2. Para una efectiva participación de los ciudadanos en la ciudad moderna, es necesaria una formación lectora que desarrolle en el individuo capacidades para decodificar el texto, interpretar el significado de las palabras y estructuras gramaticales para construir el conocimiento. Implica aumentar tanto la capacidad de sociabilidad como la de autonomía.
Entramos al segundo milenio con mil millones de analfabetos en todo el planeta, doscientos millones más que en 1980. Por lo que deducimos, que los países pobres no han desarrollado el alfabetismo y los ricos se han desarrollado en el iletrismo. En ese año, la UNESCO captó el dato de que México ocupó el penúltimo lugar en el hábito de la lectura de un listado conformado por 108 países. Con un promedio de lectura de 2.8 libros por año por habitante. No solo establecen cifras, también establecen promedios recomendables y en este caso, la recomendación es leer 25 libros por año por habitante. Los países mejor posicionados fueron Japón, Finlandia, Canadá y Noruega con 47 libros por año por habitante.
Tres lustros antes de que iniciara la Revolución Mexicana, 6 millones de mexicanos mayores de 15 años no sabían leer ni escribir (en 1895, había 12.6 millones de habitantes), se pensó y se buscó la forma de obtener derechos, de equipararse con los más bien posicionados y se luchó por ello. En la actualidad, más de un siglo después, todavía hay en México 5.4 millones de personas del mismo rango de edad que viven socialmente relegados por no saber leer ni escribir.
No pretendo incursionar en el ámbito de los niveles de alcance en lo que se ha logrado o no en cuanto a alfabetización, parto de ahí para la pregunta del por qué si se buscó hace tanto tiempo como un derecho de todos, no lo explotamos a nuestro favor si
3. además se disfruta y se mejora nuestra propia situación en todos aspectos. Son innumerables los beneficios que proporciona la lectura.
Hoy en día además de analfabetos contamos con el esquema del Analfabeto Funcional, que es aquella persona que leía y un día dejó de elegir la lectura como hábito personal.
El poder redactar, escribir, es una expresión que debemos de apreciar y enaltecer, es algo que traduce lo interior con el exterior e impacta en cuanta persona lo lea. Convierte algo muy interno del escritor, en un pensamiento y además en una imagen creadas individualmente por cada lector. Este pensamiento generará diferentes vertientes, la de la empatía, la del rechazo, la del deseo, porque leer recoge emociones que nos permiten anhelar viajar, escalar posiciones, y el mismo deseo de más conocimiento; la del nacimiento de una idea, porque leer aumenta nuestra creatividad y además leer genera autoestima, conocimiento más amplio del lenguaje y dominio en él, y provoca un bienestar de buen juicio al ampliar nuestro punto crítico.
“La educación tiene la responsabilidad de asegurar que los estudiantes puedan saber, hacer y ser a plenitud y que se formen de tal manera que sean capaces de hablar y de permitir hablar; que estén preparados para escuchar y para hacerse escuchar; que estén calificados para manejar la palabra escrita y defender con argumentos sus opiniones, pero también para que lean y comprendan lo que otros sostienen, conocen y desean”. Inegi.
La democratización de la lectura y la escritura, ha dado de resultante una incapacidad para hacerla efectiva. Creamos una escuela pública y gratuita para acercar a todos a sus derechos. Pero los programas y los contenidos no han sido capaces de transmitir el gusto por la lectura. Siguen enfocándose en una actividad que el alumno desempeña con escasos recursos ya entregados por el docente, en lugar de provocarles la
4. incursión en el estado del arte y a través de textos formales. Esto por lo que parte a la obligación de las instituciones educativas, pero los índices globales oficiales, nos arrojan el poderío en los padres. Quienes disfrutan del hábito de la lectura forman los conjuntos porcentuales más amplios de haber indicado que sus padres se la fomentaron. Y con padres podemos también entender a cualquier adulto que tenga niños a su alrededor.
Adolecemos de cultura letrada, y esto ya no queda en un ensayo escrito como éste, es causa de los problemas más grandes que están ardiendo actualmente en México. En el 55% de los municipios de México no existen librerías, no hay dónde comprar un libro. No es esto alarmante?
La lectura constante, de cualquier tema, es decir leer como hábito cotidiano, puede convertir a dóciles ciudadanos en seres racionales, capaces de oponerse a la injusticia, a la miseria, al abuso de quienes nos gobiernan.
En la palabra está el secreto de nuestra especie; se trata de un auténtico código de la cultura.