El paciente polimedicado es aquel que consume 5 o más medicamentos por cualquier vía de administración (oral, inhalada, parenteral, etc…), siendo estos prescritos por un profesional sanitario o adquiridos de venta libre en farmacia. En España, la prevalencia de pacientes polimedicados mayores de 65 años, medida en el periodo 2011-2020 fue de 23,2%.
La polimedicación puede ser adecuada o inadecuada según esté justificada clínicamente o no la toma de dichos medicamentos. Además puede dar lugar a interacciones, duplicidades e incluso reacciones adversas, empeorando la adherencia terapéutica. Desde la consulta de enfermería de atención primaria se puede valorar la adherencia, concordancia farmacológica y desarrollar intervenciones que faciliten a los pacientes la toma y cumplimiento de su terapia farmacológica.
2. 1
Concepto de polimedicado
Se define como polimedicación o polifarmacia a aquella situación en la que una persona con una
o varias enfermedades, consume 5 o más medicamentos por cualquier vía (oral, inhalada,
parenteral, etc.) de manera continuada durante un mínimo de tres meses; siendo estos prescritos
por un profesional sanitario o adquiridos de venta libre en farmacias. Si bien estos medicamentos
pueden estar correctamente prescritos, la polimedicación evitable debe tratar de suprimirse.(1,2)
La polimedicación puede ser adecuada, cuando la persona toma una cantidad elevada de
fármacos, pero tienen indicación clínica, en cuyo caso el objetivo sería mejorar la adecuación
terapéutica; o inadecuada, cuando se toman más medicamentos de los clínicamente necesarios.
También se conoce con el término de pseudopolimedicación aquel caso en el que aparecen
registrados en la receta del paciente más medicamentos de los que está realmente tomando,
siendo necesaria una coordinación entre prescriptores involucrados y el paciente. (1–3)
Se distinguen dos perfiles del paciente polimedicado: aquel que tiene una enfermedad que
requiere múltiples fármacos, como sería el ejemplo de un paciente VIH positivo; y aquel que
presenta varias enfermedades que requieren tratamiento, siendo este el más probable y
afectando sobre todo a personas de edad avanzada. (1,3)
Envejecimiento y polimedicación
A medida que envejecemos, el número de enfermedades crónicas aumenta, lo que se traduce
en un mayor consumo de fármacos necesarios para su control, por ello las cifras de
polimedicados son más susceptibles de ser estudiadas en edades avanzadas.(3,4)
Los pacientes mayores de 65 años suponen una proporción elevada de la población española y
consumen hasta el 75% de los fármacos prescritos. Los problemas más importantes relacionados
con la medicación en los mayores son la polifarmacia, el consumo de medicación inapropiada, el
incumplimiento terapéutico, la automedicación, las interacciones farmacológicas y las reacciones
adversas a medicamentos. (2)
La prevalencia de pacientes polimedicados mayores de 65 años, medida en el periodo 2011-
2020 en España fue de 23,2%, siendo esta mayor en mujeres (28,1%), que en hombres (17,2%).
(4)
Según los datos del SNS, en el periodo 2017-2022, la tendencia de la polifarmacia fue creciente,
si bien en el último año tendió a estabilizarse. En 2022 en Aragón, se registraron 37.670 personas
con 5 medicamentos prescritos, siguiendo una gráfica decreciente hasta las 9 medicaciones
crónicas prescritas, pero se observó un pequeño incremento en el número de personas con 10
o más fármacos, que se equiparaba casi con el número de personas con 8 medicamentos.
3. 2
(5)
El establecimiento de una terapia farmacológica segura y efectiva en los ancianos resulta
compleja, pues consumen más fármacos que cualquier otro grupo de edad, además de presentar
enfermedades crónicas que pueden alterar su efecto. Las modificaciones propias del
envejecimiento pueden afectar tanto a los procesos farmacocinéticos como a los
farmacodinámicos.(6)
Uno de los cambios farmacocinéticos más importantes asociados con el envejecimiento es la
disminución de la eliminación renal, disminuye la excreción de los fármacos, lo que aumenta el
riesgo de toxicidad.(6,7)
Respecto a la distribución, con los años, la grasa corporal tiende a aumentar y el contenido de
agua disminuye, alterando el volumen de distribución de los fármacos, entendiendo este como la
capacidad de un fármaco para alcanzar los tejidos. Entonces, los fármacos hidrosolubles tendrán
un menor volumen de distribución tisular y por tanto, mayores concentraciones plasmáticas.
