El proceso penal en Latinoamérica ha cambiado de un sistema inquisitivo a uno acusatorio en las últimas décadas. Antes, el juez investigaba y juzgaba los casos de forma escrita y secreta, pero ahora el fiscal investiga y acusa mientras el juez arbitra de forma oral, pública y contradictoria. Estos cambios han mejorado la eficiencia y las garantías procesales.