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puede verse afectada (Wilson, 2009). La memoria puede
ser conceptualizada en términos de: 1) memoria depen
diente del tiempo; 2) memoria dependiente del tipo de
información; 3) memoria de modalidad específica;
4) estadios de recuerdo, recuperación o reconocimiento;
5) memoria implícita o explícita, y 6) memoria anterógrada
o retrógrada.
El prototipo de los pacientes remitidos a rehabilitación
de la memoria tiende a ser joven y en su mayoría son
hombres que han sufrido un daño cerebral traumático. A
parte de la memoria, presentan dificultades atencionales,
así como en la planificación y la organización. Además,
son susceptibles de presentar trastornos emocionales,
como ansiedad, depresión y cambios de humor, y puede
mostrar problemas de conducta en forma de dificulta
des en el autocontrol o agresividad verbal. Este tipo de
pacientes normalmente desea volver a trabajar o puede
haberlo intentado sin éxito. La familia acostumbra a
necesitar ayuda y después de algunos meses los amigos
del paciente tienden a dejarlo socialmente aislado. El
conjunto de estos problemas son los que deben ser trata
dos en rehabilitación.
PRINCIPIOS GENERALES
PARA AYUDAR A PERSONAS
CON DETERIORO DE MEMORIA
La memoria puede ser definida como la habilidad para
asimilar, almacenar y recuperar información. La asimi
lación de la información es el estadio de codificación de
la misma; la retención de la información es el estadio
de almacenaje; y el acceso a la información cuando se pre
cisa corresponde al estadio de recuperación. Existen pau
tas a seguir para facilitar todos estos pasos (Wilson, 2009).
Para mejorar el proceso de codificación de la infor
mación primero se debe simplificar la información que
deberá ser recordada, pues es más fácil recordar pala
bras cortas que largas, del mismo modo que es preferible
utilizar frases cortas a largas, aunque las palabras y frases
más largas sean perfectamente comprensibles para la
persona que las está intentando recordar (Wilson, 1989).
En segundo lugar, sólo se debería pedir a la persona que
recuerde una sola cosa cada vez y no presentar tres o cua
tro ítems (p. ej., palabras, nombres o instrucciones) uno
detrás de otro. En tercer lugar, nos debemos asegurar de
que la persona ha entendido la información que se le
ha presentado. Esto lo podremos comprobar fácilmente
pidiéndole que nos repita con sus propias palabras aque
llo que está intentando recordar. También le podemos
pedir que relacione la información nueva con algo ya
conocido; cuando trate de recordar un nombre de alguien que
acabe de conocer, lo puede relacionar con alguien cono
cido que se llame igual, por ejemplo, o bien con una
palabra que rime con el nombre. Una buena estrategia
es seguir la regla del «poco y a menudo» (conocida en
inglés como distributed practice), pues cuando alguien está
intentando aprender algo, el aprendizaje es mejor cuando
los ensayos se espacian en el tiempo (Baddeley, 1992).
Se debe evitar también el aprendizaje por ensayo y error,
ya que para poder beneficiarse de sus errores la persona
debe ser capaz de recordarlos. Para las personas que no
pueden recordar sus errores el hecho de dar una respuesta
incorrecta puede fortalecer ese error, por lo que debemos
evitar los errores durante el procesamiento de codifica
ción (Baddeley y Wilson, 1994). Asimismo, debemos
asegurarnos de que las personas que tratan de recordar o
aprender no sean receptores pasivos de la información.
Necesitan pensar acerca del material o la información
recibida y poder manipularla de alguna manera. Este pro
ceso fue llamado «niveles de procesamiento» por Craik y
Lockhart (1972).
El siguiente estadio es el almacenaje de la información;
una vez que la información ha sido codificada debe ser
almacenada en la memoria a largo plazo hasta que se
vuelva a necesitar. El ensayo y la práctica pueden ayudar a
mantener ahí la información. Una forma de hacerlo sería
usar el principio del ensayo expandido o recuperación espa
ciada (en inglés expanded rehearsal y spaced retrieval, respec
tivamente) (Landauer y Bjork, 1978). Este procedimiento
implica preguntar a la persona inmediatamente después
de que haya visto u oído la porción de información nueva
que debe recordar (p. ej., un número de teléfono nuevo,
un nombre o una dirección corta); se le debe preguntar
de nuevo tras una breve demora de 2-3 s y de nuevo otra
vez después de un espacio de tiempo un poco superior.
