1. 1
100 PERMANECE DESAPEGADO.
Primer método: La apreciación de los objetos y los sujetos es igual para una persona iluminada y una
persona no iluminada. Aquélla tiene, una grandeza: permanece en el estado de ánimo subjetivo, no se
pierde en las cosas.
Éste es un método muy bello. Puedes empezarlo tal como eres; no es necesario ningún otro requisito. El
método es simple, estás rodeado de personas, cosas, fenómenos; en todo momento hay algo a tu alrededor.
Hay cosas, hay sucesos, hay personas, pero como no estás alerta, no estás presente. Todo está ahí,
pero tú estás profundamente dormido. Las cosas se mueven a tu alrededor, las personas se mueven a tu
alrededor, los sucesos se mueven a tu alrededor, pero tú no estás presente. O estás dormido.
De modo que todo lo que sucede a tu alrededor se vuelve una fuerza controladora, se vuelve una fuerza que te
domina; eres arrastrado por ello. No sólo eres impresionado, condicionado por ello, sino que eres
arrastrado por ello.
Cualquier cosa puede atraparte, y la seguirás. Pasa alguien, miras, el rostro es hermoso, y te pierdes. Pasa, un
coche... y te pierdes. Cualquier cosa que sucede a tu alrededor te atrapa. No eres poderoso. Todo lo demás es
más poderoso que tú. Cualquier cosa te cambia; tu estado de ánimo, tu ser, tu mente dependen de otras
cosas. Los objetos te influyen.
Este sutra dice que las personas iluminadas y las personas no iluminadas viven en el mismo mundo. Un buda y
tú vivís y os movéis en el mismo mundo, el mundo sigue siendo el mismo. La diferencia no está en el mundo,
la diferencia sucede en el buda, él se mueve de una manera diferente. Se mueve entre los mismos
objetos, pero se mueve de una manera diferente. Es dueño de sí mismo. Su subjetividad permanece
distante e inalterada. Ese es el secreto. Nada puede causarle impresión; nada puede condicionarle desde fuera,
nada puede apoderarse de él. Permanece desapegado; permanece él mismo. Si quiere ir a alguna parte, irá,
pero seguirá siendo dueño de sí mismo. Si quiere perseguir una sombra, la perseguirá, pero es su
propia decisión.
Esta distinción hay que comprenderla. Con «desapego» no me refiero a una persona que ha renunciado al
mundo, entonces el desapego no tiene sentido ni significado. Una persona desapegada es una persona
que está viviendo en el mismo mundo que tú, la diferencia no está en el mundo. Una persona que
renuncia al mundo está cambiando la situación, no a sí misma. E insistirás en cambiar la situación si no
puedes cambiarte a ti mismo. Esa es la indicación de una personalidad débil. Una persona fuerte, alerta y
consciente, empezará a cambiarse a sí misma, no la situación en la que está, porque, en realidad, la situación
no puede cambiarse. Incluso si puedes cambiar la situación, habrá otras situaciones. Las situaciones seguirán
cambiando a cada momento, de modo que el problema existirá en todo momento.
Ésta es la diferencia entre la actitud religiosa y la irreligiosa. La actitud irreligiosa es cambiar la situación, lo
circundante. No cree en ti, sino en las situaciones, cuando la situación esté bien, tú estarás bien. Dependes de
la situación, si la situación no es buena, tú no estarás bien. De modo que no eres una entidad independiente.
Para los comunistas, los marxistas, los socialistas, y todos los que creen en cambiar la situación, tú no eres
importante; en realidad, tú no existes. Sólo existe la situación, y tú eres sólo un espejo que refleja la situa-
ción. La actitud religiosa dice que, tal como eres, puede que seas un espejo, pero ese no es tu destino.
Puedes llegar a ser algo más, alguien que no es dependiente.
Hay tres fases de crecimiento. En primer lugar, la situación es la que manda; tú eres arrastrado por ella.
Crees que existes, pero no existes. En segundo lugar, existes, y la situación no puede arrastrarte, la
situación no puede influirte porque te has vuelto una voluntad, estás integrado y cristalizado. En tercer
lugar, tú empiezas a influir en la situación, simplemente porque estás ahí, la situación cambia.
El primer estado es el de la persona no iluminada; el segundo estado es el de la persona que es consciente
constantemente pero aún no está iluminada, tiene que estar alerta, tiene que hacer algo para estar alerta. La
alerta aún no se ha vuelto natural, de modo que tiene que luchar. Si esa persona pierde consciencia o
atención un solo momento, estará bajo la influencia de las cosas. Así es que tiene que mantenerse
alerta continuamente. Esa persona es el buscador, el sadhak, el que está practicando algo.
