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ORGANOFOSFORADOS
              COFA (Compuestos organofosforados anticolinesterasas)

Los organofosforados son un vasto grupo de compuestos químicos de síntesis, de complejidad
estructural variable, que desde el punto de vista químico son ésteres del ácido fosfórico y de sus
derivados; su característica farmacológica común y fundamental radica en su acción inhibitoria de
diferentes estearasas, principalmente la colinesterasa. Se descomponen con mayor facilidad y son
menos persistentes en el ambiente que los organoclorados, si bien son más peligrosos para el ser
humano debido a que tienen un alto grado de toxicidad.
    Sus propiedades esenciales son su mediana tensión de vapor en casi todos, la cual se eleva en
climas cálidos; su liposolubilidad, que facilita la penetración a través de las membranas místicas, y
su alta reactividad química, que determina una descomposición rápida en los medios acuosos. Son
fácilmente hidrolizados, tanto en el ambiente como en medios biológicos.
    La vida media de los organofosforados y sus productos de biotransformación es relativamente
corta (horas a días). Su biotransformación se hace mediante enzimas oxidasas, hidrolasas y
transferasas, principalmente hepáticas. La eliminación tiene lugar por la orina y en menor cantidad
por heces y el aire expelido.
    Son biodegradables y no se acumulan en el organismo. Presentan problemas especiales debido a
que cuando algunos organofosforados se combinan se producen efectos como sinergia, potenciación
e inhibición de la destoxificación, como en el caso del malatión.
    De acuerdo con la categoría toxicológica, los organofosforados pueden clasificarse en distintas
categorías:
            • Categoría I: dicotofos, DDVP (vapona, paratión etílico, metamidofos, metiliazinfos,
                 monocrotofos, ometoato, quinalfos, fenamifos, clorfenvinfos.
            • Categoría II: diazinon, dimetoato, fentión, metidatión, paratión metílico, triclorfon,
                 etión, clorpirifos, fenitrotión y otros.
            • Categoría III: mercaptotión o malatión.

    La mayor parte de estos productos pertenece a las categorías I y II, es decir, a las de mayor
toxicidad. Es necesario tomar en cuenta que hay otros factores que modifican la toxicidad de dichos
productos, como los solventes usados en las formulaciones, la vía de absorción, las temperaturas
elevadas y el tiempo prolongado de almacenamiento, con el riesgo de que los productos se degraden
a metabolitos más activos o que aparezcan impurezas.
    Los compuestos utilizados como insecticidas a nivel agrícola vienen en formulaciones a
concentraciones elevadas, desde 20 hasta 70% del principio activo. La concentración del principio
activo debe ser tomada en cuenta para el cálculo de la dosis tóxica. Los insecticidas de uso
doméstico vienen en concentraciones mucho menores del orden del 0,5 a 5% y siempre deben estar
por debajo del 10%.
    Las formulaciones más frecuentes de uso agrícola son las líquidas, con diferentes tipo de
solventes. En general, se trata de hidrocarburos derivados del petróleo, como el tolueno. Este tipo
de solventes favorece la absorción del principio activo, por lo tanto, para la toxicidad debe tomarse
en cuenta el tipo de solvente utilizado. Estas formulaciones reciben el nombre de concentrado
emulsionables.
    Otras formas de presentación son las sólidas, en forma de polvos, polvos hidrosolubles y
granulo. En general, estas presentaciones son menos tóxicas que las anteriores por la forma de
aplicación y por su menor absorción.
    Los insecticidas de uso doméstico se presentan también en aerosoles y cintas repelentes a muy
bajas concentraciones del principio activo; en general oscilan entre 0,1 y 2 por ciento.
    Estas sustancias ingresan por vía dérmica, respiratoria, digestiva y conjuntiva. Cuando el
ingrediente activo se disuelve en solvente orgánico, la absorción del producto a través de la piel se
facilita. La vía dérmica se relaciona con un alto porcentaje de intoxicaciones.
Una vez absorbidos, son metabolizados a nivel hepático a través del citocromo P450, mediado
por monoaminooxigenasas; algunos de los metabolitos resultante son más tóxicos que el producto
inicial. La eliminación de los compuestos organofosforados se da en gran parte por vía renal; muy
poca cantidad se elimina por el intestino.
    El primer efecto bioquímico asociado con la toxicidad de los organofosforados es la inhibición
de la acetilcolinesterasa. En el sistema nervioso existe una proteína que tiene actividad enzimática
esteárica; cuando ésta es fosforilada por el plaguicida, se convierte en lo que se conoce como
estearasa neurotóxica, causante de la neuropatía retardada.
Al penetrar en el organismo de los insectos o de los animales de sangre caliente, los
organofosforados actúan sobre el sistema nervioso central, alterando el proceso normal de impulsos
que está asociado con la relación colinesterasa-acetilcolina. El impulso nervioso ocasionado por un
agente externo se convierte en movimiento muscular por intermedio de la acetilcolina, que es la que
estimula al músculo a efectuar movimientos. Por lo tanto, la acetilcolina actúa como transmisor
químico de mensajes que se convierten en movimientos o acciones.
    Normalmente la acetilcolina se produce en las terminaciones nerviosas y como es un tóxico muy
fuerte, su acumulación produce la muerte, de ahí en cuanto a transmitido su mensaje esté destinada
a ser destruida por la enzima colinesterasa, que la descompone en ácido acético y colina, como se
describe en la figura 15-4.




                            Fig. 15-4. Descomposición de la acetilcolina
Mecanismo de acción

Los organofosforados son inhibidores irreversibles de varias esterasas. Por su importancia
toxicológica se considera antes que nada la inhibición de la colinesterasa, que se ejerce tanto sobre
la colinesterasa verdadera presente en el sistema nervioso central (sustancia gris), la placa
neuromuscular, el ganglio autónomo y los eritrocitos (colinesterasa eritrocitaria) como sobre la
butirilcolinesterasa o seudocolinesterasa, que se encuentra en el sistema nervioso central (sustancia
blanca), el páncreas, el hígado, el plasma y la mucosa intestinal.
    La hidrólisis de la acetilcolina se cumple en el organismo en tres etapas, llevándose a cabo en un
tiempo no mayor a 1 ms. En primer lugar, la colinesterasa reacciona por su sitio aniónico y estérico
sobre la acetilcolina, dando lugar a un complejo llamado enzima-sustrato. En segundo lugar, se
libera restando la enzima acetilada. Por último, la enzima acetilada reacciona con agua y se
regenera, formándose además ácido acético.
    La enzima se une solamente a nivel del centro estérico por un enlace covalente muy estable,
dando lugar a la llamada enzima fosforilada sumamente estable; es decir, no se hidroliza o lo hace
muy lentamente, por lo que se necesitan días, semanas o meses para que la enzima se regenere por
sus cías normales.
Toxicidad
Los organofosforados son un grupo de productos muy amplio que difiere en su estructura química,
toxicidad y período de latencia en el comienzo de los síntomas. Este período de latencia es variable
por el producto en sí o por otros hechos. El período de latencia también depende de la vía de
absorción, del grado de exposición, de la liposolubilidad, de la afinidad por el sitio activo de la
colinesterasa, de la toxicidad propia del producto, de la concentración del principio activo, de la
dosis absorbida y del solvente. Hay además variaciones con la especie animal. En el ser humano
hay variaciones con la edad; el niño pequeño es más sensible a los organofosforados. También
influye la temperatura ambiental, al forma de utilización del producto, el estado de nutrición del
paciente afectado y las condiciones de almacenamiento del producto.

Tipos de intoxicación

De acuerdo con la experiencia del departamento de los autores, el tipo de intoxicación más
frecuente es la ocupacional. Dentro de este rubro de incluyen las que ocurren por trabajar sin el
equipo de protección adecuado, trabajar en contra del viento y otros.
    Le sigue en frecuencia la intoxicación accidental tanto en niños como en adultos y jóvenes en
general procedentes del medio rural. Este tipo de intoxicaciones ocurre por guardar los productos en
forma inadecuada o en lugares accesibles a los niños y por su mal manejo. En último lugar se
encuentran las intoxicaciones intencionales o suicidas. Cuando ocurren, éstas son muy graves, ya
que las dosis ingeridas son considerables.
    El tiempo entre la exposición y la aparición de los síntomas varía con la vía de entrada, la dosis
absorbida y el tipo de organofosforado. El intervalo varía entre los primeros minutos (15 a 30) si la
dosis fue muy alta y por vía oral, hasta las primeras 24 h si fue por vía dérmica. En el caso de la vía
oral, los síntomas gastrointestinales pueden deberse al solvente que forma parte de la formulación.
    Al inhibir la acción de la colinesterasa por efecto de los organofosforados, la acetilcolina queda
libre y, en cuanto alcanza limites no tolerados, provoca descoordinación de los impulsos nerviosos,
conduciendo a movimientos desordenados, que finalmente desembocan en la muerte, no sin antes
manifestarse en tres síndromes, que se detallan a continuación.

1 – SINDROME CLÁSICO
1.1Síndrome muscarínico
La sintomatología suele iniciar en 30 min a 6 h después de la exposición al producto químico,
misma que puede ocurrir por inhalación, ingestión o contacto con la piel. Los síntomas incluyen:
Cefalea – Mareos – Palidez
Náuseas – Vómitos – Diarrea
Miosis – Broncoespasmo
Incontinencia urinaria y rectal
 Sialorrea – Lagrimeo
Sudoración – Broncorrea
Bradicardia
1.2 Síndrome nicotínico
La sintomatología se manifiesta por:
Fasciculaciones
Taquicardia
Debilidad Muscular
Parálisis Respiratoria
1.3Síndrome neurológico central
Ansiedad – Desorientación
Convulsiones (Infrecuentes)
Depresión respiratoria
Coma
Los síntomas pueden iniciar con cefalea, mareo y ataxia. En las intoxicaciones severas se observa
conducta psicótica, pérdida brusca de la conciencia y convulsiones. La muerte sobreviene por
depresión respiratoria, edema pulmonar o bradicardia extrema.
    Dada la gravedad de la intoxicación que estos plaguicidas ocasionan es de suma importancia
tener en cuenta que el diagnóstico debe ser clínico y no esperar a obtener resultado de laboratorio.
El examen de laboratorio básico es la determinación de la actividad de la colinesterasa eritrocitaria
y plasmática; un descenso de 25% o más de la actividad enzimática es evidencia de absorción
excesiva de un plaguicida organofosforados.

2 - SINDROME INTERMEDIO
Después de la fase inicial de la intoxicación aguda, algunos pacientes desarrollan un cuadro de
parálisis de la musculatura proximal de las extremidades y de los flexores del cuello. Estos síntomas
aparecen en intoxicados que ya no presentan manifestaciones colinérgicas. El cuadro conlleva un
riesgo de muerte si se afecta la musculatura respiratoria, y es lo que ha sido bautizado por
Senanayake en 1987 como "sindrome Intermedio

3 - NEUROPATÍA TÓXICA RETARDADA (NTR)
Las manifestaciones clínicas de la NTR por COFA comienzan a aparecer habitualmente entre la 2ª
y la 4ª semana tras unaintoxicación aguda, o tras un tiempo indeterminado tras una Intox.crónica.
El cuadro se inicia con sintomas sensitivos en forma de calambres y parestesias en las extremidades
inferiores (EI), sin manifestaciones dolorosas.
Pero las manifestaciones que dominan el cuadro son las derivadas de la afectación motora de las EI,
que se desarrolla a continuación. Asi aparece un cuadro tipico de segunda motoneurona o inferior,
con debilidad muscular, ataxia bilateral y simétrica y, en casos graves, parálisis flácidas. La
hiporreflexia es común en todos ellos.
El cuadro progresa de forma retrógrada y ascendente, pudiendo llegar a afectar a las extremidades
superiores (ES) en 3-10 dias, con una clínica similar a la de las EI. La afectación del sistema
nervioso periférico (SNP) alcanza su pico máximo a las dos semanas del inicio de los síntomas: La
intensidad del cuadro es de grado variable, pero puede llegar a dejar tetrapléjico al paciente. La
afectación sensorial es escasa.

En casos evolucionados pueden aparecer atrofias bilaterales simétricas de los pequeños músculos de
los pies y de los peroneos, y en menor grado de las manos, con trastornos tróficos cutáneos
concomitantes. Las atrofias no son tan importantes como se sospecharía por la severidad de las
parálisis.

Recientemente se ha descrito la afectación de las cuerdas vocales (CV) en el curso de la NR por
IOF, que sigue un curso parecido a la afectación de los nervios de las extremidades

DIAGNOSTICO

El diagnóstico de la IA por COFA se apoya en una serie de criterios: 1º Historia de exposición al
tóxico. 2º Manifestaciones clinicas de la IA por COFA. 3º Descenso en los niveles séricos de la CE.
4º Mejoria de los síntomas tras la administración de atropina (PRUEBA DE ATROPINA)

Prueba de Atropina:
      Registrar frecuencia cardíaca
      Aplicar por vía IV 1mg de Sulfato de Atropina (0,5mg en pacientes pediátricos)
      Volver a registrar la frecuencia cardíaca
aumentada            Prueba
                                                                                    negativa
 FC               Atropina                    FC
                                                               igual o disminuída


                                                   Prueba positiva
                                         Intoxicación por Organo fosforados




TRATAMIENTO
El tratamiento inicial de la IA por COFA debe ir encaminado a asegurar la permeabilidad de la vía
aérea, aspirando las secreciones nasofaríngeas o el vómito si éste se ha producido; la intubación
endotraqueal y la ventilación mecánica son precisas con frecuencia. Junto a ello es esencial el
tratamiento precoz de las bradiarritmias. Una vez asegurado el control de la vía aérea y de la
función cardiovascular, se iniciará sin demora el tratamiento específico de la intoxicación (ver mas
abajo)
EPIDEMIOLOGIA

Los COFA no solo son tóxicos para las plagas a las que combaten, sino también para el ser humano.
Debido a su uso creciente, cada vez cobran más importancia las IA por COFA, siendo en la
actualidad un importante problema de Salud Pública en muchos paises.

Aunque globalmente los COFA suponen cerca del 30% de los plaguicidas que se emplean en la
actualidad, son los responsables de casi el 80% de las intoxicaciones por plaguicidas que requieren
atención médica y del 75% de las muertes por plaguicidas.

Las IA son especialmente frecuentes en las zonas agrícolas, donde estos tóxicos se usan de forma
habitual . Debido a su progresivo uso en los hogares como insecticidas para las viviendas o para
aplicarlos en pequeños jardines, cada vez son más frecuentes las intoxicaciones domésticas.

COMPUESTOS MAS UTILIZADOS

Clorpirifos

(etil clorpirifos, tiofosfato de 0,0-dietilo y de O- (3, 5, 6-tricloro 22-piridilo): Fue descubierto en
1956. Es un insecticida-acaricida activo por ingestión, contacto e inhalación. Pertenece al grupo
IV.2 (dietoxi). Su toxicidad es moderada (DL50 oral para la rata de 96-270 mg/kg). Posee un amplio
campo de actividad. Se utiliza no solo en la agricultura sino también en los hogares, contra las
cucarachas. La marca comercial más utilizada es Dursban .

Dimetoato
(ditiofosfato de O,O-dimetilo y de S- (N-metilcarbamoil) metilo): Es un insecticida-acaricida
sistémico con actividad por ingestión y contacto. Pertenece al grupo IV.1 (dimetoxi). Su toxicidad
es moderada (DL50 oral para la rata de 255-310 mg/kg). Se utiliza con frecuencia en las zonas
olivareras de nuestro pais. Las marcas comerciales más utilizadas son Cekutoato y Dafene .
Fention
(3-metil 4-metiltiofenil dimetil tionofosfato): Es un insecticida penetrante, con acción por ingestión
y contacto. Pertenece al grupo IV.1 (dimetoxi). Su toxicidad es moderada (DL50 oral para la rata de
250 mg/kg). Es muy tóxico para abejas- y aves. La marca comercial más utilizada es Lebaycid .

Isofenfos
(isopropil fosforoamidotioato de O-etilo y de 2-isopropoxi carbonil fenilo): Es un insecticida
sistémico con actividad por ingestión y contacto. Pertenece al grupo IV.2 (dietoxi). Su toxicidad es
alta (DL50 oral para la rata de 20 mg/kg). La marca comercial más utilizada es Oftanol .

Malation
(ditiofosfato de O,O-dimetilo y de S-(1,2- dietoxicarboniletilo): Su descubrimiento en 1950 fue un
hito en la historia de los IOF, puesto que fue el primer IOF que mostró un amplio espectro de acción
y una baja toxicidad para los mamiferos. Es un insecticida-acaricida con acción por ingestión y
contacto. Pertenece al grupo IV.1 (dimetoxi). En los organismos vivos se metaboliza a maloxón, su
forma más tóxica. Su toxicidad es baja (DL50 oral para la rata de 1.000-2.800 mg/kg). Las marcas
comerciales más utilizadas son Benatión y Exatión

metamidofos
(tiofosforamidato de 0,S-dimetilo): Es un insecticida-acaricida con actividad por vía sistémica,
ingestión y contacto. Pertenece al grupo IV.8 (sustituyentes mixtos). Su toxicidad es alta (DL50 oral
para la rata de 20 mg/kg), por lo que está prohibido su uso en invernaderos y en recintos cerrados.
Ha sido comunicado como el IOF más utilizado en la provincia de Almeria. Las marcas comerciales
más utilizadas son Orthomonitor y Tamarón .

Monocrotofos
(fosfato de dimetilo y de cis 1-metil 2-(N-metilcarbamoil) vinilo): Es un insecticida-acaricida con
actividad por vía sistémica y por contacto. Pertenece al grupo IV.1 (dimetoxi). Su toxicidad es alta
(DL50 oral para la rata de 8-23 mg/kg). Las marcas comerciales más utilizadas son Ceku y
Nuvacrón .

Paration
(etil paratión, tiofosfato de O,O-dietilo y de O-(4-nitrofenilo): Fue descubierto en 1946, y pronto
pasó a ser el plaguicida más utilizado debido a su gran eficacia. Es un insecticida-acaricida con
actividad por ingestión y contacto. Pertenece al grupo IV.2 (dietoxi). En organismos vivos se
metabolize a maloxón, su forma más tóxica. Su toxicidad es muy alta (DL50 oral para la rata de 2
mg/kg), por lo que está prohibido su uso en invernaderos y en recintos cerrados. La marca
comercial más utilizada es Folidol .

VIA DE ENTRADA DEL TOXICO

La vía de entrada del IOF en el organismo puede ser digestiva, cutáneo-mucosa, respiratoria o
parentera.

Via digestiva

Es la habitual en los intentos suicidas. Con menor frecuencia es la responsable de intoxicaciones
involuntarias, al consumir alimentos contaminados accidentalmente con COFA. En nuestro medio
el 20% de las intoxicaciones ocurren por esta vía. La entrada digestiva del tóxico se ha asociado a
intoxicaciones graves.

Vias cutaneo-mucosa y respiratoria
Se asocian a intoxicaciones profesionales, al no guardar las medidas de seguridad aconsejadas al
manejar los IOF. En nuestro medio el 80% de las intoxicaciones son por estas vías. Habitualmente
son intoxicaciones menos graves que las anteriores

Via parenteral

La entrada del tóxico por vía parenteral es excepcional. Se suele asociar a intentos autolíticos en
pacientes que utilizan drogas por vía parenteral.

INTENCIONALIDAD

El motivo de la IA puede ser accidental o suicida.

Intoxicaciones accidentales

Son las responsables del 80% de las IA por COFA en nuestro medio. Su mortalidad oscila alrededor
del 1%.

En el 70% de las ocasiones son profesionales y suceden durante los procesos de fumigación o
durante la manipulación de los COFA. La vía de entrada suele ser cutáneo-mucosa o respiratoria.
En la mayoria de ellas es la negligencia del trabajador la causante de la IA, lo que desgraciadamente
suele ser común: el 75% de los trabaiadores en contacto con COFA manifiestan conocer las
medidas que hay que guardar para evitar las IA (trajes impermeables, mascarilla, guantes), pero
solo el 30% de ellos las guardan con regularidad. Si los COFA se utilizaran adecuadamente, las IA
profesionales serian muy infrecuentes. En los últimos años se aprecia un descenso alentador en el
número de IA profesionales por los COFA.

Las intoxicaciones accidentales también pueden suceder al confundir los COFA con alimentos y
mezclarlos con ellos, al consumir alimentos que tengan residuos de pesticidas o en niños que los
ingieren por descuido. La entrada digestiva es lo habitual en estos casos.

Intoxicaciones voluntarias

Las IA por COFA con ánimo autolítico son menos frecuentes en nuestro medio, aunque en algunos
países en desarrollo pueden ser una de las principales causas de suicidio y llegar a suponer el 76%
de todas las IA por COFA. La vía de entrada del tóxico en el organismo es casi siempre la digestiva,
aunque excepcionalmente puede ser la parenteral. Debido a la gran cantidad del tóxico que entra en
el organismo, son intoxicaciones muy graves con una mortalidad superior al 20%.

Las intoxicaciones con ánimo homicida son infrecuentes, aunque ya se ha comentado la utilización
de los COFA como armas de guerra química y en atentados terroristas como los de 1994 y 1995 en
Japón.

TRATAMIENTO

El tratamiento inicial de la IA por COFA debe ir encaminado a asegurar la permeabilidad de la vía
aérea, aspirando las secreciones nasofaríngeas o el vómito si éste se ha producido; la intubación
endotraqueal y la ventilación mecánica son precisas con frecuencia. Junto a ello es esencial el
tratamiento precoz de las bradiarritmias. Una vez asegurado el control de la vía aérea y de la
función cardiovascular, se iniciará sin demora el tratamiento específico de la intoxicación.

Tratamiento evacuante
Las medidas terapeúticas encaminadas a la eliminación del tóxico del organismo son muy
importantes. Si el paciente ingirió el COFA debe practicarse lavado gástrico, carbón activado, y
posteriormente administrarse catárticos de forma enérgica

El sulfato de atropina combate los signos de hiperactividad colinérgica, y es la base del tratamiento
de los pacientes con IA por IOF. La atropinización debe comenzarse tan pronto como la vía aérea
sea permeable.

Atropinización rápida
                                                   FC 50% encima
                                                 de la basal esperada
                                                 para la edad

                            128 mg

                        64 mg

                    32 mg

               16 mg
                                                    ↑ FC Reducir
                                                        50%
            8 mg                                   ↓ FC Duplicar


       4 mg

   2 mg


     1mg




 Dosis de Mantenimiento
Infusión continua 0,3-1 mg/Kg/hora durante 48 horas y luego evaluar según condición clínica del
paciente la disminución SIEMPRE A LA MITAD de la dosis de atropina cada 2 a 4 horas, luego
pasar a vía oral a igual dosis que recibía EV cada 4 horas para reducir dosis siempre a la mitad hasta
retirar por completo. El paciente debe ser dado de alta SIN ATROPINA.


