El ejercicio físico proporciona numerosos beneficios para el sistema respiratorio: 1) permite que el aire permanezca más tiempo en los pulmones, aprovechando mejor el oxígeno; 2) fortalece los órganos respiratorios, dándoles mayor fuerza y resistencia; 3) mejora la eliminación del dióxido de carbono, purificando más el oxígeno que llega a los demás órganos.