El tercer estado es el del siddha, el iluminado. Él no está intentando estar alerta; simplemente está alerta,
no hay ningún esfuerzo en ello. La alerta es como la respiración, sigue, él no tiene que mantenerla.
Cuando la alerta se vuelve un fenómeno como la respiración, natural, sahaj, espontáneo, entonces este
tipo de persona, este tipo de ser centrado, influye automáticamente en las situaciones. Las situaciones
cambian en torno a él; no es que él desee que cambien, pero es poderoso.
El poder es lo que hay que recordar. Tú no tienes poder, de modo que cualquier cosa puede dominarte. Y el
2. 2
poder llega con la alerta, la consciencia, cuanto más alerta, más poderoso; cuanto menos alerta, menos
poderoso.. Mira..., cuando estás dormido, incluso un sueño se vuelve poderoso, porque estás
profundamente dormido, has perdido toda la consciencia. Incluso un sueño es poderoso, y tú eres tan débil
que ni siquiera puedes ponerlo en duda. Ni siquiera en un sueño absurdo puedes ser escéptico; tendrás que
creerlo. Y mientras dura, parece real. Puede que veas cosas absurdas en el sueño, pero mientras estás
soñando no puedes ponerlas en duda. No puedes decir que esto no es real, no puedes decir que esto es un
sueño, no puedes decir que esto es imposible. Simplemente no puedes decirlo porque estás profundamente
dormido. Cuando no hay consciencia, incluso un sueño te afecta. Cuando estés despierto, te reirás y dirás:
«Era absurdo, imposible, esto no puede suceder. Este sueño era simplemente ilusorio.» Pero no te has
dado cuenta de que, mientras estaba pasando, te estaba influyendo, estabas totalmente absorbido por
él. ¿Por qué era tan poderoso un sueño? El sueño no era poderoso, tú no tenías ningún poder. Recuerda esto,
cuando tú no tienes poder, incluso un sueño se vuelve poderoso.
Cuando estás despierto, un sueño no puede influir en ti, pero la realidad, lo que llamamos la realidad, sí lo
hace. Una persona iluminada, despierta, se ha vuelto tan alerta que tu realidad tampoco puede influir en
ella. Si pasa una mujer, una mujer hermosa, de pronto te pierdes. Ha surgido el deseo, el deseo de poseer. Si
estás alerta, la mujer pasará, pero el deseo no surgirá, no has sido influenciado, no has sido dominado. Cuando
esto suceda por primera vez, cuando las cosas se muevan a tu alrededor y no seas influenciado,
sentirás una alegría sutil de ser. Por primera vez sientes realmente que existes; nada puede sacarte de
ti. Si tú quieres seguir, eso es otra cosa. Eso es tu decisión. Pero no te engañes a ti mismo. Puedes
engañarte, puedes decir: «Sí. La mujer no es poderosa, pero yo quiero seguirla, quiero poseerla.»
Puedes engañar, muchas personas siguen engañando, pero no estás engañando a nadie más que a ti
mismo. Entonces es fútil. Mira atentamente, sabrás que hay deseo. Primero viene el deseo, y luego empiezas a
racionalizarlo.
Para una persona iluminada, las cosas están ahí y ella está ahí, pero no hay ningún puente entre ella y la
cosa. El puente se ha roto. Esa persona va sola. Vive sola. Se sigue a sí misma. Ninguna otra cosa
puede poseerla. Debido a esta percepción, hemos llamado a este logro moksha: libertad total, mukti. Es
totalmente libre.
En todo el mundo, el hombre ha buscado la libertad; no se puede encontrar a un hombre que no esté anhelando
la libertad a su manera. Por muchos medios, el hombre trata de encontrar un estado de ser en el que pueda ser
libre, y le molesta todo lo que le da la sensación de atadura. Lo odia. Lucha con cualquier cosa que le
obstaculiza, que le aprisiona. Lucha contra ello. Por eso hay tantas luchas políticas, tantas guerras,
revoluciones; por eso hay tantas luchas familiares continuas, marido y mujer, padre e hijo, todos luchando, los
unos con los otros. La lucha es básica. La lucha es por la libertad. El marido se siente confinado; la esposa le
ha aprisionado, ahora su libertad ha sido cortada. Y la esposa siente lo mismo. Ambos se culpan mutuamente,
ambos luchan, ambos tratan de destruir la atadura. El padre lucha con el hijo porque cada fase de crecimiento
del hijo significa más libertad para éste, y el padre siente que está perdiendo algo, poder, autoridad. En las
familias, en las naciones, en las civilizaciones, el hombre está anhelando sólo una cosa, libertad.
