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EL EMPLEO EN ESPAÑA.
Manfred Nolte
Reacciona el empleo en la economía española con un vigor desproporcionado si
tenemos en cuenta que el PIB no crece a la velocidad estimada, la de un país que
había registradola mayor caída de la producción de entre los países centrales. Ya
puede afirmarse sin restricciones mentales que la ocupación está a niveles
prepandemia, una noticia de extraordinaria relevancia sobre todo en su ámbito
social. Sabemos por qué: las políticas fiscales y de subsidios aplicadas por el
gobierno central en la estela de las ayudas de Bruselas y de Frankfurt (BCE) han
conseguido frenar el deterioro de la Renta disponible y con ella el nivel de
subsistencia ocupacional del trabajo en España.
La noticia, que es buena sin paliativos, encubre, no obstante, la realidad de un
paro de alto nivel en términos comparativos que tiene sus propias raíces y
razones. La economía española sigue generando uno de los desempleos mas altos
de la OCDE- el doble de la media europea- y su tasa promedio de los últimos 20
años, se ha situado permanentemente por encima del umbral del 15%. En
conjunto se trata de una noticia buena, unas cifras record solo superadas por los
registros de 2005, en el boom de la burbuja inmobiliaria, que viene acompañada,
como es previsible, de una densa sombra de fondo, llamada paro estructural, y
algunos matices puntuales. Analicemos en brevedad ambos aspectos.
Primero el flash resumen: los ocupados suben fuertemente hasta llegar a los 20.2
millones, un record histórico en gran medida debido al soporte prestado por los
ERTE; el número de parados se reduce hasta los 3,1 millones con una
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recuperación anual de 616.000 efectivos y la tasa de paro cae 1,24 puntos
fijándose en el 13,3%.
A continuación, los matices: creciendo vigorosamente la ocupación laboral, el
número de horas trabajadas en el último trimestre se distribuye y en su conjunto
se estaciona en un mero 0,2%. Y, cicatriz de mayores dimensiones, la población
activa se ralentiza y disminuye como consecuencia del desistimiento de muchos
trabajadores y su aparcamiento fuera del mercado laboral, así como en la
disminución de la aportación de recursos de origen migratorio. En cuanto a su
fuente de originación, casi la totalidad del empleo creado en 2021 fue privado
(744.000 empleos), el más azotado por la pandemia, mientras que el público
sumó 96.000 nuevos puestos de trabajo. Si embargo, el privado sigue sin
recuperar los niveles pre crisis en 95.000 efectivos, mientras el sector público ha
contratado 222.000 recursos mas.
Pero con todo y con lo bueno citado, el componente distorsionador del sector
trabajo en España lo configura el paroestructural. Estefenómeno se ha extendido
tras la recuperación de la crisis a otras economías. Consiste en que la oferta
tradicional de trabajo previa a la pandemia no encaja en la nueva demanda
productiva. La movilización de sectores y empresas desde zombis e inviables a las
de nueva generación produce una contradicción notoria: la demanda de trabajo
tradicional no satisfecha no encaja en la nueva demanda de las empresas. La
llamada transición digital constituye en este momento el factor principal del
desacople.
No se trata solo de una contradicción autóctona y singular. Aunque adquiere
caracteres mas drásticos en nuestro entorno tiene un alcance global. En un
informe reciente, el FMI sehacía eco en su Blog de que “la tendencia general hacia
un modelo de oferta amplia de puestos de trabajo y escasez de trabajadores
ideoneos, puuede tener implicaciones importantes para el crecimiento, la
desigualdad y la inflacion”. El FMI entiende que el éxodo de los trabajadores de
mayor edad que no quiere retornar al mercado es la principal causa, asi como la
drñástica reduccion en algunos paises de la participacion de la mano femenina,
provocada por los cierres prolongados de escuelas y colegios que han provocado
la salida de muchas madres del mercado para atender a sus vástagos. Este último
rasgo, sin embargo, no es aplicable a la economía española. Resumiendo, un
debilitamiento de la oferta laboral en un contextode demanda estable o vigorosa
podría limitar el crecimiento economico y alimentar el alza de los salarios, algo
que atiza directamente el fuego de la inflación.
Como propuesta, solamente un reciclaje drástico con políticas activas de empleo
y la colaboración conjunta público privada en serios programas de entrenamiento
pueden atenuar este conflicto que corre el riego estar aquí para quedarse un
sustancial plazo de tiempo. El paro estructural, junto a la baja productividad,
constituyen dos de los principales pasivos de la economía española.
En lo que nos toca más cerca un buen registro: Euskadi se consolida como la
autonomía con menor tasa de paro, el 8,4%. Un record desde 2007.