3. Transductor transabdominal
Para la mayoría de los
exámenes por
ultrasonido, se coloca al
paciente acostado boca
arriba en una mesa de
examen que puede
inclinarse o moverse.
Se aplica en la zona del
cuerpo a examinar un gel
para ayudar a que el
transductor haga contacto
en forma segura con el
cuerpo y para eliminar
cavidades con aire que se
encuentren entre el
transductor y la piel.
4. Transrectal
Para un examen transrectal por
ultrasonido, se coloca una cubierta
protectora sobre el transductor, se
lubrica, y luego se coloca en el recto.
En general el paciente se encuentra
de costado, dándole la espalda al
examinador, con las caderas y las
rodillas levemente flexionadas.
La ecografía Doppler se lleva a cabo
utilizando el mismo transductor.
Por lo general, estos exámenes de
ultrasonido se finalizan en 30
minutos.
6. PRÓSTATA
La glándula prostática está dividida en tres zonas
anatómicas:
Zona periférica: se extiende desde la base de la próstata hasta el
ápex en la superficie posterior de la glándula (superficie rectal).
Incluye el 70% de la glándula.
Zona central: rodea los conductos eyaculadores desde su entrada
a la próstata hasta el verum montanum. Comprende el 25% del
tejido glandular.
Zona transicional: periuretral, 5% del tejido glandular.
Existe un área prostática fibromuscular anterior no
glandular, la cual no presenta patología significativa.
En general la hiperplasia prostática benigna (HPB) se desarrolla en la zona
transicional; el cáncer de próstata se origina un 70% en las zonas
periféricas, un 20% en la zona transicional y un 5% a 10% en la zona central.
8. HIPERTROFIA PROSTÁTICA BENIGNA
La HPB se conoce también como adenoma prostático, hiperplasia
nodular o hipertrofia glandular. En el 95% de los casos se compromete la
zona transicional. La etiología de la entidad no ha sido bien
establecida, en general se asocia con la testosterona y la edad avanzada.
Los síntomas más frecuentes son: disminución de calibre
miccional, frecuencia y urgencia urinarias. No siempre el tamaño
prostático se correlaciona con los síntomas de paciente.
El volumen prostático se puede establecer de manera confiable con el
ultrasonido, utilizando la fórmula de la elipse (diámetro longitudinal x
transversal x anteroposterior x 0,523). 1mL de tejido glandular equivale
aproximadamente a un gramo de tejido. El crecimiento prostático se
clasifica en grado I: 20 a 40mL, grado II: 40 a 60mL, grado III: 60 a
80mL, grado IV: más de 80mL.
Es de anotar que en paciente mayores de 50 años se puede considerar
un volumen normal hasta 30mL. En general cuando la próstata alcanza
volúmenes mayores de 80 mL requiere abordaje quirúrgico
transabdominal. El tacto rectal no es un método confiable para valorar el
volumen de la próstata, pues en estos casos el mayor crecimiento ocurre
en la parte anterior de la glándula.
9. El aspecto ecográfico de la HPB
es variable, se puede observar:
heterogeneidad, modularidad y
disminución de la
ecogenicidad, que
comprometen principalmente
el área glandular interna (zonas
central y transicional). Con
frecuencia se visualizan áreas
ecogénicas por acúmulos de
cuerpos amiláceos o
calcificación. El ultrasonido es
útil además para identificar
signos de proceso obstructivo
secundario a la HPB, a nivel
vesical Ecografía transrectal de la próstata, donde se observa
(divertículos, engrosamiento e crecimiento pequeño de la próstata con identificación de
irregularidad de la pared) y la zona periférica más ecogénica y de la zona central
renal (hidronefrosis y heterogénea
disminución del grosor
cortical).
