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L A M E D I C I N A H O Y
Los numerosos cambios que se han producido en nuestra socie-
dad y en el mundo científico durante las últimas décadas han
hecho que la primera definición de fiebre de origen desconocido
(FOD), expuesta por Petersdorf y Beeson en 19611
, se haya visto
constantemente evaluada.
Las nuevas técnicas y procedimientos diagnósticos han contri-
buido tanto a conocer más fácilmente la causa de una enfermedad,
como a favorecer la aparición de nuevas enfermedades debido a
los procedimientos más invasivos que ahora se utilizan. Igualmente
se ha producido un aumento de los enfermos inmunodeprimidos
secundario a la infección por el virus de la inmunodeficiencia hu-
mana (VIH), los trasplantes, las terapias inmunosupresoras..., que
han incrementado la incidencia de enfermedades oportunistas.
Además, el aumento de las migraciones, los viajes, las infecciones
por patógenos multirresistentes y la emergencia de nuevas enfer-
medades han creado la necesidad de formación de especialistas en
enfermedades infecciosas y de reciclaje en estas áreas de la medi-
cina de atención primaria (AP).
Todo ello ha contribuido a que el diagnóstico, la evaluación y el
tratamiento de los procesos febriles se aborde de diferente manera
en nuestros días y a que, por tanto, los criterios de FOD sean mo-
tivo de continua controversia. “La fiebre de origen desconocido
continúa como una entidad clínica relevante a pesar de los avances
en los procedimientos tecnológicos y de la pericia de los
médicos”2
, que supone en numerosas ocasiones un reto diagnósti-
co y terapéutico para el especialista y un importante motivo de ma-
lestar y preocupación para el paciente.
CRITERIOS DIAGNÓSTICOS Y CLASIFICACIÓN
El término “fiebre de origen desconocido” fue definido por vez pri-
mera en 1930 por Alt y Barker3
. Treinta años después, en 1961, Pe-
tersdorf y Beeson1
expusieron los primeros criterios diagnósticos. Ba-
sándose en la experiencia, los estudios y las facilidades diagnósticas y
terapéuticas de la época, concluyeron que el proceso febril debía
cumplir las 3 características siguientes para ser considerado FOD:
Fiebre de origen desconocido. Un reto diagnóstico
E. Santos Corraliza
Servicio de Medicina Interna II. Hospital Universitario de Salamanca. Salamanca. España.
1. Temperatura > 38,3 ºC medida en varias ocasiones.
2. Duración superior a 3 semanas.
3. Ausencia de diagnóstico tras 1 semana de estudio con el pa-
ciente hospitalizado.
Con el primer criterio se descartaban causas de hipertermia ha-
bitual, tales como la constitución asténica, la debilidad muscular, la
anorexia, la inflamación de los nódulos linfáticos, el estreñimiento
y el nerviosismo, que, en general, no superan esta temperatura.
Asimismo, el segundo criterio excluía cuadros febriles de origen ví-
rico cuya duración no suele ser superior a 3 semanas y se resuelven
espontáneamente sin necesidad de tratamiento.
Estas tres indispensables características fueron utilizadas duran-
te más de 30 años, hasta que Durack y Street4
propusieron una
nueva definición en 1991 teniendo en cuenta los cambios habidos
en los últimos años (tabla I). Remarcaron con énfasis que en la so-
ciedad existían diferentes grupos de individuos, y por tanto de pa-
cientes con muy distintas características, y que el abordaje etiológi-
co y terapéutico no podía ni debía ser igual en todos ellos. Se clasi-
ficó entonces la FOD en 4 grupos atendiendo a las características
individuales:
– FOD clásica: temperatura > 38,3 ºC, medida en varias ocasio-
nes, de duración > 3 semanas, en la que no se llega a ningún diag-
nóstico tras 3 visitas ambulatorias o 3 días de ingreso hospitalario.
– FOD nosocomial: aparición de una temperatura de 38,3º C o
superior, determinada en varias ocasiones en un paciente hospitali-
zado que está recibiendo atención diaria y que en el momento de
su ingreso no presentaba infección ni estaba incubándola. El re-
quisito mínimo para establecer el diagnóstico es un período de es-
tudio de 3 días, con una incubación de cultivos no inferior a 2 días.
– FOD neutropénica: temperatura igual o superior a 38,3º C,
determinada en varias ocasiones en un paciente cuyo recuento de
neutrófilos es inferior a 500/µl o en el que se prevé un descenso
hasta ese nivel en un plazo de 1-2 días. Tras 3 días de estudio, in-
cluidos al menos 2 días de incubación de cultivos, no se llega a un
diagnóstico.
a
-
a
s
o
a;
a
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/l
a-
e
al
Evolución de los criterios de FOD
FOD (Petersdorf y Beeson, 1960) FOD (Durack y Street, 1991)
Temperatura > 38,3 ºC medida en varias ocasiones Clásica: temperatura > 38,3 ºC, de duración > 3 semanas sin diagnóstico
Duración de la fiebre superior a 3 semanas tras 3 días de ingreso hospitalario o 3 visitas ambulatorias
Ausencia de diagnóstico tras 1 semana de estudio con el paciente Nosocomial: temperatura > 38,3 ºC en paciente hospitalizado y recibiendo
hospitalizado atención aguda que no presentaba infección ni la incubaba en el momento
de su ingresoa
Neutropénica: temperatura > 38,3 ºC en paciente con recuento de
neutrófilos < 500/µl o en el que se prevé un descenso hasta ese nivel en 1-2
díasa
VIH: temperatura > 38,3 ºC a lo largo de 4 semanas en pacientes
ambulatorios o > 3 días en pacientes hospitalizados con VIHa
FOD: fiebre de origen desconocido; VIH: virus de la inmunodeficiencia humana.
a
Tras 3 días de estudio, incluidos al menos 2 días de incubación de cultivos, no se llega a ningún diagnóstico.
TABLA I
(441) JANO 18-24 FEBRERO 2005. VOL. LXVIII N.º 1.552 43
LA MED fiebre de origen des 52 8/2/05 10:40 Página 1
Documento descargado de http://www.elsevier.es el 06/11/2015. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato.
– FOD asociada al virus de la inmunodeficiencia humana
(VIH): temperatura igual o superior a 38,3 ºC, determinada en va-
rias ocasiones a lo largo de un período de más de 4 semanas en pa-
cientes ambulatorios, o de más de 3 días en pacientes hospitaliza-
dos con infección por el VIH. El diagnóstico se establece cuando
con un estudio adecuado de al menos 3 días de duración, incluidos
al menos 2 días de incubación de los cultivos, no se revela la causa.