Oximas

Las oximas son útiles para combatir los sintomas nicotínicos en la IA por COFA. Aunque son
efectivas frente a muchos COFA, su utilidad no está demostrada en las intoxicaciones por dimetoato
y fenitrotión.

El mecanismo de acción de las oximas consiste en reactivar la CE mediante la eliminación del
grupo fosfato de la enzima . Este mecanismo es diferente al de la atropina, y por tanto la
administraci6n de las oximas debe complementarse con la de la atropina. Las oximas deben
emplearse preferiblemente en las primeras 6 horas, ya que una vez que se produzca la unión
irreversible IOF-CE son poco efectivas.

COMPLICACIONES Y MORTALIDAD
Las complicaciones de las IA por COFA se presentan en el 32-80% de los intoxicados.

El fallo respiratorio es la complicación más frecuente, afectando al 40% de los intoxicados graves.
En su patogenia intervienen diversos factores, como el acumulo de las secreciones
broncopulmonares, las neumonias y la parálisis de los músculos respiratorios. La mortalidad es muy
elevada, afectando hasta al 57% de ellos.

Las complicaciones neurológicas siguen en importancia a las respiratorias. Son más frecuentes con
los IOF liposolubles, que penetran bien en el SNC.

Las más comunes son las convulsiones, el coma y los delirios por atropina. Ocasionalmente se han
comunicado casos de sindrome de Guillain-Barré tras una IA por COFA.

Las complicaciones del ritmo cardíaco más frecuentes son las bradiarritmias, la fibrilación
auricular, las arritmias ventriculares y los bloqueos auriculo- ventriculares. En ocasiones son graves
y llevan al colapso circulatorio. Además pueden aparecer hasta 3 semanas después de una IA
severa, por lo que es aconsejable una monitorización prolongada de estos pacientes.

La liberación del tóxico acumulado en tejido graso o en el tubo digestivo puede dar lugar a
fenómenos de reintoxicación endógena.

Con menor frecuencia se han descrito casos de insuficiencia hepática, pancreatitis aguda,
insuficiencia renal, coagulopatias, discrasias sanguineas y reacciones de hipersensibilidad a los
COFA.

La mortalidad de las IA por COFA oscila entre el 3% y el 20% (si consideramos sólo los casos
graves ingresados en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). Se han asociado con una mayor
mortalidad: la entrada del tóxico por via digestiva, la etiología voluntaria y la aparición de
complicaciones respiratorias, del SNC o cardiocirculatorias. La muerte ocurre en las primeras 24
horas en casos no tratados y en la primera semana en los pacientes hospitalizados, debido
fundamentalmente a insuficiencia respiratoria.

                         PLAGUICIDAS ORGANOCLORADOS
Una vez absorbidos, los plaguicidas organoclorados pasan a la sangre y son distribuidos por todo el
organismo; se establece entonces un equilibrio de concentraciones entre los elementos grasos y
proteicos constitutivos de la sangre y otros tejidos ricos en grasas, especialmente el tejido adiposo.
También se pueden encontrar diferentes concentraciones en el hígado, riñones y otros órganos,
dependiendo de la dosis absorbida.
En el cerebro, el nivel de plaguicidas organoclorados relacionado con la estimulación del sistema
nervioso central, puede ser alcanzado por una dosis aguda única o por dosis repetidas más
pequeñas.
Cuando ocurre una exposición súbita a ellos, la sangre se sobresatura con los plaguicidas
inalterados; el hígado metaboliza una parte de estos plaguicidas y la grasa secuestra parte de los
compuestos inalterados y algunos de sus metabolitos.
La acumulación de estos plaguicidas en le tejido adiposo impide que lleguen a sitios críticos del
sistema nervioso. Sin embargo cuando ocurre una movilización súbita de la grasa, como pueden
ocurrir en situaciones de tensión o enfermedad, estos productos se movilizan también y pueden
llegar a estar en la sangre en concentraciones suficientes para causar signos de intoxicación aguda.
Los plaguicidas organoclorados también atraviesan la barrera placentaria y se encuentran en
concentraciones importantes en el feto; a esta cantidad se le agregan las procedentes de la leche
materna.
MANIFESTACIONES CLÍNICAS

Las manifestaciones clínicas incluyen el conjunto de signos y síntomas que aparecen como
respuesta del organismo a la acción tóxica de estos agentes químicos. Una clasificación práctica de
las intoxicaciones es la que se basa en la duración de la exposición, distinguiéndose dos tipos
fundamentales de ellas: agudas y crónicas.Los efectos agudos se manifiestan rápidamente y
evolucionan a formas graves de la enfermedad; ocasionalmente pueden llegar a producir la muerte.

La intoxicación aguda, es el cuadro principal y el más grave pues se presentan convulsiones, las
cuales pueden determinar en secuelas permanentes.
Se han descrito el comienzo de los síntomas 30 minutos después de una exposición masiva pero, en
general, aparecen más lentamente. Sin embargo;, el cuadro clínico puede modificarse debido a los
efectos concurrentes de los disolventes orgánicos utilizados en la formulación.
Después de la ingestión de plaguicidas organoclorados, los primeros síntomas son nauseas y
vómitos seguidos de cefalea y excitación; estos síntomas van acompañados por diversos signos
neurológicos, incluso debilidad de los músculos, temblores, desorientación mental, parestesia y
convulsiones que, a menudo, son epileptiformes. Sin embargo cuando la vía de penetración es la
piel, pueden aparecer solamente confusión mental y/o temblores, como únicos síntomas.
La hiperexcitabilidad progresiva del sistema nervioso central puede llegar a producir convulsiones
y, al propio tiempo, parestesias bucales y de la lengua, con hiperestesia facial y de las extremidades.
Los plaguicidas organoclorados más poderosos como convulsivantes son: Lindano, endrín, dieldrín,
clordano y heptacloro.
También suelen aparecer transtornos respiratorios y del ritmo cardíaco, de origen central; a menudo
pueden sobrevenir depresión y apnea; con frecuencia esto conduce a la consciencia no sobreviene
hasta las etapas finales.
Como elementos adicionales se puede ver disminución en la hemoglobina, aumento en la urea,
leucocitosis moderada y alteraciones en el electrocardiograma.
La intoxicación crónica, usualmente se produce por exposición prolongada (a largo plazo) a
concentraciones bajas de diversos productos, en ocasiones los efectos se observan como dificultades
respiratorias, desórdenes nerviosos o tumores. En general el cuadro clínico de la intoxicación
crónica se caracteriza por anorexia, adelgazamiento, signos polineuríticos, alteraciones hepáticas,
trastornos del ritmo cardíaco, lesiones oftalmológicas tales como conjuntivitis alérgica, blefaritis,
angiopatía de la retina y otros.
Este tipo de intoxicación produce lesiones sobre el sistema nervioso central y periférico, además
puede causar hepatitis, gastritis y bronquitis.
Trabajadores con más de dos años de exposición al endosulfán se ha informado de alteraciones
cognoscitivas y emocionales, pérdida grave de la memoria, alteraciones de la coordinación visual
motora e incapacidad para desarrollar su actividad habitual.

Tratamiento
1. Observación. Las personas expuestas a cantidades importantes de pesticidas de cloruros
orgánicos por cualquier vía deben observarse para identificar alteraciones sensoriales,
incoordinación, lenguaje lento, aberraciones mentales y actividad motora involuntaria, los que
alertarían sobre la posibilidad de convulsiones inminentes.
2. Convulsiones. Si se presentan convulsiones, coloque a la víctima en posición de decúbito lateral
izquierdo con la cabeza hacia abajo. Retire cualquier mueble u otros objetos sólidos que pueden
causar lesiones. Si los movimientos de la mandíbula son violentos, coloque un abatelenguas
acojinado entre los dientes, con el fin de proteger la lengua. Siempre que sea posible, quite
dentaduras postizas o cualquier otro trabajo dental removible. Aspire las secreciones orales y
faríngeas y cuando sea posible, inserte un tubo aéreo orofaríngeo para mantener el conducto abierto
y que no sea obstruido por la lengua. Reduzca el ruido y cualquier manipulación del paciente que
pueda provocar alguna actividad convulsiva.
Las convulsiones causadas por envenenamiento de cloruros orgánicos tienden a ser prolongadas y
difíciles de controlar. El status epilepticus es común. Por esta razón, los pacientes con convulsiones
que no respondan inmediatamente a anticonvulsivantes deberán ser transferidos lo más pronto
posible a un centro de trauma. Generalmente, requerirán admisión a la unidad de terapia intensiva
hasta que las convulsiones sean controladas y el estado neurológico mejore.
Deberá instituirse terapia inicial con benzodiapecina.

3. Oxígeno. Administre el oxígeno por mascarilla. Si la respiración está deprimida, es necesario
mantener el intercambio de gases pulmonares mediante ventilación mecánica.
4. Descontaminación dérmica. Deberá llevarse a cabo una completa descontaminación dérmica.
5. Descontaminación gastrointestinal. Si el organoclorado se ha ingerido en cantidad suficiente
para causar envenenamiento, y el paciente presenta síntomas dentro de la primera hora, deberá
considerarse el procedimiento de descontaminación gástrica. Si el paciente presenta síntomas
después de una hora de haber ingerido el pesticida, el carbón activado todavía podría ser beneficial.
Si la víctima tiene convulsiones, casi siempre será necesario controlar las convulsiones antes de
tratar de llevar a cabo la descontaminación gástrica. La administración de carbón activado
ha sido apoyada en envenenamientos de esa índole, pero es poca la evidencia experimental y
humana disponible.
6. Insuficiencia respiratoria. En envenenamientos con grandes dosis de cloruros orgánicos,
monitoree la ventilación pulmonar cuidadosamente para impedir un paro respiratorio. Provéale
ventilación pulmonar y oxígeno mecánicamente, si la respiración está deprimida. Debido a que
estos compuestos a menudo son formulados en un vehículo de hidrocarburo, la aspiración de
hidrocarburo podría ocurrir con la ingestión de estos agentes. La aspiración de hidrocarburo deberá
ser manejada de acuerdo a la práctica médica aceptada como un caso de síndrome de depresión
respiratoria aguda, lo cual generalmente requerirá tratamiento de terapia intensiva.
7. Monitoreo cardíaco. En pacientes severamente envenenados, monitoree la condición cardíaca a
través de un registro continuo del ECG para detectar arritmias.
8. Contraindicaciones. No administre epinefrina, otras aminas adrenérgicos ni atropina debido a
que pueden aumentar la irritabilidad del miocardio que es inducida por hidrocarburos clorados, lo
cual predispone a la fibrilación ventricular.
No administre aceites o grasas vegetales o animales por la boca, pues incrementan la absorción
intestinal de los cloruros orgánicos lipofílicos.
9. Fenobarbital. El fenobarbital por vía oral podría ser efectivo para controlar las convulsiones y
los movimientos del mioclono que en ocasiones persisten durante varios días después del
envenenamiento agudo, debido a las excreciones más lentas de los cloruros orgánicos. La
dosificación deberá estar basada en las manifestaciones en cada caso individual y en las
indicaciones contenidas en el paquete.
                                          HERBICIDAS

La era moderna del combate contra la maleza arranca con la aparición de los herbicidas, productos
que empezaron a descubrirse de manera accidental al tratar de proteger a las plantas productivas
asperjándolas con sales de cobre, con lo que se observó daño fitotóxico en las plantas indeseables.
Los herbicidas constituyen un grupo muy importante de plaguicidas, ya que cada día son más
utilizados. A medida que avanza la tecnología en el agro se ve un aumento en el consumo de estos
productos.
     Desde el punto de vista toxicológico y en lo que respecta a toxicidad aguda, los herbicidas son
en general moderadamente tóxicos para el hombre, con excepción de un grupo químico que es
necesario destacar desde el principio: los derivados bipiridílicos, cuya toxicidad aguda es
sumamente importante, ya que causa la muerte en un 80% de los casos en los que se absorbió una
dosis tóxica.
     La gran cantidad de herbicidas químicos sintetizados ha creado cierta dificultad para disponer
de una tabla en la que se integren su fototoxicidad, selectividad y translocabilidad. Se recurre a dos
clasificaciones, que son las más usadas, una por afinidad química y otra por la acción fisiológica
que ejercen sobre las plantas. Así, se clasifican en herbicidas inorgánicos y orgánicos.

Herbicidas clorofenólicos

Estos herbicidas en ocasiones se mezclan con fertilizantes para controlar el crecimiento de hierbas
de hoja ancha. Cientos de productos comerciales contienen herbicidas clorofenólicos en varias
formas, concentraciones y combinaciones. En algunos casos, se usa el mismo nombre para
productos con diferentes ingredientes; por lo tanto, hay que consultar la composición exacta en la
etiqueta del producto.
    Estos compuestos se absorben muy bien a través de las vías gastrointestinales, se absorben
menos por vía pulmonar y la absorción por vía cutánea parece ser mínima.
Los compuestos no se almacenan en la grasa de manera significativa. La excreción ocurre
totalmente por la orina.
    Los compuestos clorofenólicos son moderadamente irritantes a la piel y las membranas
mucosas. La inhalación de sus aerosoles pueden causar sensación de quemadura en las vías
nasofaríngeas y en el pecho, además de provocar tos, la inhalación prolongada causa vértigo. Las
manifestaciones de toxicidad sistémica de los compuestos clorofenólicos se conocen principalmente
por la experiencia médica en los casos de ingestión con intento suicida de grandes cantidades. Los
informes de patología demuestran insuficiencia renal, acidosis, desequilibrio de electrólitos y como
resultado final insuficiencia de múltiples órganos.
    La sintomatología es muy proteiniforme y en general se debe a la afección del músculo
esquelético. Luego de la ingestión de una dosis tóxica se describen signos de irritación digestiva,
seguido de mialgias, debilidad muscular muy persistente, contracciones fibrilares musculares y
daño de coincidencia dado por obnubilación progresiva hasta llegar al coma.

Laboratorio

Se cuenta con métodos de cromatografía de gas-líquido para detectar y medir los compuestos
clorofenólicos en sangre y orina. Estos análisis son útiles para confirmar y valorar la magnitud de la
absorción de estas sustancias. Las intoxicaciones caracterizadas por inconciencia han mostrado
concentraciones iniciales de compuestos clorofenólicos en la sangre que van desde 80 a más de 1
000 mg/L. Las muestras de orina deben obtenerse tan pronto como sea posible después de la
exposición, ya que en condiciones normales, los herbicidas se excretan totalmente entre las 24 y 72
horas.

Tratamiento

Hay que vigilar cuidadosamente las proteínas y células urinarias, el nitrógeno ureico en sangre, la
creatinina sérica, los electrólitos séricos y el consumo y gasto de líquidos para asegurarse de que la
función renal no se ha dañado y que el paciente no presenta una sobrecarga de líquidos.
    La diuresis alcalina forzada se ha utilizado con éxito para manejar las ingestiones suicidas de
compuestos clorofenólicos, especialmente cuando se inicia temprano. Si se alcaliniza la orina
incluyendo bicarbonato de sodio (44 a 88 meq/L) en la solución intravenosa, la excreción al parecer
se acelera. El pH urinario debe mantenerse en el intervalo de 7.6 a 8.8. Se incluye cloruro de potasio
de acuerdo con las necesidades para compensar el aumento de la pérdida de potasio; se añaden 20 a
40 meq de cloruro de potasio por cada litro de solución intravenosa. La hemodiálisis no se
recomienda por su alto enlace proteínico.

Herbicidas bipiridílicos
Éstos son un grupo de herbicidas extremadamente tóxicos para el hombre y los mamíferos.
Pertenecen a la categoría toxicológica I de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Su gran
peligrosidad estriba no sólo en su elevada toxicidad, sino en que no se han encontrado aún, a pesar
de los esfuerzos realizados, un tratamiento eficaz en ningún lugar del mundo. Cuando un paciente
absorbe una dosis tóxica de paraquat, la posibilidad de que sobreviva oscila entre un 15 y 20%;
dicho de otra forma, la mortalidad es del 80 al 85% en los mejores centros mundiales.

Propiedades fisicoquímicas

El paraquat es 1,1-dimetilo, 4-4-bipiridilo; generalmente se utiliza la sal de bicloruro. El nombre
comercial más conocido es el de Gramoxón. Desde el punto de vista químico, pertenece a los
compuestos de nitrógeno cuaternario. La sal bicloruro se presenta en forma cristalina e insoluble en
hidrocarburos, pero muy soluble en agua. Este producto no es explosivo ni inflamable, pero si
corrosivo.
     Su uso como herbicida de contacto no selectivo para el control de la maleza y como desecante
se ha difundido mundialmente, tanto a nivel agrícola como doméstico (jardinería). La formulación
más frecuente es la líquida en solución acuosa, a concentraciones que oscilan entre el 20 y el 27 %
para uso en jardines.
     La dosis letal 50 (DL50) se ha establecido entre 3 y 5 mg7kg de peso, por lo cual si se ingiere
un sorbo (10 a 20 ml) de una formulación al 20 %, se ingiere una dosis letal. Ése es el primer
concepto a tener en cuenta al hablar del paraquat: un sorbo suele ser letal.
     Estos herbicidas son bipiridilos no selectivos que se usan principalmente en la agricultura para
el control de las hierbas malas. Su uso generalizado conlleva un gran potencial para una mala
utilización, ocasionando envenenamientos accidentales o intencionales.
     El paraquat y el diquat son herbicidas bipiridilos no selectivos de uso difundido, sobre todo en
la agricultura y en las agencias de gobierno e industrias para el control de las hierbas malas. El
paraquat es uno de los tóxicos pulmonares más específicos conocidos. El diquat es mucho menos
potente que el paraquat, pero causa intoxicaciones agudas y crónicas graves.
     Cuando se ingiere una cantidad moderada, el paraquat afecta las vías gastrointestinales, el riñón,
el hígado, el corazón y otros órganos, poniendo en riesgo la vida. Los pulmones son el primer
blanco del paraquat y los efectos pulmonares representan la manifestación más letal y menos
tratables de la toxicidad. La toxicidad por inhalación es rara.

Mecanismo de acción

El mecanismo tóxico del paraquat se basa en la excesiva producción de radicales superóxidos en
respuesta al ciclo de oxidorreducción de este compuesto en los tejidos. El paraquat genera radicales
superóxidos que desencadenan perioxidaciones lipídicas con destrucción de membranas celulares.
La formación de radicales libres se hace en dos etapas: la primera es de reducción y la segunda se
produce inmediatamente y es de reoxidación, por lo que necesita débiles cantidades de oxígeno.
Así, la toxicidad sistemática se atribuye a la destrucción de membranas celulares, con una acción
selectiva a nivel pulmonar y dentro del pulmón afectando directamente al neumocito. Luego de la
etapa de destrucción por lesión mística directa aparece una etapa de proliferación que lleva a la
instalación de una fibrosis pulmonar en un plazo sumamente corto de ocho a 10 días. Es la fibrosis
pulmonar de instalación más aguda que se conoce en la toxicología.
    Lo que oxida el tejido pulmonar es la generación de radicales libres. Aunque el edema pulmonar
agudo y los daños al pulmón pueden ocurrir unas cuantas horas después de exposiciones intensas, la
lesión tóxica retrasada de la fibrosis pulmonar, la causa usual de muerte, ocurre más comúnmente
entre siete y 4 días después de la ingestión. Algunos pacientes que ingirieron una gran cantidad en
forma concentrada (20%) murieron más rápidamente debido a la insuficiencia circulatoria dentro de
las primeras 48 horas.
Tanto los neumatocitos tipo I como los tipo II parecen acumular el paraquat de forma selectiva.
La biotransformación de paraquat en estas células genera radicales libres, lo que resulta en la
perioxidación de lípidos y en daño celular. La hemorragia, los fluidos del edema y los leucocitos
infiltran los espacios alveolares, después de lo cual aparece de inmediato la proliferación de
fibroblastos. Existe un descenso progresivo de la tensión del oxígeno arterial y en la capacidad de
difusión del CO2. Un deterioro como tal en el intercambio de gases causa la proliferación
progresiva de tejido conjuntivo fibroso en los alvéolos, causando finalmente la muerte por asfixia y
anoxia hística.
    En las vías gastrointestinales ocurre la primera fase de toxicidad de las capas mucosas luego de
la ingestión de la sustancia. Esta toxicidad se manifiesta por hinchazón, edema y ulceración
dolorosa de la boca, la faringe, el esófago, el estómago y el intestino. La necrosis focal del
miocardio y el músculo esquelético es el principal aspecto de toxicidad a cualquier clase de tejido
muscular y típicamente ocurre en la segunda fase. También se ha informado que la ingestión causa
edema y lesión cerebral.

Sintomatología

El cuadro clínico se compone de síntomas locales y sistémicos. Se distinguen tres grados de
intoxicación de acuerdo con la dosis ingerida:

    1. Leve, es decir, menos de 20 mg/kg de peso. No existen síntomas gastrointestinales y la
       recuperación es probable.
    2. Moderada a severa, es decir, de 20 a 40 mg/kg de peso. Aparece fibroplasia pulmonar. En la
       mayor parte de los casos sobreviene la muerte, la que puede retrasarse de dos a tres
       semanas.
    3. Fulminante, es decir superior a 40 mg/kg de peso. Ocurre daño orgánico múltiple como en
       la clase II, pero avanza con más rapidez. Con frecuencia se caracteriza por ulceración
       marcada en la orofaringe. La mortalidad es en general del 100% en un tiempo de uno a siete
       días.

    La intoxicación leve desarrolla síntomas gastrointestinales y evoluciona a la recuperación del
paciente. Sin embargo, la intoxicación aguda moderada a severa muestra toda la sintomatología y
signología causada por este producto y se desarrolla en tres etapas:

    1. Donde los síntomas corresponden a los efectos corrosivos, es decir, vómitos, ardor y dolor
       orofaríngeo y retroesternal, ardor y dolor epigástrico y abdominal, disfagia, sialorrea e
       incluso diarrea y hemorragia digestiva por ulceraciones profundas; se manifiestan en las
       primeras 2 a 4 h.
    2. Donde en las primeras 24 a 48 h aparecen elementos de insuficiencia renal por necrosis
       tubular aguda, con oligoanuria y alteraciones de las pruebas de funcionalidad renal. Hay
       insuficiencia hepática por necrosis centrolobulillar e insuficiencia cardíaca por
       miocardiopatía tóxica.
    3. En la que durante la primera semana aparecen en forma lenta y progresiva los elementos de
       insuficiencia respiratoria. El signo más precoz es la disnea, con polipnea superficial,
       hipoxemia que se va acentuando, auscultación de estertores crepitantes debido a los
       alveolitos y luego neumonitis que se instala progresivamente. La radiografía de tórax
       muestra la evolución desde el edema pulmonar hasta la aparición de la fibrosis. La muerte
       se produce por hipoxemia refractaria a pesar del tratamiento.

Los casos fulminantes por ingestión de dosis masivas evolucionan en 24 a 48 h.
Además de los síntomas digestivos con marcada ulceración de la orofaringe, hay insuficiencia
multiorgánica, hepática, renal, miocárdica, respiratoria, pancreática y neurológica. En general, el
paciente fallece por choque cardiógeno.

