Según la empresa consultora norteamericana McKinsey & Company, los profesores de Singapur están entre los mejores pagados con sueldos que superan los de los abogados e ingenieros. Indica que el gobierno sondea cada año los salarios medios de la población para asegurarse que los maestros ganen el doble. Un profesor de secundaria con 10 años de experiencia y un buen currículum puede ganar 60 mil euros por año, adicionándole cursos gratuitos de formación y varios miles de euros en bonos. Esta bonificación por mérito oscila entre el 10% y el 30% del salario anual a partir de los resultados de la evaluación. Al inicio, en el nivel primario, el salario equivale al PIB por habitantes del país. Verónica Barrios, analista de la Biblioteca del Congreso Nacional de Chile, explica que “el Estado deposita en la cuenta de ahorro de cada joven singapurense dinero, para que cuando crezca pueda realizar estudios de postgrado tanto en el país como en el extranjero”. Añade que “si a alguien le queda alguna duda de la obsesión singapurense por la educación, es cosa de ver el reverso de sus billetes de dos dólares: un profesor, decenas de estudiantes que lo miran atentamente, de fondo una universidad y bajo ellos, 9 letras: E-D-U-C-A-T-I-O-N”.
1. PROFESORES EXCELENTES
Dos economistas del Banco Mundial
(BM) y el Banco Interamericano de
Desarrollo (BID), Bárbara Bruns y Javier
Luque, coordinaron un equipo de trabajo
entre los años 2009 y 2013 y concluyeron
una investigación bajo el título
“Profesores excelentes. Cómo mejorar el
aprendizaje en América Latina y El
Caribe”. El estudio fue realizado en siete
países de América Latina y El Caribe, con
observaciones a más de 15 mil profesores
en las aulas.
La investigación permitió observar el
comportamiento de los profesores dentro
de las aulas y examinó cómo se
aprovechaba el tiempo de docencia y
otros recursos tecnológicos disponibles
para respaldar el aprendizaje de los
alumnos. Además, se logró medir el
desempeño, identificar las dificultades y
compartir las políticas docentes que se están implementando en la región, entre otros. En
definitiva, las conclusiones plantean “con elegante sencillez, que la calidad de la educación
está condicionada por la calidad de nuestros profesores”.
La capacitación y adiestramiento del capital humano de una nación representa su mayor
riqueza. De ahí que un año de educación en Malí no es equivalente a un año en Singapur.
En la República de Malí, en África Occidental, la tasa de inscripción en la escuela primaria
es baja. Las familias no tienen recursos para cubrir los costos de uniformes y libros. En la
década de los 90s, el 85% quedó fuera de la educación secundaria. Faltan escuelas,
materiales para la docencia y profesores. Más del 46% de la población es analfabeta.
En cambio, la isla de Singapur en el sudeste de Asia, en 1965 cuando se independizó, su
población vivía de la pesca y el analfabetismo superaba el 70%. Medio siglo después está
considerada como un referente mundial en materia educativa y progreso económico. Su
educación es bilingüe, con el inglés como idioma oficial y el malayo su lengua materna. El
chino se enseña en los hogares. La educación es obligatoria hasta el sexto nivel de primaria.
Existen los jardines de infancia para los niños antes de empezar la educación primaria. El
gobernante partido político People’s Action Party es el principal proveedor de educación
infantil a través de su división comunitaria. Los niveles académicos son establecidos por el
Ministerio de Educación. Las escuelas públicas y privadas tienen las mismas políticas de
ingreso de estudiantes, recursos que proporciona el gobierno y la matrícula que pagan los
alumnos.
Para aspirar a un puesto docente en Singapur hay que formar parte del 30% de los
estudiantes con mejores notas.
Un documento publicado por la fundación colombiana Compartir, revela que Singapur ha
establecido 6 ejes estratégicos para el manejo de los recursos docentes: Formación previa al
servicio, selección, retención y promoción, evaluación para el mejoramiento continuo,
2. formación en servicio y remuneración. Sus profesores se capacitan y entrenan en el
Instituto Nacional de Educación (INE), donde se establece el currículo único nacional
basado en la investigación educativa, articulado con las escuelas de pedagogía, donde se
modifica, actualiza y regula el contenido pedagógico. Los estudiantes se seleccionan
utilizando varios criterios: la excelencia académica a partir de sus notas del bachillerato; la
calificación del Examen Nacional de Ingreso; el Examen para optar por la carrera docente;
el compromiso con la enseñanza que incluye la pasión por la enseñanza, sus valores, las
habilidades comunicativas y el potencial de convertirse en un modelo a seguir para los
estudiantes. Todos los egresados en su totalidad tienen empleo garantizado. Su carrera está
determinada a partir del mérito. La evaluación anual establece quién asciende y quién no:
los buenos se califican como senior y los excepcionales como master. La evaluación se inicia
con el año escolar, donde cada uno elabora su propia autoevaluación, estableciendo las
metas de docencia, la innovación pedagógica, el apoyo a la escuela y el entrenamiento
profesional y actualización.
Según la empresa consultora norteamericana McKinsey & Company, los profesores de
Singapur están entre los mejores pagados con sueldos que superan los de los abogados e
ingenieros. Indica que el gobierno sondea cada año los salarios medios de la población para
asegurarse que los maestros ganen el doble. Un profesor de secundaria con 10 años de
experiencia y un buen currículum puede ganar 60 mil euros por año, adicionándole cursos
gratuitos de formación y varios miles de euros en bonos. Esta bonificación por mérito oscila
entre el 10% y el 30% del salario anual a partir de los resultados de la evaluación. Al inicio,
en el nivel primario, el salario equivale al PIB por habitantes del país. Verónica Barrios,
analista de la Biblioteca del Congreso Nacional de Chile, explica que “el Estado deposita en
la cuenta de ahorro de cada joven singapurense dinero, para que cuando crezca pueda
realizar estudios de postgrado tanto en el país como en el extranjero”. Añade que “si a
alguien le queda alguna duda de la obsesión singapurense por la educación, es cosa de ver el
reverso de sus billetes de dos dólares: un profesor, decenas de estudiantes que lo miran
atentamente, de fondo una universidad y bajo ellos, 9 letras: E-D-U-C-A-T-I-O-N”.
El mensaje es claro, “nadie tiene mayor responsabilidad ni merece más apoyo que los
responsables de formar a las generaciones futuras”, expresa David Jiménez, corresponsal
del Periódico El Mundo de España.
Las investigaciones recientes han ayudado a comprender mejor el modo en que el capital
humano contribuye al crecimiento económico. Un país cuyo desempeño promedio en las
pruebas internacionales de educación supera en una desviación estándar a otro, obtendrá
cerca del 2 puntos porcentuales más de crecimiento anual del PIB a largo plazo, según los
investigadores Bárbara Bruns y Javier Luque.
De ahí que el PIB de Singapur (292 mil millones de dólares), es 17 veces mayor que el de la
República de Mali (17 mil millones de dólares). Singapur pasó de procesos productivos
precarios y de poco valor agregado a convertirse en líderes del conocimiento. Como
muestra: Samsung, LG, Hyundai y KIA. Si queremos superar la pobreza y las desigualdades,
hay que invertir en la formación de los recursos humanos, especialmente en los maestros.
Necesitamos profesores excelentes.