Durack y Street4
consideraron que el criterio de duración de la
fiebre > 3 semanas propuesto por Petersdorf y Beeson únicamente
debía incluirse en la categoría de FOD clásica. Las características
propias del tipo de paciente definirían el criterio en el resto de los
grupos. La temperatura y el tiempo de duración del estudio se
consideraron comunes en las 4 categorías de FOD, pero el último
fue modificado respecto de los criterios de 1961. Los avances en
los procedimientos diagnósticos y terapéuticos desarrollados en los
30 años posteriores dieron lugar a una redefinición de este criterio,
considerando suficientes 3 días de estudio hospitalario (o 3 días de
estudio ambulatorio en el caso de la FOD clásica) para incluir una
fiebre prolongada en el grupo de las fiebres de origen desconoci-
do.
Algunos autores consideran que 3 visitas extrahospitalarias no se
pueden considerar equivalentes a 3 días de investigación hospitala-
ria, sobre todo por el largo intervalo que frecuentemente transcu-
rre entre una visita y otra5
.
El propio Petersdorf en 1992 propuso un criterio más general:
“1 semana de estudio, ambulatorio o no, pero inteligente”, debido
a que el tiempo necesario para la aproximación diagnóstica inicial
depende mucho de las zonas, el tipo de hospital y los medios de los
que se disponga, pero en general suele superar los 3 días6
.
Recientemente el grupo de Vanderschueren7
publicó un trabajo
en el que se proporciona la primera validación de la modificación
del criterio de Petersdorf y Beeson. Estos autores concluyeron que
establecer un determinado número de días para completar el estu-
dio puede resultar arbitrario, dado que esto depende en gran me-
dida de los medios disponibles y de la pericia del médico. Sugirie-
ron adherirse a criterios cualitativos en lugar de cuantitativos, que
especifiquen qué exámenes es necesario realizar antes de definir
como FOD una fiebre prolongada no resuelta. Ya se han propues-
to protocolos estandarizados para el diagnóstico inicial, que deben
estar adaptados a la epidemiología de cada región8-10
.
El resto de los criterios también ha sido motivo de análisis. Al-
gunos autores han propuesto reducir el tiempo de duración de la
fiebre a 2 semanas, considerando este intervalo suficiente para
descartar procesos víricos6,11
. Sin embargo, en el caso de pacientes
inmunodeprimidos o con infección nosocomial, en los que se da
un mayor número de infecciones, tumores y de casos relacionados
con la drogadicción, no se recomienda demorar el inicio del trata-
miento debido a la gravedad de la situación clínica12-14
.
En cuanto a la temperatura, se ha sugerido mantener el criterio
de temperatura oral > 38,3 ºC, excepto en el caso de pacientes in-
munodeprimidos, que frecuentemente no pueden desarrollar res-
puestas febriles muy intensas, o pacientes con claros signos de in-
flamación, en los que sería suficiente una menor graduación de la
fiebre (propuesta por algunos autores en torno a 37,5 ºC)5,6
.
Últimamente, incluso se ha discutido el término FOD. Bryan15
considera que este término se utiliza muy libremente en la prácti-
ca diaria, con escasa consideración hacia la primera definición for-
mulada por Petersdorf y Beeson en 1961. A pesar de que durante
años se ha insistido en que sea restringido a las fiebres prolonga-
das, “los argumentos en contra de la FOD aguda han caído en oí-
dos sordos”. Por lo tanto, sugiere cambiar la terminología por
FOD prolongada, especialmente desde que invariablemente se re-
quieren extensos estudios para evaluar estas fiebres. También
plantea modificar la noción de subtipos de FOD por clases de pa-
cientes, porque del mismo modo que los pacientes inmunodepri-
midos, con VIH o en enfermos hospitalizados se consideran gru-
pos especiales, también lo son los viajeros, los ancianos, los neona-
tos, los cazadores, los campesinos...
Los criterios determinados por Durack y Street son los que re-
cogen los actuales tratados de medicina interna16,17
. Sin embargo,
con los cambios habidos en los últimos años, resulta difícil estable-
cer cuáles son en la actualidad los criterios más ampliamente acep-
tados. Barbado y Peña Sánchez de Rivera18
consideran que no de-
ben tomarse los criterios de FOD de forma literal, puesto que és-
tos dependen, en muchas ocasiones, de la disponibilidad
tecnológica de cada hospital, de las características del enfermo y
de otras muchas circunstancias.
FIEBRE DE ORIGEN DESCONOCIDO CLÁSICA
Etiología
La FOD es una entidad clínica que puede ser causada por más de
200 enfermedades (tabla II) y, por lo tanto, supone uno de los más
grandes retos diagnósticos de la medicina8,19
. Sin embargo, la ma-
Fiebre de origen desconocido. Un reto diagnóstico
E. Santos CorralizaLA MEDICINA HOY
Causas de FOD clásica
Infecciosas
Tuberculosis miliar y extrapulmonar
Abscesos abdominales y pélvicos
Infecciones de la vía biliar
Abscesos perinefríticos
Abscesos intrahepáticos
Abscesos esplénicos
Abscesos pancreáticos
Abscesos de psoas
Pancreatitis
Diverticulitis
Apendicitis
Pelviperitonitis
Endocarditis infecciosa
Otras infecciones intravasculares
Prostatitis
Infecciones del tracto urinario
Neoplasias
Linfomas
Leucemias
Mieloma
Carcinoma renal
Carcinoma de colon
Carcinoma pancreático
Carcinoma pulmonar
Hepatocarcinoma
Metástasis hepática
Colagenopatías/vasculitis
Enfermedad de Still del adulto
Lupus eritematoso sistémico
Panarteritis nodosa
Arteritis de células gigantes
Polimialgia reumática
Artritis reumatoide
Polimiositis/dermatomiositis
Vasculitis por hipersensibilidad
Miscelánea
Fiebre por fármacos
Hepatitis granulomatosa idiopática
Sarcoidosis
Enfermedad de Crohn
Microembolias pulmonares
Tiroiditis subaguda
Hepatitis alcohólica
Hepatitis crónica activa
Cirrosis hepática
Fiebre mediterránea familiar
Modificada de Farreras P, Rozman C, editores17
.
FOD: fiebre de origen desconocido.
TABLA II
44 JANO 18-24 FEBRERO 2005. VOL. LXVIII N.º 1.552 (442)
LA MED fiebre de origen des 52 8/2/05 10:40 Página 2
Documento descargado de http://www.elsevier.es el 06/11/2015. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato.
yoría de las causas siguen siendo enfermedades comunes que se
presentan de forma poco habitual3
.