Laboratorio

Puede realizarse una simple prueba colorimétrica para identificar el paraquat y el diquat en la orina
y dar una indicación aproximada de la magnitud de la dosis absorbida. A un volumen de orina se
añaden 0.5 g de una solución recién preparada de ditionito sódico (hidrosulfito sódico) al 1 % en
una solución normal de hidróxido sódico. Después de 1 min se observa el color; si éste es azul
indica la presencia de paraquat en cantidades superiores a 0.5 mg/L. Es importante comparar los
colores positivos y negativos para asegurarse de que el ditionito no se ha oxidado durante el
almacenamiento.
    En esta prueba, el diquat en la orina produce un color verde. Aunque existe menos experiencia
con la prueba de ditionito en intoxicación por diquat, es posible asociar un pronóstico similar si
aparece un color intenso. El paraquat y el diaquat pueden medirse en sangre y orina por métodos
espectrofotoméricos, cromatografía de gases, cromatografía de líquidos y radioinmunoanálisis.

Tratamiento

Consiste en descontaminación dérmica y ocular enjuagando la piel de inmediato con cantidades
abundantes de agua. Si el material ha salpicado los ojos, hay que eliminar el plaguicida mediante
irrigación prolongada con agua limpia. Después del lavado, la contaminación ocular debe ser
tratada por un oftalmólogo. Las reacciones dérmicas suelen desaparecer cuando se suspende el
contacto, pero la irritación puede tardar varias semanas en desaparecer.
     Con este tipo de plaguicidas son más frecuentes las intoxicaciones intencionales o suicidas. Los
síntomas iniciales de la intoxicación dependen de la vía de exposición. Por ingestión incluyen
sensación de quemadura en la boca, garganta, pecho y parte superior del abdomen debido al efecto
corrosivo del compuesto en la capa mucosa. El vértigo, la cefalea, la hipertermia, la mialgia, el
letargo y el coma son hallazgos de daño sistémico y del sistema nervioso central. La oliguria o
anuria indican necrosis tubular aguda, ya que el riñón es la vía de eliminación del paraquat de los
tejidos del cuerpo.
     La tos, la disnea y la taquipnea aparecen generalmente entre dos y cuatro días después de la
ingestión; la cianosis progresiva refleja deterioro en el intercambio gaseoso en los pulmones
dañados.
     Las maniobras de inicio incluyen mejorar las vías respiratoria y cardíaca y posteriormente
proceder a la descontaminación. En el mercado existen unas tabletas reactivas en orina que indican
la cantidad de herbicida que hay en el organismo.
     Se realiza un lavado gástrico con bentonita y tierra de Fuller en dosis de 100 a 150 g en adultos
y niños mayores de 12 años; en menores de 12 años, la dosis es de 2 mg/kg de peso corporal.
     En caso de no contar con estos antídotos, se recomienda utilizar un absorbente como medida
terapéutica adecuada y efectiva. La dosis de carbón activado en adultos y niños mayores de 12 años
es de 25 a 100 g en 300 a 800 ml de agua. Para niños menores de 12 años es de 25 a 50 g por dosis
y en recién nacidos o niños con un peso menor a 20 kg es de 1 g/kg de peso corporal, utilizando la
sonda nasogástrica más gruesa para evitar la broncoaspiración en caso de que se presente; la sonda
se deja colocada para la administración del carbón activado cada 2 a 4 horas.

                                       RODENTICIDAS

Las ratas y los ratones compiten con los seres humanos por los alimentos. Estos roedores han
logrado transformarse en una seria plaga a nivel mundial. Además de competir por alimentos y
provocar en muchos lugares verdaderos desastres, las ratas son vectores de enfermedades
transmisibles al ser humano. Por lo tanto, aquellos compuestos químicos utilizados para combatirlos
son múltiples. Se ha sintetizado una gran variedad de rodenticidas con el afán de poder controlar la
proliferación de estos animales; sin embargo hasta el día de hoy no se ha podido controlarlos debido
a que las ratas y los ratones son capaces de detectar el peligro de un tóxico colocado en su alimento.
El rodenticida debe ser específico para la especie y actuar en tal forma que no permita detectar a la
plaga que ese alimento no debe ser ingerido.
    Los rodenticidas son venenos que pueden actuar de diferentes formas. Sin embargo, deben tener
las siguientes características para ser efectivos contra roedores sin afectar a otras especies: ser de
una sola toma, no provocar rechazo, no afectar la cadena alimenticia, controlar todas las especies de
roedores (incluidas las resistentes), aplicarse en forma prácticas y con poco personal y contar con
antídoto en caso de intoxicación.
    Existen varios grupos de rodenticidas:

       1. De acción violenta con dosis única, preparados a base de fosfuros de zinc y sulfato de
          talio.
       2. Anticoagulantes agudos en dosis múltiple, como clorofacinona, warfarina y coumaclor.
       3. Los de dosis única, como brodifaco, bromadiolona, difenaco.

    Los roedores pueden consumir grandes cantidades de alimentos recolectados y almacenados y
estropear o contaminar cantidades aún más grandes de productos alimenticios con su orina, heces,
pelo y bacterias que producen enfermedades.
    Aunque la mayor parte de los raticidas está formulada en señuelos de sabor desagradable para el
ser humano, lo que minimiza el peligro potencial, hay un número sorprendentes de intoxicaciones
por raticidas.
    En la experiencia del Centro Regional de Información Toxicológica del estado de Nayarit en lo
que a intentos de suicido se refiere, las estadísticas por rodenticida son de llamar la atención; se
presentan con mayor frecuencia en mujeres (Figs. 15-7 y 15-8).
    Con sólo algunas excepciones, a ingestión accidental o intencional de casi todos los raticidas
plantea un serio problema toxicológico agudo porque la dosis ingerida siempre es elevada y los
signos y síntomas de intoxicación regularmente se encuentran bastante avanzados y son graves
cuando el paciente es atendido por un médico.
    La presentación de los diferentes tipos de rodenticidas corresponde a la presentación de casos de
intoxicación generados en el Centro Regional de Información Toxicológica de Tepic, Nayarit.
    Se han utilizado diversos compuestos inorgánicos como raticidas, entre ellos el sulfato de talio,
el óxido de arsénico, otras sales de arsénico, el carbonato de bario, el fósforo amarillo, el fosfuro de
aluminio y el fosfuro de zinc.




   Fig. 15-7. Agentes utilizados en los intentos de suicidio de acuerdo con el Centro Regional de
                          Información Toxicológica del estado de Nayarit.
Fig. 15-8. Frecuencia de intentos de suicidio por sexo de acuerdo con el Centro Regional de
                         Información Toxicológica del estado de Nayarit.




Fosfuro de zinc

Este agente se utiliza en países no industrializados porque es un raticida económico y eficaz. La
toxicidad de la sustancia química puede explicarse por la fosfina (PH3) que se forma después de una
reacción hidrolítica con agua en el estómago al momento de la ingestión. La fosfina causa toxicidad
celular difundida, con necrosis de las vías digestivas y de otros órganos, como el hígado y los
riñones. Aunque el fosfuro de zinc húmedo emite un olor desagradable a pescado podrido, los
roedores lo aceptan a concentraciones de 0.5 a 1.0% en señuelos.
    El fosfuro de zinc es un polvo oscuro no hidrosoluble; es menos corrosivo para la piel y las
membranas mucosas que el fósforo amarillo, pero la inhalación del polvo puede causar edema
pulmonar. El efecto emético del zinc liberado en el intestino proporciona una medida de protección:
sin embargo, puede producirse fosfatina en el intestino y ser absorbida con el zinc. La náusea, el
vómito, la agitación, los escalofríos o la constricción del pecho, la disnea y la tos pueden progresar
a edema pulmonar. Se puede presentar insuficiencia hepática con ictericia y hemorragia, delirio,
convulsiones y coma (por encefalopatía tóxica), tetania por hipocalcemia y anuria por daño a la
miocardiopatía y anuria por daño a los túbulos renales. También pueden ocurrir arritmias
ventriculares debido a la miocardiopatía, así como choque, el cual es otra causa de muerte.
    El fósforo amarillo, también conocido como fósforo blanco, es un agente corrosivo que daña
todos los tejidos con los que entra en contacto, incluidas la membrana mucosa y la capa intestinal.
La aparición de síntomas generalmente refleja daño en la membrana mucosa y ocurre durante los
primeros minutos hasta 24 h después de la ingestión. Los primeros síntomas incluyen vómito severo
y dolor ardiente en garganta, pecho y abdomen. La emesis puede ser sangrienta (roja, marrón o
negra) y en ocasiones tener un olor a ajo. En algunos casos, uno de los primeros síntomas del
sistema nervioso central que aparecen son letargo, inquietud e irritabilidad, seguidos de los
síntomas de daño gastrointestinal. El choque y el paro cardiorrespiratorio conducentes a la muerte,
pueden ocurrir inicialmente durante una ingestión severa. Si el paciente sobrevive, puede presentar
un periodo de unas cuantas horas o días más o menos libre de síntomas, aunque éste no siempre es
el caso.
Confirmación de envenenamiento por fosfuros

Los fosfuros pueden despedir un olor a pescado podrido en el vómito, las heces fecales y en
ocasiones en el aliento. La luminiscencia del vómito o de las heces a veces es una característica de
la ingestión de fósforo. En algunos casos ocurre hiperfosfatemia e hipocalcemia, pero no son
consistentes con todos los hallazgos.
    Las intoxicaciones accidentales son raras en adultos, pero constituyen un problema definido en
niños. Las dosis de entre 4 000 y 5 000 mg han resultado letales, pero otros individuos han
sobrevivido a dosis de 25 000 a 100 000 mg cuando ha ocurrido vómito temprano. Las medidas de
descontaminación habituales y el tratamiento de apoyo suelen dar buenos resultados si se inician en
etapas tempranas.
    Debido a que los roedores comparten el ambiente con los humanos y ya que estos han
desarrollado una resistencia, existe la necesidad continua de crear nuevos rodenticidas, pero con un
potencial más tóxico.

Tratamiento

Para la descontaminación dérmica hay que cepillar o raspar el fósforo que está sobre la piel. Las
quemaduras cutáneas se lavan con cantidades abundantes de agua, asegurándose de que todas las
partículas de fósforo sean eliminadas. Si el área quemada está infectada, hay que cubrir con una
crema antibacterial.
    Cuando hay ingestión, ésta es extremadamente difícil de manejar, por lo que el tratamiento es de
apoyo y sintomático. El control de las vías respiratorias y las convulsiones debe establecer antes de
cualquier consideración de descontaminación gastrointestinal.
    El gas fosfamina, que es altamente tóxico, puede ser expelido del vómito, del fluido, del lavado
y de las heces fecales de los pacientes. La habitación del paciente debe ser ventilada y el asistente
debe utilizar guantes para evitar el contacto directo con el fósforo.
    En la experiencia de los autores en el Centro Regional de Información Toxicológica de Tepic,
donde se presentan hasta 6 casos de intoxicación por rodenticidas al año, la respuesta con los
pacientes suicidas que han ingerido fosfuro de zinc ha sido muy favorable, ya que inmediatamente
después de la ingestión sobreviene el vómito por el mal sabor del producto. Entonces se realiza un
lavado gástrico con carbón activado, seguido de la administración de un catártico del tiempo de las
sales del Epson, con una muy buena respuesta y evolución del paciente hacia la mejoría y un egreso
sin complicaciones. Esto quizá se deba a que quienes lo ingieren lo hacen en cantidades mínimas y
lo acompañan en la mayor parte de los casos con bebidas alcohólicas.
    El lavado en general no se recomienda debido a que no se tiene evidencia de su eficacia. En
cuanto a la catarsis, sólo puede haber algún beneficio con el aceite mineral; en adultos y niños
mayores de 12 años se dosifica en 100 ml y en 1.5 ml/kg de peso corporal en menores de 12 años.
No debe administrarse otro tipo de aceites o gasas.
    El tratamiento específico es el mismo que se utiliza para todo sistema dañado, como ya se
menciono en otras secciones.
    El choque y la acidificación se combaten con transfusiones de sangre completa y fluidos
intravenosos apropiados. Es necesario vigilar el equilibrio de los líquidos y la presión venenosa
central para evitar una sobrecarga de líquidos.
    También hay que vigilar los electrolitos, la glucosa y el pH para dirigir la selección de
soluciones intravenosas. Se administra oxígenos al 100% mediante máscara o tubo nasal.
    El edema pulmonar se trata con oxígeno mediante presión positiva intermitente y continua. En
cuanto a la protección renal, hay que vigilar la albúmina urinaria, la glucosa y los sedimentos para
detectar inmediatamente cualquier daño renal. Si ocurre insuficiencia renal aguda, es necesario
llevar a cabo una hemodiálisis extracorpórea. Aunque ésta no incrementa la excreción de fósforo.
Hay que vigilar el electrocardiograma para detectar deterioro de miocardio.
En lo que se refiere al daño hepático, hay que obtener los niveles de fosfatasa alcalina sérica,
deshidrogenasa láctica, aminotransferasa de alanina, aminotransferasa de aspartato, tiempo de
protrombina y bilirrubina para valorar el daño hepático. Si los niveles de protrombina disminuyen,
hay que administrar vitamina K.
    Es posible que para controlar el dolor sea necesario administrar sulfato de morfina. La
dosificación en adultos es de 2 a 15 mg por vía intramuscular, intravenosa o subcutánea cada 2 a 6 h
por razón necesaria. La dosificación en niños es de 0.1 a 0.2 mg/kg de peso cada 2 a 4 horas.

Compuestos antivitamina K

Los rodenticidas anticoagulantes son los más utilizados, sobre todo a nivel doméstico. Tienen una
toxicidad específica bien conocida y cuentan con un tratamiento antidótico en caso de intoxicación.
    En general, se presentan como cebos granulados de color rojo o naranja, muy atractivos para los
niños. Hay dos grandes grupos dentro de los rodenticidas anticoagulantes que es necesario saber
reconocer, ya que presentan diferencias toxicológicas. Éstos son las hidroxicumarinas o
anticoagulantes de primera generación, que incluyen warfarina, coumaclor y coumafurilo, y los
anticoagulantes de segunda generación o superwarfarínicos, que son el brodifaco y el difenaco. Este
segundo grupo, junto con la clorofacinona, tiene una mayor peligrosidad por provocar una
anticoagulación mayor y sobre todo más prolongada.




Metabolismo

La absorción digestiva es generalmente rápida y completa, con una vida media variable según el
tipo de sustancia. Es de 40 h para la warfina y de 156 h para el brodifaco. Se metabolizan en hígado
y sus metabolitos se eliminan por la orina.

Mecanismo de acción

Es por inhibición de los factores de la coagulación dependientes de vitamina K (factores de
coagulación II, VII, IX Y X), con la consecuente prolongación del tiempo de protrombina. No se ha
definido claramente la dosis tóxica de estos compuestos y tampoco son muchos los casos clínicos
informados.
    La ingestión de una dosis única usualmente no provoca síntomas inmediatos, por lo que los
antecedentes clínicos deben dirigirse a conocer antecedentes de predisposición: úlcera péptica,
menometrorragias, hemofilia, consumo de aspirinas o tratamientos anticoagulantes, entre otros. Es
de suma importancia determinar si la intoxicación fue por warfarinas, hidroxicumarinas, de segunda
generación o indandionas, ya que la evolución es totalmente distinta.
    La warfarina puede absorberse a través de la piel, pero esto sólo ha ocurrido bajo circunstancias
extraordinarias. La warfarina y la indandiona son agentes que aumentan la permeabilidad de los
capilares a través del cuerpo, predisponiendo al animal a una hemorragia interna masiva.

Sintomatología

Los efectos clínicos de estos agentes suelen empezar después de varios días de la ingestión debido a
la larga vida media que tienen los factores de coagulación. Las primeras manifestaciones incluyen
hemorragia nasal, encías sangrientas, hematuria, melena y equimosis severa. Los pacientes también
pueden presentar síntomas de anemia, incluyendo fatiga y disnea bajo esfuerzo. Si el
envenenamiento es intenso, el paciente puede progresar a choque y muerte.

Laboratorio

Es necesario solicitar el tiempo de protrombina debido a la reducción de la concentración
plasmática de protrombina. La reducción ocurre las 24 y 48 h desde la ingestión y persiste de una a
tres semanas.

Tratamiento

Es necesario determinar la cantidad ingerida, así como saber con certeza si el paciente no ha
ingerido más de dos bocados o dos carnadas de warfarina o indandiona, si ha ocurrido simplemente
una deglución, si la cantidad ha sido menos de una carnada tratada con brodifaco, que es más
tóxico, o si se trata de compuestos de bromadiolona, siendo más probable que no se necesite
tratamiento médico.
    Se administra vitamina K1 para las víctimas de suicidio por ingestión, pues por lo general se
desconoce la cantidad ingerida o la salud general de la víctima. La fitonadiona (vitamina K1)
administrada por vía oral protege contra los efectos anticoagulantes de estos rodenticidas.
    En niños sanos en quienes ha ocurrido una ingestión aislada no se requiere de tratamiento
médico, pero deben mantenerse en observación en caso de que ocurra una hemorragia o presenten
moretones.
    Se requiere el uso específico de la fitonadiona. Ni la vitamina K3 (menadiona) ni la vitamina K4
(menadiol) se consideran antídotos para estos anticoagulantes.

Fluoracetato de sodio

El fluoracetato de sodio y la fluorocetamida son de color blanco, inodoros e insípidos, además de
solubles en agua. La toxicidad extrema de estas dos sustancias químicas ha restringido su uso a
señuelos preparados. Ambos agentes se absorben a partir de las vías digestivas. La toxicidad aguda
por vía oral del fluoracetato de sodio en ratas es de alrededor 0,2 mg/kg de peso.

Mecanismo de acción

Comprende la incorporación del fluoracetato hacia la fluoracetilcoenzima A, que se condensa con el
oxoloacetato para formar fluorocitrato, el producto que inhibe la enzima aconitasa y evita la
conversión de citrato en isocitrato en el ciclo tricarboxilo (de Krebs). La inhibición de este sistema
por el fluorocitrato origina la reducción del metabolismo de glucosa y de la respiración celular y
afecta las reservas de energía mística. Estas sustancias químicas son singularmente eficaces en
ratones y ratas debido al alto índice metabólico en tejidos susceptibles a inhibición.
El corazón, el cerebro y los riñones son los órganos más afectados. El efecto en el corazón es el
origen de las arritmias que progresan a fibrilación ventricular, que es la causa común de muerte.
Las señales de un pronóstico inadecuado incluyen acidosificación metabólica, choque, desequilibrio
electrolítico y aflicción respiratoria. La neurotoxicidad se expresa como convulsiones
tonicoclónicas violentas, espasmos y rigor que, en ocasiones, no se presentan sino hasta horas
después de la ingestión.

Laboratorio

No existen pruebas disponibles para confirmar la intoxicación.
Tratamiento

Las intoxicaciones por estos compuestos casi siempre se han presentado como resultado de
ingestiones accidentales o suicidas. Si el tóxico fue ingerido poco antes del tratamiento y aún no se
han presentado convulsiones, el primer paso es eliminar el tóxico del intestino. Si la convulsión ya
se ha presentado es necesario controlarla antes de realizar el lavado gástrico y la catarsis.
    La actividad convulsiva de este compuesto puede ser tan severa que es posible que la
dosificación necesaria para controlar las convulsiones paralice la respiración.
    Es necesario intubar al paciente tan pronto como sea posible en el transcurso del control
convulsivo, así como apoyar la ventilación pulmonar mecánicamente, lo que impide la aspiración
de contenido gástrico regurgitado.
    Así mismo, hay que administrar líquidos intravenosos para mantener la excreción del tóxico
absorbido. Es especialmente importante para evitar una sobrecarga líquida en presencia de un
miocardio débil e irritable.
    Hay que establecer vigilancia electrocardiográfica para detectar arritmias, en cuyo caso deben
tratarse con el medicamento antiarrítmico apropiado. Es necesario contar con instalaciones y equipo
adecuado para la cardioversión por electrochoque.
    Se administra gluconato de calcio por vía intravenosa lentamente para aliviar la hipocalcemia,
evitando la extravasación. La dosis en adultos y niños menores de 12 años es de 10 ml de una
solución al 10% administrada lentamente por vía intravenosa, la cual se repite de ser necesario. Es
niños menores de 12 años, la dosis es de 200 a 500 mg/kg de peso por dosis, la cual se repite de ser
necesario.

Naftiltiurea α

Este agente se introduce como un raticida selectivo que no resulto tóxico para el ser humano.
Después de la exposición a naftiltiurea α se presentan diversos efectos bioquímicos, como
alteraciones del metabolismo de carbohidratos, estimulación suprarrenal e interacción de la
sustancia química con los grupos sulfhidrilo, pero ninguno de éstos tiene relación con los signos de
toxicidad observados.
    Aún cuando parece que los humanos son resistentes a la intoxicación por naftiltiurea α, quizá
porque se ingieren cantidades insuficientes, han ocurrido intoxicaciones con hipersecreción
traqueobronqueal de una espuma de color blanco, no mucosa, que contiene poca proteína; además,
se presentan edema pulmonar y dificultad respiratoria.

Rodenticida inorgánico

Sulfato de talio

El sulfato de talio es un metal extremadamente tóxico cuya absorción es rápida y completa
prácticamente por cualquier vía, aunque la más frecuentemente involucrada es la gastrointestinal.
Su vida media en seres humanos, después de su ingestión única, se ha calculado en
aproximadamente 30 días; sin embargo, su excreción por la orina y las heces puede continuar
durante 3 meses o más. El talio puede reemplazar al potasio dentro de las células. La dosis letal de
talio en humanos se ha calculado entre 8 y 15 mg/kg de peso.
    El sulfato de talio se distribuye principalmente a los riñones y al hígado, ambos participantes de
su propia excreción. La mayor parte del talio en sangre se localiza en los eritrocitos. La vida media
para eliminarlo de la sangre de un adulto es de uno a nueve días.
    La intoxicación con talio tiende a desarrollarse gradualmente sin producir síntomas obvios,
además de poseer una gran variedad de manifestaciones tóxicas, como pérdida del cabello. El
sistema gastrointestinal, el nervioso central, el cardiovascular, el renal y la piel son los principales
afectados después de la ingestión tóxica.
    Los primeros síntomas incluyen dolor abdominal, nausea, vómito, diarrea con sangre,
estomatitis y salivación. Más tarde pueden aparecer íleo e incremento en las enzimas hepáticas, lo
que indica daño hístico.
    La intoxicación del sistema nervioso central provoca cefalea, letargo, debilidad muscular,
parestesia, temblores, ptosis palpebral y ataxia. Estos pueden ocurrir varios días o después de una
semana de contacto.
    La queja principal refiere parestesias extremadamente dolorosas, con presencia o ausencia de
señales gastrointestinales. Por su parte, los movimientos mioclónicos, las convulsiones, el delirio y
el coma reflejan una severa afección neurológica. La fiebre es de mal pronóstico, pues indica daño
cerebral.