De esta forma se aumenta el intervalo de retención, lo
que permite un mejor almacenaje de la información. Este
principio puede ser útil tanto para la codificación como
para el almacenaje de nueva información.
El tercer paso en el proceso es recuperar la informa
ción cuando esta se necesita. Todos en algún momento
hemos experimentado problemas para recuperar una
información en algún momento; sin embargo, este
hecho es mucho más frecuente en aquellas personas con
problemas de memoria. Si podemos proporcionar un
«gancho» en forma de pie o apunte en el momento de
recuperar aquella información necesaria, podemos ayudar
a las personas con más dificultad a acceder al recuerdo
correcto. Dar la primera letra del nombre, por ejemplo,
puede permitir a la persona recordar el nombre entero. El
principio de especificidad del contexto también debe tenerse
en cuenta. Se ha demostrado que el recuerdo es mejor
cuando la situación de recuperación de la información es
similar a la situación en la que fue aprendida (Godden y
Baddeley, 1975). Así pues, las personas con déficits mné
sicos pueden recordar mejor si se encuentran en la misma
habitación y en compañía de las mismas personas que
cuando se dio la situación de aprendizaje. Obviamente,
la mayoría de veces queremos evitar esa especificidad
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de forma más sencilla y normalmente utiliza estrategias
internas como recitar o una rima para recordar cuántos
días hay en 1 mes o recordar el orden de los colores del
arcoíris como una canción como «Richard of York gives
battle in vain», en la que la primera letra de cada palabra
es la primera letra de un color (red, orange, yellow, green,
blue, indigo, violet)1
. Aunque los sistemas mnemotécnicos,
tanto visuales como verbales, se han utilizado exitosa
mente en pacientes con deterioros de memoria (Wilson,
2009), no todos los pacientes pueden beneficiarse de
ellos. En este sentido, en vez de esperar que los pacientes
utilicen esta técnica espontáneamente, los terapeutas
deben utilizar dichas técnicas para ayudarlos a aprender
más rápidamente informaciones concretas, como los
nombres de un grupo de personas o una nueva dirección.
También puede ser de utilidad usar dos o tres estrategias.
La nueva información debe ser enseñada paso a paso,
teniendo en cuenta las características de cada paciente y
su estilo de aprendizaje, haciendo un especial énfasis en
las informaciones que la persona con déficits mnésicos
quiere y necesita aprender, y que le serán útiles en su vida
cotidiana. El último paso deberá ser la generalización o la
transferencia de dichas técnicas aprendidas a la vida real en
el marco del programa de entrenamiento de la memoria.
El ensayo de rutinas o la simple repetición de material
son ampliamente utilizados por la población general,
pero no son estrategias de aprendizaje demasiado buenas
para los pacientes con déficits de memoria. Podemos leer
u oír algo diversas veces y seguir sin recordarlo, y la infor
mación simplemente «entrará por un oído y saldrá por
el otro». Otras estrategias son mejores para potenciar el
aprendizaje (Ehlhard et al., 2008). Uno es el método de
pistas decrecientes, en el que se facilitan pistas que poco a
poco se van retirando. Por ejemplo, a alguien que quisiera
aprender un nuevo nombre, primero se le pediría que lo
copiara entero; después se borraría la última letra y se le
pediría que la copiara de nuevo incluyendo la letra que
ha sido borrada y que deberá recordar; a continuación, se
borrarían las dos últimas letras y se repetiría el proceso
hasta que toda la palabra fuera completada de memoria
por el paciente. Glisky, Schacter y Tulving (1986) fueron
los primeros en describir este método en pacientes con
deterioro de memoria. Desde entonces se han publicado
diversos estudios con pacientes tanto con demencia como
con deterioros no progresivos con distintos resultados
(para una discusión más completa, v. Wilson, 2009).
Otro método para mejorar el aprendizaje es la recu
peración espaciada o ensayo espaciado (en inglés expanding
rehearsal) (Landauer y Bjork, 1978). Este método implica
la presentación de material para ser recordado, a la que le
sigue un testado inmediato, seguido de nuevos testados
cada vez más espaciados en el tiempo. La práctica dis
tribuida (en inglés distributed practice) se ha valorado como
más efectiva que la práctica seriada (en inglés massed prac
tice) (Baddeley, 1999). Este método se ha utilizado para
trabajar con pacientes con traumatismo craneoencefálico,
accidente cerebrovascular, encefalitis y demencia.