Clásicamente, las posibles etiologías se han dividido en los si-
guientes 4 grandes grupos: infecciones, neoplasias, conectivopa-
tías-vasculitis y miscelánea.
En una revisión de las series de pacientes con FOD clásica pu-
blicadas entre 1961 y 1990 se observó que cada uno de los grupos
anteriores se presentaba en el 34, el 22,1, el 12,5 y el 15% de los
casos, respectivamente. Un 15% permaneció sin diagnosticar19
.
Hirschmann20
no encuentra modificaciones en la distribución etio-
lógica: “a pesar de haber pasado décadas, de los cambios en los
procedimientos diagnósticos y las diferencias en los trastornos indi-
viduales, la distribución de las causas se ha mantenido práctica-
mente constante”. Sin embargo, muchos autores sugieren que en
los últimos años parece haberse observado de forma generalizada
un descenso en el porcentaje de infecciones (sobre todo de absce-
sos abdominales) y tumores7,21-24
. Esto se debe a que las técnicas y
los procedimientos diagnósticos, tales como la tomografía compu-
tarizada, la resonancia magnética y la ecocardiografía transesofági-
ca, hacen posible diagnosticar con rapidez problemas que antes
eran considerados causas de FOD.
En cuanto al grupo de conectivopatías-vasculitis, De Kleijn et
al9
sugirieron sustituir esta denominación por la de “enfermedades
inflamatorias no infecciosas” (NIID, en terminología anglosajona)
por ser más general y definir mejor el conjunto de enfermedades
al que representa. Este grupo, junto con el de casos sin diagnosti-
car, parece haber aumentado la incidencia en los últimos
años7,22,24
. El número de casos que en la actualidad cumplen crite-
rios de FOD son menores y en muchas ocasiones escapan a los
procedimientos diagnósticos por ser los más complicados9
. Parece
haberse observado un mayor número de casos sin diagnosticar en
los pacientes con fiebre episódica prolongada (el 47,6%) frente a
los que presentan un aumento continuo de la temperatura (el
25,9%)7
.
Pese a estas modificaciones, las infecciones continúan siendo la
causa de FOD más importante, por lo que es necesario remarcar
que la búsqueda inteligente de infecciones en pacientes con fiebre
prolongada es una prioridad5,23
. Además, hay que tener en cuenta
que determinadas circunstancias, como los viajes internacionales o
las migraciones, han aumentado la proporción de algunas infeccio-
nes en los últimos años.
En España, la tuberculosis continúa siendo la entidad más fre-
cuente; predominan las formas extrapulmonares y diseminadas,
debido a la dificultad diagnóstica que plantean25,26
. La brucelosis,
que hasta hace poco constituyó una de las causas de FOD más im-
portantes, es en la actualidad una etiología poco frecuente debido
a que los hemocultivos y las seroaglutinaciones permiten diagnosti-
carla de forma mucho más rápida y sencilla27,28
. Lo mismo ocurre
con los abscesos intraabdominales, que aunque continúan siendo
una causa muy importante de FOD, en los últimos años han dis-
minuido su incidencia debido a los nuevos procedimientos diag-
nósticos empleados9,26
. Por otra parte, hay que tener en cuenta la
distribución geográfica de las enfermedades, como la leptospirosis
en Valencia o la fiebre Q en el País Vasco, que puede ser causa de
endocarditis.
Los linfomas constituyen el grupo de neoplasias que más fre-
cuentemente son causa de FOD. El tumor sólido más frecuente es
el hipernefroma o carcinoma de células renales28
.
Otras causas importantes son la enfermedad de Still en menores
de 50 años o la arteritis de la temporal en ancianos, dentro del gru-
po de NIID20,23,26,29,30
. El lupus eritemotoso sistémico raramente
es considerado como causa de FOD en los trabajos más recientes,
debido a la mayor facilidad para su diagnóstico mediante técnicas
inmunológicas26
. La enfermedad granulomatosa, la fiebre facticia o
la tromboembolia pulmonar constituyen, junto con un gran grupo
de entidades, una miscelánea en el complejo mundo de la FOD.
Estrategia diagnóstica
No existen recomendaciones basadas en la evidencia para el diag-
nóstico de la FOD. El espectro de enfermedades y las característi-
cas de los distintos tipos de pruebas son las únicas evidencias dis-
ponibles en la actualidad31,32
. En los últimos años se han publicado
numerosos protocolos diagnósticos, todos ellos basados en la expe-
riencia pero no en la evidencia, por lo que algunos autores están
de acuerdo en que no es posible construir un algoritmo diagnósti-
co útil20
.
En general, la opinión de numerosos especialistas es que tras
una buena historia y exploración física, acompañada de las pruebas
básicas obligatorias, hay que analizar lo que en los últimos años se
han denominado “pistas potencialmente diagnósticas”. En presen-
cia de estas pistas se debe llevar a cabo una investigación específica
basada en el diagnóstico diferencial14
. El problema más importan-
te surge cuando no existen estas pistas. Knockaert et al5
proponen
una aproximación diagnóstica en esta situación basada en los si-
guientes puntos: a) “esperar y ver”, b) rastreo gammagráfico com-
pleto con marcador de inflamación, c) aproximación escalonada, y
d) ensayos terapéuticos.
Las 2 razones fundamentales que sustentan el primer punto de
la estrategia son la baja probabilidad de llegar a un diagnóstico fi-
nal, incluso después de extensas y caras investigaciones10,14
, y el
buen pronóstico a largo plazo de los casos sin diagnosticar33
. Sin
embargo, hay situaciones en las que es necesario continuar con la
investigación, bien por la gravedad clínica o porque en algunas
ocasiones ni el paciente ni el médico están preparados para acep-
tar esta propuesta. En este caso aconsejan la utilización de la gam-
magrafía para localizar la causa de la fiebre. Aunque hay muchos
métodos, ellos muestran su preferencia por trazadores no específi-
cos que puedan señalar tanto infecciones como tumores o inflama-
ciones. Entre ellos, la tomografía por emisión de positrones con
fluordeoxiglucosa es objeto de estudio en los últimos años debido a
que se ha observado que posee una mayor sensibilidad que el ga-
lio, sin pérdida de especificidad34,35
. En el caso de la FOD nosoco-
mial o en neutropénicos, aconsejan un trazador más específico pa-
ra infecciones como la gammagrafía con leucocitos marcados.