Tratamiento

Si hubo ingestión, hay que realizar el lavado gástrico con múltiples dosis de carbón activado para
favorecer la eliminación del talio. Asimismo, se administra solución glucosada y electrolítica por
infusión intravenosa para mantener la excreción urinaria del talio mediante diuresis. Es necesario
vigilar el equilibrio de líquidos cuidadosamente para evitar una sobrecarga de los mismos. Si se
desarrolla choque, hay que transfundir sangre entera, plasma o expansores de plasma.
    Los agentes quelantes no son recomendables en la intoxicación por talio, ya que aumentan la
toxicidad al cerebro. Por otro lado, el potasio férrico por vía oral aumenta la excreción del talio en
las heces, intercambiando el potasio por talio en el intestino. Su uso en Estados Unidos no está
aprobado y los usos que se le han dado no anecdóticos y no apoyan su utilización.

                                          FUNGICIDAS

Se usan extensamente en la industria, la agricultura, el hogar y el jardín para un amplio número de
propósitos, que incluyen protección de las semillas de granos durante su almacenamiento;
transportación y germinación; protección de los cultivos maduros; protección de fresas, semilleros,
flores y hierbas silvestres durante su almacenamiento y transportación; para la eliminación de
mohos que atacan las superficies pintadas; para el control del limo en la pasta del papel; y para la
protección de alfombras y telas en el hogar. Se trata de un grupo de plaguicidas sumamente
utilizado para el combate de los hongos en diferentes tipos de cultivos.
     Son muy disímiles desde el punto de vista toxicológico, siendo la mayor parte de estos
productos de moderada toxicidad; sin embargo, existen productos de categoría I.
     Se clasifican de la siguiente forma:
             • Derivados metálicos: una gran variedad de derivados metálicos han sido o son
                 utilizados como fungicidas. Los más importantes por su toxicidad y uso son los
                 compuestos cobre, mercurio y arsénico.
             • Derivados de la ftalimida: captán y el captafol.
             • Fenoles: dinitrofenoles y otros.
             • Anilino, nitrobenzoides y aromáticos: diclorán, quintozeno, hexaclorobenceno y
                 clorotalonil.
             • Ditiocarbamatos: zineb, maneb y mancozeb.
             • Compuestos heterocíclicos del nitrógeno: benomilo, tiabendazol y metiltiofanato.

   El potencial que tienen los fungicidas de causar efectos adversos en seres humanos varía
enormemente. Muchos de ellos tienen una toxicidad inherente baja para los mamíferos y son
absorbidos ineficazmente. Por otro lado muchos fungicidas se formulan en una suspensión de
polvos y gránulos absorbentes en agua, por lo que una absorción rápida y eficiente es improbable.
Asimismo, los métodos de aplicación son tales que resultan relativamente pocos los individuos
potencialmente expuestos. Estos agentes causan un número desproporcionado de daños irritantes a
la piel y las membranas mucosas, así como sensibilización cutánea.

Hexaclorobenceno

Este agente se usa extensamente como fungicida de revestimiento aplicado a granos de semillas
como un polvo seco. La toxicidad dérmica se caracteriza por formación de vesículas dérmicas y
epidermiólisis, infección con cicatrices pigmentadas y alopecia. Hay fotosensibilidad cutánea y se
observa pigmentación de las partes expuestas, así como de cubiertas del cuerpo. Los casos más
graves presentan artritis supurativa, osteomielitis y osteoporosis de los huesos de las manos.
    Al igual que los insecticidas organoclorados, el hexaclorobenceno posee todas las propiedades
de estabilidad química y persistencia ambiental, una tasa lenta de desintegración, un metabolismo
lento, bioacumulación en el tejido adiposo y otros órganos con un alto contenido de membranas
lipídicas y la capacidad de inducir enzimas de monooxigenasa microsómica.

Laboratorio

Hay que solicitar una cromatografía de gases. Los metabolitos clorofenólicos pueden medirse en
orina. Una prueba de porfirinas resultaría útil para un diagnóstico toxicológico si se supiese que
hubo contacto con hexaclorobenceno.

Tratamiento

Si se ha ingerido una gran cantidad de fungicida durante las últimas horas y no ha ocurrido vómito
copioso, es razonable considerar el método de descontaminación gastrointestinal utilizando carbón
activado y agregando el catártico sorbitol a la suspensión de carbón. No se recomienda más de una
dosis del catártico y debe utilizarse con cautela en niños y ancianos.
    Si el contacto con el tóxico ha sido mínimo (sólo contaminación oral), hay que enjuagar la boca
rápidamente. El tratamiento más adecuado consiste en administrar carbón activado sin catártico y
vigilar al paciente.

Compuestos de cobre
Toxicología del Glifosato: Riesgos para la salud humana
                                     18-12-02 Por Jorge Kaczewer *

El presente artículo pasa revista a los riesgos que esa sustancia conlleva para la
salud humana (toxicidad, efectos cancerígenos y reproductivos, acción mutagénica y
contaminación de alimentos), al tiempo que alerta sobre las debilidades en los
sistemas nacionales que regulan sobre la bioseguridad.

Los herbicidas más comercializados en la República Argentina incorporan dentro de su fórmula
al glifosato, en razón de que algunos cultivos transgénicos, como la soja por ejemplo, están
manipulados genéticamente para desarrollar una resistencia a esa sustancia química. El
presente artículo pasa revista a los riesgos que esa sustancia conlleva para la salud humana
(toxicidad, efectos cancerígenos y reproductivos, acción mutagénica y contaminación de
alimentos), al tiempo que alerta sobre las debilidades en los sistemas nacionales que regulan
sobre la bio-seguridad.

Glifosato y herbicidas compuestos:




Los argentinos deberemos enfrentar durante las próximas décadas las consecuencias de haber
convertido al glifosato en el herbicida más vendido y utilizado en el país. Recientes estudios
toxicológicos conducidos por instituciones científicas independientes parecen indicar que el
glifosato ha sido erróneamente calificado como "toxicológicamente benigno", tanto a nivel
sanitario como ambiental. Por ende, los herbicidas en base a glifosato pueden ser altamente
tóxicos para animales y humanos. Estudios de toxicidad revelaron efectos adversos en todas
las categorías estandarizadas de pruebas toxicológicas de laboratorio en la mayoría de las
dosis ensayadas: toxicidad subaguda (lesiones en glándulas salivales), toxicidad crónica
(inflamación gástrica), daños genéticos (en células sanguíneas humanas), trastornos
reproductivos (recuento espermático disminuido en ratas; aumento de la frecuencia de
anomalías espermáticas en conejos), y carcinogénesis (aumento de la frecuencia de tumores
hepáticos en ratas macho y de cáncer tiroideo en hembras).

A nivel eco-tóxico-epidemiológico, la situación se ve agravada no sólo porque son pocos los
laboratorios en el mundo que poseen el equipamiento y las técnicas necesarios para evaluar
los impactos del glifosato sobre la salud humana y el medioambiente. También porque los que
inicialmente realizaron en EE.UU. los estudios toxicológicos requeridos oficialmente para el
registro y aprobación de este herbicida, han sido procesados legalmente por el delito de
prácticas fraudulentas tales como falsificación rutinaria de datos y omisión de informes sobre
incontables defunciones de ratas y cobayos, falsificación de estudios mediante alteración de
anotaciones de registros de laboratorio y manipulación manual de equipamiento científico para
que éste brindara resultados falsos. Esto significa que la información existente respecto de la
concentración residual de glifosato en alimentos y el medio ambiente no sólo podría ser poco
confiable, sino que además es sumamente escasa.

Ante la inminente universalización de un sistema de tratamiento pesticida basado en una única
sustancia cuyos impactos tóxicológicos y ecológicos parecen no haber sido evaluados con la
profundidad y el rigor suficientes, se hace evidente la urgencia de multiplicar localmente
estudios toxicológicos a mediano y largo plazo y dosajes y bio-ensayos en aguas y suelos de
nuestra región pampeana, no sólo con respecto al principio activo y el producto tal como sale a
la venta, sino también sobre cada uno de los coadyuvantes.




El glifosato, N-(fosfonometil) glicina, es un herbicida de amplio espectro, no selectivo, utilizado
para eliminar malezas indeseables (pastos anuales y perennes, hierbas de hoja ancha y
especies leñosas) en ambientes agrícolas, forestales y paisajísticos. El uso de herbicidas había
evolucionado hacia sustancias cada vez más selectivas a fin de evitar los daños que éstos
producen al conjunto de la biota. Sin embargo, debido al progresivo encarecimiento de su
investigación y desarrollo, se retornó al consumo masivo de este herbicida no selectivo creado
en la década de 1960.

El glifosato ejerce su acción herbicida a través de la inhibición de una enzima, enol-piruvil-
shikimato-fosfato-sintetasa (EPSPS), impidiendo así que las plantas elaboren tres aminoácidos
aromáticos esenciales para su crecimiento y supervivencia. Debido a que la ruta metabólica del
ácido shikímico no existe en animales, la toxicidad aguda del glifosato es baja. El glifosato
puede interferir con algunas funciones enzimáticas en animales, pero los síntomas de
envenenamiento sólo ocurren con dósis muy altas. Sin embargo, los productos que contienen
glifosato también contienen otros compuestos que pueden ser tóxicos.
Todo producto pesticida contiene, además del ingrediente "activo", otras sustancias cuya
función es facilitar su manejo o aumentar su eficacia. En general, estos ingredientes,
engañosamente denominados "inertes", no son especificados en las etiquetas del producto. En
el caso de los herbicidas con glifosato, se han identificado muchos ingredientes "inertes". Para
ayudar al glifosato a penetrar los tejidos de la planta, la mayoría de sus fórmulas comerciales
incluye una sustancia química surfactante. Por lo tanto, las características toxicológicas de los
productos de mercado son diferentes a las del glifosato solo. La formulación herbicida más
utilizada (Round-Up) contiene el surfactante polioxietileno-amina (POEA), ácidos orgánicos de
glifosato relacionados, isopropilamina y agua.

La siguiente lista de ingredientes inertes identificados en diferentes fórmulas comerciales en
base a glifosato se acompaña con una descripción clásica de sus síntomas de toxicidad aguda.
Los efectos de cada sustancia corresponden, en algunos casos, a síntomas constatados en el
laboratorio mediante pruebas toxicológicas a altas dosis. La mayoría de síntomas se compiló a
partir de informes elaborados por los fabricantes de las diferentes fórmulas.

·Sulfato de amonio: Irritación ocular, náusea, diarrea, reacciones alérgicas respiratorias. Daño
ocular irreversible en exposición prolongada.

· Benzisotiazolona: eccema, irritación dérmica, fotorreacción alérgica en individuos sensibles.

· 3-yodo-2-propinilbutilcarbamato: Irritación ocular severa, mayor frecuencia de aborto,
alergia cutánea.

· Isobutano: náusea, depresión del sistema nervioso, disnea.

· Metil pirrolidinona: Irritación ocular severa. Aborto y bajo peso al nacer en animales de
laboratorio.

· Acido pelargónico: Irritación ocular y dérmica severas, irritación del tracto respiratorio.

· Polioxietileno-amina (POEA): Ulceración ocular, lesiones cutáneas (eritema, inflamación,
exudación, ulceración), náusea, diarrea.

· Hidróxido de potasio: Lesiones oculares irreversibles, ulceraciones cutáneas profundas,
ulceraciones severas del tracto digestivo, irritación severa del tracto respiratorio.

· Sulfito sódico: Irritación ocular y dérmica severas concomitantes con vómitos y diarrea,
alergia cutánea, reacciones alérgicas severas.

· Acido sórbico: Irritación cutánea, náusea, vómito, neumonitis química, angina, reacciones
alérgicas.

· Isopropilamina: Sustancia extremadamente cáustica de membranas mucosas y tejidos de
tracto respiratorio superior. Lagrimeo, coriza, laringitis, cefalea, náusea.

Toxicidad y efectos indeseables:

Toxicidad aguda: La Agencia de Protección Medioambiental (EPA) ya reclasificó los plaguicidas
que contienen glifosato como clase II, altamente tóxicos, por ser irritantes de los ojos. La
Organización Mundial de la Salud, sin embargo, describe efectos más serios; en varios estudios
con conejos, los calificó como "fuertemente" o "extremadamente" irritantes. El ingrediente
activo (glifosato) está clasificado como extremadamente tóxico (categoría I).

Las fórmulas conteniendo glifosato producen mayor toxicidad aguda que el glifosato solo. La
cantidad de Round-Up (glifosato + POEA) requerida para ocasionar la muerte de ratas es tres
veces menor que la de gifosato puro. En cuanto a las formas de exposición, la toxicidad de
ambas presentaciones (glifosato puro, fórmulas compuestas) es mayor en casos de exposición
dérmica e inhalatoria (exposición ocupacional) que en casos de ingestión.

En humanos, los síntomas de envenenamiento incluyen irritaciones dérmicas y oculares,
náuseas y mareos, edema pulmonar, descenso de la presión sanguínea, reacciones alérgicas,
dolor abdominal, pérdida masiva de líquido gastrointestinal, vómito, pérdida de conciencia,
destrucción de glóbulos rojos, electrocardiogramas anormales y daño o falla renal.

Son frecuentes los accidentes laborales con agroquímicos en todo el mundo. Según un reciente
estudio realizado por la Organización Mundial de la Salud, de un total anual mundial de 250
millones de accidentes laborales, 335.000 fueron accidentes mortales. 170.000 de estas
muertes ocurrieron en el sector agrícola, resultando en una tasa de accidentes mortales dos
veces mayor que las de cualquier otra actividad.




Siendo habitual la exposición laboral a altas dosis de estas sustancias, debería protegerse en
forma especial a los aplicadores del producto a los cultivos en lugar de seguir insistiendo las
empresas productoras en su argumento respecto de la baja toxicidad del glifosato.

Estudios realizados por científicos independientes han demostrado que el glifosato ha sido
erróneamente calificado como "toxicológicamente benigno". La revisión de la toxicología del
glifosato conducida por un equipo norteamericano de científicos independientes, Northwest
Coalition for Alternatives to Pesticides (NCAP), identificó efectos adversos en todas las
categorías estándar de estudios toxicológicos (subcrónicos, crónicos, carcinogenéticos,
mutagénicos y reproductivos). Los hallazgos de la NCAP fueron cuestionados mediante el
argumento de que estos efectos se constataron debido a que el estándar protocolar exige
hallar efectos adversos a la mayor dosis estudiada. Sin embargo, un trabajo sobre glifosato
publicado en noviembre de 1998 por Caroline Cox, editora del Journal of Pesticide Reform,
describe efectos adversos que no resultaron de este requerimiento: todos fueron constatados a
dosis menores a la mayor dosis estudiada.

Por otro lado, los estudios toxicológicos sobre el glifosato requeridos oficialmente para su
registro y aprobación han sido asociados con prácticas fraudulentas. En 1976, una auditoría
realizada por la EPA descubrió serios errores y deficiencias en estudios conducidos por uno de
los más importantes laboratorios norteamericanos involucrados en la determinación
toxicológica de pesticidas previa a su registro oficial. La EPA acusó públicamente a Industrial
Biotest Laboratories (IBT), laboratorio que condujo 30 estudios sobre glifosato y fórmulas
comerciales en base a glifosato (entre éstos, 11 de los 19 estudios realizados respecto de su
toxicidad crónica), de falsificación rutinaria de datos y omisión de informes sobre incontables
defunciones de ratas y cobayos. La EPA denunció el episodio con 7 años de demora (1983) y
escasa repercusión mediática. Sin embargo, informes del Comité de Operaciones
Gubernamentales del Congreso norteamericano y sumarios de la Oficina de Pesticidas y
Sustancias Tóxicas de la EPA confirman detalladamente la fraudulencia y pobre calidad
científica de los estudios de IBT.
Además, la EPA denunció en 1991 que Craven Laboratories, empresa que condujo
determinaciones para 262 compañías fabricantes de pesticidas, había falsificado estudios,
recurriendo a "trucos" tales como falsificar anotaciones de registros de laboratorio y manipular
manualmente el equipamiento científico para que éste brindara resultados falsos. Estudios
sobre residuos de Round-up en papas, uvas y remolachas fueron parte de las pruebas
cuestionadas. En 1992, el dueño de Craven Laboratories y tres de sus empleados fueron
declarados culpables de 20 diferentes causas penales. El dueño fue sentenciado a 5 años de
prisión y una multa de 50.000 dólares; la multa para Craven Laboratories fue de 15,5 millones
de dólares. Pese a que los estudios toxicológicos del glifosato identificados como fraudulentos
ya han sido reemplazados, estos hechos arrojan una sombra de dudas sobre la totalidad de los
procedimientos oficiales de registro de pesticidas.

Toxicidad subcrónica: En estudios a mediano plazo con ratas, el glifosato produjo lesiones
microscópicas de las glándulas salivales en todo el espectro de dosis ensayado. También se
constató aumento de dos enzimas hepáticas, disminución del incremento de peso normal,
diarrea y aumento de niveles sanguíneos de potasio y fósforo.

Toxicidad crónica: Estudios a largo plazo con animales demuestran que el glifosato es tóxico.
Con dosis altas en ratas (900-1.200 mg/kg/día), se observó disminución del peso del cuerpo
en hembras, mayor incidencia de cataratas y degeneración del cristalino y mayor peso del
hígado en machos. En dosis bajas (400 mg/kg/día), ocurrió inflamación de la membrana
mucosa estomacal en ambos sexos. Estudios en ratones con dosis altas (alrededor de 4.800
mg/kg/día) mostraron pérdida de peso, excesivo crecimiento, posterior muerte de células
hepáticas e inflamación renal crónica en machos; en hembras, excesivo crecimiento de células
renales. A dosis bajas (814 mg/kg/día), se constató excesiva división celular en la vejiga
urinaria.

Efectos cancerígenos: Los estudios científicos públicamente disponibles fueron todos
conducidos por o para sus fabricantes. La EPA clasificó inicialmente al glifosato como clase "D"
(no clasificable como carcinógeno humano). Posteriormente, a comienzos de la década de
1990, lo ubicó en clase "C" (Posible carcinógeno humano). Actualmente lo clasifica como Grupo
E (evidencia de no carcinogénesis en humanos) ante la falta de evidencias según la
información disponible. Sin embargo, la controversia respecto del potencial cancerígeno del
glifosato todavía continúa.

En sucesivos estudios realizados desde 1979 se encontró: Incremento en tumores testiculares
intersticiales en ratas machos a la dosis más alta probada (30 mg/kg/día), incremento en la
frecuencia de un cáncer de tiroides en hembras; incrementos relacionados con la dosis en la
frecuencia de un tumor renal raro; incremento en el número de tumores de páncreas e hígado
en ratas machos. La EPA no relacionó ninguno de estos tumores con el glifosato: consideró que
las estadísticas no eran significativas, que no era posible definir los tumores tiroideos como
cáncer, que no había tendencia que lo relacionara con la dosis o que no había progresión a la
malignidad.

Las dudas sobre el potencial carcinogenético del glifosato persisten, porque este ingrediente
contiene el contaminante N-nitroso glifosato (NNG) a 0.1 ppm o menos, o este compuesto
puede formarse en el ambiente al combinarse con nitrato (presente en saliva humana o
fertilizantes), y se sabe que la mayoría de compuestos N-nitroso son cancerígenos.
Adicionalmente, en el caso del Round-up, el surfactante POEA está contaminado con 1-4
dioxano, el cual ha causado cáncer en animales y daño hepático y renal en humanos. El
formaldehido, otro carcinógeno conocido, es también producido durante la descomposición del
glifosato.

Un estudio reciente, publicado en el Journal of American Cancer Society por eminentes
oncólogos suecos, reveló una clara relación entre glifosato y linfoma no Hodgkin (LNH), una
forma de cáncer. Los investigadores sostienen que la exposiciónal herbicida incrementa los
riesgos de contraer LNH y, dado el creciente aumento de su uso mundial (en 1998, 112.000
toneladas) desde que se hizo este estudio, urge la necesidad de realizar nuevos estudios
epidemiológicos. El hallazgo se basó en un estudio/control de casos poblacionales conducido en
Suecia entre 1987 y 1990. Sus autores concluyeron que "la exposición al herbicida incrementa
el riesgo de padecer LNH". El aumento en la incidencia de este cáncer detectado en las últimas
décadas en países occidentales, ahora también se está viendo en muchos otros países. Según
la American Cancer Society, tal incremento alcanzó, desde 1970, la alarmante cifra de un
80%.

Por otro lado, un un informe publicado el 1 de agosto de este año en el boletín digital del
Institute of Science in Society de Inglaterra, el Profesor Joe Cummins revela que el alerta
sanitario reciente respecto de la presencia de acrilamida tóxica en alimentos cocidos está
relacionado causalmente con el glifosato, el herbicida que es tolerado por las cultivos
transgénicos más difundidos, tales como la soja Round-Up Ready.

La acrilamida es el ladrillo para la construcción del polímero poliacrilamida, un material muy
conocido en los laboratorios de biología molecular por su uso como gel matricial para
descomponer fragmentos de ADN en el análisis de secuencias y la identificación de proteínas,
procesos que se realizan bajo la influencia de campos eléctricos. A nivel mundial, la
poliacrilamida se utiliza en la purificación de aguas para flocular la materia orgánica en
suspensión. Recientemente, la Organización Mundial de la Salud convocó a una reunión a
puertas cerradas para examinar el hallazgo de niveles significativamente altos de acrilamida en
vegetales cocidos. El hallazgo tuvo una repercusión masiva porque la acrilamida es un potente
tóxico neural en humanos y también afecta la función reproductiva masculina y causa
malformaciones congénitas y cáncer en animales. Los informes de prensa de esa Organización
trasuntaron que el hallazgo de acrilamida fue sorpresivo y dedujeron que la contaminación
surgió probablemente por la cocción de los vegetales.

Extrañamente, las gacetillas informativas de la Organización Mundial de la Salud no
mencionaron el hecho de que la poliacrilamida es un reconocido aditivo de productos
herbicidas comerciales (soluciones al 25-30%), agregado para reducir la deriva en el rociado y
actuar como surfactante. Los herbicidas en base a glifosato de la corporación Monsanto (por
ejemplo, el Round-Up) constituyen un particular motivo de inquietud, ya que el herbicida
interactúa con el polímero. La experimentación demostró que el calor y la luz contribuyen a la
liberación de acrilamida a partir de la poliacrilamida, y se descubrió que el glifosato influye en
la solubilidad de la poliacrilamida, razón por la cual se aconsejó sumo cuidado al mezclar estas
dos sustancias.