Asimismo, los fármacos liposolubles, se depositarán en el tejido adiposo y alcanzarán niveles
plasmáticos menores. Las proteínas plasmáticas (p.Ej.:albúmina) encargadas del transporte y
reserva de los fármacos, disminuyen con la edad, dando lugar a una mayor concentración de la
fracción libre o activa de los fármacos. (6,7)
La absorción se ve poco afectada; a nivel digestivo puede verse limitada por la disminución del
flujo sanguíneo gastrointestinal, alteraciones en el pH o disminución de la motilidad. Los cambios
pulmonares inducidos por el envejecimiento pueden retrasar la absorción de fármacos
administrados por vía inhalatoria. Y la absorción intramuscular, subcutánea o intradérmica se
verían limitadas por una menor irrigación sanguínea.(6,7)
La reducción del tamaño del hígado, de su flujo sanguíneo, y la disminución de la actividad
enzimática microsomal (citocromo P450) disminuyen la capacidad de metabolización de los
fármacos, con el consiguiente aumento de las concentraciones en sangre.(6,7)
En resumen, las concentraciones plasmáticas de los fármacos tienden a ser más elevadas en
los mayores, así como la vida media de su eliminación.(6)
0
10,000
20,000
30,000
40,000
50,000
60,000
2017 2018 2019 2020 2021 2022
Medicación crónica en Aragón
4 Medicaciones crónicas 5 Medicaciones crónicas
6 Medicaciones crónicas 7 Medicaciones crónicas
8 Medicaciones crónicas 9 Medicaciones crónicas
≥ 10 Medicaciones crónicas
4. 3
En cuanto a la farmacodinamia, la sensibilidad de los receptores a determinados fármacos puede
verse alterada. Los mayores son más sensibles a los efectos extrapiramidales debido a una
disminución de las neuronas y receptores dopaminérgicos.(6)
(6)
Además de las características anatomo-fisiológicas, existen otros factores que pueden
determinar una polimedicación inadecuada como factores biológicos ( >65 años, mujeres,
padecer varias enfermedades crónicas), factores psicológicos (tener una pobre autopercepción
de la salud), factores sociales (soledad, dependencia para las ABVD, una mala situación
económica). El incremento del precio de los fármacos, así como el del copago de los
medicamentos financiados, ocasiona un aumento de gastos en el paciente que puede suponer
una barrera para el cumplimiento del régimen terapéutico. (8)
Otros factores relacionados con el sistema sanitario como la tendencia medicalizadora de los
profesionales sanitarios y la sociedad en general, la atención por diferentes prescriptores, el
contacto con los servicios sanitarios en los últimos meses o el número de ingresos hospitalarios
pueden favorecen la polifarmacia. (1,3,9)
5. 4
Consecuencias
La probabilidad de encontrar fármacos innecesarios y problemas relacionados con la medicación
aumenta significativamente con el número de fármacos prescritos. (9)
En la mayoría de los casos, la polimedicación vuelve más complejo el régimen terapéutico, dando
lugar a una inadecuada utilización de los medicamentos y hace decaer la adherencia. Con esto,
las interacciones farmacológicas y las reacciones adversas se hacen más frecuentes. En el
estudio APEAS sobre la seguridad del paciente en atención primaria, se estimó que el 48’2% de
los efectos adversos ligados a la asistencia sanitaria fueron causados por la medicación y de
estos, casi el 60% eran prevenibles. (1,3)
Las reacciones adversas presentadas en los mayores se expresan con una sintomatología poco
clara, lo que genera mayor dificultad para su detección. Actualmente este tipo de manifestaciones
son bien conocidas, y constituyen algunos de los síndromes geriátricos más comunes: agitación,
depresión, deterioro cognitivo, síndromes extrapiramidales, incontinencia urinaria y fecal, las
caídas y la hipotensión postural. (6)
Los efectos adversos promueven la interrupción del tratamiento y es una de las causas más
comunes de incumplimiento. Éstos pueden ser la causa del abandono de la pauta terapéutica o
pueden aparecer también como consecuencia de la falta de seguimiento del tratamiento. (8)
Para mejorar la prescripción existen unas herramientas que siguen métodos implícitos (centrados
en el paciente) o explícitos (centrados en la medicación) y sirven de guía, pero no sustituyen el
criterio médico, las preferencias y las necesidades de cada paciente individual. Los más
utilizados son los criterios de Beers y los criterios de STOPP/START. (10)
Los criterios STOPP/START son criterios explícitos basados en sistemas fisiológicos que
resumen la evidencia sobre problemas de prescripción relevantes clínicamente, relacionados con
el uso de medicamentos potencialmente inapropiados (criterios STOPP) y con potenciales
omisiones de prescripción (criterios START). (11)
Los criterios Beers se actualizan periódicamente, están validados para mayores de 65 años y
tienen 3 listados de fármacos: 30 a evitar siempre, 40 a evitar en determinadas situaciones y 6 a
usar con precaución en mayores de 75 años. Son los criterios más usados en España. (10)
Las repercusiones de la polimedicación pueden ser responsables de un deterioro de la calidad
de vida del paciente, con un mayor riesgo de caídas por las interacciones, desarrollo de fragilidad,
aumento de la morbimortalidad y del riesgo de ser hospitalizado.(1–3)
INTERVENCIONES DE ENFERMERÍA EN EL PACIENTE POLIMEDICADO
Valoración integral
Ante la detección de un paciente polimedicado, se debe realizar una valoración integral del
paciente y detectar problemas de salud susceptibles de solucionar.