Cuando este estudio no contribuya a establecer el diagnóstico y
sea necesario continuar con la investigación, la aproximación esca-
lonada es el siguiente punto. Sin embargo, destacan que esta fase
es diferente de unos especialistas a otros dada la gran multitud de
pruebas y procedimientos existentes para elegir. Esta elección se
debe basar siempre en el conocimiento del espectro de las posibles
causas, en el riesgo, las molestias y los costes de las pruebas y en la
actitud del paciente.
Por último, los ensayos terapéuticos únicamente están indica-
dos en los casos de importante deterioro clínico del enfermo5
, ya
que pueden causar efectos tóxicos, producir confusión y favore-
cer sobreinfecciones. Si se opta por instaurar un tratamiento,
siempre hay que tener en cuenta la tuberculosis y utilizar anti-
bióticos lo más específicos posible. Cuando no se identifica la
causa de la fiebre el pronóstico suele ser bueno, por lo que úni-
camente se aconseja tratamiento sintomático y vigilar la evolu-
ción del cuadro7,36
.
En resumen, la FOD clásica es en verdad un reto diagnóstico
que no está sujeto a un estricto protocolo. El hallazgo de la patolo-
gía causante es un largo camino basado en el conocimiento y la ex-
periencia del investigador en lo referente a las pruebas diagnósti-
cas y a las patologías, su incidencia y su distribución geográfica.
Fiebre de origen desconocido. Un reto diagnóstico
E. Santos CorralizaLA MEDICINA HOY
(445) JANO 18-24 FEBRERO 2005. VOL. LXVIII N.º 1.552 47
LA MED fiebre de origen des 52 8/2/05 10:40 Página 3
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Subgrupos especiales dentro de la fiebre de origen desconocido
clásica
La FOD en el anciano tiene unas características especiales que se
deben tener en cuenta. Las personas de edad avanzada a menudo
manifiestan las enfermedades comunes de forma atípica37
. Por
otra parte, las bajas reservas corporales, la mayor tasa de hospitali-
zación y el riesgo de infecciones nosocomiales, la multimedicación
y los efectos adversos aumentan la morbimortalidad38
. Las causas
más frecuentes de FOD en el anciano son las enfermedades multi-
sistémicas, entre ellas, la arteritis de la temporal, la entidad más
importante (28%). Por otra parte, destaca el cáncer de colon entre
las neoplasias; la tuberculosis sigue siendo la infección más fre-
cuente en este grupo de población con FOD20,25,39
.
Diversos autores proponen que la fiebre episódica (proceso fe-
bril prolongado, con períodos de al menos 2 semanas de ausencia
de fiebre) debe considerarse como un grupo especial de FOD de-
bido a sus importantes implicaciones diagnósticas y terapéuticas.
Se ha observado una menor probabilidad de establecer un diag-
nóstico final en este grupo, pero en muchas ocasiones evolucionan
favorablemente sin necesidad de tratamiento5,8,40
.
OTROS TIPOS DE FIEBRE DE ORIGEN
DESCONOCIDO
En los otros grupos de FOD definidos por Durack y Street (noso-
comial, neutropénica y asociada al VIH) destacan las infecciones
como etiología fundamental; el resto de las causas es mucho me-
nos frecuente41,42
. En estos casos, contrariamente a la FOD clási-
ca, muchas veces es necesario instaurar rápidamente un tratamien-
to empírico debido a la gravedad de la situación clínica y a la im-
portancia de la enfermedad de base5,43
.
En la FOD nosocomial hay que pensar siempre en los métodos
invasivos que puedan ser causa de infección, tales como sondas,
catéteres, vías venosas, y en patógenos hospitalarios como Clostri-
dium difficile, Pseudomonas aeruginosa... En el 25% de los casos la
fiebre no es de origen infeccioso y se relaciona con otras etiologías
como la tromboembolia venosa pulmonar, la tromboembolia pul-
monar, la colecistitis alitiásica16
...
En cuanto a los pacientes neutropénicos, hay que sospechar in-
fecciones por Candida, Aspergillus, citomegalovirus y virus del
herpes simple, y siempre se debe tener en cuenta que el tipo de
cáncer diagnosticado está en relación con la infección por determi-
nados microorganismos16
.
En el caso de los pacientes con infección por el VIH, la fiebre es
uno de los motivos más frecuentes de ingreso hospitalario: la FOD
constituye entre un 5-21% de todos los ingresos44,45
. Más del 50%
de las infecciones están causadas por micobacterias (el 35,5% My-
coplasma tuberculosis, el 11,5% Micobacterium avium complex, y
el 4,5% otras micobacterias). Los linfomas representan un 4% de
los casos, mientras las enfermedades autoinmunitarias están prácti-
camente ausentes. La mayor parte de las infecciones se desarrollan
con un número de CD4 < 100, excepto la tuberculosis, que puede
aparecer en fases de enfermedad menos avanzadas43
. Se han des-
crito diferencias importantes entre los tipos de infecciones más
prevalentes en Europa y Estados Unidos. En Estado Unidos las in-
fecciones más frecuentes son las causadas por micobacterias tipo
Mycobacterium avium, seguidas por Pseudomonas carinii, Histo-
plasma y citomegalovirus. Es menos frecuente la tuberculosis y
prácticamente no se dan casos de leishmaniasis, primera y segunda
causas más frecuentes en Europa, respectivamente. Es importante
destacar que existen variaciones regionales en ambos continentes.
Así, en algunas regiones de los Estados Unidos la tuberculosis es
un proceso frecuente, y en España y Francia tanto la tuberculosis
como la leishmaniasis se presentan en un mayor número de oca-
siones que en el resto de Europa41
.
CONCLUSIONES
Los cambios que ha experimentado la sociedad en los últimos
años, junto con los avances de las técnicas diagnósticas y terapéuti-
cas, han hecho analizar los procesos febriles prolongados de forma
diferente. La FOD, a pesar de esta evolución científica, continúa
siendo una entidad frecuente que puede ser causada por múltiples
enfermedades. Llegar a determinar el diagnóstico y decidir el tra-
tamiento más adecuado supone, en muchas ocasiones, un inmenso
reto, tanto para el médico de atención primaria como para el espe-
cialista hospitalario. El abordaje adecuado debería realizarse anali-
zando las características del enfermo, de la enfermedad y de los di-
versos procedimientos disponibles: un abordaje generalizado, que
en definitiva requiere un profundo y entusiasta conocimiento de la
medicina. ᭿
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(449) JANO 18-24 FEBRERO 2005. VOL. LXVIII N.º 1.552 51
LA MED fiebre de origen des 52 8/2/05 10:40 Página 4
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do P, Ortiz de Salazar Martín A, Vilar Zanón A. Fiebre de origen
desconocido en pacientes infectados por el virus de la inmunode-
ficiencia humana. Rev Clin Esp. 1996;196:4-8.