Las evidencias parecen indicar con precisión que la acrilamida es liberada por la poliacrilamida
ambiental, cuya fuente principal se halla en las fórmulas herbicidas en base a glifosato. La
cocción de vegetales que han estado expuestos al glifosato utilizado en cultivos transgénicos
tolerantes a herbicidas, o usados durante la preparación del suelo en cultivos convencionales
resultaría en una adicional liberación de acrilamida. La situación se ve empeorada por el hecho
de que, en los EE.UU., los aditivos tipo poliacrilamida se consideran "secreto comercial" y la
información sobre la composición de las fórmulas herbicidas no están al alcance del público.

Acción mutagénica: Ninguno de los estudios sobre mutagénesis requeridos para el registro del
glifosato ha mostrado acción mutagénica. Pero los resultados son diferentes cuando los
estudios se realizan con formulas comerciales en base a glifosato: en estudios de laboratorio
con varios organismos, se encontró que el Round-Up y el Pondmaster (otra formulación)
incrementaron la frecuencia de mutaciones letales recesivas ligadas al sexo en la mosca de la
fruta; el Round-Up en dosis altas, mostró un incremento en la frecuencia de intercambio de
cromátidas hermanas en linfocitos humanos y fue débilmente mutagénico en Salmonella.
También se reportó daño al ADN en pruebas de laboratorio con tejidos y órganos de ratón.

