1. Los hombres de negro.
Manfred Nolte
Los hombres de negro ya están en Madrid. ¿Cómo hemos llegado a esta
situación que ha convertido una expectativa quimérica en una realidad
incuestionable?
Dos son los grandes culpables de la crisis que devasta a Europa y con ella a la
economía española. Como causante directo se erige el euro, esto es, el diseño
superficial y ,por tanto, perverso de la Unión Monetaria en la que militamos. A
ello se une la connivencia de un colectivo de inductores y cooperadores
necesarios.
Veamos. Las políticas estabilizantes del gobierno de Aznar(1996-2004)
condujeron a un incremento medio anual del PIB del 3,5% hasta 2008, el
periodo de crecimiento más alto de la democracia. Las cuentas públicas se
equilibraban y la deuda pública resultaba manejable(37% del PIB). Se pujó en la
subasta del europeismo pensando en sus pros y pasando de puntillas sobre sus
contras. Una de ellos, la troncal, suponía que el euro definía un área monetaria
óptima al estilo de Robert Mundell, compensando sus desequilibrios con una
movilidad perfecta de los factores de producción. Nada más irreal, como luego
se verá.
El período que transcurre desde la entrada en la eurozona hasta el inicio de la
gran crisis consolida la prosperidad de la economía española. La vitola de ‘país
euro’ produce tipos de interés reales negativos, alentando la confianza de los
inversores nacionales y extranjeros. Una financiación masiva y barata fomenta
la demanda de bienes de consumo duradero, alimentando el boom inmobiliario,
reforzado por las adquisiciones de los no residentes y el creciente flujo de
inmigración. Pero el éxito promociona un sistema de baja productividad, con
un déficit de balanza por cuenta corriente que llega a ser el segundo del planeta
tras Estados unidos, compensado tanto por la fuerte inversión extranjera en el
periodo como por un gradual incremento del endeudamiento exterior, en
particular del sector privado.
Al estallar la burbuja inmobiliaria como consecuencia del súbito recorte de la
financiación, el sector de la construcción y la morosidad creciente adjudican
todo tipos de activos tóxicos inmobiliarios a la Banca que registra ficticiamente
en su balance los bienes entregados por el valor de los créditos concedidos a sus
promotores en los picos de la bonanza económica. El sector de la construcción
que representa un 15% del PIB, ha colisionado con un iceberg e inicia su
irremisible inmersión. El traslado de la carga tóxica se realiza urgentemente
hacia otro navío estratégico y sistémico como es el sector financiero, lo que
provoca a su vez, tras sucesivos intentos de recapitalización, la escora y
posterior vuelco de este último, dando lugar a la quiebra de una buena parte de
nuestra banca.
1
2. Llegado aquí, y ante el panorama dantesco que desvelan las cifras del paro, el
Estado aborda una política anticíclica que lleva las cuentas publicas a un déficit
superior al 10%, desatando las alarmas de Bruselas y de su núcleo duro. La
deuda pública rebasa los registros del 60% previstos en los pactos de
Estabilidad. La crisis bancaria se solapa con la crisis fiscal. Es ahora cuando
surge el auténtico verdugo de la economía española: los mercados. Con las
primas de riesgo en máximos históricos el país aborda la recapitalización de un
sistema financiero parcialmente en ruina sin el posible acceso a la financiación
privada.
¿Qué relación existe entre esta negra escenografía y nuestra asociación a la
eurozona? Una relación directa y determinante. Con la entrada en el euro,
España renuncia a tres instrumentos vitales de política económica: a la
manipulación de los tipos de interés con su incidencia en los flujos de capitales;
a la devaluación que restablece la competividad perdida fijando
automáticamente pautas de austeridad estabilizadoras y finalmente a un Banco
central beligerante, al servicio de la economía real, que monetice, en su caso, su
deuda soberana. Durante una década, España- desarmada de sus defensas
tradicionales- ha ido cavando su propia tumba. Y los factores de producción
preconizados como flexibles y dinámicos se revelan rígidos e inamovibles.
La avaricia de determinados empresarios, la incapacidad de un buen número de
dirigentes bancarios, el silencio de los auditores y la ceguera o tolerancia de
Banco de España y CNMV han formado, añadidamente, el cocktail ideal para
que el sistema exhiba sus más nocivas contradicciones.
Cortado el acceso a los mercados privados es evidente que solo queda el recurso
a Bruselas. El rescate bancario es el primer capítulo. Sin cambios sustanciales
en la gobernanza europea los capítulos se sucederán. En cualquier caso sea cual
fuere el mecanismo que utilice la Unión Europea para aliviar los males de la
economía española, siempre estarán sujetos a una determinada
condicionalidad.
Para vigilar su cumplimiento han llegado los hombres de negro. Lo previsible es
que se queden una buena temporada.
2