Fiebre de origen desconocido...
E. Santos CorralizaLA MEDICINA HOY
(450)
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  • 1. L A M E D I C I N A H O Y Los numerosos cambios que se han producido en nuestra socie- dad y en el mundo científico durante las últimas décadas han hecho que la primera definición de fiebre de origen desconocido (FOD), expuesta por Petersdorf y Beeson en 19611 , se haya visto constantemente evaluada. Las nuevas técnicas y procedimientos diagnósticos han contri- buido tanto a conocer más fácilmente la causa de una enfermedad, como a favorecer la aparición de nuevas enfermedades debido a los procedimientos más invasivos que ahora se utilizan. Igualmente se ha producido un aumento de los enfermos inmunodeprimidos secundario a la infección por el virus de la inmunodeficiencia hu- mana (VIH), los trasplantes, las terapias inmunosupresoras..., que han incrementado la incidencia de enfermedades oportunistas. Además, el aumento de las migraciones, los viajes, las infecciones por patógenos multirresistentes y la emergencia de nuevas enfer- medades han creado la necesidad de formación de especialistas en enfermedades infecciosas y de reciclaje en estas áreas de la medi- cina de atención primaria (AP). Todo ello ha contribuido a que el diagnóstico, la evaluación y el tratamiento de los procesos febriles se aborde de diferente manera en nuestros días y a que, por tanto, los criterios de FOD sean mo- tivo de continua controversia. “La fiebre de origen desconocido continúa como una entidad clínica relevante a pesar de los avances en los procedimientos tecnológicos y de la pericia de los médicos”2 , que supone en numerosas ocasiones un reto diagnósti- co y terapéutico para el especialista y un importante motivo de ma- lestar y preocupación para el paciente. CRITERIOS DIAGNÓSTICOS Y CLASIFICACIÓN El término “fiebre de origen desconocido” fue definido por vez pri- mera en 1930 por Alt y Barker3 . Treinta años después, en 1961, Pe- tersdorf y Beeson1 expusieron los primeros criterios diagnósticos. Ba- sándose en la experiencia, los estudios y las facilidades diagnósticas y terapéuticas de la época, concluyeron que el proceso febril debía cumplir las 3 características siguientes para ser considerado FOD: Fiebre de origen desconocido. Un reto diagnóstico E. Santos Corraliza Servicio de Medicina Interna II. Hospital Universitario de Salamanca. Salamanca. España. 1. Temperatura > 38,3 ºC medida en varias ocasiones. 2. Duración superior a 3 semanas. 3. Ausencia de diagnóstico tras 1 semana de estudio con el pa- ciente hospitalizado. Con el primer criterio se descartaban causas de hipertermia ha- bitual, tales como la constitución asténica, la debilidad muscular, la anorexia, la inflamación de los nódulos linfáticos, el estreñimiento y el nerviosismo, que, en general, no superan esta temperatura. Asimismo, el segundo criterio excluía cuadros febriles de origen ví- rico cuya duración no suele ser superior a 3 semanas y se resuelven espontáneamente sin necesidad de tratamiento. Estas tres indispensables características fueron utilizadas duran- te más de 30 años, hasta que Durack y Street4 propusieron una nueva definición en 1991 teniendo en cuenta los cambios habidos en los últimos años (tabla I). Remarcaron con énfasis que en la so- ciedad existían diferentes grupos de individuos, y por tanto de pa- cientes con muy distintas características, y que el abordaje etiológi- co y terapéutico no podía ni debía ser igual en todos ellos. Se clasi- ficó entonces la FOD en 4 grupos atendiendo a las características individuales: – FOD clásica: temperatura > 38,3 ºC, medida en varias ocasio- nes, de duración > 3 semanas, en la que no se llega a ningún diag- nóstico tras 3 visitas ambulatorias o 3 días de ingreso hospitalario. – FOD nosocomial: aparición de una temperatura de 38,3º C o superior, determinada en varias ocasiones en un paciente hospitali- zado que está recibiendo atención diaria y que en el momento de su ingreso no presentaba infección ni estaba incubándola. El re- quisito mínimo para establecer el diagnóstico es un período de es- tudio de 3 días, con una incubación de cultivos no inferior a 2 días. – FOD neutropénica: temperatura igual o superior a 38,3º C, determinada en varias ocasiones en un paciente cuyo recuento de neutrófilos es inferior a 500/µl o en el que se prevé un descenso hasta ese nivel en un plazo de 1-2 días. Tras 3 días de estudio, in- cluidos al menos 2 días de incubación de cultivos, no se llega a un diagnóstico. a - a s o a; a /l /l a- e al Evolución de los criterios de FOD FOD (Petersdorf y Beeson, 1960) FOD (Durack y Street, 1991) Temperatura > 38,3 ºC medida en varias ocasiones Clásica: temperatura > 38,3 ºC, de duración > 3 semanas sin diagnóstico Duración de la fiebre superior a 3 semanas tras 3 días de ingreso hospitalario o 3 visitas ambulatorias Ausencia de diagnóstico tras 1 semana de estudio con el paciente Nosocomial: temperatura > 38,3 ºC en paciente hospitalizado y recibiendo hospitalizado atención aguda que no presentaba infección ni la incubaba en el momento de su ingresoa Neutropénica: temperatura > 38,3 ºC en paciente con recuento de neutrófilos < 500/µl o en el que se prevé un descenso hasta ese nivel en 1-2 díasa VIH: temperatura > 38,3 ºC a lo largo de 4 semanas en pacientes ambulatorios o > 3 días en pacientes hospitalizados con VIHa FOD: fiebre de origen desconocido; VIH: virus de la inmunodeficiencia humana. a Tras 3 días de estudio, incluidos al menos 2 días de incubación de cultivos, no se llega a ningún diagnóstico. TABLA I (441) JANO 18-24 FEBRERO 2005. VOL. LXVIII N.º 1.552 43 LA MED fiebre de origen des 52 8/2/05 10:40 Página 1 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 06/11/2015. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato.