Efectos reproductivos: En pruebas de laboratorio con ratas y conejos, el glifosato afectó la
calidad del semen y la cantidad de espermatozoides. Según la EPA, exposiciones continuadas a
residuos en aguas en concentraciones superiores a 0.7 mg/L pueden causar efectos
reproductivos en seres humanos.
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  • 1. ORGANOFOSFORADOS COFA (Compuestos organofosforados anticolinesterasas) Los organofosforados son un vasto grupo de compuestos químicos de síntesis, de complejidad estructural variable, que desde el punto de vista químico son ésteres del ácido fosfórico y de sus derivados; su característica farmacológica común y fundamental radica en su acción inhibitoria de diferentes estearasas, principalmente la colinesterasa. Se descomponen con mayor facilidad y son menos persistentes en el ambiente que los organoclorados, si bien son más peligrosos para el ser humano debido a que tienen un alto grado de toxicidad. Sus propiedades esenciales son su mediana tensión de vapor en casi todos, la cual se eleva en climas cálidos; su liposolubilidad, que facilita la penetración a través de las membranas místicas, y su alta reactividad química, que determina una descomposición rápida en los medios acuosos. Son fácilmente hidrolizados, tanto en el ambiente como en medios biológicos. La vida media de los organofosforados y sus productos de biotransformación es relativamente corta (horas a días). Su biotransformación se hace mediante enzimas oxidasas, hidrolasas y transferasas, principalmente hepáticas. La eliminación tiene lugar por la orina y en menor cantidad por heces y el aire expelido. Son biodegradables y no se acumulan en el organismo. Presentan problemas especiales debido a que cuando algunos organofosforados se combinan se producen efectos como sinergia, potenciación e inhibición de la destoxificación, como en el caso del malatión. De acuerdo con la categoría toxicológica, los organofosforados pueden clasificarse en distintas categorías: • Categoría I: dicotofos, DDVP (vapona, paratión etílico, metamidofos, metiliazinfos, monocrotofos, ometoato, quinalfos, fenamifos, clorfenvinfos. • Categoría II: diazinon, dimetoato, fentión, metidatión, paratión metílico, triclorfon, etión, clorpirifos, fenitrotión y otros. • Categoría III: mercaptotión o malatión. La mayor parte de estos productos pertenece a las categorías I y II, es decir, a las de mayor toxicidad. Es necesario tomar en cuenta que hay otros factores que modifican la toxicidad de dichos productos, como los solventes usados en las formulaciones, la vía de absorción, las temperaturas elevadas y el tiempo prolongado de almacenamiento, con el riesgo de que los productos se degraden a metabolitos más activos o que aparezcan impurezas. Los compuestos utilizados como insecticidas a nivel agrícola vienen en formulaciones a concentraciones elevadas, desde 20 hasta 70% del principio activo. La concentración del principio activo debe ser tomada en cuenta para el cálculo de la dosis tóxica. Los insecticidas de uso doméstico vienen en concentraciones mucho menores del orden del 0,5 a 5% y siempre deben estar por debajo del 10%. Las formulaciones más frecuentes de uso agrícola son las líquidas, con diferentes tipo de solventes. En general, se trata de hidrocarburos derivados del petróleo, como el tolueno. Este tipo de solventes favorece la absorción del principio activo, por lo tanto, para la toxicidad debe tomarse en cuenta el tipo de solvente utilizado. Estas formulaciones reciben el nombre de concentrado emulsionables. Otras formas de presentación son las sólidas, en forma de polvos, polvos hidrosolubles y granulo. En general, estas presentaciones son menos tóxicas que las anteriores por la forma de aplicación y por su menor absorción. Los insecticidas de uso doméstico se presentan también en aerosoles y cintas repelentes a muy bajas concentraciones del principio activo; en general oscilan entre 0,1 y 2 por ciento. Estas sustancias ingresan por vía dérmica, respiratoria, digestiva y conjuntiva. Cuando el ingrediente activo se disuelve en solvente orgánico, la absorción del producto a través de la piel se facilita. La vía dérmica se relaciona con un alto porcentaje de intoxicaciones.
  • 2. Una vez absorbidos, son metabolizados a nivel hepático a través del citocromo P450, mediado por monoaminooxigenasas; algunos de los metabolitos resultante son más tóxicos que el producto inicial. La eliminación de los compuestos organofosforados se da en gran parte por vía renal; muy poca cantidad se elimina por el intestino. El primer efecto bioquímico asociado con la toxicidad de los organofosforados es la inhibición de la acetilcolinesterasa. En el sistema nervioso existe una proteína que tiene actividad enzimática esteárica; cuando ésta es fosforilada por el plaguicida, se convierte en lo que se conoce como estearasa neurotóxica, causante de la neuropatía retardada. Al penetrar en el organismo de los insectos o de los animales de sangre caliente, los organofosforados actúan sobre el sistema nervioso central, alterando el proceso normal de impulsos que está asociado con la relación colinesterasa-acetilcolina. El impulso nervioso ocasionado por un agente externo se convierte en movimiento muscular por intermedio de la acetilcolina, que es la que estimula al músculo a efectuar movimientos. Por lo tanto, la acetilcolina actúa como transmisor químico de mensajes que se convierten en movimientos o acciones. Normalmente la acetilcolina se produce en las terminaciones nerviosas y como es un tóxico muy fuerte, su acumulación produce la muerte, de ahí en cuanto a transmitido su mensaje esté destinada a ser destruida por la enzima colinesterasa, que la descompone en ácido acético y colina, como se describe en la figura 15-4. Fig. 15-4. Descomposición de la acetilcolina Mecanismo de acción Los organofosforados son inhibidores irreversibles de varias esterasas. Por su importancia toxicológica se considera antes que nada la inhibición de la colinesterasa, que se ejerce tanto sobre la colinesterasa verdadera presente en el sistema nervioso central (sustancia gris), la placa neuromuscular, el ganglio autónomo y los eritrocitos (colinesterasa eritrocitaria) como sobre la butirilcolinesterasa o seudocolinesterasa, que se encuentra en el sistema nervioso central (sustancia blanca), el páncreas, el hígado, el plasma y la mucosa intestinal. La hidrólisis de la acetilcolina se cumple en el organismo en tres etapas, llevándose a cabo en un tiempo no mayor a 1 ms. En primer lugar, la colinesterasa reacciona por su sitio aniónico y estérico sobre la acetilcolina, dando lugar a un complejo llamado enzima-sustrato. En segundo lugar, se libera restando la enzima acetilada. Por último, la enzima acetilada reacciona con agua y se regenera, formándose además ácido acético. La enzima se une solamente a nivel del centro estérico por un enlace covalente muy estable, dando lugar a la llamada enzima fosforilada sumamente estable; es decir, no se hidroliza o lo hace muy lentamente, por lo que se necesitan días, semanas o meses para que la enzima se regenere por sus cías normales.
  • 3. Toxicidad Los organofosforados son un grupo de productos muy amplio que difiere en su estructura química, toxicidad y período de latencia en el comienzo de los síntomas. Este período de latencia es variable por el producto en sí o por otros hechos. El período de latencia también depende de la vía de absorción, del grado de exposición, de la liposolubilidad, de la afinidad por el sitio activo de la colinesterasa, de la toxicidad propia del producto, de la concentración del principio activo, de la dosis absorbida y del solvente. Hay además variaciones con la especie animal. En el ser humano hay variaciones con la edad; el niño pequeño es más sensible a los organofosforados. También influye la temperatura ambiental, al forma de utilización del producto, el estado de nutrición del paciente afectado y las condiciones de almacenamiento del producto. Tipos de intoxicación De acuerdo con la experiencia del departamento de los autores, el tipo de intoxicación más frecuente es la ocupacional. Dentro de este rubro de incluyen las que ocurren por trabajar sin el equipo de protección adecuado, trabajar en contra del viento y otros. Le sigue en frecuencia la intoxicación accidental tanto en niños como en adultos y jóvenes en general procedentes del medio rural. Este tipo de intoxicaciones ocurre por guardar los productos en forma inadecuada o en lugares accesibles a los niños y por su mal manejo. En último lugar se encuentran las intoxicaciones intencionales o suicidas. Cuando ocurren, éstas son muy graves, ya que las dosis ingeridas son considerables. El tiempo entre la exposición y la aparición de los síntomas varía con la vía de entrada, la dosis absorbida y el tipo de organofosforado. El intervalo varía entre los primeros minutos (15 a 30) si la dosis fue muy alta y por vía oral, hasta las primeras 24 h si fue por vía dérmica. En el caso de la vía oral, los síntomas gastrointestinales pueden deberse al solvente que forma parte de la formulación. Al inhibir la acción de la colinesterasa por efecto de los organofosforados, la acetilcolina queda libre y, en cuanto alcanza limites no tolerados, provoca descoordinación de los impulsos nerviosos, conduciendo a movimientos desordenados, que finalmente desembocan en la muerte, no sin antes manifestarse en tres síndromes, que se detallan a continuación. 1 – SINDROME CLÁSICO 1.1Síndrome muscarínico La sintomatología suele iniciar en 30 min a 6 h después de la exposición al producto químico, misma que puede ocurrir por inhalación, ingestión o contacto con la piel. Los síntomas incluyen: Cefalea – Mareos – Palidez Náuseas – Vómitos – Diarrea Miosis – Broncoespasmo Incontinencia urinaria y rectal Sialorrea – Lagrimeo Sudoración – Broncorrea Bradicardia 1.2 Síndrome nicotínico La sintomatología se manifiesta por: Fasciculaciones Taquicardia Debilidad Muscular Parálisis Respiratoria 1.3Síndrome neurológico central Ansiedad – Desorientación Convulsiones (Infrecuentes)
  • 4. Depresión respiratoria Coma Los síntomas pueden iniciar con cefalea, mareo y ataxia. En las intoxicaciones severas se observa conducta psicótica, pérdida brusca de la conciencia y convulsiones. La muerte sobreviene por depresión respiratoria, edema pulmonar o bradicardia extrema. Dada la gravedad de la intoxicación que estos plaguicidas ocasionan es de suma importancia tener en cuenta que el diagnóstico debe ser clínico y no esperar a obtener resultado de laboratorio. El examen de laboratorio básico es la determinación de la actividad de la colinesterasa eritrocitaria y plasmática; un descenso de 25% o más de la actividad enzimática es evidencia de absorción excesiva de un plaguicida organofosforados. 2 - SINDROME INTERMEDIO Después de la fase inicial de la intoxicación aguda, algunos pacientes desarrollan un cuadro de parálisis de la musculatura proximal de las extremidades y de los flexores del cuello. Estos síntomas aparecen en intoxicados que ya no presentan manifestaciones colinérgicas. El cuadro conlleva un riesgo de muerte si se afecta la musculatura respiratoria, y es lo que ha sido bautizado por Senanayake en 1987 como "sindrome Intermedio 3 - NEUROPATÍA TÓXICA RETARDADA (NTR) Las manifestaciones clínicas de la NTR por COFA comienzan a aparecer habitualmente entre la 2ª y la 4ª semana tras unaintoxicación aguda, o tras un tiempo indeterminado tras una Intox.crónica. El cuadro se inicia con sintomas sensitivos en forma de calambres y parestesias en las extremidades inferiores (EI), sin manifestaciones dolorosas. Pero las manifestaciones que dominan el cuadro son las derivadas de la afectación motora de las EI, que se desarrolla a continuación. Asi aparece un cuadro tipico de segunda motoneurona o inferior, con debilidad muscular, ataxia bilateral y simétrica y, en casos graves, parálisis flácidas. La hiporreflexia es común en todos ellos. El cuadro progresa de forma retrógrada y ascendente, pudiendo llegar a afectar a las extremidades superiores (ES) en 3-10 dias, con una clínica similar a la de las EI. La afectación del sistema nervioso periférico (SNP) alcanza su pico máximo a las dos semanas del inicio de los síntomas: La intensidad del cuadro es de grado variable, pero puede llegar a dejar tetrapléjico al paciente. La afectación sensorial es escasa. En casos evolucionados pueden aparecer atrofias bilaterales simétricas de los pequeños músculos de los pies y de los peroneos, y en menor grado de las manos, con trastornos tróficos cutáneos concomitantes. Las atrofias no son tan importantes como se sospecharía por la severidad de las parálisis. Recientemente se ha descrito la afectación de las cuerdas vocales (CV) en el curso de la NR por IOF, que sigue un curso parecido a la afectación de los nervios de las extremidades DIAGNOSTICO El diagnóstico de la IA por COFA se apoya en una serie de criterios: 1º Historia de exposición al tóxico. 2º Manifestaciones clinicas de la IA por COFA. 3º Descenso en los niveles séricos de la CE. 4º Mejoria de los síntomas tras la administración de atropina (PRUEBA DE ATROPINA) Prueba de Atropina:  Registrar frecuencia cardíaca  Aplicar por vía IV 1mg de Sulfato de Atropina (0,5mg en pacientes pediátricos)  Volver a registrar la frecuencia cardíaca
  • 5. aumentada Prueba negativa FC Atropina FC igual o disminuída Prueba positiva Intoxicación por Organo fosforados TRATAMIENTO El tratamiento inicial de la IA por COFA debe ir encaminado a asegurar la permeabilidad de la vía aérea, aspirando las secreciones nasofaríngeas o el vómito si éste se ha producido; la intubación endotraqueal y la ventilación mecánica son precisas con frecuencia. Junto a ello es esencial el tratamiento precoz de las bradiarritmias. Una vez asegurado el control de la vía aérea y de la función cardiovascular, se iniciará sin demora el tratamiento específico de la intoxicación (ver mas abajo) EPIDEMIOLOGIA Los COFA no solo son tóxicos para las plagas a las que combaten, sino también para el ser humano. Debido a su uso creciente, cada vez cobran más importancia las IA por COFA, siendo en la actualidad un importante problema de Salud Pública en muchos paises. Aunque globalmente los COFA suponen cerca del 30% de los plaguicidas que se emplean en la actualidad, son los responsables de casi el 80% de las intoxicaciones por plaguicidas que requieren atención médica y del 75% de las muertes por plaguicidas. Las IA son especialmente frecuentes en las zonas agrícolas, donde estos tóxicos se usan de forma habitual . Debido a su progresivo uso en los hogares como insecticidas para las viviendas o para aplicarlos en pequeños jardines, cada vez son más frecuentes las intoxicaciones domésticas. COMPUESTOS MAS UTILIZADOS Clorpirifos (etil clorpirifos, tiofosfato de 0,0-dietilo y de O- (3, 5, 6-tricloro 22-piridilo): Fue descubierto en 1956. Es un insecticida-acaricida activo por ingestión, contacto e inhalación. Pertenece al grupo IV.2 (dietoxi). Su toxicidad es moderada (DL50 oral para la rata de 96-270 mg/kg). Posee un amplio campo de actividad. Se utiliza no solo en la agricultura sino también en los hogares, contra las cucarachas. La marca comercial más utilizada es Dursban . Dimetoato (ditiofosfato de O,O-dimetilo y de S- (N-metilcarbamoil) metilo): Es un insecticida-acaricida sistémico con actividad por ingestión y contacto. Pertenece al grupo IV.1 (dimetoxi). Su toxicidad es moderada (DL50 oral para la rata de 255-310 mg/kg). Se utiliza con frecuencia en las zonas olivareras de nuestro pais. Las marcas comerciales más utilizadas son Cekutoato y Dafene .
  • 6. Fention (3-metil 4-metiltiofenil dimetil tionofosfato): Es un insecticida penetrante, con acción por ingestión y contacto. Pertenece al grupo IV.1 (dimetoxi). Su toxicidad es moderada (DL50 oral para la rata de 250 mg/kg). Es muy tóxico para abejas- y aves. La marca comercial más utilizada es Lebaycid . Isofenfos (isopropil fosforoamidotioato de O-etilo y de 2-isopropoxi carbonil fenilo): Es un insecticida sistémico con actividad por ingestión y contacto. Pertenece al grupo IV.2 (dietoxi). Su toxicidad es alta (DL50 oral para la rata de 20 mg/kg). La marca comercial más utilizada es Oftanol . Malation (ditiofosfato de O,O-dimetilo y de S-(1,2- dietoxicarboniletilo): Su descubrimiento en 1950 fue un hito en la historia de los IOF, puesto que fue el primer IOF que mostró un amplio espectro de acción y una baja toxicidad para los mamiferos. Es un insecticida-acaricida con acción por ingestión y contacto. Pertenece al grupo IV.1 (dimetoxi). En los organismos vivos se metaboliza a maloxón, su forma más tóxica. Su toxicidad es baja (DL50 oral para la rata de 1.000-2.800 mg/kg). Las marcas comerciales más utilizadas son Benatión y Exatión metamidofos (tiofosforamidato de 0,S-dimetilo): Es un insecticida-acaricida con actividad por vía sistémica, ingestión y contacto. Pertenece al grupo IV.8 (sustituyentes mixtos). Su toxicidad es alta (DL50 oral para la rata de 20 mg/kg), por lo que está prohibido su uso en invernaderos y en recintos cerrados. Ha sido comunicado como el IOF más utilizado en la provincia de Almeria. Las marcas comerciales más utilizadas son Orthomonitor y Tamarón . Monocrotofos (fosfato de dimetilo y de cis 1-metil 2-(N-metilcarbamoil) vinilo): Es un insecticida-acaricida con actividad por vía sistémica y por contacto. Pertenece al grupo IV.1 (dimetoxi). Su toxicidad es alta (DL50 oral para la rata de 8-23 mg/kg). Las marcas comerciales más utilizadas son Ceku y Nuvacrón . Paration (etil paratión, tiofosfato de O,O-dietilo y de O-(4-nitrofenilo): Fue descubierto en 1946, y pronto pasó a ser el plaguicida más utilizado debido a su gran eficacia. Es un insecticida-acaricida con actividad por ingestión y contacto. Pertenece al grupo IV.2 (dietoxi). En organismos vivos se metabolize a maloxón, su forma más tóxica. Su toxicidad es muy alta (DL50 oral para la rata de 2 mg/kg), por lo que está prohibido su uso en invernaderos y en recintos cerrados. La marca comercial más utilizada es Folidol . VIA DE ENTRADA DEL TOXICO La vía de entrada del IOF en el organismo puede ser digestiva, cutáneo-mucosa, respiratoria o parentera. Via digestiva Es la habitual en los intentos suicidas. Con menor frecuencia es la responsable de intoxicaciones involuntarias, al consumir alimentos contaminados accidentalmente con COFA. En nuestro medio el 20% de las intoxicaciones ocurren por esta vía. La entrada digestiva del tóxico se ha asociado a intoxicaciones graves. Vias cutaneo-mucosa y respiratoria
  • 7. Se asocian a intoxicaciones profesionales, al no guardar las medidas de seguridad aconsejadas al manejar los IOF. En nuestro medio el 80% de las intoxicaciones son por estas vías. Habitualmente son intoxicaciones menos graves que las anteriores Via parenteral La entrada del tóxico por vía parenteral es excepcional. Se suele asociar a intentos autolíticos en pacientes que utilizan drogas por vía parenteral. INTENCIONALIDAD El motivo de la IA puede ser accidental o suicida. Intoxicaciones accidentales Son las responsables del 80% de las IA por COFA en nuestro medio. Su mortalidad oscila alrededor del 1%. En el 70% de las ocasiones son profesionales y suceden durante los procesos de fumigación o durante la manipulación de los COFA. La vía de entrada suele ser cutáneo-mucosa o respiratoria. En la mayoria de ellas es la negligencia del trabajador la causante de la IA, lo que desgraciadamente suele ser común: el 75% de los trabaiadores en contacto con COFA manifiestan conocer las medidas que hay que guardar para evitar las IA (trajes impermeables, mascarilla, guantes), pero solo el 30% de ellos las guardan con regularidad. Si los COFA se utilizaran adecuadamente, las IA profesionales serian muy infrecuentes. En los últimos años se aprecia un descenso alentador en el número de IA profesionales por los COFA. Las intoxicaciones accidentales también pueden suceder al confundir los COFA con alimentos y mezclarlos con ellos, al consumir alimentos que tengan residuos de pesticidas o en niños que los ingieren por descuido. La entrada digestiva es lo habitual en estos casos. Intoxicaciones voluntarias Las IA por COFA con ánimo autolítico son menos frecuentes en nuestro medio, aunque en algunos países en desarrollo pueden ser una de las principales causas de suicidio y llegar a suponer el 76% de todas las IA por COFA. La vía de entrada del tóxico en el organismo es casi siempre la digestiva, aunque excepcionalmente puede ser la parenteral. Debido a la gran cantidad del tóxico que entra en el organismo, son intoxicaciones muy graves con una mortalidad superior al 20%. Las intoxicaciones con ánimo homicida son infrecuentes, aunque ya se ha comentado la utilización de los COFA como armas de guerra química y en atentados terroristas como los de 1994 y 1995 en Japón. TRATAMIENTO El tratamiento inicial de la IA por COFA debe ir encaminado a asegurar la permeabilidad de la vía aérea, aspirando las secreciones nasofaríngeas o el vómito si éste se ha producido; la intubación endotraqueal y la ventilación mecánica son precisas con frecuencia. Junto a ello es esencial el tratamiento precoz de las bradiarritmias. Una vez asegurado el control de la vía aérea y de la función cardiovascular, se iniciará sin demora el tratamiento específico de la intoxicación. Tratamiento evacuante
  • 8. Las medidas terapeúticas encaminadas a la eliminación del tóxico del organismo son muy importantes. Si el paciente ingirió el COFA debe practicarse lavado gástrico, carbón activado, y posteriormente administrarse catárticos de forma enérgica El sulfato de atropina combate los signos de hiperactividad colinérgica, y es la base del tratamiento de los pacientes con IA por IOF. La atropinización debe comenzarse tan pronto como la vía aérea sea permeable. Atropinización rápida FC 50% encima de la basal esperada para la edad 128 mg 64 mg 32 mg 16 mg ↑ FC Reducir 50% 8 mg ↓ FC Duplicar 4 mg 2 mg 1mg Dosis de Mantenimiento Infusión continua 0,3-1 mg/Kg/hora durante 48 horas y luego evaluar según condición clínica del paciente la disminución SIEMPRE A LA MITAD de la dosis de atropina cada 2 a 4 horas, luego pasar a vía oral a igual dosis que recibía EV cada 4 horas para reducir dosis siempre a la mitad hasta retirar por completo. El paciente debe ser dado de alta SIN ATROPINA. Oximas Las oximas son útiles para combatir los sintomas nicotínicos en la IA por COFA. Aunque son efectivas frente a muchos COFA, su utilidad no está demostrada en las intoxicaciones por dimetoato y fenitrotión. El mecanismo de acción de las oximas consiste en reactivar la CE mediante la eliminación del grupo fosfato de la enzima . Este mecanismo es diferente al de la atropina, y por tanto la administraci6n de las oximas debe complementarse con la de la atropina. Las oximas deben emplearse preferiblemente en las primeras 6 horas, ya que una vez que se produzca la unión irreversible IOF-CE son poco efectivas. COMPLICACIONES Y MORTALIDAD
  • 9. Las complicaciones de las IA por COFA se presentan en el 32-80% de los intoxicados. El fallo respiratorio es la complicación más frecuente, afectando al 40% de los intoxicados graves. En su patogenia intervienen diversos factores, como el acumulo de las secreciones broncopulmonares, las neumonias y la parálisis de los músculos respiratorios. La mortalidad es muy elevada, afectando hasta al 57% de ellos. Las complicaciones neurológicas siguen en importancia a las respiratorias. Son más frecuentes con los IOF liposolubles, que penetran bien en el SNC. Las más comunes son las convulsiones, el coma y los delirios por atropina. Ocasionalmente se han comunicado casos de sindrome de Guillain-Barré tras una IA por COFA. Las complicaciones del ritmo cardíaco más frecuentes son las bradiarritmias, la fibrilación auricular, las arritmias ventriculares y los bloqueos auriculo- ventriculares. En ocasiones son graves y llevan al colapso circulatorio. Además pueden aparecer hasta 3 semanas después de una IA severa, por lo que es aconsejable una monitorización prolongada de estos pacientes. La liberación del tóxico acumulado en tejido graso o en el tubo digestivo puede dar lugar a fenómenos de reintoxicación endógena. Con menor frecuencia se han descrito casos de insuficiencia hepática, pancreatitis aguda, insuficiencia renal, coagulopatias, discrasias sanguineas y reacciones de hipersensibilidad a los COFA. La mortalidad de las IA por COFA oscila entre el 3% y el 20% (si consideramos sólo los casos graves ingresados en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). Se han asociado con una mayor mortalidad: la entrada del tóxico por via digestiva, la etiología voluntaria y la aparición de complicaciones respiratorias, del SNC o cardiocirculatorias. La muerte ocurre en las primeras 24 horas en casos no tratados y en la primera semana en los pacientes hospitalizados, debido fundamentalmente a insuficiencia respiratoria. PLAGUICIDAS ORGANOCLORADOS Una vez absorbidos, los plaguicidas organoclorados pasan a la sangre y son distribuidos por todo el organismo; se establece entonces un equilibrio de concentraciones entre los elementos grasos y proteicos constitutivos de la sangre y otros tejidos ricos en grasas, especialmente el tejido adiposo. También se pueden encontrar diferentes concentraciones en el hígado, riñones y otros órganos, dependiendo de la dosis absorbida. En el cerebro, el nivel de plaguicidas organoclorados relacionado con la estimulación del sistema nervioso central, puede ser alcanzado por una dosis aguda única o por dosis repetidas más pequeñas. Cuando ocurre una exposición súbita a ellos, la sangre se sobresatura con los plaguicidas inalterados; el hígado metaboliza una parte de estos plaguicidas y la grasa secuestra parte de los compuestos inalterados y algunos de sus metabolitos. La acumulación de estos plaguicidas en le tejido adiposo impide que lleguen a sitios críticos del sistema nervioso. Sin embargo cuando ocurre una movilización súbita de la grasa, como pueden ocurrir en situaciones de tensión o enfermedad, estos productos se movilizan también y pueden llegar a estar en la sangre en concentraciones suficientes para causar signos de intoxicación aguda. Los plaguicidas organoclorados también atraviesan la barrera placentaria y se encuentran en concentraciones importantes en el feto; a esta cantidad se le agregan las procedentes de la leche materna.
  • 10. MANIFESTACIONES CLÍNICAS Las manifestaciones clínicas incluyen el conjunto de signos y síntomas que aparecen como respuesta del organismo a la acción tóxica de estos agentes químicos. Una clasificación práctica de las intoxicaciones es la que se basa en la duración de la exposición, distinguiéndose dos tipos fundamentales de ellas: agudas y crónicas.Los efectos agudos se manifiestan rápidamente y evolucionan a formas graves de la enfermedad; ocasionalmente pueden llegar a producir la muerte. La intoxicación aguda, es el cuadro principal y el más grave pues se presentan convulsiones, las cuales pueden determinar en secuelas permanentes. Se han descrito el comienzo de los síntomas 30 minutos después de una exposición masiva pero, en general, aparecen más lentamente. Sin embargo;, el cuadro clínico puede modificarse debido a los efectos concurrentes de los disolventes orgánicos utilizados en la formulación. Después de la ingestión de plaguicidas organoclorados, los primeros síntomas son nauseas y vómitos seguidos de cefalea y excitación; estos síntomas van acompañados por diversos signos neurológicos, incluso debilidad de los músculos, temblores, desorientación mental, parestesia y convulsiones que, a menudo, son epileptiformes. Sin embargo cuando la vía de penetración es la piel, pueden aparecer solamente confusión mental y/o temblores, como únicos síntomas. La hiperexcitabilidad progresiva del sistema nervioso central puede llegar a producir convulsiones y, al propio tiempo, parestesias bucales y de la lengua, con hiperestesia facial y de las extremidades. Los plaguicidas organoclorados más poderosos como convulsivantes son: Lindano, endrín, dieldrín, clordano y heptacloro. También suelen aparecer transtornos respiratorios y del ritmo cardíaco, de origen central; a menudo pueden sobrevenir depresión y apnea; con frecuencia esto conduce a la consciencia no sobreviene hasta las etapas finales. Como elementos adicionales se puede ver disminución en la hemoglobina, aumento en la urea, leucocitosis moderada y alteraciones en el electrocardiograma. La intoxicación crónica, usualmente se produce por exposición prolongada (a largo plazo) a concentraciones bajas de diversos productos, en ocasiones los efectos se observan como dificultades respiratorias, desórdenes nerviosos o tumores. En general el cuadro clínico de la intoxicación crónica se caracteriza por anorexia, adelgazamiento, signos polineuríticos, alteraciones hepáticas, trastornos del ritmo cardíaco, lesiones oftalmológicas tales como conjuntivitis alérgica, blefaritis, angiopatía de la retina y otros. Este tipo de intoxicación produce lesiones sobre el sistema nervioso central y periférico, además puede causar hepatitis, gastritis y bronquitis. Trabajadores con más de dos años de exposición al endosulfán se ha informado de alteraciones cognoscitivas y emocionales, pérdida grave de la memoria, alteraciones de la coordinación visual motora e incapacidad para desarrollar su actividad habitual. Tratamiento 1. Observación. Las personas expuestas a cantidades importantes de pesticidas de cloruros orgánicos por cualquier vía deben observarse para identificar alteraciones sensoriales, incoordinación, lenguaje lento, aberraciones mentales y actividad motora involuntaria, los que alertarían sobre la posibilidad de convulsiones inminentes. 2. Convulsiones. Si se presentan convulsiones, coloque a la víctima en posición de decúbito lateral izquierdo con la cabeza hacia abajo. Retire cualquier mueble u otros objetos sólidos que pueden causar lesiones. Si los movimientos de la mandíbula son violentos, coloque un abatelenguas acojinado entre los dientes, con el fin de proteger la lengua. Siempre que sea posible, quite dentaduras postizas o cualquier otro trabajo dental removible. Aspire las secreciones orales y faríngeas y cuando sea posible, inserte un tubo aéreo orofaríngeo para mantener el conducto abierto y que no sea obstruido por la lengua. Reduzca el ruido y cualquier manipulación del paciente que pueda provocar alguna actividad convulsiva.
