La revolución digital también se extiende a los medios de pago. El BCE ha iniciado una encuesta para profundizar en los pros y contras de crear un euro digital.
TEMA 3 DECISIONES DE INVERSION Y FINANCIACION UNIVERISDAD REY JUAN CARLOS
Monedas digitales de los Bancos centrales
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MONEDA DIGITAL DE LOS BANCOS CENTRALES.
EURO DIGITAL.
Manfred Nolte
Los pagos son un elementoindispensable para el funcionamiento de la economía.
El dinero cumple, entre otras, la función de medio de pago. Las formas de estos
medios, debido a la presente revolución digital, se mueven a gran velocidad y la
trascendencia de su cometido obliga a quienes tienen la máxima responsabilidad
monetaria, los Bancos Centrales, a implicarse en su trayectoria y en su futuro.
El Eurosistema, esto es, el Banco Central Europeo (BCE) y los bancos centrales
de los 19 países que constituyen la Eurozona, han abierto el pasado 12 de octubre
una consulta pública sobre la cuestión del llamado ‘euro digital’. La encuesta
persigue establecer un contacto directo con los ciudadanos, las universidades, la
banca y la clase política, para obtener información y valorar en detalle las
necesidades, pros, contras y retosque se derivende la eventualcreación y emisión
de un euro digital. La evaluación se cerrará a los seis meses.
Será conveniente, para interpretar lo expuesto, exponer qué es y qué pretende
desarrollar una moneda digital.
En realidad, yaexisteen la actualidad un espacio cubierto por la tecnología digital
para facilitar las transacciones financieras sin necesidad de utilizar los billetes de
banco, el dinero con representación facial. Diversos utensilios entre los que
destacan las tarjetas de débito y crédito, los teléfonos inteligentes o los ‘Smart
watches’ realizan pagos sin la intermediación del papel moneda. Todos estos
vehículos se gestionan desde el sector privadoy las ‘fintech’, empresas financieras
de alta tecnología trabajan continuamente por obtener y comercializar nuevos
instrumentos, que, en la mayoría de las ocasiones, constituyen una competencia
directa para las operaciones del sistema bancario tradicional.
El salto más controvertido realizado por el sector privado en este terrenoha sido
desde hace algunos años la creación de los criptoactivos, mal llamadas monedas
virtuales. Algunas como Bitcoin, Crypto, Ethereum, o XRP son bien conocidas.
Más recientemente, Libra, el proyecto de moneda virtual ‘estable’ (‘stablecoin’)
de Facebook ha agregado presión al estado de la cuestión, dada la fortaleza y
ubicuidad del emisor. Los criptoactivos son fundamentalmente diferentes del
dinero del banco central: carecen de curso legal, sus precios son muy volátiles
porque no tienen valor intrínseco y no tienen una Institución confiable que los
respalde. Son, en consecuencia, meros activos especulativos de alto riesgo.
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Las autoridades monetarias han establecido un cerco de vigilancia a todas ellas,
dado que representan organizaciones parciales de pago paralelas al sistema
financiero tradicional sin estar sometidas a la vigilancia, regulación, supervisión
y requisitos de este último. Tarde o temprano se impondrá en ellas el principio
financiero de “mismo negocio, mismos riesgos, mismos requisitos”.
Al mismo tiempo, la imparable dinámica de la digitalización de la economía y el
continuado declive del uso del efectivo obliga a los Bancos Centrales a
reinventarse para mantener las riendas de la dimensión monetaria del sistema,
esencial e indelegable. Finalmente, han reconocido su responsabilidad en la
transición digital de los medios de pago y deben asegurarse de que estos
continúen siendo seguros, competitivos, flexibles, eficientes e inclusivos. Una
reciente encuesta de 66 bancos centrales realizada por el Banco de Pagos
Internacionales con sede en Basilea ha concluido que alrededor del 80% estaban
involucrados en este tema, frente al 70% del año anterior. La proporción que
admite la posibilidad de ofrecer una moneda digital al público en los próximos 3
años se duplicó hasta el 10%.
Un euro digital haría que el dinero digital del banco central fuera accesible para
todos. Proporcionaría acceso a un medio de pago digital sencillo, gratuito, sin
riesgos y fiable que se acepta en toda la zona del euro. Un sistema de pagos
electrónico, minorista, instantáneo y paneuropeo con cuentas directas o
indirectas en el BCE. Esta puede ser una definición suficiente del euro digital.
Solo faltaría agregar que el euro digital rodaría en tecnología blockchain.
Los usuarios podrían acceder al euro digital directamente en el BCE o mediante
intermediarios supervisados, esto es mediante la red de bancos privados. Si los
usuarios tuviesen acceso directo, el BCE necesitaría proporcionar al usuario
servicios tales como identificación y asistencia, extremo que no sería necesario si
los clientes accediesen al euro digital de forma indirecta. Pero en este caso, la
autoridad central debería asumir el control del cumplimiento de la normativa en
campos tales como la prevención del blanqueo de dinero, la lucha antiterrorista
o la provisión de información fiscal.
La introducción de un euro digital también plantea desafíos. Dejando de lado los
técnicos relativos a la capacidad de proceso o la protección de la privacidad y
algunos otros de diversa índole, el más relevante se refiere al impacto que la
nueva moneda tendría en el sistema financiero tradicional, una red vital al día de
hoy para la financiación de la economía real.
El euro digital deberá actuar con cautela frente a estos riesgos.