  • 2. – FOD asociada al virus de la inmunodeficiencia humana (VIH): temperatura igual o superior a 38,3 ºC, determinada en va- rias ocasiones a lo largo de un período de más de 4 semanas en pa- cientes ambulatorios, o de más de 3 días en pacientes hospitaliza- dos con infección por el VIH. El diagnóstico se establece cuando con un estudio adecuado de al menos 3 días de duración, incluidos al menos 2 días de incubación de los cultivos, no se revela la causa. Durack y Street4 consideraron que el criterio de duración de la fiebre > 3 semanas propuesto por Petersdorf y Beeson únicamente debía incluirse en la categoría de FOD clásica. Las características propias del tipo de paciente definirían el criterio en el resto de los grupos. La temperatura y el tiempo de duración del estudio se consideraron comunes en las 4 categorías de FOD, pero el último fue modificado respecto de los criterios de 1961. Los avances en los procedimientos diagnósticos y terapéuticos desarrollados en los 30 años posteriores dieron lugar a una redefinición de este criterio, considerando suficientes 3 días de estudio hospitalario (o 3 días de estudio ambulatorio en el caso de la FOD clásica) para incluir una fiebre prolongada en el grupo de las fiebres de origen desconoci- do. Algunos autores consideran que 3 visitas extrahospitalarias no se pueden considerar equivalentes a 3 días de investigación hospitala- ria, sobre todo por el largo intervalo que frecuentemente transcu- rre entre una visita y otra5 . El propio Petersdorf en 1992 propuso un criterio más general: “1 semana de estudio, ambulatorio o no, pero inteligente”, debido a que el tiempo necesario para la aproximación diagnóstica inicial depende mucho de las zonas, el tipo de hospital y los medios de los que se disponga, pero en general suele superar los 3 días6 . Recientemente el grupo de Vanderschueren7 publicó un trabajo en el que se proporciona la primera validación de la modificación del criterio de Petersdorf y Beeson. Estos autores concluyeron que establecer un determinado número de días para completar el estu- dio puede resultar arbitrario, dado que esto depende en gran me- dida de los medios disponibles y de la pericia del médico. Sugirie- ron adherirse a criterios cualitativos en lugar de cuantitativos, que especifiquen qué exámenes es necesario realizar antes de definir como FOD una fiebre prolongada no resuelta. Ya se han propues- to protocolos estandarizados para el diagnóstico inicial, que deben estar adaptados a la epidemiología de cada región8-10 . El resto de los criterios también ha sido motivo de análisis. Al- gunos autores han propuesto reducir el tiempo de duración de la fiebre a 2 semanas, considerando este intervalo suficiente para descartar procesos víricos6,11 . Sin embargo, en el caso de pacientes inmunodeprimidos o con infección nosocomial, en los que se da un mayor número de infecciones, tumores y de casos relacionados con la drogadicción, no se recomienda demorar el inicio del trata- miento debido a la gravedad de la situación clínica12-14 . En cuanto a la temperatura, se ha sugerido mantener el criterio de temperatura oral > 38,3 ºC, excepto en el caso de pacientes in- munodeprimidos, que frecuentemente no pueden desarrollar res- puestas febriles muy intensas, o pacientes con claros signos de in- flamación, en los que sería suficiente una menor graduación de la fiebre (propuesta por algunos autores en torno a 37,5 ºC)5,6 . Últimamente, incluso se ha discutido el término FOD. Bryan15 considera que este término se utiliza muy libremente en la prácti- ca diaria, con escasa consideración hacia la primera definición for- mulada por Petersdorf y Beeson en 1961. A pesar de que durante años se ha insistido en que sea restringido a las fiebres prolonga- das, “los argumentos en contra de la FOD aguda han caído en oí- dos sordos”. Por lo tanto, sugiere cambiar la terminología por FOD prolongada, especialmente desde que invariablemente se re- quieren extensos estudios para evaluar estas fiebres. También plantea modificar la noción de subtipos de FOD por clases de pa- cientes, porque del mismo modo que los pacientes inmunodepri- midos, con VIH o en enfermos hospitalizados se consideran gru- pos especiales, también lo son los viajeros, los ancianos, los neona- tos, los cazadores, los campesinos... Los criterios determinados por Durack y Street son los que re- cogen los actuales tratados de medicina interna16,17 . Sin embargo, con los cambios habidos en los últimos años, resulta difícil estable- cer cuáles son en la actualidad los criterios más ampliamente acep- tados. Barbado y Peña Sánchez de Rivera18 consideran que no de- ben tomarse los criterios de FOD de forma literal, puesto que és- tos dependen, en muchas ocasiones, de la disponibilidad tecnológica de cada hospital, de las características del enfermo y de otras muchas circunstancias. FIEBRE DE ORIGEN DESCONOCIDO CLÁSICA Etiología La FOD es una entidad clínica que puede ser causada por más de 200 enfermedades (tabla II) y, por lo tanto, supone uno de los más grandes retos diagnósticos de la medicina8,19 . Sin embargo, la ma- Fiebre de origen desconocido. Un reto diagnóstico E. Santos CorralizaLA MEDICINA HOY Causas de FOD clásica Infecciosas Tuberculosis miliar y extrapulmonar Abscesos abdominales y pélvicos Infecciones de la vía biliar Abscesos perinefríticos Abscesos intrahepáticos Abscesos esplénicos Abscesos pancreáticos Abscesos de psoas Pancreatitis Diverticulitis Apendicitis Pelviperitonitis Endocarditis infecciosa Otras infecciones intravasculares Prostatitis Infecciones del tracto urinario Neoplasias Linfomas Leucemias Mieloma Carcinoma renal Carcinoma de colon Carcinoma pancreático Carcinoma pulmonar Hepatocarcinoma Metástasis hepática Colagenopatías/vasculitis Enfermedad de Still del adulto Lupus eritematoso sistémico Panarteritis nodosa Arteritis de células gigantes Polimialgia reumática Artritis reumatoide Polimiositis/dermatomiositis Vasculitis por hipersensibilidad Miscelánea Fiebre por fármacos Hepatitis granulomatosa idiopática Sarcoidosis Enfermedad de Crohn Microembolias pulmonares Tiroiditis subaguda Hepatitis alcohólica Hepatitis crónica activa Cirrosis hepática Fiebre mediterránea familiar Modificada de Farreras P, Rozman C, editores17 . FOD: fiebre de origen desconocido. TABLA II 44 JANO 18-24 FEBRERO 2005. VOL. LXVIII N.º 1.552 (442) LA MED fiebre de origen des 52 8/2/05 10:40 Página 2 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 06/11/2015. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato.