  • 11. Las convulsiones causadas por envenenamiento de cloruros orgánicos tienden a ser prolongadas y difíciles de controlar. El status epilepticus es común. Por esta razón, los pacientes con convulsiones que no respondan inmediatamente a anticonvulsivantes deberán ser transferidos lo más pronto posible a un centro de trauma. Generalmente, requerirán admisión a la unidad de terapia intensiva hasta que las convulsiones sean controladas y el estado neurológico mejore. Deberá instituirse terapia inicial con benzodiapecina. 3. Oxígeno. Administre el oxígeno por mascarilla. Si la respiración está deprimida, es necesario mantener el intercambio de gases pulmonares mediante ventilación mecánica. 4. Descontaminación dérmica. Deberá llevarse a cabo una completa descontaminación dérmica. 5. Descontaminación gastrointestinal. Si el organoclorado se ha ingerido en cantidad suficiente para causar envenenamiento, y el paciente presenta síntomas dentro de la primera hora, deberá considerarse el procedimiento de descontaminación gástrica. Si el paciente presenta síntomas después de una hora de haber ingerido el pesticida, el carbón activado todavía podría ser beneficial. Si la víctima tiene convulsiones, casi siempre será necesario controlar las convulsiones antes de tratar de llevar a cabo la descontaminación gástrica. La administración de carbón activado ha sido apoyada en envenenamientos de esa índole, pero es poca la evidencia experimental y humana disponible. 6. Insuficiencia respiratoria. En envenenamientos con grandes dosis de cloruros orgánicos, monitoree la ventilación pulmonar cuidadosamente para impedir un paro respiratorio. Provéale ventilación pulmonar y oxígeno mecánicamente, si la respiración está deprimida. Debido a que estos compuestos a menudo son formulados en un vehículo de hidrocarburo, la aspiración de hidrocarburo podría ocurrir con la ingestión de estos agentes. La aspiración de hidrocarburo deberá ser manejada de acuerdo a la práctica médica aceptada como un caso de síndrome de depresión respiratoria aguda, lo cual generalmente requerirá tratamiento de terapia intensiva. 7. Monitoreo cardíaco. En pacientes severamente envenenados, monitoree la condición cardíaca a través de un registro continuo del ECG para detectar arritmias. 8. Contraindicaciones. No administre epinefrina, otras aminas adrenérgicos ni atropina debido a que pueden aumentar la irritabilidad del miocardio que es inducida por hidrocarburos clorados, lo cual predispone a la fibrilación ventricular. No administre aceites o grasas vegetales o animales por la boca, pues incrementan la absorción intestinal de los cloruros orgánicos lipofílicos. 9. Fenobarbital. El fenobarbital por vía oral podría ser efectivo para controlar las convulsiones y los movimientos del mioclono que en ocasiones persisten durante varios días después del envenenamiento agudo, debido a las excreciones más lentas de los cloruros orgánicos. La dosificación deberá estar basada en las manifestaciones en cada caso individual y en las indicaciones contenidas en el paquete. HERBICIDAS La era moderna del combate contra la maleza arranca con la aparición de los herbicidas, productos que empezaron a descubrirse de manera accidental al tratar de proteger a las plantas productivas asperjándolas con sales de cobre, con lo que se observó daño fitotóxico en las plantas indeseables. Los herbicidas constituyen un grupo muy importante de plaguicidas, ya que cada día son más utilizados. A medida que avanza la tecnología en el agro se ve un aumento en el consumo de estos productos. Desde el punto de vista toxicológico y en lo que respecta a toxicidad aguda, los herbicidas son en general moderadamente tóxicos para el hombre, con excepción de un grupo químico que es necesario destacar desde el principio: los derivados bipiridílicos, cuya toxicidad aguda es sumamente importante, ya que causa la muerte en un 80% de los casos en los que se absorbió una dosis tóxica. La gran cantidad de herbicidas químicos sintetizados ha creado cierta dificultad para disponer de una tabla en la que se integren su fototoxicidad, selectividad y translocabilidad. Se recurre a dos
  • 12. clasificaciones, que son las más usadas, una por afinidad química y otra por la acción fisiológica que ejercen sobre las plantas. Así, se clasifican en herbicidas inorgánicos y orgánicos. Herbicidas clorofenólicos Estos herbicidas en ocasiones se mezclan con fertilizantes para controlar el crecimiento de hierbas de hoja ancha. Cientos de productos comerciales contienen herbicidas clorofenólicos en varias formas, concentraciones y combinaciones. En algunos casos, se usa el mismo nombre para productos con diferentes ingredientes; por lo tanto, hay que consultar la composición exacta en la etiqueta del producto. Estos compuestos se absorben muy bien a través de las vías gastrointestinales, se absorben menos por vía pulmonar y la absorción por vía cutánea parece ser mínima. Los compuestos no se almacenan en la grasa de manera significativa. La excreción ocurre totalmente por la orina. Los compuestos clorofenólicos son moderadamente irritantes a la piel y las membranas mucosas. La inhalación de sus aerosoles pueden causar sensación de quemadura en las vías nasofaríngeas y en el pecho, además de provocar tos, la inhalación prolongada causa vértigo. Las manifestaciones de toxicidad sistémica de los compuestos clorofenólicos se conocen principalmente por la experiencia médica en los casos de ingestión con intento suicida de grandes cantidades. Los informes de patología demuestran insuficiencia renal, acidosis, desequilibrio de electrólitos y como resultado final insuficiencia de múltiples órganos. La sintomatología es muy proteiniforme y en general se debe a la afección del músculo esquelético. Luego de la ingestión de una dosis tóxica se describen signos de irritación digestiva, seguido de mialgias, debilidad muscular muy persistente, contracciones fibrilares musculares y daño de coincidencia dado por obnubilación progresiva hasta llegar al coma. Laboratorio Se cuenta con métodos de cromatografía de gas-líquido para detectar y medir los compuestos clorofenólicos en sangre y orina. Estos análisis son útiles para confirmar y valorar la magnitud de la absorción de estas sustancias. Las intoxicaciones caracterizadas por inconciencia han mostrado concentraciones iniciales de compuestos clorofenólicos en la sangre que van desde 80 a más de 1 000 mg/L. Las muestras de orina deben obtenerse tan pronto como sea posible después de la exposición, ya que en condiciones normales, los herbicidas se excretan totalmente entre las 24 y 72 horas. Tratamiento Hay que vigilar cuidadosamente las proteínas y células urinarias, el nitrógeno ureico en sangre, la creatinina sérica, los electrólitos séricos y el consumo y gasto de líquidos para asegurarse de que la función renal no se ha dañado y que el paciente no presenta una sobrecarga de líquidos. La diuresis alcalina forzada se ha utilizado con éxito para manejar las ingestiones suicidas de compuestos clorofenólicos, especialmente cuando se inicia temprano. Si se alcaliniza la orina incluyendo bicarbonato de sodio (44 a 88 meq/L) en la solución intravenosa, la excreción al parecer se acelera. El pH urinario debe mantenerse en el intervalo de 7.6 a 8.8. Se incluye cloruro de potasio de acuerdo con las necesidades para compensar el aumento de la pérdida de potasio; se añaden 20 a 40 meq de cloruro de potasio por cada litro de solución intravenosa. La hemodiálisis no se recomienda por su alto enlace proteínico. Herbicidas bipiridílicos
  • 13. Éstos son un grupo de herbicidas extremadamente tóxicos para el hombre y los mamíferos. Pertenecen a la categoría toxicológica I de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Su gran peligrosidad estriba no sólo en su elevada toxicidad, sino en que no se han encontrado aún, a pesar de los esfuerzos realizados, un tratamiento eficaz en ningún lugar del mundo. Cuando un paciente absorbe una dosis tóxica de paraquat, la posibilidad de que sobreviva oscila entre un 15 y 20%; dicho de otra forma, la mortalidad es del 80 al 85% en los mejores centros mundiales. Propiedades fisicoquímicas El paraquat es 1,1-dimetilo, 4-4-bipiridilo; generalmente se utiliza la sal de bicloruro. El nombre comercial más conocido es el de Gramoxón. Desde el punto de vista químico, pertenece a los compuestos de nitrógeno cuaternario. La sal bicloruro se presenta en forma cristalina e insoluble en hidrocarburos, pero muy soluble en agua. Este producto no es explosivo ni inflamable, pero si corrosivo. Su uso como herbicida de contacto no selectivo para el control de la maleza y como desecante se ha difundido mundialmente, tanto a nivel agrícola como doméstico (jardinería). La formulación más frecuente es la líquida en solución acuosa, a concentraciones que oscilan entre el 20 y el 27 % para uso en jardines. La dosis letal 50 (DL50) se ha establecido entre 3 y 5 mg7kg de peso, por lo cual si se ingiere un sorbo (10 a 20 ml) de una formulación al 20 %, se ingiere una dosis letal. Ése es el primer concepto a tener en cuenta al hablar del paraquat: un sorbo suele ser letal. Estos herbicidas son bipiridilos no selectivos que se usan principalmente en la agricultura para el control de las hierbas malas. Su uso generalizado conlleva un gran potencial para una mala utilización, ocasionando envenenamientos accidentales o intencionales. El paraquat y el diquat son herbicidas bipiridilos no selectivos de uso difundido, sobre todo en la agricultura y en las agencias de gobierno e industrias para el control de las hierbas malas. El paraquat es uno de los tóxicos pulmonares más específicos conocidos. El diquat es mucho menos potente que el paraquat, pero causa intoxicaciones agudas y crónicas graves. Cuando se ingiere una cantidad moderada, el paraquat afecta las vías gastrointestinales, el riñón, el hígado, el corazón y otros órganos, poniendo en riesgo la vida. Los pulmones son el primer blanco del paraquat y los efectos pulmonares representan la manifestación más letal y menos tratables de la toxicidad. La toxicidad por inhalación es rara. Mecanismo de acción El mecanismo tóxico del paraquat se basa en la excesiva producción de radicales superóxidos en respuesta al ciclo de oxidorreducción de este compuesto en los tejidos. El paraquat genera radicales superóxidos que desencadenan perioxidaciones lipídicas con destrucción de membranas celulares. La formación de radicales libres se hace en dos etapas: la primera es de reducción y la segunda se produce inmediatamente y es de reoxidación, por lo que necesita débiles cantidades de oxígeno. Así, la toxicidad sistemática se atribuye a la destrucción de membranas celulares, con una acción selectiva a nivel pulmonar y dentro del pulmón afectando directamente al neumocito. Luego de la etapa de destrucción por lesión mística directa aparece una etapa de proliferación que lleva a la instalación de una fibrosis pulmonar en un plazo sumamente corto de ocho a 10 días. Es la fibrosis pulmonar de instalación más aguda que se conoce en la toxicología. Lo que oxida el tejido pulmonar es la generación de radicales libres. Aunque el edema pulmonar agudo y los daños al pulmón pueden ocurrir unas cuantas horas después de exposiciones intensas, la lesión tóxica retrasada de la fibrosis pulmonar, la causa usual de muerte, ocurre más comúnmente entre siete y 4 días después de la ingestión. Algunos pacientes que ingirieron una gran cantidad en forma concentrada (20%) murieron más rápidamente debido a la insuficiencia circulatoria dentro de las primeras 48 horas.
  • 14. Tanto los neumatocitos tipo I como los tipo II parecen acumular el paraquat de forma selectiva. La biotransformación de paraquat en estas células genera radicales libres, lo que resulta en la perioxidación de lípidos y en daño celular. La hemorragia, los fluidos del edema y los leucocitos infiltran los espacios alveolares, después de lo cual aparece de inmediato la proliferación de fibroblastos. Existe un descenso progresivo de la tensión del oxígeno arterial y en la capacidad de difusión del CO2. Un deterioro como tal en el intercambio de gases causa la proliferación progresiva de tejido conjuntivo fibroso en los alvéolos, causando finalmente la muerte por asfixia y anoxia hística. En las vías gastrointestinales ocurre la primera fase de toxicidad de las capas mucosas luego de la ingestión de la sustancia. Esta toxicidad se manifiesta por hinchazón, edema y ulceración dolorosa de la boca, la faringe, el esófago, el estómago y el intestino. La necrosis focal del miocardio y el músculo esquelético es el principal aspecto de toxicidad a cualquier clase de tejido muscular y típicamente ocurre en la segunda fase. También se ha informado que la ingestión causa edema y lesión cerebral. Sintomatología El cuadro clínico se compone de síntomas locales y sistémicos. Se distinguen tres grados de intoxicación de acuerdo con la dosis ingerida: 1. Leve, es decir, menos de 20 mg/kg de peso. No existen síntomas gastrointestinales y la recuperación es probable. 2. Moderada a severa, es decir, de 20 a 40 mg/kg de peso. Aparece fibroplasia pulmonar. En la mayor parte de los casos sobreviene la muerte, la que puede retrasarse de dos a tres semanas. 3. Fulminante, es decir superior a 40 mg/kg de peso. Ocurre daño orgánico múltiple como en la clase II, pero avanza con más rapidez. Con frecuencia se caracteriza por ulceración marcada en la orofaringe. La mortalidad es en general del 100% en un tiempo de uno a siete días. La intoxicación leve desarrolla síntomas gastrointestinales y evoluciona a la recuperación del paciente. Sin embargo, la intoxicación aguda moderada a severa muestra toda la sintomatología y signología causada por este producto y se desarrolla en tres etapas: 1. Donde los síntomas corresponden a los efectos corrosivos, es decir, vómitos, ardor y dolor orofaríngeo y retroesternal, ardor y dolor epigástrico y abdominal, disfagia, sialorrea e incluso diarrea y hemorragia digestiva por ulceraciones profundas; se manifiestan en las primeras 2 a 4 h. 2. Donde en las primeras 24 a 48 h aparecen elementos de insuficiencia renal por necrosis tubular aguda, con oligoanuria y alteraciones de las pruebas de funcionalidad renal. Hay insuficiencia hepática por necrosis centrolobulillar e insuficiencia cardíaca por miocardiopatía tóxica. 3. En la que durante la primera semana aparecen en forma lenta y progresiva los elementos de insuficiencia respiratoria. El signo más precoz es la disnea, con polipnea superficial, hipoxemia que se va acentuando, auscultación de estertores crepitantes debido a los alveolitos y luego neumonitis que se instala progresivamente. La radiografía de tórax muestra la evolución desde el edema pulmonar hasta la aparición de la fibrosis. La muerte se produce por hipoxemia refractaria a pesar del tratamiento. Los casos fulminantes por ingestión de dosis masivas evolucionan en 24 a 48 h.
  • 15. Además de los síntomas digestivos con marcada ulceración de la orofaringe, hay insuficiencia multiorgánica, hepática, renal, miocárdica, respiratoria, pancreática y neurológica. En general, el paciente fallece por choque cardiógeno. Laboratorio Puede realizarse una simple prueba colorimétrica para identificar el paraquat y el diquat en la orina y dar una indicación aproximada de la magnitud de la dosis absorbida. A un volumen de orina se añaden 0.5 g de una solución recién preparada de ditionito sódico (hidrosulfito sódico) al 1 % en una solución normal de hidróxido sódico. Después de 1 min se observa el color; si éste es azul indica la presencia de paraquat en cantidades superiores a 0.5 mg/L. Es importante comparar los colores positivos y negativos para asegurarse de que el ditionito no se ha oxidado durante el almacenamiento. En esta prueba, el diquat en la orina produce un color verde. Aunque existe menos experiencia con la prueba de ditionito en intoxicación por diquat, es posible asociar un pronóstico similar si aparece un color intenso. El paraquat y el diaquat pueden medirse en sangre y orina por métodos espectrofotoméricos, cromatografía de gases, cromatografía de líquidos y radioinmunoanálisis. Tratamiento Consiste en descontaminación dérmica y ocular enjuagando la piel de inmediato con cantidades abundantes de agua. Si el material ha salpicado los ojos, hay que eliminar el plaguicida mediante irrigación prolongada con agua limpia. Después del lavado, la contaminación ocular debe ser tratada por un oftalmólogo. Las reacciones dérmicas suelen desaparecer cuando se suspende el contacto, pero la irritación puede tardar varias semanas en desaparecer. Con este tipo de plaguicidas son más frecuentes las intoxicaciones intencionales o suicidas. Los síntomas iniciales de la intoxicación dependen de la vía de exposición. Por ingestión incluyen sensación de quemadura en la boca, garganta, pecho y parte superior del abdomen debido al efecto corrosivo del compuesto en la capa mucosa. El vértigo, la cefalea, la hipertermia, la mialgia, el letargo y el coma son hallazgos de daño sistémico y del sistema nervioso central. La oliguria o anuria indican necrosis tubular aguda, ya que el riñón es la vía de eliminación del paraquat de los tejidos del cuerpo. La tos, la disnea y la taquipnea aparecen generalmente entre dos y cuatro días después de la ingestión; la cianosis progresiva refleja deterioro en el intercambio gaseoso en los pulmones dañados. Las maniobras de inicio incluyen mejorar las vías respiratoria y cardíaca y posteriormente proceder a la descontaminación. En el mercado existen unas tabletas reactivas en orina que indican la cantidad de herbicida que hay en el organismo. Se realiza un lavado gástrico con bentonita y tierra de Fuller en dosis de 100 a 150 g en adultos y niños mayores de 12 años; en menores de 12 años, la dosis es de 2 mg/kg de peso corporal. En caso de no contar con estos antídotos, se recomienda utilizar un absorbente como medida terapéutica adecuada y efectiva. La dosis de carbón activado en adultos y niños mayores de 12 años es de 25 a 100 g en 300 a 800 ml de agua. Para niños menores de 12 años es de 25 a 50 g por dosis y en recién nacidos o niños con un peso menor a 20 kg es de 1 g/kg de peso corporal, utilizando la sonda nasogástrica más gruesa para evitar la broncoaspiración en caso de que se presente; la sonda se deja colocada para la administración del carbón activado cada 2 a 4 horas. RODENTICIDAS Las ratas y los ratones compiten con los seres humanos por los alimentos. Estos roedores han logrado transformarse en una seria plaga a nivel mundial. Además de competir por alimentos y provocar en muchos lugares verdaderos desastres, las ratas son vectores de enfermedades
  • 16. transmisibles al ser humano. Por lo tanto, aquellos compuestos químicos utilizados para combatirlos son múltiples. Se ha sintetizado una gran variedad de rodenticidas con el afán de poder controlar la proliferación de estos animales; sin embargo hasta el día de hoy no se ha podido controlarlos debido a que las ratas y los ratones son capaces de detectar el peligro de un tóxico colocado en su alimento. El rodenticida debe ser específico para la especie y actuar en tal forma que no permita detectar a la plaga que ese alimento no debe ser ingerido. Los rodenticidas son venenos que pueden actuar de diferentes formas. Sin embargo, deben tener las siguientes características para ser efectivos contra roedores sin afectar a otras especies: ser de una sola toma, no provocar rechazo, no afectar la cadena alimenticia, controlar todas las especies de roedores (incluidas las resistentes), aplicarse en forma prácticas y con poco personal y contar con antídoto en caso de intoxicación. Existen varios grupos de rodenticidas: 1. De acción violenta con dosis única, preparados a base de fosfuros de zinc y sulfato de talio. 2. Anticoagulantes agudos en dosis múltiple, como clorofacinona, warfarina y coumaclor. 3. Los de dosis única, como brodifaco, bromadiolona, difenaco. Los roedores pueden consumir grandes cantidades de alimentos recolectados y almacenados y estropear o contaminar cantidades aún más grandes de productos alimenticios con su orina, heces, pelo y bacterias que producen enfermedades. Aunque la mayor parte de los raticidas está formulada en señuelos de sabor desagradable para el ser humano, lo que minimiza el peligro potencial, hay un número sorprendentes de intoxicaciones por raticidas. En la experiencia del Centro Regional de Información Toxicológica del estado de Nayarit en lo que a intentos de suicido se refiere, las estadísticas por rodenticida son de llamar la atención; se presentan con mayor frecuencia en mujeres (Figs. 15-7 y 15-8). Con sólo algunas excepciones, a ingestión accidental o intencional de casi todos los raticidas plantea un serio problema toxicológico agudo porque la dosis ingerida siempre es elevada y los signos y síntomas de intoxicación regularmente se encuentran bastante avanzados y son graves cuando el paciente es atendido por un médico. La presentación de los diferentes tipos de rodenticidas corresponde a la presentación de casos de intoxicación generados en el Centro Regional de Información Toxicológica de Tepic, Nayarit. Se han utilizado diversos compuestos inorgánicos como raticidas, entre ellos el sulfato de talio, el óxido de arsénico, otras sales de arsénico, el carbonato de bario, el fósforo amarillo, el fosfuro de aluminio y el fosfuro de zinc. Fig. 15-7. Agentes utilizados en los intentos de suicidio de acuerdo con el Centro Regional de Información Toxicológica del estado de Nayarit.
  • 17. Fig. 15-8. Frecuencia de intentos de suicidio por sexo de acuerdo con el Centro Regional de Información Toxicológica del estado de Nayarit. Fosfuro de zinc Este agente se utiliza en países no industrializados porque es un raticida económico y eficaz. La toxicidad de la sustancia química puede explicarse por la fosfina (PH3) que se forma después de una reacción hidrolítica con agua en el estómago al momento de la ingestión. La fosfina causa toxicidad celular difundida, con necrosis de las vías digestivas y de otros órganos, como el hígado y los riñones. Aunque el fosfuro de zinc húmedo emite un olor desagradable a pescado podrido, los roedores lo aceptan a concentraciones de 0.5 a 1.0% en señuelos. El fosfuro de zinc es un polvo oscuro no hidrosoluble; es menos corrosivo para la piel y las membranas mucosas que el fósforo amarillo, pero la inhalación del polvo puede causar edema pulmonar. El efecto emético del zinc liberado en el intestino proporciona una medida de protección: sin embargo, puede producirse fosfatina en el intestino y ser absorbida con el zinc. La náusea, el vómito, la agitación, los escalofríos o la constricción del pecho, la disnea y la tos pueden progresar a edema pulmonar. Se puede presentar insuficiencia hepática con ictericia y hemorragia, delirio, convulsiones y coma (por encefalopatía tóxica), tetania por hipocalcemia y anuria por daño a la miocardiopatía y anuria por daño a los túbulos renales. También pueden ocurrir arritmias ventriculares debido a la miocardiopatía, así como choque, el cual es otra causa de muerte. El fósforo amarillo, también conocido como fósforo blanco, es un agente corrosivo que daña todos los tejidos con los que entra en contacto, incluidas la membrana mucosa y la capa intestinal. La aparición de síntomas generalmente refleja daño en la membrana mucosa y ocurre durante los primeros minutos hasta 24 h después de la ingestión. Los primeros síntomas incluyen vómito severo y dolor ardiente en garganta, pecho y abdomen. La emesis puede ser sangrienta (roja, marrón o negra) y en ocasiones tener un olor a ajo. En algunos casos, uno de los primeros síntomas del sistema nervioso central que aparecen son letargo, inquietud e irritabilidad, seguidos de los síntomas de daño gastrointestinal. El choque y el paro cardiorrespiratorio conducentes a la muerte, pueden ocurrir inicialmente durante una ingestión severa. Si el paciente sobrevive, puede presentar un periodo de unas cuantas horas o días más o menos libre de síntomas, aunque éste no siempre es el caso.
  • 18. Confirmación de envenenamiento por fosfuros Los fosfuros pueden despedir un olor a pescado podrido en el vómito, las heces fecales y en ocasiones en el aliento. La luminiscencia del vómito o de las heces a veces es una característica de la ingestión de fósforo. En algunos casos ocurre hiperfosfatemia e hipocalcemia, pero no son consistentes con todos los hallazgos. Las intoxicaciones accidentales son raras en adultos, pero constituyen un problema definido en niños. Las dosis de entre 4 000 y 5 000 mg han resultado letales, pero otros individuos han sobrevivido a dosis de 25 000 a 100 000 mg cuando ha ocurrido vómito temprano. Las medidas de descontaminación habituales y el tratamiento de apoyo suelen dar buenos resultados si se inician en etapas tempranas. Debido a que los roedores comparten el ambiente con los humanos y ya que estos han desarrollado una resistencia, existe la necesidad continua de crear nuevos rodenticidas, pero con un potencial más tóxico. Tratamiento Para la descontaminación dérmica hay que cepillar o raspar el fósforo que está sobre la piel. Las quemaduras cutáneas se lavan con cantidades abundantes de agua, asegurándose de que todas las partículas de fósforo sean eliminadas. Si el área quemada está infectada, hay que cubrir con una crema antibacterial. Cuando hay ingestión, ésta es extremadamente difícil de manejar, por lo que el tratamiento es de apoyo y sintomático. El control de las vías respiratorias y las convulsiones debe establecer antes de cualquier consideración de descontaminación gastrointestinal. El gas fosfamina, que es altamente tóxico, puede ser expelido del vómito, del fluido, del lavado y de las heces fecales de los pacientes. La habitación del paciente debe ser ventilada y el asistente debe utilizar guantes para evitar el contacto directo con el fósforo. En la experiencia de los autores en el Centro Regional de Información Toxicológica de Tepic, donde se presentan hasta 6 casos de intoxicación por rodenticidas al año, la respuesta con los pacientes suicidas que han ingerido fosfuro de zinc ha sido muy favorable, ya que inmediatamente después de la ingestión sobreviene el vómito por el mal sabor del producto. Entonces se realiza un lavado gástrico con carbón activado, seguido de la administración de un catártico del tiempo de las sales del Epson, con una muy buena respuesta y evolución del paciente hacia la mejoría y un egreso sin complicaciones. Esto quizá se deba a que quienes lo ingieren lo hacen en cantidades mínimas y lo acompañan en la mayor parte de los casos con bebidas alcohólicas. El lavado en general no se recomienda debido a que no se tiene evidencia de su eficacia. En cuanto a la catarsis, sólo puede haber algún beneficio con el aceite mineral; en adultos y niños mayores de 12 años se dosifica en 100 ml y en 1.5 ml/kg de peso corporal en menores de 12 años. No debe administrarse otro tipo de aceites o gasas. El tratamiento específico es el mismo que se utiliza para todo sistema dañado, como ya se menciono en otras secciones. El choque y la acidificación se combaten con transfusiones de sangre completa y fluidos intravenosos apropiados. Es necesario vigilar el equilibrio de los líquidos y la presión venenosa central para evitar una sobrecarga de líquidos. También hay que vigilar los electrolitos, la glucosa y el pH para dirigir la selección de soluciones intravenosas. Se administra oxígenos al 100% mediante máscara o tubo nasal. El edema pulmonar se trata con oxígeno mediante presión positiva intermitente y continua. En cuanto a la protección renal, hay que vigilar la albúmina urinaria, la glucosa y los sedimentos para detectar inmediatamente cualquier daño renal. Si ocurre insuficiencia renal aguda, es necesario llevar a cabo una hemodiálisis extracorpórea. Aunque ésta no incrementa la excreción de fósforo. Hay que vigilar el electrocardiograma para detectar deterioro de miocardio.
  • 19. En lo que se refiere al daño hepático, hay que obtener los niveles de fosfatasa alcalina sérica, deshidrogenasa láctica, aminotransferasa de alanina, aminotransferasa de aspartato, tiempo de protrombina y bilirrubina para valorar el daño hepático. Si los niveles de protrombina disminuyen, hay que administrar vitamina K. Es posible que para controlar el dolor sea necesario administrar sulfato de morfina. La dosificación en adultos es de 2 a 15 mg por vía intramuscular, intravenosa o subcutánea cada 2 a 6 h por razón necesaria. La dosificación en niños es de 0.1 a 0.2 mg/kg de peso cada 2 a 4 horas. Compuestos antivitamina K Los rodenticidas anticoagulantes son los más utilizados, sobre todo a nivel doméstico. Tienen una toxicidad específica bien conocida y cuentan con un tratamiento antidótico en caso de intoxicación. En general, se presentan como cebos granulados de color rojo o naranja, muy atractivos para los niños. Hay dos grandes grupos dentro de los rodenticidas anticoagulantes que es necesario saber reconocer, ya que presentan diferencias toxicológicas. Éstos son las hidroxicumarinas o anticoagulantes de primera generación, que incluyen warfarina, coumaclor y coumafurilo, y los anticoagulantes de segunda generación o superwarfarínicos, que son el brodifaco y el difenaco. Este segundo grupo, junto con la clorofacinona, tiene una mayor peligrosidad por provocar una anticoagulación mayor y sobre todo más prolongada. Metabolismo La absorción digestiva es generalmente rápida y completa, con una vida media variable según el tipo de sustancia. Es de 40 h para la warfina y de 156 h para el brodifaco. Se metabolizan en hígado y sus metabolitos se eliminan por la orina. Mecanismo de acción Es por inhibición de los factores de la coagulación dependientes de vitamina K (factores de coagulación II, VII, IX Y X), con la consecuente prolongación del tiempo de protrombina. No se ha definido claramente la dosis tóxica de estos compuestos y tampoco son muchos los casos clínicos informados. La ingestión de una dosis única usualmente no provoca síntomas inmediatos, por lo que los antecedentes clínicos deben dirigirse a conocer antecedentes de predisposición: úlcera péptica, menometrorragias, hemofilia, consumo de aspirinas o tratamientos anticoagulantes, entre otros. Es de suma importancia determinar si la intoxicación fue por warfarinas, hidroxicumarinas, de segunda generación o indandionas, ya que la evolución es totalmente distinta. La warfarina puede absorberse a través de la piel, pero esto sólo ha ocurrido bajo circunstancias extraordinarias. La warfarina y la indandiona son agentes que aumentan la permeabilidad de los capilares a través del cuerpo, predisponiendo al animal a una hemorragia interna masiva. Sintomatología Los efectos clínicos de estos agentes suelen empezar después de varios días de la ingestión debido a la larga vida media que tienen los factores de coagulación. Las primeras manifestaciones incluyen hemorragia nasal, encías sangrientas, hematuria, melena y equimosis severa. Los pacientes también