10. TUMORES PROSTÁTICOS
El cáncer de próstata es el tumor más frecuente en el hombre, seguido
por el carcinoma Broncogénico, además es la segunda causa de
mortalidad por cáncer. El 95% de los tumores malignos de próstata son
adenocarcinomas. El cáncer de próstata localizado es generalmente
asintomático, o se manifiesta con síntomas inespecíficos de obstrucción
o irritación vesical. Los pacientes con metástasis se presentan con dolor
óseo, anemia y debilidad.
El tipo histológico más frecuente del adenocarcinoma prostático es el
nodular (70%), y el menos frecuente el tipo infiltrativo (30%); los
primeros suelen ser hipoecoicos, mientras que los infiltrativos pueden
ser iso o hiperecoicos. La mayoría de los carcinomas prostáticos son
hipervasculares al Doppler.
Desde el punto de vista de ultrasonido, los signos tumorales son: área
focal nodular hipoecoica en la zona periférica (signo más importante y
frecuente), asimetría glandular y pérdida de los contornos. Es de anotar
que el ultrasonido transrectal tiene gran número de falsos positivos y
falsos negativos, por lo que siempre debe realizarse correlación de los
hallazgos ecográficos con la clínica y los valores de antígeno prostático.
11. La biopsia prostática se realiza
bajo guía de ultrasonido, el
paciente se debe premedicar
con antibióticos, continuando
su administración después del
procedimiento. Se realiza un
enema evacuante 1 hora
antes del estudio. La biopsia
se practica con una pistola
automática con aguja calibre
18. La complicación más
frecuente es la reacción vagal
leve, la cual usualmente no
requiere tratamiento. La
incidencia de
infección, sangrado
rectal, hematuria y retención
urinaria es baja
(aproximadamente del 1%).
12. Las lesiones metastásicas óseas
del cáncer de próstata son
usualmente osteoblásticas y se
identifican con gammagrafía
ósea. La resonancia magnética
(RM) es el método más útil para
la estadificación del cáncer de
próstata. El signo más frecuente
en la RM de carcinoma es un área
focal hipointensa en la zona
periférica en las secuencias de
T2; sin embargo, este hallazgo no
es completamente específico y
puede encontrarse en otras
entidades como en prostatitis o
HPB atípica. La mayor utilidad de
la RM es la de predecir el
compromiso extracapsular, de
vesículas seminales y de la vejiga.
13. Indicaciones de ecografia
prostática transrectal
Evaluación de pacientes con lesión palpable al tacto rectal.
Evaluación de pacientes con valores de AEP o fosfatasas elevados.
Pacientes con signos o síntomas sugestivos de metástasis.
Guía para biopsia prostática.
Para estadificación, en estos la RM es de elección.
Tamizaje, complementándose con el tacto rectal y los niveles de
AEP.
Seguimiento después del tratamiento del cáncer de próstata.
Pacientes con síntomas compatibles con crecimiento prostático.
Pacientes con signos o síntomas de prostatitis severos o
persistentes.
14. PROSTATITIS
Prostatitis aguda: generalmente los pacientes con prostatitis aguda
no requieren evaluación por imagen, solo se necesitan estudios en
los casos en que la sintomatología es severa o persistente a pesar del
tratamiento, para descartar el desarrollo de abscesos. La modalidad
diagnóstica de elección en estos casos es la ecografía transrectal. Los
pacientes con prostatitis presentan fiebre, dolor perineal, urgencia y
frecuencia urinaria. Ecográficamente se identifica aumento del
tamaño prostático y heterogeneidad parenquimatosa. En los casos
más severos se identifican colecciones líquidas por abscesos.
Prostatitis crónica: usualmente se presenta con infecciones urinarias
a repetición, causadas por el mismo microorganismo. El ultrasonido
muestra ecogenicidad heterogénea y áreas ecogénicas por
calcificación.
