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Promoción de la salud,
siete tesis del debate
Resumen
Se presentan siete de las consideraciones conceptuales
que permiten entender a la promoción de la salud y
han derivado en alternativas metodológicas y prácticas
en el Diplomado en Promoción de la Salud que ofrece
la Universidad Autónoma Metropolitana Xochimilco
en México. Se parte de una visión de “ser humano” y
se toma en cuenta el discurso internacional relevante,
se identifica la autoconstrucción de los sujetos como
uno de los objetivos de esta práctica que implica
intervenciones en las relaciones pedagógicas de dichos
sujetos. Mientras el promotor de la salud trabaja para
la construcción de unidades operativas, “el otro” lo
Introducción
La promoción de la salud
puede verse como práctica o
como corriente metodológica
y movimiento internacional.
En tanto práctica, puede lle-
varse a cabo dentro de las ac-
tividades de la vida cotidiana
o profesional. Como movi-
miento internacional inicia
formalmente en 1984 con la
Conferencia de Ottawa, Ca-
nadá (First International
Conference, 1984) y se pro-
nuncia en distintas conferen-
cias internacionales, siendo la
última ocasión en ciudad de
México 2000 (Fifth Interna-
tional Conference, 2000). En
este lapso el movimiento ha
generado distintas concepcio-
nes y prácticas institucionales
y profesionales que serán dis-
cutidas en otro lugar. Este ar-
tículo presenta algunas de las
reflexiones que se han hecho
1. Profesora-investigadora, Diplomado en Promoción de la Salud. Departamento
de Atención a la Salud, Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco.
2. Profesor-investigador, Maestría en Medicina Social, Universidad Autónoma Me-
tropolitana-Xochimilco.
Palabras clave:
Promoción de la Salud, planificación, relación pedagógica, sujeto.
Key words:
Health promotion, planning, pedagogic relation, subject.
Ma. del Consuelo Chapela Mendoza1
Edgar C. Jarillo Soto2
60
cuadernos médico sociales 79: 59-69
en la implementación del Diplomado
en Promoción de la Salud que se ofre-
ce en la Universidad Autónoma Me-
tropolitana Xochimilco (UAM-X), y
que hasta ahora han servido de base
conceptual y metodológica a sus parti-
cipantes tanto durante las actividades
académicas como en su confrontación
con la realidad institucional y laboral.
Primera tesis
Las prácticas de promoción de la sa-
lud, desde que se tiene memoria hu-
mana y del ser humano, han permitido
la expansión de esta especie que reor-
ganiza intencionalmente la naturaleza
natural hasta producir una segunda
naturaleza.3, 4
Una segunda naturaleza no mate-
rial, simbólica, pero no por eso menos
real que su naturaleza natural. Tan real
como su capacidad para modificar las
condiciones materiales de la naturale-
za natural. Las capacidades sapiens,
faber, ludens, erótica y política del ser
humano le permiten transcurrir del de-
seo a la acción y en este proceso cons-
truir experiencia5 y volver al deseo. El
ser humano simboliza en el conjunto
social que construye y vive en la histo-
ria,6 ordena y norma símbolos para
producir discursos.7 Es a través de es-
tos discursos que el saber, simboliza-
ción de las representaciones de la rea-
lidad, se pone en práctica en una so-
ciedad, en donde es valorizado, distri-
buido, repartido y atribuido (García,
1990: 18) logrando así una suerte de
“distribución social del discurso” y al
interior de la misma una “distribución
social del saber”.
La salud, al igual que la enferme-
dad, forma parte de esta segunda natu-
raleza del hombre en tanto representa-
ción, simbolización y discurso. Esto
es: tanto la salud como la enfermedad
son representaciones que el ser huma-
no hace de la realidad. La naturaleza
natural por sí misma no enferma o es-
tá saludable, es la representación hu-
mana de lo enfermo o lo sano, su se-
gunda naturaleza, la que define cómo
se miran los procesos, eventos o situa-
ciones en la naturaleza natural. Pro-
hace para cambiar una situación de su realidad. El
proceso de planificación se constituye en el vehículo de
la promoción de la salud, ya que permite definir las
razones, formas y circunstancias de los ambientes
pedagógicos. El proceso, más que los contenidos, es el
que facilita la autoconstrucción del sujeto y por ende la
elevación de los niveles de salud. Existen inercias
internas y externas a los procesos de promoción de la
salud relativas a las relaciones de poder en la sociedad
y entre los sujetos sociales, que se constituyen en los
principales obstáculos para la promoción de la salud.
Se identifica la esperanza como facilitador de estos
procesos.
Abstract
Seven conceptual and methodological considerations
about health promotion (HP) are presented here. They
have been used to construct methodological and
practice alternatives for the Health Promotion
Diploma offered in UAM-X. From a specific definition
of human being and considering the relevant
international discourses, the subject self-construction
was identified as a HP objective which achievement
implies intervention upon subject’s pedagogic
relations. It is said here that while the health promoter
works in the construction of “operative units”, “the
other” works to change a part of his/her reality. The
planning process is a HP vehicle since it helps in the
identification of the context, ways and other
circumstances of the pedagogic relation. Further than
contents, the planning processes themselves are the
self-subjection facilitators thus the means to health
levels risening. Internal and external power relations
constitute one of the main HP obstacles. Hope is
identified as those processes facilitator.
