Este documento resume las prácticas de anestesia realizadas por el autor en dos días. El primer día asistió a varias cirugías como una corrección de hernia discal, una litiasis biliar y una torsión testicular. Observó cómo se realizan la intubación, el despertar del paciente y diferentes tipos de anestesia. El segundo día estuvo en la unidad de dolor aplicando infiltraciones epidurales y realizando una radiofrecuencia del nervio geniculado para el tratamiento del dolor.
2. -DÍA 1 (MAÑANA)-
Llegamos al departamento de anestesia a las 08:45, tras atravesar la puerta de la zona de quirófanos. Una vez allí nos
recibió la doctora Milagrosa Santana y nos dividió al trío que
acudimos. Junto a uno de los compañeros asistimos a la primera
de las operaciones del día, una corrección de hernia discal para
su posterior fijación con dos tornillos y un clavo (09:15).
He aquí el quirófano donde estuvimos. El anestesista que se
encargaba nos mandó a colocar el suero en el gotero y nos
mantuvo proactivos durante la anestesia. Yo, por mi parte, me
encargué también de anudar el manguito de la presión y ambos
fuimos a manejar la pantalla de monitorización.
Posteriormente, se le colocaron los electrodos a la paciente y se
le introdujo una vía en el plexo venoso de la mano. Tras recordar
los pilares de la práctica:
• Analgesia (REMIFENTANILO)
• Sedación (PROPOFOL)
• Relajación muscular (ROCURONIO)
Una vez que se durmió a la mujer con una mascarilla facial, fue
intubada y pudimos ver las cuerdas vocales. Ya después
empezaron a trabajar los traumatólogos y nos quedamos junto
al responsable principal, que nos empezó a preguntar sobre la
fisiología y los electrolitos (concentraciones, analíticas, …).
De esta operación lo que más me llamó la atención fue que se le untó una crema antiedema en los ojos y se le puso
celo en los ojos, además de disponer de un molde para la cara que adjunto a continuación, debido a que la intervención
tendría que realizarse boca abajo.
3. Ya no fue hasta la 13:15 que entramos en otro quirófano para contemplar una cirugía de litiasis biliar por
laparoscopia. Era la primera vez que observaba en directo una operación así y fue bastante bonito. Previamente, la
anestesista intentó mostrarnos como intubar por videolaringoscopio, aunque terminó por intubar con el laringoscopio
clásico. Después los cirujanos acometieron tres incisiones: Una para la cámara, otra para el bisturí y otra para las
pinzas. Se quemó el ligamento que unía hígado y vesícula, y se perforó el órgano. Ya a la postre se fueron recogiendo
las piedras, se extrajo la bolsa y se realizaron las suturas correspondientes.
4. -DÍA 1 (TARDE)-
Tras la comida acudimos al final de una intervención, siendo las 16:15. Se había operado a un varón de 84 años de un
absceso. Sin embargo, gracias a ello, tuvimos la posibilidad de estar presente en El DESPERTAR. Después de suturar la
anestesista empezó a revisar el estado consciente del paciente observando sus pupilas y llamando al hombre. Nos
comentó que debíamos estar atento a los parámetros ventilatorios:
• Que aparecieran muescas en el flujo espiratorio (indicaría que el paciente ya respira por sí mismo).
• Aplicar una Fi O2 de 0,8.
• Contemplar que el metabolismo del anciano es más lento.
Al recuperar su actividad respiratoria se acometió el proceso contrario. Primero, se le extubó, se pasó a la mascarilla
facial y luego ya los celadores se lo llevaron a planta en la cama.
A eso de las 18:00, ya entramos en lo que sería nuestro último quirófano del día, una torsión testicular en un varón
de 22 años al que se le iba practicar anestesia locorregional. El paciente fue incorporado en la cama y todos
participamos en parte del proceso rompiendo las ampollas de los anestésicos. Antes, el anestesista nos comentó las
diferencias entre la anestesia epidural y subdural: el grosor de las agujas, la altura a la que pinchar, la complicación de
un bloqueo cervical, que cada vez se pretende ser más fino en la anestesia, …
Es entonces cuando se cede el honor de
anestesiar a una residente y observamos
como pinchaba a la altura L4-L5, después
cambiaba la aguja, y ya al final introducía el
Propofol de manera lenta, pero constante. Se
tumba al paciente rápidamente para que haga
el efecto que se busca y comienzan a actuar
los cirujanos urólogos. Abrieron el escroto por
zona izquierda y sacaron el testículo
correspondiente. Lo echaron en remojo y
comprobaron que recobraba la circulación,
con lo que lo fijaron y el hombre pudo
conservar el testículo.
5. -DÍA 2-
Después de andar buscando a la doctora Santana, la encontramos a las 9:45 en la unidad de dolor de consultas
externas, ya nos quedaríamos allí el resto de la mañana. Todos los pacientes que vimos tenían en común ser mujeres
de edad media o avanzada. A las dos primeras pacientes se les aplicó infiltración epidural (la primera lumbar y la
segunda caudal). Cabe destacar la estenosis del canal que tenía la segunda, y la importancia de la ecografía en general.
La doctora nos enseñó en el ecógrafo la localización del hiato sacro (muy importante) y las dos modalidades de
transductor que existen, longitudinal y transversal (más campo). Una pregunta que solía repetirse era la de cúal pierna
dolía más (siempre había una que se encontraba más afectada.
A la tercera, debido a su edad y falta de movilidad, se tuvo que anestesiar a ojo, tratando de alcanzar la faceta. Ya por
último, llegó una mujer con una artrosis de grado IV y a la que se ejecutó radiofrecuencia del nervio geniculado. A
pesar de lo cruenta que es, los facultativos tardaron un rato en encontrar el nervio. Sin embargo, pudieron llevarse a
cabo los tres pinchazos.