15. QUISTES PROSTATÍCOS
Son poco frecuentes, pueden ser congénitos o adquiridos y suelen
ser asintomáticos. Los quistes congénitos pueden ocurrir a nivel
del conducto de Müller o en el utrículo prostático. Los primeros
generalmente se presentan en la 3ra o 4ta década de la
vida, mientras que los quistes del utrículo ocurren en las dos
primeras décadas. Pueden existir también quistes de los
conductos eyaculadores, éstos generalmente tienen origen
inflamatorio y se asocian a obstrucción de los conductos. En la
HPB con frecuencia se observa una degeneración quística
glandular, con múltiples quistes, localizados principalmente en las
zonas central y transicional.
Los quistes de la línea media son: quiste del utrículo, del conducto
de Müller y por cambios postquirúrgicos. Por fuera de la línea
media de localizan los quistes de la HPB, de retención y de los
conductos eyaculadores.
16. VESÍCULAS SEMINALES
Las alteraciones de las vesículas seminales son
infrecuentes. La patología más común es de
origen inflamatorio y se asocia a compromiso
concomitante de la próstata. Generalmente
no se requieren estudios radiológicos. El
ultrasonido transrectal es útil para evaluar la
patología de las vesículas seminales.
El proceso inflamatorio crónico más frecuente
es de etiología tuberculosa, con
calcificaciones dispersas.
19. LESIONES TUMORALES
Representan el 3% de todas las neoplasias y los
tumores más frecuentes del tracto
genitourinario. Generalmente son de origen
epitelial (95%), de éstos el 85% son carcinomas
de células transicionales y con menor frecuencia
adenocarcinoma y carcinoma epidermoide
(10%).
20. CARCINOMA DE C. TRANSICIONALES
Tiene tendencia a ser multicéntrico y se presenta más frecuentemente
en hombres (3/1) entre la sexta y séptima décadas de la vida. El factor de
riesgo más importante es el tabaquismo, aunque también se asocia con
el uso crónico de fenacetina o contacto con colorantes industriales. Los
síntomas más frecuentes son hematuria usualmente indolora y disuria. El
diagnostico se confirma con cistoscopia y biopsia, los estudios iniciales
pueden ser la ecografía, la urografía excretora o la cistografía, los dos
últimos con baja sensibilidad. La RM es útil para la
estadificación, principalmente para identificar el compromiso perivesical.
Se requiere seguimiento estricto de los pacientes con carcinoma vesical
después del tratamiento por la alta incidencia de tumores sincrónicos y
metacrónicos, el monitoreo se realiza con cistoscopia y ecografía, en
ocasiones se requiere pielografía retrograda.
El carcinoma epidermoide (escamocelular) tiene más mal pronóstico;
generalmente se asocia a antecedentes de patología crónica
(infección, estenosis o cálculos), que resulta en metaplasia epitelial y
posteriormente en cáncer.
21.
22. VEJIGA NEUROGÉNICA
El vaciamiento vesical requiere una contracción del
músculo detrusor y la relajación sincrónica del esfínter
uretral. Este mecanismo necesita un coordinación
perfecta entre los sistemas
nervioso, simpático, parasimpático y somático (nervio
pudendo). Las disfunciones vesicales se pueden
clasificar en los siguientes tipos:
Vejiga refleja
Vejiga no inhibida
Vejiga totalmente autónoma
Vejiga paralítica motora
Vejiga paralítica sensitiva
23. Vejiga refleja: por lesión completa de neurona motora superior (pacientes
con lesiones medulares completas por encima del nivel sacro). En estos
casos el vaciamiento ocurre a través de un reflejo medular y es
involuntario. El volumen necesario para que se produzca el inicio del
vaciamiento es menor a la capacidad normal. Es frecuente en estos
pacientes una marcada incoordinación esfínter-detrusor.
Vejiga no inhibida: ocurre en casos de lesión incompleta de neurona
motora superior, esclerosis múltiple, tumores cerebrales y accidente
cerebrovascular. Se produce vaciamiento involuntario de la vejiga cuando
se alcanza un cierto volumen vesical (habitualmente menor al normal).