  • 20. pueden presentar síntomas de anemia, incluyendo fatiga y disnea bajo esfuerzo. Si el envenenamiento es intenso, el paciente puede progresar a choque y muerte. Laboratorio Es necesario solicitar el tiempo de protrombina debido a la reducción de la concentración plasmática de protrombina. La reducción ocurre las 24 y 48 h desde la ingestión y persiste de una a tres semanas. Tratamiento Es necesario determinar la cantidad ingerida, así como saber con certeza si el paciente no ha ingerido más de dos bocados o dos carnadas de warfarina o indandiona, si ha ocurrido simplemente una deglución, si la cantidad ha sido menos de una carnada tratada con brodifaco, que es más tóxico, o si se trata de compuestos de bromadiolona, siendo más probable que no se necesite tratamiento médico. Se administra vitamina K1 para las víctimas de suicidio por ingestión, pues por lo general se desconoce la cantidad ingerida o la salud general de la víctima. La fitonadiona (vitamina K1) administrada por vía oral protege contra los efectos anticoagulantes de estos rodenticidas. En niños sanos en quienes ha ocurrido una ingestión aislada no se requiere de tratamiento médico, pero deben mantenerse en observación en caso de que ocurra una hemorragia o presenten moretones. Se requiere el uso específico de la fitonadiona. Ni la vitamina K3 (menadiona) ni la vitamina K4 (menadiol) se consideran antídotos para estos anticoagulantes. Fluoracetato de sodio El fluoracetato de sodio y la fluorocetamida son de color blanco, inodoros e insípidos, además de solubles en agua. La toxicidad extrema de estas dos sustancias químicas ha restringido su uso a señuelos preparados. Ambos agentes se absorben a partir de las vías digestivas. La toxicidad aguda por vía oral del fluoracetato de sodio en ratas es de alrededor 0,2 mg/kg de peso. Mecanismo de acción Comprende la incorporación del fluoracetato hacia la fluoracetilcoenzima A, que se condensa con el oxoloacetato para formar fluorocitrato, el producto que inhibe la enzima aconitasa y evita la conversión de citrato en isocitrato en el ciclo tricarboxilo (de Krebs). La inhibición de este sistema por el fluorocitrato origina la reducción del metabolismo de glucosa y de la respiración celular y afecta las reservas de energía mística. Estas sustancias químicas son singularmente eficaces en ratones y ratas debido al alto índice metabólico en tejidos susceptibles a inhibición. El corazón, el cerebro y los riñones son los órganos más afectados. El efecto en el corazón es el origen de las arritmias que progresan a fibrilación ventricular, que es la causa común de muerte. Las señales de un pronóstico inadecuado incluyen acidosificación metabólica, choque, desequilibrio electrolítico y aflicción respiratoria. La neurotoxicidad se expresa como convulsiones tonicoclónicas violentas, espasmos y rigor que, en ocasiones, no se presentan sino hasta horas después de la ingestión. Laboratorio No existen pruebas disponibles para confirmar la intoxicación.
  • 21. Tratamiento Las intoxicaciones por estos compuestos casi siempre se han presentado como resultado de ingestiones accidentales o suicidas. Si el tóxico fue ingerido poco antes del tratamiento y aún no se han presentado convulsiones, el primer paso es eliminar el tóxico del intestino. Si la convulsión ya se ha presentado es necesario controlarla antes de realizar el lavado gástrico y la catarsis. La actividad convulsiva de este compuesto puede ser tan severa que es posible que la dosificación necesaria para controlar las convulsiones paralice la respiración. Es necesario intubar al paciente tan pronto como sea posible en el transcurso del control convulsivo, así como apoyar la ventilación pulmonar mecánicamente, lo que impide la aspiración de contenido gástrico regurgitado. Así mismo, hay que administrar líquidos intravenosos para mantener la excreción del tóxico absorbido. Es especialmente importante para evitar una sobrecarga líquida en presencia de un miocardio débil e irritable. Hay que establecer vigilancia electrocardiográfica para detectar arritmias, en cuyo caso deben tratarse con el medicamento antiarrítmico apropiado. Es necesario contar con instalaciones y equipo adecuado para la cardioversión por electrochoque. Se administra gluconato de calcio por vía intravenosa lentamente para aliviar la hipocalcemia, evitando la extravasación. La dosis en adultos y niños menores de 12 años es de 10 ml de una solución al 10% administrada lentamente por vía intravenosa, la cual se repite de ser necesario. Es niños menores de 12 años, la dosis es de 200 a 500 mg/kg de peso por dosis, la cual se repite de ser necesario. Naftiltiurea α Este agente se introduce como un raticida selectivo que no resulto tóxico para el ser humano. Después de la exposición a naftiltiurea α se presentan diversos efectos bioquímicos, como alteraciones del metabolismo de carbohidratos, estimulación suprarrenal e interacción de la sustancia química con los grupos sulfhidrilo, pero ninguno de éstos tiene relación con los signos de toxicidad observados. Aún cuando parece que los humanos son resistentes a la intoxicación por naftiltiurea α, quizá porque se ingieren cantidades insuficientes, han ocurrido intoxicaciones con hipersecreción traqueobronqueal de una espuma de color blanco, no mucosa, que contiene poca proteína; además, se presentan edema pulmonar y dificultad respiratoria. Rodenticida inorgánico Sulfato de talio El sulfato de talio es un metal extremadamente tóxico cuya absorción es rápida y completa prácticamente por cualquier vía, aunque la más frecuentemente involucrada es la gastrointestinal. Su vida media en seres humanos, después de su ingestión única, se ha calculado en aproximadamente 30 días; sin embargo, su excreción por la orina y las heces puede continuar durante 3 meses o más. El talio puede reemplazar al potasio dentro de las células. La dosis letal de talio en humanos se ha calculado entre 8 y 15 mg/kg de peso. El sulfato de talio se distribuye principalmente a los riñones y al hígado, ambos participantes de su propia excreción. La mayor parte del talio en sangre se localiza en los eritrocitos. La vida media para eliminarlo de la sangre de un adulto es de uno a nueve días. La intoxicación con talio tiende a desarrollarse gradualmente sin producir síntomas obvios, además de poseer una gran variedad de manifestaciones tóxicas, como pérdida del cabello. El
  • 22. sistema gastrointestinal, el nervioso central, el cardiovascular, el renal y la piel son los principales afectados después de la ingestión tóxica. Los primeros síntomas incluyen dolor abdominal, nausea, vómito, diarrea con sangre, estomatitis y salivación. Más tarde pueden aparecer íleo e incremento en las enzimas hepáticas, lo que indica daño hístico. La intoxicación del sistema nervioso central provoca cefalea, letargo, debilidad muscular, parestesia, temblores, ptosis palpebral y ataxia. Estos pueden ocurrir varios días o después de una semana de contacto. La queja principal refiere parestesias extremadamente dolorosas, con presencia o ausencia de señales gastrointestinales. Por su parte, los movimientos mioclónicos, las convulsiones, el delirio y el coma reflejan una severa afección neurológica. La fiebre es de mal pronóstico, pues indica daño cerebral. Tratamiento Si hubo ingestión, hay que realizar el lavado gástrico con múltiples dosis de carbón activado para favorecer la eliminación del talio. Asimismo, se administra solución glucosada y electrolítica por infusión intravenosa para mantener la excreción urinaria del talio mediante diuresis. Es necesario vigilar el equilibrio de líquidos cuidadosamente para evitar una sobrecarga de los mismos. Si se desarrolla choque, hay que transfundir sangre entera, plasma o expansores de plasma. Los agentes quelantes no son recomendables en la intoxicación por talio, ya que aumentan la toxicidad al cerebro. Por otro lado, el potasio férrico por vía oral aumenta la excreción del talio en las heces, intercambiando el potasio por talio en el intestino. Su uso en Estados Unidos no está aprobado y los usos que se le han dado no anecdóticos y no apoyan su utilización. FUNGICIDAS Se usan extensamente en la industria, la agricultura, el hogar y el jardín para un amplio número de propósitos, que incluyen protección de las semillas de granos durante su almacenamiento; transportación y germinación; protección de los cultivos maduros; protección de fresas, semilleros, flores y hierbas silvestres durante su almacenamiento y transportación; para la eliminación de mohos que atacan las superficies pintadas; para el control del limo en la pasta del papel; y para la protección de alfombras y telas en el hogar. Se trata de un grupo de plaguicidas sumamente utilizado para el combate de los hongos en diferentes tipos de cultivos. Son muy disímiles desde el punto de vista toxicológico, siendo la mayor parte de estos productos de moderada toxicidad; sin embargo, existen productos de categoría I. Se clasifican de la siguiente forma: • Derivados metálicos: una gran variedad de derivados metálicos han sido o son utilizados como fungicidas. Los más importantes por su toxicidad y uso son los compuestos cobre, mercurio y arsénico. • Derivados de la ftalimida: captán y el captafol. • Fenoles: dinitrofenoles y otros. • Anilino, nitrobenzoides y aromáticos: diclorán, quintozeno, hexaclorobenceno y clorotalonil. • Ditiocarbamatos: zineb, maneb y mancozeb. • Compuestos heterocíclicos del nitrógeno: benomilo, tiabendazol y metiltiofanato. El potencial que tienen los fungicidas de causar efectos adversos en seres humanos varía enormemente. Muchos de ellos tienen una toxicidad inherente baja para los mamíferos y son absorbidos ineficazmente. Por otro lado muchos fungicidas se formulan en una suspensión de polvos y gránulos absorbentes en agua, por lo que una absorción rápida y eficiente es improbable.
  • 23. Asimismo, los métodos de aplicación son tales que resultan relativamente pocos los individuos potencialmente expuestos. Estos agentes causan un número desproporcionado de daños irritantes a la piel y las membranas mucosas, así como sensibilización cutánea. Hexaclorobenceno Este agente se usa extensamente como fungicida de revestimiento aplicado a granos de semillas como un polvo seco. La toxicidad dérmica se caracteriza por formación de vesículas dérmicas y epidermiólisis, infección con cicatrices pigmentadas y alopecia. Hay fotosensibilidad cutánea y se observa pigmentación de las partes expuestas, así como de cubiertas del cuerpo. Los casos más graves presentan artritis supurativa, osteomielitis y osteoporosis de los huesos de las manos. Al igual que los insecticidas organoclorados, el hexaclorobenceno posee todas las propiedades de estabilidad química y persistencia ambiental, una tasa lenta de desintegración, un metabolismo lento, bioacumulación en el tejido adiposo y otros órganos con un alto contenido de membranas lipídicas y la capacidad de inducir enzimas de monooxigenasa microsómica. Laboratorio Hay que solicitar una cromatografía de gases. Los metabolitos clorofenólicos pueden medirse en orina. Una prueba de porfirinas resultaría útil para un diagnóstico toxicológico si se supiese que hubo contacto con hexaclorobenceno. Tratamiento Si se ha ingerido una gran cantidad de fungicida durante las últimas horas y no ha ocurrido vómito copioso, es razonable considerar el método de descontaminación gastrointestinal utilizando carbón activado y agregando el catártico sorbitol a la suspensión de carbón. No se recomienda más de una dosis del catártico y debe utilizarse con cautela en niños y ancianos. Si el contacto con el tóxico ha sido mínimo (sólo contaminación oral), hay que enjuagar la boca rápidamente. El tratamiento más adecuado consiste en administrar carbón activado sin catártico y vigilar al paciente. Compuestos de cobre
  • 24. Toxicología del Glifosato: Riesgos para la salud humana 18-12-02 Por Jorge Kaczewer * El presente artículo pasa revista a los riesgos que esa sustancia conlleva para la salud humana (toxicidad, efectos cancerígenos y reproductivos, acción mutagénica y contaminación de alimentos), al tiempo que alerta sobre las debilidades en los sistemas nacionales que regulan sobre la bioseguridad. Los herbicidas más comercializados en la República Argentina incorporan dentro de su fórmula al glifosato, en razón de que algunos cultivos transgénicos, como la soja por ejemplo, están manipulados genéticamente para desarrollar una resistencia a esa sustancia química. El presente artículo pasa revista a los riesgos que esa sustancia conlleva para la salud humana (toxicidad, efectos cancerígenos y reproductivos, acción mutagénica y contaminación de alimentos), al tiempo que alerta sobre las debilidades en los sistemas nacionales que regulan sobre la bio-seguridad. Glifosato y herbicidas compuestos: Los argentinos deberemos enfrentar durante las próximas décadas las consecuencias de haber convertido al glifosato en el herbicida más vendido y utilizado en el país. Recientes estudios
  • 25. toxicológicos conducidos por instituciones científicas independientes parecen indicar que el glifosato ha sido erróneamente calificado como "toxicológicamente benigno", tanto a nivel sanitario como ambiental. Por ende, los herbicidas en base a glifosato pueden ser altamente tóxicos para animales y humanos. Estudios de toxicidad revelaron efectos adversos en todas las categorías estandarizadas de pruebas toxicológicas de laboratorio en la mayoría de las dosis ensayadas: toxicidad subaguda (lesiones en glándulas salivales), toxicidad crónica (inflamación gástrica), daños genéticos (en células sanguíneas humanas), trastornos reproductivos (recuento espermático disminuido en ratas; aumento de la frecuencia de anomalías espermáticas en conejos), y carcinogénesis (aumento de la frecuencia de tumores hepáticos en ratas macho y de cáncer tiroideo en hembras). A nivel eco-tóxico-epidemiológico, la situación se ve agravada no sólo porque son pocos los laboratorios en el mundo que poseen el equipamiento y las técnicas necesarios para evaluar los impactos del glifosato sobre la salud humana y el medioambiente. También porque los que inicialmente realizaron en EE.UU. los estudios toxicológicos requeridos oficialmente para el registro y aprobación de este herbicida, han sido procesados legalmente por el delito de prácticas fraudulentas tales como falsificación rutinaria de datos y omisión de informes sobre incontables defunciones de ratas y cobayos, falsificación de estudios mediante alteración de anotaciones de registros de laboratorio y manipulación manual de equipamiento científico para que éste brindara resultados falsos. Esto significa que la información existente respecto de la concentración residual de glifosato en alimentos y el medio ambiente no sólo podría ser poco confiable, sino que además es sumamente escasa. Ante la inminente universalización de un sistema de tratamiento pesticida basado en una única sustancia cuyos impactos tóxicológicos y ecológicos parecen no haber sido evaluados con la profundidad y el rigor suficientes, se hace evidente la urgencia de multiplicar localmente estudios toxicológicos a mediano y largo plazo y dosajes y bio-ensayos en aguas y suelos de nuestra región pampeana, no sólo con respecto al principio activo y el producto tal como sale a la venta, sino también sobre cada uno de los coadyuvantes. El glifosato, N-(fosfonometil) glicina, es un herbicida de amplio espectro, no selectivo, utilizado para eliminar malezas indeseables (pastos anuales y perennes, hierbas de hoja ancha y especies leñosas) en ambientes agrícolas, forestales y paisajísticos. El uso de herbicidas había evolucionado hacia sustancias cada vez más selectivas a fin de evitar los daños que éstos producen al conjunto de la biota. Sin embargo, debido al progresivo encarecimiento de su investigación y desarrollo, se retornó al consumo masivo de este herbicida no selectivo creado en la década de 1960. El glifosato ejerce su acción herbicida a través de la inhibición de una enzima, enol-piruvil- shikimato-fosfato-sintetasa (EPSPS), impidiendo así que las plantas elaboren tres aminoácidos aromáticos esenciales para su crecimiento y supervivencia. Debido a que la ruta metabólica del ácido shikímico no existe en animales, la toxicidad aguda del glifosato es baja. El glifosato puede interferir con algunas funciones enzimáticas en animales, pero los síntomas de envenenamiento sólo ocurren con dósis muy altas. Sin embargo, los productos que contienen glifosato también contienen otros compuestos que pueden ser tóxicos.
  • 26. Todo producto pesticida contiene, además del ingrediente "activo", otras sustancias cuya función es facilitar su manejo o aumentar su eficacia. En general, estos ingredientes, engañosamente denominados "inertes", no son especificados en las etiquetas del producto. En el caso de los herbicidas con glifosato, se han identificado muchos ingredientes "inertes". Para ayudar al glifosato a penetrar los tejidos de la planta, la mayoría de sus fórmulas comerciales incluye una sustancia química surfactante. Por lo tanto, las características toxicológicas de los productos de mercado son diferentes a las del glifosato solo. La formulación herbicida más utilizada (Round-Up) contiene el surfactante polioxietileno-amina (POEA), ácidos orgánicos de glifosato relacionados, isopropilamina y agua. La siguiente lista de ingredientes inertes identificados en diferentes fórmulas comerciales en base a glifosato se acompaña con una descripción clásica de sus síntomas de toxicidad aguda. Los efectos de cada sustancia corresponden, en algunos casos, a síntomas constatados en el laboratorio mediante pruebas toxicológicas a altas dosis. La mayoría de síntomas se compiló a partir de informes elaborados por los fabricantes de las diferentes fórmulas. ·Sulfato de amonio: Irritación ocular, náusea, diarrea, reacciones alérgicas respiratorias. Daño ocular irreversible en exposición prolongada. · Benzisotiazolona: eccema, irritación dérmica, fotorreacción alérgica en individuos sensibles. · 3-yodo-2-propinilbutilcarbamato: Irritación ocular severa, mayor frecuencia de aborto, alergia cutánea. · Isobutano: náusea, depresión del sistema nervioso, disnea. · Metil pirrolidinona: Irritación ocular severa. Aborto y bajo peso al nacer en animales de laboratorio. · Acido pelargónico: Irritación ocular y dérmica severas, irritación del tracto respiratorio. · Polioxietileno-amina (POEA): Ulceración ocular, lesiones cutáneas (eritema, inflamación, exudación, ulceración), náusea, diarrea. · Hidróxido de potasio: Lesiones oculares irreversibles, ulceraciones cutáneas profundas, ulceraciones severas del tracto digestivo, irritación severa del tracto respiratorio. · Sulfito sódico: Irritación ocular y dérmica severas concomitantes con vómitos y diarrea, alergia cutánea, reacciones alérgicas severas. · Acido sórbico: Irritación cutánea, náusea, vómito, neumonitis química, angina, reacciones alérgicas. · Isopropilamina: Sustancia extremadamente cáustica de membranas mucosas y tejidos de tracto respiratorio superior. Lagrimeo, coriza, laringitis, cefalea, náusea. Toxicidad y efectos indeseables: Toxicidad aguda: La Agencia de Protección Medioambiental (EPA) ya reclasificó los plaguicidas que contienen glifosato como clase II, altamente tóxicos, por ser irritantes de los ojos. La Organización Mundial de la Salud, sin embargo, describe efectos más serios; en varios estudios con conejos, los calificó como "fuertemente" o "extremadamente" irritantes. El ingrediente activo (glifosato) está clasificado como extremadamente tóxico (categoría I). Las fórmulas conteniendo glifosato producen mayor toxicidad aguda que el glifosato solo. La cantidad de Round-Up (glifosato + POEA) requerida para ocasionar la muerte de ratas es tres veces menor que la de gifosato puro. En cuanto a las formas de exposición, la toxicidad de
  • 27. ambas presentaciones (glifosato puro, fórmulas compuestas) es mayor en casos de exposición dérmica e inhalatoria (exposición ocupacional) que en casos de ingestión. En humanos, los síntomas de envenenamiento incluyen irritaciones dérmicas y oculares, náuseas y mareos, edema pulmonar, descenso de la presión sanguínea, reacciones alérgicas, dolor abdominal, pérdida masiva de líquido gastrointestinal, vómito, pérdida de conciencia, destrucción de glóbulos rojos, electrocardiogramas anormales y daño o falla renal. Son frecuentes los accidentes laborales con agroquímicos en todo el mundo. Según un reciente estudio realizado por la Organización Mundial de la Salud, de un total anual mundial de 250 millones de accidentes laborales, 335.000 fueron accidentes mortales. 170.000 de estas muertes ocurrieron en el sector agrícola, resultando en una tasa de accidentes mortales dos veces mayor que las de cualquier otra actividad. Siendo habitual la exposición laboral a altas dosis de estas sustancias, debería protegerse en forma especial a los aplicadores del producto a los cultivos en lugar de seguir insistiendo las empresas productoras en su argumento respecto de la baja toxicidad del glifosato. Estudios realizados por científicos independientes han demostrado que el glifosato ha sido erróneamente calificado como "toxicológicamente benigno". La revisión de la toxicología del glifosato conducida por un equipo norteamericano de científicos independientes, Northwest Coalition for Alternatives to Pesticides (NCAP), identificó efectos adversos en todas las categorías estándar de estudios toxicológicos (subcrónicos, crónicos, carcinogenéticos, mutagénicos y reproductivos). Los hallazgos de la NCAP fueron cuestionados mediante el argumento de que estos efectos se constataron debido a que el estándar protocolar exige hallar efectos adversos a la mayor dosis estudiada. Sin embargo, un trabajo sobre glifosato publicado en noviembre de 1998 por Caroline Cox, editora del Journal of Pesticide Reform, describe efectos adversos que no resultaron de este requerimiento: todos fueron constatados a dosis menores a la mayor dosis estudiada. Por otro lado, los estudios toxicológicos sobre el glifosato requeridos oficialmente para su registro y aprobación han sido asociados con prácticas fraudulentas. En 1976, una auditoría realizada por la EPA descubrió serios errores y deficiencias en estudios conducidos por uno de los más importantes laboratorios norteamericanos involucrados en la determinación toxicológica de pesticidas previa a su registro oficial. La EPA acusó públicamente a Industrial Biotest Laboratories (IBT), laboratorio que condujo 30 estudios sobre glifosato y fórmulas comerciales en base a glifosato (entre éstos, 11 de los 19 estudios realizados respecto de su toxicidad crónica), de falsificación rutinaria de datos y omisión de informes sobre incontables defunciones de ratas y cobayos. La EPA denunció el episodio con 7 años de demora (1983) y escasa repercusión mediática. Sin embargo, informes del Comité de Operaciones Gubernamentales del Congreso norteamericano y sumarios de la Oficina de Pesticidas y Sustancias Tóxicas de la EPA confirman detalladamente la fraudulencia y pobre calidad científica de los estudios de IBT.
  • 28. Además, la EPA denunció en 1991 que Craven Laboratories, empresa que condujo determinaciones para 262 compañías fabricantes de pesticidas, había falsificado estudios, recurriendo a "trucos" tales como falsificar anotaciones de registros de laboratorio y manipular manualmente el equipamiento científico para que éste brindara resultados falsos. Estudios sobre residuos de Round-up en papas, uvas y remolachas fueron parte de las pruebas cuestionadas. En 1992, el dueño de Craven Laboratories y tres de sus empleados fueron declarados culpables de 20 diferentes causas penales. El dueño fue sentenciado a 5 años de prisión y una multa de 50.000 dólares; la multa para Craven Laboratories fue de 15,5 millones de dólares. Pese a que los estudios toxicológicos del glifosato identificados como fraudulentos ya han sido reemplazados, estos hechos arrojan una sombra de dudas sobre la totalidad de los procedimientos oficiales de registro de pesticidas. Toxicidad subcrónica: En estudios a mediano plazo con ratas, el glifosato produjo lesiones microscópicas de las glándulas salivales en todo el espectro de dosis ensayado. También se constató aumento de dos enzimas hepáticas, disminución del incremento de peso normal, diarrea y aumento de niveles sanguíneos de potasio y fósforo. Toxicidad crónica: Estudios a largo plazo con animales demuestran que el glifosato es tóxico. Con dosis altas en ratas (900-1.200 mg/kg/día), se observó disminución del peso del cuerpo en hembras, mayor incidencia de cataratas y degeneración del cristalino y mayor peso del hígado en machos. En dosis bajas (400 mg/kg/día), ocurrió inflamación de la membrana mucosa estomacal en ambos sexos. Estudios en ratones con dosis altas (alrededor de 4.800 mg/kg/día) mostraron pérdida de peso, excesivo crecimiento, posterior muerte de células hepáticas e inflamación renal crónica en machos; en hembras, excesivo crecimiento de células renales. A dosis bajas (814 mg/kg/día), se constató excesiva división celular en la vejiga urinaria. Efectos cancerígenos: Los estudios científicos públicamente disponibles fueron todos conducidos por o para sus fabricantes. La EPA clasificó inicialmente al glifosato como clase "D" (no clasificable como carcinógeno humano). Posteriormente, a comienzos de la década de 1990, lo ubicó en clase "C" (Posible carcinógeno humano). Actualmente lo clasifica como Grupo E (evidencia de no carcinogénesis en humanos) ante la falta de evidencias según la información disponible. Sin embargo, la controversia respecto del potencial cancerígeno del glifosato todavía continúa. En sucesivos estudios realizados desde 1979 se encontró: Incremento en tumores testiculares intersticiales en ratas machos a la dosis más alta probada (30 mg/kg/día), incremento en la frecuencia de un cáncer de tiroides en hembras; incrementos relacionados con la dosis en la frecuencia de un tumor renal raro; incremento en el número de tumores de páncreas e hígado en ratas machos. La EPA no relacionó ninguno de estos tumores con el glifosato: consideró que las estadísticas no eran significativas, que no era posible definir los tumores tiroideos como cáncer, que no había tendencia que lo relacionara con la dosis o que no había progresión a la malignidad. Las dudas sobre el potencial carcinogenético del glifosato persisten, porque este ingrediente contiene el contaminante N-nitroso glifosato (NNG) a 0.1 ppm o menos, o este compuesto puede formarse en el ambiente al combinarse con nitrato (presente en saliva humana o fertilizantes), y se sabe que la mayoría de compuestos N-nitroso son cancerígenos. Adicionalmente, en el caso del Round-up, el surfactante POEA está contaminado con 1-4 dioxano, el cual ha causado cáncer en animales y daño hepático y renal en humanos. El formaldehido, otro carcinógeno conocido, es también producido durante la descomposición del glifosato. Un estudio reciente, publicado en el Journal of American Cancer Society por eminentes oncólogos suecos, reveló una clara relación entre glifosato y linfoma no Hodgkin (LNH), una forma de cáncer. Los investigadores sostienen que la exposiciónal herbicida incrementa los riesgos de contraer LNH y, dado el creciente aumento de su uso mundial (en 1998, 112.000 toneladas) desde que se hizo este estudio, urge la necesidad de realizar nuevos estudios epidemiológicos. El hallazgo se basó en un estudio/control de casos poblacionales conducido en
  • 29. Suecia entre 1987 y 1990. Sus autores concluyeron que "la exposición al herbicida incrementa el riesgo de padecer LNH". El aumento en la incidencia de este cáncer detectado en las últimas décadas en países occidentales, ahora también se está viendo en muchos otros países. Según la American Cancer Society, tal incremento alcanzó, desde 1970, la alarmante cifra de un 80%. Por otro lado, un un informe publicado el 1 de agosto de este año en el boletín digital del Institute of Science in Society de Inglaterra, el Profesor Joe Cummins revela que el alerta sanitario reciente respecto de la presencia de acrilamida tóxica en alimentos cocidos está relacionado causalmente con el glifosato, el herbicida que es tolerado por las cultivos transgénicos más difundidos, tales como la soja Round-Up Ready. La acrilamida es el ladrillo para la construcción del polímero poliacrilamida, un material muy conocido en los laboratorios de biología molecular por su uso como gel matricial para descomponer fragmentos de ADN en el análisis de secuencias y la identificación de proteínas, procesos que se realizan bajo la influencia de campos eléctricos. A nivel mundial, la poliacrilamida se utiliza en la purificación de aguas para flocular la materia orgánica en suspensión. Recientemente, la Organización Mundial de la Salud convocó a una reunión a puertas cerradas para examinar el hallazgo de niveles significativamente altos de acrilamida en vegetales cocidos. El hallazgo tuvo una repercusión masiva porque la acrilamida es un potente tóxico neural en humanos y también afecta la función reproductiva masculina y causa malformaciones congénitas y cáncer en animales. Los informes de prensa de esa Organización trasuntaron que el hallazgo de acrilamida fue sorpresivo y dedujeron que la contaminación surgió probablemente por la cocción de los vegetales. Extrañamente, las gacetillas informativas de la Organización Mundial de la Salud no mencionaron el hecho de que la poliacrilamida es un reconocido aditivo de productos herbicidas comerciales (soluciones al 25-30%), agregado para reducir la deriva en el rociado y actuar como surfactante. Los herbicidas en base a glifosato de la corporación Monsanto (por ejemplo, el Round-Up) constituyen un particular motivo de inquietud, ya que el herbicida interactúa con el polímero. La experimentación demostró que el calor y la luz contribuyen a la liberación de acrilamida a partir de la poliacrilamida, y se descubrió que el glifosato influye en la solubilidad de la poliacrilamida, razón por la cual se aconsejó sumo cuidado al mezclar estas dos sustancias. Las evidencias parecen indicar con precisión que la acrilamida es liberada por la poliacrilamida ambiental, cuya fuente principal se halla en las fórmulas herbicidas en base a glifosato. La cocción de vegetales que han estado expuestos al glifosato utilizado en cultivos transgénicos tolerantes a herbicidas, o usados durante la preparación del suelo en cultivos convencionales resultaría en una adicional liberación de acrilamida. La situación se ve empeorada por el hecho de que, en los EE.UU., los aditivos tipo poliacrilamida se consideran "secreto comercial" y la información sobre la composición de las fórmulas herbicidas no están al alcance del público. Acción mutagénica: Ninguno de los estudios sobre mutagénesis requeridos para el registro del glifosato ha mostrado acción mutagénica. Pero los resultados son diferentes cuando los estudios se realizan con formulas comerciales en base a glifosato: en estudios de laboratorio con varios organismos, se encontró que el Round-Up y el Pondmaster (otra formulación) incrementaron la frecuencia de mutaciones letales recesivas ligadas al sexo en la mosca de la fruta; el Round-Up en dosis altas, mostró un incremento en la frecuencia de intercambio de cromátidas hermanas en linfocitos humanos y fue débilmente mutagénico en Salmonella. También se reportó daño al ADN en pruebas de laboratorio con tejidos y órganos de ratón. Efectos reproductivos: En pruebas de laboratorio con ratas y conejos, el glifosato afectó la calidad del semen y la cantidad de espermatozoides. Según la EPA, exposiciones continuadas a residuos en aguas en concentraciones superiores a 0.7 mg/L pueden causar efectos reproductivos en seres humanos.