Pero no se consigue nada con las luchas políticas, las revoluciones, las guerras. No se consigue nada, porque
incluso si consigues libertad, es superficial; en el fondo permaneces atado. Así es que toda libertad resulta ser
una desilusión. El hombre desea intensamente la riqueza, pero, como yo lo entiendo, no es un ansia de riqueza,
sino un ansia de libertad. La riqueza te da una sensación de libertad. Si eres pobre, estás confinado, tus medios
son limitados, no puedes hacer esto, no puedes hacer aquello. No tienes dinero para hacerlo. Cuanto más
dinero tienes, más sientes que tienes libertad, que puedes hacer todo lo que quieras. Pero cuando tienes todo
el dinero y puedes hacer todo lo que deseas, imaginas, sueñas, de pronto sientes que esta libertad es
superficial, porque por dentro tu ser sabe muy bien que no tienes poder y que cualquier cosa puede
atraerte. Eres impresionado, influenciado, poseído por cosas y por personas.
Este sutra dice que tienes que llegar a un estado de consciencia en el que nada te impresione, en el que
puedas permanecer desapegado. ¿Cómo hacerla? Durante todo el día está presente la oportunidad para
hacerla. Por eso digo que este método es bueno para que lo hagas tú. En cualquier momento puedes tomar
consciencia de que algo te está poseyendo. Entonces respira profundamente, inspira hondamente, espira
hondamente, y vuelve a mirar la cosa. Cuando estés espirando, vuelve a mirar la cosa, pero mira como
un testigo, como un espectador. Si puedes lograr el estado de ser un testigo aunque sea un solo momento,
de pronto sentirás que estás solo, que nada puede influir en ti; al menos en ese momento nada puede crear
deseo en ti. Respira profundamente y espira cuando sientas que algo está impresionándote, influyendo en ti,
sacándote de ti mismo, volviéndose más importante que tú mismo. Y en ese pequeño intervalo creado por la
respiración, mira la cosa, un rostro hermoso, un cuerpo hermoso, un edificio bonito, o cualquier cosa.
Si sientes que es difícil, si no puedes crear un intervalo simplemente espirando, entonces haz algo más, espira,
y detén un momento la inspiración para que salga todo el aire. Para, no inspires. Entonces mira la cosa. Cuando
3. 3
el aire está fuera, o dentro, cuando has dejado de respirar, nada puede influir en ti. En ese momento no hay un
puente a ti; el puente se ha roto.
La respiración es el puente. Pruébalo. Tendrás la sensación de ser un testigo durante un solo momento,
pero eso hará que sepas cómo es, eso hará que conozcas la sensación de ser un testigo. Entonces
puedes buscarla. Durante todo el día, siempre que algo te impresione y surja un deseo, espira, detente en el
intervalo, y mira la cosa. La cosa estará ahí, tú estarás ahí, pero no habrá ningún puente. La respiración es el
puente. De pronto sentirás que eres poderoso, que eres fuerte. Y cuanto más poderoso te sientas, más te
volverás tu. Cuanto más cese la cosa, cuanto más cese su poder sobre ti, más cristalizado te sentirás. Ha
empezado la individualidad. Ahora tienes un centro al que ir, y en cualquier momento puedes ir al centro
y el mundo desaparece. En cualquier momento puedes tomar refugio en tu propio centro, y el mundo no tiene
poder.
Este sutra dice: La apreciación de los objetos y los sujetos es igual para una persona iluminada y una
persona no iluminada. Aquélla tiene una grandeza: permanece en el estado de ánimo subjetivo, no se
pierde en las cosas. Permanece en el estado de ánimo subjetivo, permanece dentro de sí mismo, permanece
centrado en la consciencia. Hay que practicar la permanencencia en el estado subjetivo. En todas las
oportunidades que se presenten, pruébalo. Y en todo momento hay una oportunidad, en cada uno de los
momentos hay una oportunidad. Una cosa u otra está impresionándote, está arrastrándote, tirando de ti,
empujándote.
Recuerdo una vieja historia. Un gran rey, Bharathari, renunció al mundo. Renunció al mundo porque había
vivido en él totalmente y llegó a darse cuenta de que era vano. No era una doctrina para él, sino una realidad
vivida. Había llegado a esa conclusión por medio de su propia vida. Era un hombre de fuertes deseos, había
disfrutado la vida todo lo posible, y entonces de pronto se dio cuenta de que era inútil, fútil. De modo que dejó el
mundo, renunció a él, y se fue a un bosque.