Estos pacientes pueden vaciar voluntariamente la vejiga, evitando la
incontinencia, pero con aumento en la frecuencia.
Vejiga totalmente autónoma: se presenta en pacientes con lesión de
neurona motora inferior (lesiones del cono medular o de la cauda equina).
No tienen sensación de propiocepción, lo que resulta en un llenado vesical
máximo, hasta que la presión intravesical supera la presión del esfínter
externo, y de esta manera ocurre un vaciamiento por rebosamiento.
Vejiga paralítica motora: propia de pacientes con lesiones motoras sacras
o de ramas del arco reflejo. Son causadas generalmente por trauma
pélvico, cirugía pélvica radical, poliomielitis o síndrome de Guillain-Barré.
Estos pacientes tienen retención urinaria completa y dolor por la repleción
vesical.
Vejiga paralítica sensitiva: por pérdida de la vía sensitiva a nivel de las
raíces nerviosas posteriores, en el tabes dorsalis o la diabetes mellitus.
24. La evaluación de los pacientes con vejiga
neurogénica se realiza con estudios urodinámicos.
En los exámenes imagenológicos se puede
observar: engrosamiento de la pared, trabeculación
formación de divertículos, reflujo vesicoureteral y
alteración en la morfología vesical. Se observa
frecuentemente formación de cálculos e infección
por estasis urinaria. La cistografía miccional
también es útil para determinar las características
del vaciamiento vesical.
25. INFLAMACIÓN VESICAL (CISTITIS)
Las infecciones del tracto urinario inferior se encuentran entre las
infecciones más frecuentes del organismo. Ocurren más
comúnmente en las mujeres y usualmente no es necesaria la
evaluación por imágenes. Los estudios se requieren en pacientes
con infección recurrente para descartar anormalidades
anatómicas predisponentes, presencia de cálculos o reflujo
vesicoureteral. La mayoría de los exámenes en los pacientes con
cistitis agua (ecografía o urografía excretora= son normales, en
ocasiones puede observarse engrosamiento difuso de la pared. La
cistitis enfisematosa es aquella que se produce por
microorganismos productores de gas, con aire en la pared vesical
e intravesical. Generalmente se presenta en pacientes diabéticos.
Varias condiciones inflamatorias no infecciosas afectan la
vejiga, se manifiestan por engrosamiento y trabeculación de la
pared, generalmente con disminución de la capacidad. En esta
categoría se incluyen: cistitis eosinofílica, cistitis hemorrágica por
ciclofosfamida, cistitis granular y cistitis actínica.
26. CÁLCULOS VESICALES
El 70% de los cálculos vesicales ocurren por
trastorno en el vaciamiento vesical (vejiga
neurogénica o estenosis uretral). Otros factores
predisponentes son: divertículos
vesicales, cistocele o cateterización vesical
prolongada. El tamaño de los cálculos varía de
milímetro a centímetros, la mayoría son
radiopacos y se asocian frecuentemente a
infecciones por gérmenes gramnegativos.
27. LESIONES VESICALES TRAUMÁTICAS
Se manifiestan con hematuria macroscópica en
un 95% de los casos. La cistografía es el método
ideal para el diagnóstico, tomando siempre la
precaución de realizar una uretrografía
retrógrada previa a la cateterización vesical,
para descartar lesiones uretrales asociadas. La
ruptura puede ser intra (30%) o extraperitoneal
(70%).
29. El ultrasonido es el examen de primera elección en la
evaluación de la patología escrotal, en este campo las
principales indicaciones de la ecografía son:
Evaluación y localización de masas escrotales.
Evaluación de tumores ocultos en pacientes con patología metastásica
conocida.
Seguimiento de pacientes con tumores o linfoma previos.
Evaluación de los pacientes con dolor testicular agudo.
Evaluación del trauma testicular.
Localización de testículos no descendidos.
Detección de varicocele en pacientes con dolor crónico o infertilidad.
Detección de isquemia testicular por torsión.
