La economía española se sitúa en lugares indeseados en el ranking de eficiencia sanitaria y de eficiencia económica, al evaluar los daños del COVID 19.

1. 1
POLITICAS DE OFERTA VS. POLITICAS DE DEMANDA.
Manfred Nolte
La llamada ‘generación del 98’ es recordada por su característico talante
pesimista. Más allá de los sucesos desastrosos que culminaron con la derrota de
la guerra de Cuba, sus intelectuales reflejaban la sensación de fracaso producida
por el estamento político, apuntaban a lo público como un ámbito crítico que iba
rematadamente mal. Algunos cronistas han fundamentado el rechazo frontal de
literatos y otros eruditos de la época hacia lo que veían, porque aspiraban a algo
superior, esto es, desplegaban una crítica permanente en clave taciturna, con la
pretensión de servir de revulsivo para construir una sociedad mejor. El
pesimismo ha acompañado después los avatares de historia de España y
constituye, con intermitencias mas o menos dilatadas, una de sus señas hasta
nuestros días.
Viene esto a cuento de la triste posición que ocupan España y su economía en el
devenir de la pandemia desatada por el COVID 19. Los estándares sanitarios nos
sitúan en la cabeza de los infortunios. En los económicos acabamos de conocer
las previsiones del FMI (World Economic Outlook) que nos declara la economía
más azotada por la crisis vírica. El organismo dirigido por Kristalina Georgieva
atribuyea España el mayor desplome económico entrelos países centrales y sitúa
la previsión de caída de nuestro PIB para 2020 en el -12,8%, frente al -8%
pronosticado el pasado mes de abril. Empata en suspenso con Italia (-12,8%) y a
continuación siguen en la lista de caídas europeas Francia (-12,5%)y Reino Unido
(-10,2%), cerradola relación Alemania (-7,8%). Estados Unidos terminará el año
con un -8% y la Unión Europea en un -10,2%.

2. 2
Siempre según el panorama del FMI para España, el déficit fiscal se cerrará en el
13,9% y la deuda pública aumentará hasta el 123,8% del PIB en 2020 (124,1% en
2021). El Fondo no detalla las previsiones del mercado de trabajo, aunque
tenemos cifras de hasta el 23,6% del Banco de España de primeros de junio. El
Banco de España en su informe de 22 de junio, atenúa algo todos los porcentajes
anteriores, perono se aleja sustancialmente de ellos. Si superan, en buena medida
las previsiones gubernamentales.
La proyección global del planeta se sitúa en 2020 en el -4,9% frente al -3%
anterior. Una caída sin precedentes desde que hay registros fiables de evolución,
tras la gran crisis del 29, cuando el nobel americano Simón Kuznets introdujo el
indicador para estimar la marcha de la actividad económica. China será la única
potencia que regatearála recesión con un crecimiento de apenas el 1%. “Una crisis
como ninguna otra anterior” según reza el titulo del Informe del Organismo
Internacional.
Aunque el contextode la crisis es global y de naturaleza sanitaria y no cíclica, las
malas calificaciones (previsiones) que nos otorgan las diversas Instituciones
Internacionales, las Autoridades supervisorasy nuestras Casas de análisis dan pie
al pesimismo secular que prologó en su momento la generación del 98. Tal vez en
este caso sea necesario distinguir: la avalancha de malas noticias generalizadas
no puede ser más que una fuente de desasosiego reactivo y comprensible. El
pesimismo sustantivo, endógeno, tendría su razón de ser en el análisis de
nuestras propias singularidades que nos hacen más vulnerables a las crisis, y a
ser proclives a sufrirlas con una mayor severidad, hasta encabezar posiciones en
los rankings menos deseables. Con Italia, España se constituye en el gran enfermo
de Europa. Así nos contemplan los demás.
Es momento de recordar que la economía española acumula un importante
déficit de estructuras agotadas, ineficientes y en su caso poco flexibles ante los
embates de las crisis. La severidad, la temporalidad y la globalidad de esta
perturbación ha justificado, en una primera fase, acciones anticíclicas
contundentes, esto es, de demanda agregada, que se prevén acotadas en el
tiempo. Se trata de políticas monetarias y fiscales de origen nacional o europeo
que taponan la hemorragia 0 pagan el incendio. Pero las políticas de demanda no
acometen la reparación del tejido dañado que exige recursos, imaginación y en la
mayoría de los casos mucho tiempo y no preparan para la conquista del futuro.
Lo ha reclamado con claridad meridiana, entre otros, el Gobernador del Banco de
España Hernández de Cos en su comparecencia en la ‘Comisión para la
Reconstrucción Social y Económica de España’ del Congreso de los Diputados. Se
trata de redactar una agenda de reformas para afrontar los desafíos estructurales
de nuestra economía que se perfilan como apremiantes a la vista de los estragos
de la crisis Covid19.
Las reformas estructurales se refieren a la oferta productiva, institucional y del
marco político y medioambiental. Se trata de mejorar, adelgazar y hacer más
dinámica una economía en un entorno internacional de más proteccionismo,
mayores barreras, y una competitividad más acendrada. Un ambicioso programa
de inversiones en capital tecnológico, formación, digitalización y transición

3. 3
energética. Un cambio de modelo para una sociedad nueva que encare y relance
nuestra famélica productividad, diseñe un sistema de pensiones sostenible,
erradique la economía sumergida, reduzca nuestra dependencia de las cadenas
de suministro global, consolide la igualdad de género, simplifique y modernice
nuestro mercado de trabajo, haga del envejecimiento poblacional una fuente de
juventud contributiva, refuerce las política de inclusión, complete un diseño y
aplicación adecuados del ingreso mínimo vital, refuerce las políticas de acceso a
la vivienda y algunas cosas más.
Unas reformas que necesariamente requerirán de consensos amplios no solo
parlamentarios sino de los distintos agentes políticos económicos y sociales, de
tal manera que las bases sobre las que se construyan sean sólidas y estables.
La oferta es la palanca que activa la demanda de mañana. Nuestra oferta de hoy
está obsoleta.