Un día estaba meditando bajo un árbol. Estaba saliendo el Sol. De repente, se percató de que en el camino, el
pequeño camino que pasaba junto al árbol, había un diamante muy grande. Como estaba saliendo el Sol, se
reflejaban los rayos. Ni siquiera Bharathari había visto antes un diamante tan grande. De pronto, en un
momento de inconsciencia, surgió un deseo de poseerlo. El cuerpo permaneció inmóvil, pero la mente
se movió. El cuerpo estaba en la postura de meditación, siddhasana, pero ya no había meditación. Sólo
estaba el cuerpo muerto; la mente se había ido, se había ido al diamante.
Antes de que el rey pudiera moverse, llegaron dos hombres a caballo de direcciones diferentes y se dieron
cuenta simultáneamente del diamante que había tirado en el camino. Sacaron sus espadas; los dos afirmaban
que habían visto el diamante antes. No había ninguna otra manera de decidir, así que tuvieron que luchar.
Lucharon y se mataron el uno al otro. En unos momentos, había dos cadáveres tendidos junto al diamante.
Bharathari se rió, cerró los ojos, y volvió a entrar en meditación.
¿Qué sucedió? Volvió a darse cuenta de la futilidad. ¿Y qué les sucedió a esos dos hombres? El diamante se
volvió más importante que toda su vida. Esto es lo que significa la posesión: perdieron su vida por una
piedra. Cuando hay deseo, tú ya no estás, el deseo puede conducirte al suicidio. Cuando estás bajo el
poder de un deseo, no estás en tus cabales, estás loco.
El deseo de poseer surgió también en la mente de Bharathari; en una fracción de segundo surgió el deseo. Y él
podría haberse movido para cogerlo, pero, antes de que pudiera, llegaron las otras dos personas y lucharon, y
había dos cadáveres tendidos en el camino con el diamante en su sitio. Bharathari se rió, cerró los ojos, y volvió
a entrar en su meditación. Durante un solo momento, su subjetividad se perdió. Una piedra, un diamante,
el objeto, se volvió más poderoso. Pero volvió a recobrar la subjetividad. Sin el diamante, el mundo
entero desapareció, y cerró los ojos.
Durante siglos, los meditadores han estado cerrando los ojos. ¿Por qué? Es sólo simbólico de que el mundo ha
desaparecido, de que no hay nada que mirar, de que nada merece la pena, ni siquiera mirarlo. Tendrás
que recordar continuamente; que cuando surge el deseo has salido de tu subjetividad. Esto es el
mundo, este movimiento. iRecupérate, vuelve, céntrate de nuevo! Podrás hacerlo, todo el mundo tiene la
capacidad. Nadie pierde nunca el potencial interno; siempre está ahí. Puedes moverte. Si puedes salir,
puedes entrar. Si puedo salir de mi casa, ¿por qué no voy a poder volver a entrar en ella? Hay que recorrer la
misma ruta; hay que usar las mismas piernas. Si puedo salir, puedo entrar. Estás saliendo a cada momento,
pero cuando salgas, recuerda; y vuelve de pronto. Céntrate. Si te parece difícil al principio, entonces
respira profundamente, espira, y detén la respiración. En ese momento, mira lo que te estaba atrayendo. En
realidad, nada te estaba atrayendo; tú te sentiste atraído. Ese diamante tirado en el camino en el bosque
solitario no estaba atrayendo a nadie; simplemente estaba tendido allí siendo él mismo. El diamante no era
consciente de que Bharathari se había sentido atraído, de que alguien había salido de su meditación, de su sub-
4. 4
jetividad, había vuelto al mundo. El diamante no era consciente de que dos personas habían luchado por
él y habían perdido la vida.
De modo que nada te está atrayendo, tú te sientes atraído. Estate alerta y el puente se romperá y recobrarás el
equilibrio interno. Sigue haciéndolo más y más. Cuanto más lo hagas, mejor. Y llegará un momento en que
no necesitarás hacerlo, porque el poder interno te dará tanta fuerza que se perderá la atracción de las
cosas. Es tu debilidad la que se siente atraída. Se más poderoso y nada te atraerá. Sólo entonces, por primera
vez, eres amo y señor de tu propio ser.
Eso te dará libertad real. Ninguna libertad política, ninguna libertad económica, ninguna libertad social puede
ayudar mucho. No es que no sean deseables..., son buenas, buenas en sí mismas, pero no te darán lo
que tu fuero más interno está anhelando, la libertad con respecto a las cosas, a los objetos, la libertad
de ser uno mismo sin ninguna posibilidad de ser poseído por nada o por nadie.