Para llevar a cabo una valoración completa del paciente, se utilizan índices y escalas validadas
que permitan establecer una idea general del paciente y programar las intervenciones más
6. 5
adecuadas. Algunas de ellas son: el índice de Barthel para las ABVD junto con la escala Downton
para el riesgo de caídas, que evalúan la situación funcional del paciente; el test de Pfeiffer, que
valora el deterioro cognitivo y el cuestionario de Barber, para el riesgo de dependencia, entre
otras.(1,3) La situación sociofamiliar también puede incidir en los resultados del tratamiento,
pudiendo conocerse a través de la escala de valoración sociofamiliar de Gijón.
La valoración geriátrica permite detectar barreras que pueden dificultar el adecuado manejo de
la medicación y así adaptar al máximo el tratamiento al paciente y establecer medidas que
faciliten el cumplimiento del mismo. (1) Una visión global e integral del paciente, así como una
efectiva comunicación entre los diferentes agentes sanitarios (personal de enfermería, médico y
farmacéutico), es clave para evitar la polimedicación inadecuada y reducir los efectos negativos
derivados de esta en el paciente.(9)
Valorar concordancia y grado de conocimiento
En los pacientes polimedicados, la premisa más importante será evaluar la adherencia
terapéutica, valorar las faltas de conocimiento sobre su tratamiento y educar sobre el mismo
(técnicas de administración, información básica sobre su mecanismo de acción), además de
detectar interacciones y reacciones medicamentosas no deseadas.(3)
Los sistemas informáticos de detección con alertas resultan útiles tanto para identificar la
polifarmacia inadecuada como para detectar interacciones, duplicidades o RAM. En Aragón
contamos con la receta electrónica, que identifica las interacciones, duplicidades y
desabastecimientos a través de un sistema de alertas. (2)
Realizar una revisión de la medicación en presencia del paciente, aportando éste los fármacos
que consume, incluyendo la automedicación, permite comprobar o descartar posibles problemas
del tratamiento (errores de prescripción, incumplimiento), llevar a cabo medidas para corregirlos
y reforzar conocimientos sobre los medicamentos que toman. Suele estar indicada tras un alta
hospitalaria o una consulta médica garantizando así la adecuación de la medicación, y siendo
aconsejable realizarla de manera periódica hasta haberse asegurado una adecuada conciliación
del tratamiento. Esta comprobación, realizada en el domicilio, puede ser útil para aprovechar la
visita y educar sobre la gestión del botiquín; se deberá recomendar su conservación en lugares
frescos y secos y comprobar la caducidad al menos 4 veces al año. También es importante
conocer los fármacos o plantas medicinales que consumen sin supervisión médica porque
aumentan el riesgo de interacciones y de generar efectos adversos no deseados. (1,3,9)
La revisión del tratamiento comprende una reflexión profunda sobre la idoneidad de cada uno de
los fármacos prescritos con el fin de seleccionar el principio activo más adecuado para cada
paciente. Es un proceso interdisciplinar que implica que todos los profesionales responsables del
paciente (médico, enfermera y farmacéuticos), trabajen con él y la familia o cuidador que deben
participar activamente y corresponsabilizarse del tratamiento.
Valorar adherencia
La adherencia terapéutica disminuye cuando los regímenes terapéuticos son complejos,
estimándose el cumplimiento en patologías crónicas en torno al 50%. (12)
Para conocer la adherencia al tratamiento se utiliza la escala de Morisky-Green-Levine, un
cuestionario de 4 preguntas dicotómicas (Sí/No) que permite realizar una valoración del correcto
7. 6
seguimiento del tratamiento por parte del paciente. Será adecuada si las respuestas son No-Sí-
No-No.(3)
Medidas que se pueden introducir para facilitar la adherencia una vez hayamos evaluado la
situación funcional del paciente, podrían ser: modificar la forma de presentación del fármaco
prescrito o apoyarnos en herramientas que faciliten su correcta administración (hoja de
tratamiento, pastillero, SPD). El uso de ayudas técnicas como el pastillero, es útil en pacientes
con pautas complejas o en situaciones que dificultan la posología, siendo necesario en
ocasiones, que sea el cuidador el encargado de la preparación del mismo. Similares al pastillero,
están los sistemas de dosificación personalizada (SPD), un sistema que, en colaboración con los
farmacéuticos permite mejorar la adherencia a través de una organización de la medicación en
blísters individuales o pastilleros ordenados según la posología y los días de la semana. Por su
parte, las hojas de tratamiento son una herramienta de apoyo en la educación sobre la
medicación. Además, entregárselas a los pacientes reduce errores en las tomas; y en la consulta
de enfermería, permiten revisar las modificaciones del tratamiento mejorando la
adherencia.(1,3,9,13)
Se ha visto que una red de apoyo estable supone desarrollar una actitud más receptiva hacia el
tratamiento, además de poder compensar las limitaciones funcionales del paciente que pudieran
arriesgar la adherencia. En ocasiones se hace necesario identificar e involucrar a otra persona
de su entorno para que colabore con él, o le sustituya en el control del tratamiento. (1,3,9) En los
casos en los que la red sociofamiliar es inadecuada pueden incluirse intervenciones como
programas de ayuda a domicilio, ayudas para el pago de la medicación, prescripción de
medicamentos con mejor coste-beneficio. (8)
8. 7
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