Los adultos mayores experimentan una serie de cambios fisiológicos asociados al envejecimiento como la disminución de la masa muscular, el volumen cerebral y la capacidad de atención y memoria. También se producen cambios anatómicos como la pérdida de estatura, elasticidad de la piel y masa ósea. Estos cambios determinan que la fisiología de los adultos mayores sea distinta a la de personas más jóvenes, por lo que requieren ajustes específicos en su cuidado y supervisión de salud.