  • 3. yoría de las causas siguen siendo enfermedades comunes que se presentan de forma poco habitual3 . Clásicamente, las posibles etiologías se han dividido en los si- guientes 4 grandes grupos: infecciones, neoplasias, conectivopa- tías-vasculitis y miscelánea. En una revisión de las series de pacientes con FOD clásica pu- blicadas entre 1961 y 1990 se observó que cada uno de los grupos anteriores se presentaba en el 34, el 22,1, el 12,5 y el 15% de los casos, respectivamente. Un 15% permaneció sin diagnosticar19 . Hirschmann20 no encuentra modificaciones en la distribución etio- lógica: “a pesar de haber pasado décadas, de los cambios en los procedimientos diagnósticos y las diferencias en los trastornos indi- viduales, la distribución de las causas se ha mantenido práctica- mente constante”. Sin embargo, muchos autores sugieren que en los últimos años parece haberse observado de forma generalizada un descenso en el porcentaje de infecciones (sobre todo de absce- sos abdominales) y tumores7,21-24 . Esto se debe a que las técnicas y los procedimientos diagnósticos, tales como la tomografía compu- tarizada, la resonancia magnética y la ecocardiografía transesofági- ca, hacen posible diagnosticar con rapidez problemas que antes eran considerados causas de FOD. En cuanto al grupo de conectivopatías-vasculitis, De Kleijn et al9 sugirieron sustituir esta denominación por la de “enfermedades inflamatorias no infecciosas” (NIID, en terminología anglosajona) por ser más general y definir mejor el conjunto de enfermedades al que representa. Este grupo, junto con el de casos sin diagnosti- car, parece haber aumentado la incidencia en los últimos años7,22,24 . El número de casos que en la actualidad cumplen crite- rios de FOD son menores y en muchas ocasiones escapan a los procedimientos diagnósticos por ser los más complicados9 . Parece haberse observado un mayor número de casos sin diagnosticar en los pacientes con fiebre episódica prolongada (el 47,6%) frente a los que presentan un aumento continuo de la temperatura (el 25,9%)7 . Pese a estas modificaciones, las infecciones continúan siendo la causa de FOD más importante, por lo que es necesario remarcar que la búsqueda inteligente de infecciones en pacientes con fiebre prolongada es una prioridad5,23 . Además, hay que tener en cuenta que determinadas circunstancias, como los viajes internacionales o las migraciones, han aumentado la proporción de algunas infeccio- nes en los últimos años. En España, la tuberculosis continúa siendo la entidad más fre- cuente; predominan las formas extrapulmonares y diseminadas, debido a la dificultad diagnóstica que plantean25,26 . La brucelosis, que hasta hace poco constituyó una de las causas de FOD más im- portantes, es en la actualidad una etiología poco frecuente debido a que los hemocultivos y las seroaglutinaciones permiten diagnosti- carla de forma mucho más rápida y sencilla27,28 . Lo mismo ocurre con los abscesos intraabdominales, que aunque continúan siendo una causa muy importante de FOD, en los últimos años han dis- minuido su incidencia debido a los nuevos procedimientos diag- nósticos empleados9,26 . Por otra parte, hay que tener en cuenta la distribución geográfica de las enfermedades, como la leptospirosis en Valencia o la fiebre Q en el País Vasco, que puede ser causa de endocarditis. Los linfomas constituyen el grupo de neoplasias que más fre- cuentemente son causa de FOD. El tumor sólido más frecuente es el hipernefroma o carcinoma de células renales28 . Otras causas importantes son la enfermedad de Still en menores de 50 años o la arteritis de la temporal en ancianos, dentro del gru- po de NIID20,23,26,29,30 . El lupus eritemotoso sistémico raramente es considerado como causa de FOD en los trabajos más recientes, debido a la mayor facilidad para su diagnóstico mediante técnicas inmunológicas26 . La enfermedad granulomatosa, la fiebre facticia o la tromboembolia pulmonar constituyen, junto con un gran grupo de entidades, una miscelánea en el complejo mundo de la FOD. Estrategia diagnóstica No existen recomendaciones basadas en la evidencia para el diag- nóstico de la FOD. El espectro de enfermedades y las característi- cas de los distintos tipos de pruebas son las únicas evidencias dis- ponibles en la actualidad31,32 . En los últimos años se han publicado numerosos protocolos diagnósticos, todos ellos basados en la expe- riencia pero no en la evidencia, por lo que algunos autores están de acuerdo en que no es posible construir un algoritmo diagnósti- co útil20 . En general, la opinión de numerosos especialistas es que tras una buena historia y exploración física, acompañada de las pruebas básicas obligatorias, hay que analizar lo que en los últimos años se han denominado “pistas potencialmente diagnósticas”. En presen- cia de estas pistas se debe llevar a cabo una investigación específica basada en el diagnóstico diferencial14 . El problema más importan- te surge cuando no existen estas pistas. Knockaert et al5 proponen una aproximación diagnóstica en esta situación basada en los si- guientes puntos: a) “esperar y ver”, b) rastreo gammagráfico com- pleto con marcador de inflamación, c) aproximación escalonada, y d) ensayos terapéuticos. Las 2 razones fundamentales que sustentan el primer punto de la estrategia son la baja probabilidad de llegar a un diagnóstico fi- nal, incluso después de extensas y caras investigaciones10,14 , y el buen pronóstico a largo plazo de los casos sin diagnosticar33 . Sin embargo, hay situaciones en las que es necesario continuar con la investigación, bien por la gravedad clínica o porque en algunas ocasiones ni el paciente ni el médico están preparados para acep- tar esta propuesta. En este caso aconsejan la utilización de la gam- magrafía para localizar la causa de la fiebre. Aunque hay muchos métodos, ellos muestran su preferencia por trazadores no específi- cos que puedan señalar tanto infecciones como tumores o inflama- ciones. Entre ellos, la tomografía por emisión de positrones con fluordeoxiglucosa es objeto de estudio en los últimos años debido a que se ha observado que posee una mayor sensibilidad que el ga- lio, sin pérdida de especificidad34,35 . En el caso de la FOD nosoco- mial o en neutropénicos, aconsejan un trazador más específico pa- ra infecciones como la gammagrafía con leucocitos marcados. Cuando este estudio no contribuya a establecer el diagnóstico y sea necesario continuar con la investigación, la aproximación esca- lonada es el siguiente punto. Sin embargo, destacan que esta fase es diferente de unos especialistas a otros dada la gran multitud de pruebas y procedimientos existentes para elegir. Esta elección se debe basar siempre en el conocimiento del