Cuando la indicación del ultrasonido es la patología isquémica
(torsión) o descartar varicocele, debe utilizarse ecografía
Doppler a color.
Los estudios con medicina nuclear pueden ser una alternativa
en el paciente con sospecha clínica con torsión testicular.
30. La resonancia magnética es útil para identificar
la localización de testículos no descendidos en
casos en los cuales el ultrasonido no ha tenido
éxito, también se han reportado algunos
estudios en los que se utiliza para la evaluación
de pacientes con tumores testiculares. La
tomografía computarizada es la modalidad de
elección para detectar lesiones metastásicas en
tórax y abdomen.
32. MASAS ESCROTALES
El ultrasonido tiene una sensibilidad cercana al 100% para
identificar masas escrotales y una precisión diagnóstica de
aproximadamente 98% para diferencia patología intra o
extratesticular. Esto es importante, pues la mayoría de las masas
extratesticulares son benignas y las intratesticulares, malignas.
Toda masa intratesticular debe ser considerada maligna mientras
no se demuestre lo contrario.
Los tumores testiculares representan el 1% a 2% de las neoplasias
en el hombre. La manifestación clínica más frecuente de los
rumores testiculares es la de una masa unilateral indolora o un
crecimiento difuso testicular. Aproximadamente un 10% se
manifiesta por las lesiones metastásicas.
El 90% de los tumores del testículo se origina en células
germinales y es muy maligno, el 40% de éstos tiene componente
mixto. Apenas el 5% tiene origen en el tejido estromal (células de
Leydig o Sertoli) y usualmente tiene un curso más benigno.
33. El seminoma es el tumor testicular más frecuente
(constituye el 50% de los tumores de células germinales). Se
diagnostica generalmente en la cuarta y quinta décadas de
la vida. Tiene relativo buen pronóstico por su gran
sensibilidad a la quimio y radioterapia. Es el tumor más
frecuente en pacientes con criptorquidia. Usualmente el
seminoma se manifiesta como una masa sólida,
homogénea, hipoecoica, la cual no suele extenderse por
fuera del testículo. Un 25% de los pacientes tiene metástasis
al momento del diagnóstico.
El cáncer de células embrionarias es el segundo tumor más
frecuente en el testículo y generalmente tiene naturaleza
mixta. Se presenta a una edad más temprana que el
seminoma, con un pico de incidencia en la segunda y
tercera década. Tiene peor pronóstico que el seminoma.
En los niños, los tumores testiculares más frecuentes son los
del seno endodérmico, ocurren generalmente antes de los
dos años y se asocian a niveles altos de a-fetoproteína.
34. Los teratomas constituyen 5% a 10% de los tumores
testiculares, contienen derivados de las 3 capas germinales y se
manifiestan como masas complejas. Ocurren generalmente en
niños o adultos jóvenes. Tienen un curso relativamente benigno
en los niños y maligno en los adultos.
El coriocarcinoma es el tumor testicular más infrecuente, ocurre
en la segunda y tercera décadas de la vida. Tiene un alto grado de
malignidad, con una gran incidencia de metástasis vía
hematógena o linfática. Se asocian a ginecomastia por los niveles
elevados de gonadotropina.
Las lesiones metastásicas intratesticulares más frecuentes son los
linfomas y leucemia. El linfoma es la primera causa de lesión
tumoral testicular bilateral. Generalmente el linfoma es del tipo
no Hodgkin. La presentación clínica más frecuente del linfoma y la
leucemia en los testículos es la de un aumento difuso del tamaño
testicular con un patrón ecográfico heterogéneo e hipoecoico.
También pueden manifestarse como masas focales. Otras
metástasis poco frecuentes en testículo se originan en la próstata
y pulmón.
35. LESIONES TESTICULARES BENIGNAS
Quistes: se descubren incidentalmente en un 8% a 10%
de la población, deben interpretarse con cuidado, pues
pueden ser la manifestación de un tumor quístico
(usualmente teratoma), por lo que ameritan un
seguimiento estricto o correlación histológica en casos
de quistes complejos y heterogéneos.
