2. 1 Pulpo de 1 ½ kg aproximadamente
Aceite de oliva virgen extra
Sal gorda
Agua
Patatas (2 0 3 medianas)
Pimentón dulce y picante (último optativo)
3. Antiguamente en Galicia se golpeaba al pulpo para que perdiese
el nervio y no estuviese tan duro a la hora de comer. Ahora no es
necesario, el pulpo o bien se compra directamente congelado, o si
lo compras fresco, lo congelas tú en tu casa.
Descongela el pulpo 24 horas antes de cocinarlo y lo pones en el
frigorífico en un recipiente hondo ya que pierde bastante agua.
Pon agua a hervir con un poco de sal, poca porque luego la receta
lleva sal en crudo.
Cuando el agua hierva, añade el pulpo y lo sacas y lo metes del
agua 3 veces, a esto se le llama “asustar al pulpo”, de esta manera
no pierde la piel y encoge lo tentáculos con lo cual es más fácil
luego cortarlo. Una vez asustado, lo dejas cocer una ½ hora
aproximadamente, depende del peso del pulpo, para que tengas
la seguridad de que está en su punto, pincha de vez en cuando el
pulpo con un tenedor o la punta de un cuchillo.
4. Procura que el pulpo quede al dente.
Saca el pulpo del agua y lo dejas templar en una fuente.
Pela las patatas y las cortas en rodajas de 1 centímetro y medio más o
menos.
En el mismo agua echas las patatas y las cueces durante 15 minutos. Si
no quieres que cojan el color rosado puedes hacerlas en otra cazuela,
eso depende de cada uno, a mí me gustan con el sabor del pulpo.
Una vez el pulpo templado, corta los tentáculos con unas tijeras con un
grosor de 1 centímetro o dos, va en gustos y la cabeza en cuadrados.
En un plato de madera (si no tienes, lo haces en uno normal) pones las
rodajas de patata, encima el pulpo, espolvorea todo con sal gruesa,
pimentón dulce y un poco de pimentón picante, este segundo es
optativo y por encima un buen chorro de aceite de oliva virgen.
¡Buen provecho!