2. Un cuento puede ser relatado en un orden
no cronológico, o sea, distinto del orden
como ocurrieron los hechos. Por ejemplo:
El abogado llegó corriendo al tribunal, con
el pelo revuelto, sin afeitarse y
sin corbata. El juez lo miró y lo reprendió. El
joven excusándose explicó
que se quedó dormido mientras pensaba en
la desenfrenada fiesta de anoche.
3. Las acciones del relato son:
(1) El abogado llega corriendo (2) El juez lo
reprende (3) El abogado se excusa (4) El
joven se quedó dormido (5) El joven está en
una fiesta.
Sin embargo, es obvio que “la fiesta” y
“quedarse dormido” ocurrieron antes de
llegar tarde al tribunal. Por lo tanto, existe
una diferencia entre el tiempo del relato y el
tiempo de la historia.
4.
5. Resumiendo, podemos decir que, el tiempo
de la historia es la explicación coherente y
ordenada de todos los acontecimientos
narrados, independientemente de cómo se
narren.
Responde a la pregunta ¿qué se cuenta? Es
el conjunto de hechos narrativos en orden
cronológico.
6. “Pues sepa vuestra merced, ante todas cosas, que a
mí llaman Lázaro de Tormes, hijo de Tomé González
y de Antona Pérez, naturales de Tejares, aldea de
Salamanca. Mi nacimiento fue dentro del río
Tormes, por la cual causa tomé el sobrenombre, y
fue de esta manera: Mi padre, que Dios perdone,
tenía cargo de proveer una molienda de una azeña
que está ribera de aquel río, en la cual fue molinero
más de quince años y, estando mi madre una
noche en la azeña, preñada de mí, tomóle el parto
y parióme allí; de manera que con verdad me
puedo decir nacido en el río.”
Anónimo, El Lazarillo de Tormes