempo, digo, unos cuantos días, que son su pitanza aunque no lo parezca. Él se detendría en algunos más que en otros, como hace siempre, y yo podría emplear el mío en recordar. JOVEN MELENUDO DE NEGRO: Cuenta, abuela, lo que pasó. MARÍA: No.
  • 15. 15 EL JOVEN DE ANTES, EL MISMO: ¿Ves que no queréis decir nada? Había en aquellos años mucho tiempo por repartir. El que se hacía con los días de otro pegándole un tiro entre las dos cejas se los añadía, de golpe, a los que tenía, y cuanto más matara, más madrugadas y noches almacenaría. Y los atardeceres… los atardeceres… Si todos os hubieseis sentado dejando que la luz bañada en sombras os acariciase, empezando por los ojos… Ay, cómo definir un atardecer, no hubiera pasado lo que pasó: yo solito he inventado una máquina de calcular y he sumado todos los días que os quitasteis unos a otros, suponiendo, claro está, que habíais de llegar todos al siglo, y la cifra que salió, miles de miles, creo, de millones, la cifra ésa, ningún billete de banco la podía igualar. Señora Adela, bájese de aquí que está usted representando un papel y esta pobre, la loca María, no. (Con malos modos, empujándola, lleva el joven a Adela hasta la escalerilla lateral del escenario, la obliga a bajar, y le dice…) JOVEN POETA (debía de serlo): Abajo, y ¡a pagar la entrada! MARÍA (llorando, de pie, con cara, en efecto de loca): Se lo quedaron todo, todo… y yo he vuelto al fin, descalza para que de tacón me haga una piedra y de media suela el barro aquél. Y sé que tengo que pedir perdón a un árbol por lo menos, a uno cualquiera de mi tierra por creer y decir que podía crecer en otro sitio, a las nubes también por haber tenido paraguas, cuando son ellas filtros que no dejan llegar al cielo nuestras imprecaciones… Ay, no sé, no sé. Verá usted joven, soy una mujer sin dirección, es decir sin nombre de calle ni número en una u otra acera, y he venido, estoy aquí, tiendo la mano y pido como decís, un de ene i, un DNI, que es el diminutivo. Me lo ataré con un lazo al cuello. JOVEN POETA: Abuelita, cálmese y cuéntemelo todo que estoy en plena tesis doctoral. Y si vive, aún la presentaré a usted como punto final, es decir como prueba andante de todo lo que diga.
  • 16. 16 MARÍA (gritando cara al público): ¡Adela! Firma tú si quieres el libro que llevo dentro. Se me pueden arrancar páginas, que no sufriré más que si me quitaseis la piel a tiras y eso que en los codos me es muy necesaria. La que llevo en la cara es una piel valiente: ha seguido sin chistar mis sentimientos y con ayuda de una o dos arrugas, los ha mantenido dentro. Pero mis rodillas manifiestan el sufrimiento que ocultaban mis mejillas. He vuelto, pero es desandar un doble andar y de cansancio te caes en medio del camino. JOVEN POETA: A ver, dígame usted, que voy a tomar nota. No tema, dejaré un blanco para sus silencios. Siempre fui respetuoso con lo inefable. Que si no se manifiesta, de una u otra forma, hablo y escribo yo por él después de un tiempo de espera razonable. Diga. MARÍA: Era el veintitrés de enero de mil novecientos treinta y nueve. JOVEN POETA: ¿Lo pongo en números? MARÍA: Como quiera. (Pasa un tiempo cargado de silencio. María mira bien el escenario, da unos pasos hacia adelante, otros hacia atrás. Se para al fin.) MARÍA: Todo retorno es lento. Además, a mí me hubiera gustado poner el pie en el mismo sitio en que tropezó aquél, atado por su alpargata y se posó en una última caricia de ella a mí o de mí a ella.
  • 17. 17 ADELA (Sin su presencia, su voz sola que el director de escena puede hacer surgir desde donde quiera, en el escenario mismo si le parece necesario.): Pero cambiando el sentido de la marcha hubieses puesto los dedos donde intentaste clavar los talones, y aquel pequeño aljibe, pues era día de lluvia, había desaparecido ya. MARÍA: Os lo quedasteis todo. JOVEN POETA: Pero tú, abuela, te llevaste algo… MARÍA: Algo que vengo a restituir: el abecedario. Me llevé la letra A y la defendí contra todos. JOVEN POETA: No me metas miedo por si tengo que viajar este verano. ¿Es que allá no existe? ¿Es hablar todo un atragantarse de erres y eles? MARÍA (violenta): La A como se dice aquí la defenderé contra todos. Es vocal especial. En el otro idioma aquél sonaba a mezcla con las otras cuatro. Claro está que cuando es mayúscula abro más la boca que cuando es la pobrecita tan minúscula que le doy un beso mío cada vez que la pronuncio. Así será mi idioma inmortal y ¡que el otro desaparezca o se pase al nuestro a medida que se va acercando a los Pirineos, cosa que hace ya! JOVEN POETA: Si pongo la fecha en letras, que no la quiero poner, caben unas cuantas. Más de una se habrá llevado usted para tener con qué pensar en el camino ¿o todo fue gritar? Quisisteis dejar a nuestros padres y abuelos mudos, ¿verdad? Y ahora os extraña que no hayan dejado de hablar y que, retornados o no, no tengáis voz. Toda conversación necesita saliva fresca. ¿Os bañabais en el mar? Dese prisa en decírmelo que mi tesina espera.
  • 18. 18 MARÍA: Las alambradas se adentraban muchos metros en el agua y no recibíamos sonrisas de Mediterráneo. Si una espuma blanca ribeteaba algunas olas podías tomarla por una fila de dientes, a condición de no ser demasiado exigente… pero el mar sabía lo que hacía allí y cuál era su papel y cómo desempeñarlo. No, que no quiero hablar. He vuelto sólo a besar piedras. Como las de nuestra tierra en ningún sitio… redondas, duras, libres, creo, sí, libres, lisas, por si tenemos que volver a gatas. Todavía no nos habéis dicho “entra” a los de mil cuatrocientos noventa y dos. JOVEN POETA: Cuéntame algo al fin. MARÍA: Yo tenía un candil. JOVEN POETA: Me voy. Empezaré así: que tenía usted un candil ¿verdad? ¿y quién tenía el par de tijeras de la barraca? MARÍA: Una andaluza. JOVEN POETA: Me voy, que mi tesina me espera. (El joven, como dice, se va, aunque antes de desaparecer da varios pasos hacia María. Al fin no se le ocurre nada y se va en busca de otro espacio y tiempo. Que esto se note porque se pone a mirarse las manos por todos los lados como si no supiera qué hacer con ellas.) (La autora sabe que la subida de un espectador al escenario se ha hecho ya, y más de una vez. Pero meterse por un resquicio en una obra trágica, creo que nunca. En todo caso Adela y él se conocían. Entonces, ¿qué hacía María allí? ¿Ejercer la mendicidad? Dejémosla hablar una vez más y nos lo dirá.)
  • 19. 19 MARÍA (Anda por el escenario, titubea, expresa, si la sala es pequeña, todo lo que puede sin una palabra, para decir el fin con el tono de quien pide permiso antes de entrar): ¿Se puede? (Lo que no sabe la autora es si ha de pronunciar esa expresioncita cortés mirando a los espectadores si los hubiere o volviéndose hacia otro lado. Que lo decida la actriz.) FIN
  • 20. 20