espectro de las posibles causas, en el riesgo, las molestias y los costes de las pruebas y en la actitud del paciente. Por último, los ensayos terapéuticos únicamente están indica- dos en los casos de importante deterioro clínico del enfermo5 , ya que pueden causar efectos tóxicos, producir confusión y favore- cer sobreinfecciones. Si se opta por instaurar un tratamiento, siempre hay que tener en cuenta la tuberculosis y utilizar anti- bióticos lo más específicos posible. Cuando no se identifica la causa de la fiebre el pronóstico suele ser bueno, por lo que úni- camente se aconseja tratamiento sintomático y vigilar la evolu- ción del cuadro7,36 . En resumen, la FOD clásica es en verdad un reto diagnóstico que no está sujeto a un estricto protocolo. El hallazgo de la patolo- gía causante es un largo camino basado en el conocimiento y la ex- periencia del investigador en lo referente a las pruebas diagnósti- cas y a las patologías, su incidencia y su distribución geográfica. Fiebre de origen desconocido. Un reto diagnóstico E. Santos CorralizaLA MEDICINA HOY (445) JANO 18-24 FEBRERO 2005. VOL. LXVIII N.º 1.552 47 LA MED fiebre de origen des 52 8/2/05 10:40 Página 3 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 06/11/2015. 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  • 4. Subgrupos especiales dentro de la fiebre de origen desconocido clásica La FOD en el anciano tiene unas características especiales que se deben tener en cuenta. Las personas de edad avanzada a menudo manifiestan las enfermedades comunes de forma atípica37 . Por otra parte, las bajas reservas corporales, la mayor tasa de hospitali- zación y el riesgo de infecciones nosocomiales, la multimedicación y los efectos adversos aumentan la morbimortalidad38 . Las causas más frecuentes de FOD en el anciano son las enfermedades multi- sistémicas, entre ellas, la arteritis de la temporal, la entidad más importante (28%). Por otra parte, destaca el cáncer de colon entre las neoplasias; la tuberculosis sigue siendo la infección más fre- cuente en este grupo de población con FOD20,25,39 . Diversos autores proponen que la fiebre episódica (proceso fe- bril prolongado, con períodos de al menos 2 semanas de ausencia de fiebre) debe considerarse como un grupo especial de FOD de- bido a sus importantes implicaciones diagnósticas y terapéuticas. Se ha observado una menor probabilidad de establecer un diag- nóstico final en este grupo, pero en muchas ocasiones evolucionan favorablemente sin necesidad de tratamiento5,8,40 . OTROS TIPOS DE FIEBRE DE ORIGEN DESCONOCIDO En los otros grupos de FOD definidos por Durack y Street (noso- comial, neutropénica y asociada al VIH) destacan las infecciones como etiología fundamental; el resto de las causas es mucho me- nos frecuente41,42 . En estos casos, contrariamente a la FOD clási- ca, muchas veces es necesario instaurar rápidamente un tratamien- to empírico debido a la gravedad de la situación clínica y a la im- portancia de la enfermedad de base5,43 . En la FOD nosocomial hay que pensar siempre en los métodos invasivos que puedan ser causa de infección, tales como sondas, catéteres, vías venosas, y en patógenos hospitalarios como Clostri- dium difficile, Pseudomonas aeruginosa... En el 25% de los casos la fiebre no es de origen infeccioso y se relaciona con otras etiologías como la tromboembolia venosa pulmonar, la tromboembolia pul- monar, la colecistitis alitiásica16 ... En cuanto a los pacientes neutropénicos, hay que sospechar in- fecciones por Candida, Aspergillus, citomegalovirus y virus del herpes simple, y siempre se debe tener en cuenta que el tipo de cáncer diagnosticado está en relación con la infección por determi- nados microorganismos16 . En el caso de los pacientes con infección por el VIH, la fiebre es uno de los motivos más frecuentes de ingreso hospitalario: la FOD constituye entre un 5-21% de todos los ingresos44,45 . Más del 50% de las infecciones están causadas por micobacterias (el 35,5% My- coplasma tuberculosis, el 11,5% Micobacterium avium complex, y el 4,5% otras micobacterias). Los linfomas representan un 4% de los casos, mientras las enfermedades autoinmunitarias están prácti- camente ausentes. La mayor parte de las infecciones se desarrollan con un número de CD4 < 100, excepto la tuberculosis, que puede aparecer en fases de enfermedad menos avanzadas43 . Se han des- crito diferencias importantes entre los tipos de infecciones más prevalentes en Europa y Estados Unidos. En Estado Unidos las in- fecciones más frecuentes son las causadas por micobacterias tipo Mycobacterium avium, seguidas por Pseudomonas carinii, Histo- plasma y citomegalovirus. Es menos frecuente la tuberculosis y prácticamente no se dan casos de leishmaniasis, primera y segunda causas más frecuentes en Europa, respectivamente. Es importante destacar que existen variaciones regionales en ambos continentes. Así, en algunas regiones de los Estados Unidos la tuberculosis es un proceso frecuente, y en España y Francia tanto la tuberculosis como la leishmaniasis se presentan en un mayor número de oca- siones que en el resto de Europa41 . CONCLUSIONES Los cambios que ha experimentado la sociedad en los últimos años, junto con los avances de las técnicas diagnósticas y terapéuti- cas, han hecho analizar los procesos febriles prolongados de forma diferente. La FOD, a pesar de esta evolución científica, continúa siendo una entidad frecuente que puede ser causada por múltiples enfermedades. Llegar a determinar el diagnóstico y decidir el tra- tamiento más adecuado supone, en muchas ocasiones, un inmenso reto, tanto para el médico de atención primaria como para el espe- cialista hospitalario. El abordaje adecuado debería realizarse anali- zando las características del enfermo, de la enfermedad y de los di- versos procedimientos disponibles: un abordaje generalizado, que en definitiva requiere un profundo y entusiasta conocimiento de la medicina. ᭿ Bibliografía 1. Petersdorf RB, Beeson PB. Fever of unexplained origin: report on 100 cases. Medicine (Baltimore). 1961;40:1-30. 2. Barbado FJ, Vázquez JJ, Peña JM, Arnalich F, Ortiz-Vázquez J. Pyrexya of unknown origin: changing spectrum of diseases in two consecutive series. Post- grad Med J. 1992;68:884-7. 3. Alt HL, Barker MH. Fever of unknown origin. J Am Med Assoc. 1930; 94:1457-61. 4. Durack DT, Street AC. Fever of unknouwn origin-reexamined and redefined. Curr Clin Top Inf Dis. 1991;11:35-51. 5. Knockaert DC, Vanderchueren S, Blockmans D. Fever of unknown origin in adults: 40 years on. Journal of Internal Medicine. 2003;253:263-75. 6. Konecny P, Davidson RN. Pyrexia of unknown origin in the 1990s: time to re- define. 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