Absceso: los abscesos testiculares son generalmente
complicación de un proceso de orquiepididimitis. Se
manifiestan como lesiones quísticas con ecos en su
interior o lesiones hipoecoicas. Desde el punto de vista
de las imágenes no se puede establecer una
diferenciación definitiva con lesiones tumorales
necróticas; sin embargo, la clínica y la evolución del
cuadro establecen el diagnóstico.
36. PATOLOGÍA EXTRATESTICULAR
Hidrocele, hematocele, piocele: la acumulación de líquido seroso entre
las capas parietal y visceral de la túnica albugínea se denomina
hidrocele, si el contenido es sangre, hematocele y si es pus, piocele.
Varicocele: es la dilatación varicosa de las venas del plexo pampiniforme.
Normalmente estas estructuras vasculares no alcanzan un calibre mayor
de 3mm. Es la causa corregible más frecuente de infertilidad masculina.
Ocurre en un 15% a 20% de la población general. El 98% ocurre en el
lado izquierdo y en un 70% son bilaterales. Pueden suceder de manera
secundaria en casos de aumento de la presión en la vena espermática o
sus tributarias, como en casos de masas retroperitoneales, hidronefrosis
severa o tumores abdominales. El varicocele secundario debe
sospecharse en pacientes mayores de 40 años con varicocele derecho
unilateral, el cual no se modifica con los cambios de posición. El grado de
dilatación venosa no se asocia con el grado de infertilidad en todos los
casos. Los pacientes con sospecha clínica de varicocele deben evaluarse
idealmente con ecografía Doppler a color, en posición vertical y
decúbito, con y sin la maniobra de Valsalva.
37. EPIDÍDIMO
Los tumores de los epidídimos son muy raros, el
más frecuente es el tumor adenomatoideo. Las
lesiones quísticas de los epidídimos son muy
frecuentes y pueden corresponder a quistes o a
espermatoceles. 20% a 40% de la población
asintomática puede tener quistes del epidídimo.
Pueden ser múltiples y bilaterales. Por ultrasonido
generalmente no es posible diferenciar las dos
entidades. Ocasionalmente los espermatoceles
tienen ecos en su interior y generalmente se
localizan en la cabeza del epidídimo.
38. DOLOR TESTICULAR AGUDO
Existe un amplio diagnóstico diferencial en los
pacientes que se presentan con dolor testicular
agudo:
Torsión testicular.
Torsión del apéndice testicular.
Orquiepididimitis.
Hidrocele agudo.
Hernia estrangulada.
Hemorragia traumática.
Hemorragia en un tumor testicular.
39. Las causas más frecuentes son torsión testicular y
orquiepididimitis. La torsión testicular es más
frecuente en niños y sólo representa el 20% de la
patología escrotal aguda en hombres después de la
pubertad. El diagnostico precoz es importante, ya que
después de las 12 horas de evolución del cuadro solo
el 20% de los testículos son viables. El diagnostico se
establece con ultrasonido Doppler a color o con
medicina nuclear. Los hallazgos ecográficos con
ultrasonido bidimensional no son concluyentes.
La orquiepididimitis es la causa más frecuente de
dolor testicular en hombres postpúberes.
Generalmente ocurre después de una infección
urinaria baja, los agentes infecciosos más comunes
son Escherichia coli, Pseudomonas aeruginosa y
Enterobacter spp. Frecuentemente se asocian a fiebre
y disuria.
40. Ecográficamente se
identifica aumento
del tamaño del
epidídimo y del
testículo con
disminución de la
ecogenicidad y
heterogeneidad. En
ocasiones se observa
hidrocele y
engrosamiento de la
piel. En el ultrasonido
Doppler a color se
identifica aumento
del flujo, tanto del
epidídimo como del
testículo.