Para poder beneficiarse de los propios errores, como
ocurre con el aprendizaje por ensayo y error, es necesa
rio poder recordar los errores, pero los pacientes con
deterioro de la memoria tienen dificultades para ello,
por lo que el hecho de responder de forma errónea
puede fortalecer dicha respuesta (errónea). Este es el
razonamiento subyacente que potencia el aprendizaje sin
error para minimizar al máximo los posibles errores en
el aprendizaje. Estos se pueden evitar mediante la pro
visión de instrucciones habladas o escritas, o guiando al
paciente a través de una tarea particular, modelando paso
a paso el camino. Actualmente hay suficiente evidencia
de que el aprendizaje sin error es mejor que el obtenido
mediante ensayo y error en los pacientes con déficits gra
ves de memoria. En un metaanálisis sobre aprendizaje sin
error, Kessels y De Haan (2003) encontraron diferencias
ampliamente significativas en el tamaño del efecto para
este tipo de aprendizaje en aquellos pacientes con dete
rioros graves de las funciones mnésicas. La combinación
del aprendizaje sin error y la recuperación espaciada apa
recían como una muy buena combinación de estrategias
a utilizar tanto con los pacientes con deterioros progresi
vos como con aquellos con deterioros de la memoria de
carácter no progresivo (Wilson, 2009).
Ehlhard et al. (2008) proporcionan diversas pautas
para enseñar nueva información a pacientes con déficits
mnésicos:
• Los objetivos a intervenir deben estar claramente
delimitados.
• Se deben evitar los errores.
• Se debe realizar suficiente práctica.
• La práctica debe estar espaciada.
• Se deben facilitar múltiples ejemplos para evitar
la hiperespecificidad en el aprendizaje y facilitar la
generalización.
• Se deben utilizar estrategias para promover un
procesamiento más efectivo.
• Los nuevos aprendizajes se deben focalizar en
objetivos significativamente importantes para cada
persona.
AYUDAS EXTERNAS DE MEMORIA
Las ayudas externas de memoria pueden dar pie a alertar
a alguien del hecho de que algo se tiene que hacer en
un tiempo y lugar determinados, o pueden actuar como
sistemas de almacenaje independientes de un contexto
temporal y espacial. Las alarmas, los temporizadores o
los buscapersonas que ayudan a recordar al paciente que
1
Este ejemplo corresponde a una rima popular inglesa y, por tanto, no
se ha traducido para no modificar el significado original que le infirió
la autora.
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Al final de la entrevista clínica se pueden facilitar algu
nos consejos generales a los pacientes y a sus familiares
sobre las características de la memoria, por ejemplo, que
algunos aspectos pueden no verse afectados mientras
que otros sí, o que los factores ambientales o la situación
pueden afectar a la memoria. Por ejemplo, las drogas o
el alcohol es probable que afecten al funcionamiento de
la memoria, así como también la ansiedad, la depresión,
dormir poco, el cansancio, etc. Algunos pacientes se exi
gen demasiado y es necesario reducir sus expectativas.
Kapur (2008) ofrece algunas orientaciones para ayudar
a sobrellevar la situación, entre las que se encuentran
tomarse las cosas con calma, ser organizado, concentrarse
y utilizar ayudas de memoria.
En algún momento debe hacerse una evaluación deta
llada y completa que debería incluir una valoración
cognitiva completa de todas las funciones cognitivas,
incluyendo la memoria, con el objetivo de conocer los
puntos fuertes y las debilidades del funcionamiento
cognitivo del paciente. Asimismo, debería asesorarse el
funcionamiento cognitivo y psicosocial. La evaluación
mediante test estandarizados debería completarse con
observaciones, entrevistas y autoevaluaciones para poder
formular correctamente la situación del paciente. La for
mulación del problema aplica teorías y modelos para
entender el desarrollo y el mantenimiento de los proble
mas, y se puede utilizar para realizar predicciones acerca
de los tratamientos. Si otros miembros del equipo (p. ej.,
terapeutas ocupacionales o logopedas) han valorado
al paciente, es conveniente realizar una reunión de todo
el grupo de profesionales de dicho paciente para poder
realizar una formulación entre todos.
El siguiente estadio en el programa de rehabilitación de
la memoria debería ser el estadio de establecimiento
de objetivos. Un objetivo es algo que la persona que se
encuentra en el proceso de rehabilitación quiere hacer,
algo que es relevante y significativo para él o ella y algo
que refleja sus objetivos a largo plazo. La rehabilitación
debe dirigirse hacia temas, actividades, situaciones o
interacciones personalmente significativas (Ylvisaker y
Feeney, 2000) y, por tanto, no se deben establecer objeti
vos que carezcan de significación para el paciente (p. ej.,
«mejorar los resultados en un test de memoria»). Tam
poco deben establecerse objetivos vagos (p. ej., «mejorar
el funcionamiento de la memoria») o inalcanzables (p. ej.,
«reinstaurar el funcionamiento de la memoria»). Los
objetivos se deben establecer después de dirimirlos con el
paciente, la familia, los cuidadores y, si es necesario, otros
miembros del equipo rehabilitador u otros servicios reha
bilitadores. Es necesario conocer lo que los familiares y
el propio paciente perciben como problemas, cuáles son
sus prioridades y necesidades, y qué quieren ser capaces
de realizar. Los objetivos deben ser negociados con todos
los afectados. Si los pacientes tienen un objetivo irreal
como «Quiero tener una memoria como la que tenía
antes», entonces es necesario persuadirles de que esto no
es posible, pero que podemos, por ejemplo, ayudarlos a
recordar lo que tienen que hacer cada día y cómo se sen
tirían intentando este objetivo primero. La redacción de
los objetivos debe ser sencilla para los pacientes y debe
permitirles sentir el objetivo como propio.
Los objetivos deberían seguir el principio SMART
(acrónimo de specific, measurable, achievable, realistic and
time based, «específico, medible, alcanzable, realista y
limitado en el tiempo»). Un ejemplo de un objetivo
SMART para la memoria podría ser «Que Jill recuerde
tomarse la medicación dos veces al día sin aviso de sus
cuidadores; a las 6 semanas debe conseguirlo en el 75%
del tiempo». Este objetivo es específico, medible (ya que
podemos contar cuántas veces Jill toma su medicación
antes de iniciar el objetivo), potencialmente alcanzable
y un paso realista en el objetivo a largo plazo de Jill de
ser independiente, y establece un marco de tiempo en el
que se debería conseguir. El primer objetivo a corto plazo
podría ser proporcionar un buscapersonas a Jill y ver si es
capaz de responder a un mensaje de prueba; podríamos
seguir dándole una lista de cosas a completar después
de responder al mensaje; la terapeuta ocupacional de Jill
la observará para asegurarse que realiza la lista de tareas
correcta y sucesivamente. Probablemente Jill también esté
trabajando en otros objetivos a la vez, quizá también rela
cionados con la memoria, con otras funciones cognitivas,
con objetivos emocionales o de ocio, etc.
Seleccionar la mejor estrategia para conseguir un
objetivo es otra consideración a tener en cuenta. Para las
tareas de memoria prospectiva como recordar tomar la
medicación, regar las plantas o dar de comer al perro, las
ayudas externas de memoria son la mejor opción. Si que
remos enseñar nueva información, necesitaremos consi
derar otras alternativas como las pistas decrecientes, las
estrategias de recuperación espaciada o la mnemotecnia,
y seguir los principios del aprendizaje sin error.
Finalmente, se debe valorar el éxito del programa de
rehabilitación no sólo a nivel grupal sino también a nivel
individual. Es necesario conocer, de cada uno de nues
tros pacientes, si ha surgido algún cambio después de las
sesiones de rehabilitación. Si así es, debemos conocer si
este cambio se ha debido a la propia intervención o si, de
no haber intervenido, hubiese ocurrido igualmente. Una
forma de conocer esto es a través de diseños experimenta
les de caso único, que permiten diferenciar los efectos del
tratamiento de la recuperación espontánea (Barlow et
al., 2008).
Así pues, la rehabilitación de la memoria puede ayu
dar a las personas a compensar, eludir o reducir su pro
blemática y de este modo sobrellevar más eficientemente
las tareas de la vida diaria en un entorno apropiado. La
rehabilitación tiene una razón de ser tanto clínica como
económica y debería ser aplicable a todos aquellos que la
necesiten.