3. El ser humano es naturaleza
natural, hecho de materia, tiempo
y espacio, un ser biológico con
estructuras que lo capacitan para
desarrollar funciones únicas con
respecto a otros seres vivos. En el
ejercicio de estas funciones, crea
una segunda naturaleza, la natu-
raleza simbólica (poder, dinero,
valores, historia) que interactúa
con la naturaleza natural trans-
formándola. Cf. por ejemplo
Schmidt, Fromm (1962).
61
Promoción de la salud, siete tesis del debate
ducto de estas definiciones es que el
ser humano decide sobre cómo quiere
construir, deconstruir o reconstruir, es
decir, intervenir para transformar am-
bas naturalezas.
Foucault identifica la existencia de
“sociedades de discurso” (García,
1990: 35-36; Foucault, 1980: 21-22),
grupos sociales que recrean “discursos
dichos”8 que, bajo la validación de
una voluntad de verdad, ponen el sa-
ber en práctica valorizándolo, distribu-
yéndolo, repartiéndolo y atribuyéndo-
lo diferencialmente logrando la inclu-
sión y exclusión de verdades y la im-
posición de un poder. De esta manera,
a lo largo de la historia se va constru-
yendo un saber dominante a expensas
de otros saberes marginales que no por
ser excluidos dejan de existir y ser uti-
lizados.
El saber en salud y las prácticas de
promoción de la salud son construidos
y deconstruidos por todos los grupos
sociales y en todos los momentos his-
tóricos, son naturaleza construida que
intenta representar y significar al ser
biológico que construye su propia na-
turaleza: la naturaleza humana. Hay
saberes dominantes en salud que se
imponen sobre otros saberes, los mar-
ginan y los excluyen de algunos espa-
cios, pero no los nulifican, puesto que
estos saberes marginados tienen sus
propios procesos de producción y sus
propias vías de distribución, consumo
y resistencia. Aunque diferencialmen-
te, ambos saberes se penetran y resig-
nifican.
Promover la salud es una práctica
que tuvo que acompañar al ser humano
para que pudiera ser viable como espe-
cie. El homo habilis con el que los pri-
meros homo sapiens compartieron la
alborada de la significación, de la se-
gunda naturaleza, pudo percibirse, re-
presentar y simbolizar; construyó sa-
beres y tecnología; y, sin embargo, un
lóbulo frontal apenas incipiente lo hizo
limitado para el deseo, la proyección,
la innovación y el cambio (Alimen y
Steve, 1992). El homo sapiens ha so-
brevivido hasta ahora gracias a su ca-
pacidad de pensar el futuro, a su capa-
cidad de desear, de apasionarse, de in-
ventar, de crear opciones y de decidir.
No puede dejar de verse que al inte-
rior de la creación humana, su segunda
naturaleza, engendra también su des-
trucción. El ser humano haciéndose
ajeno a su primera naturaleza, pretende
tomarla para sí.9 Y en ese “tomar”
marca el camino de retorno a la natura-
leza natural, esta vez sin humanos.10
Podemos percibir, definir, indagar,
pensar y actuar en salud como perte-
necientes a una sociedad de discurso
dominante o hacer caminos para faci-
litar que los distintos saberes en salud
puedan ser distribuidos y apropiados
por los grupos sociales que los requie-
ran. Este segundo camino es el de la
modalidad de promoción de la salud
que se propone en este texto.
Segunda tesis
Decir: “Salud es la capacidad del su-
jeto individual o colectivo de mirar al
pasado para gobernar el presente pa-
ra la construcción de futuros via-
bles”.11
Es un resultado y un principio del
hacer o del querer hacer en relación
con la salud. Es una definición y como
tal, un discurso que entre lo dicho y lo
no dicho, el explícito y el implícito,
revela a quien lo produce, qué piensa
de sí mismo, de lo propio y de los
otros, de lo externo y de lo ajeno. Hay
revelaciones sobre salud que no cur-
san por la forma “definición”: las
prácticas y sentires de quienes sin de-
finir, perciben, piensan y actúan en
función de lo saludable. Solamente
como ejemplo están los cientos de
usos que nuestras culturas hacen del
maíz para vivir y trascender: usos ri-
tuales, como símbolo de poder, de fer-
tilidad, de pertenencia, como alimen-
to, como curación, en fiestas y cele-
braciones, en la toma de decisiones, en
la observación del tiempo, etc. (Museo
Nacional de Culturas Populares,
1982). Estas prácticas están sintetizan-
do el sentir, el pensar y el hacer con
respecto a la vida, su significado y su
mantenimiento, es decir, con respecto
a la salud.12
4. Es necesario reconocer las in-
valuables aportaciones del
Maestro Manuel Outón Lemus
para la construcción de este dis-
curso. Algunas de sus aporta-
ciones están ya por salir a la luz
en forma de libro. Por el mo-
mento circulan internamente en
la UAM-X en forma de apuntes
(Outón, 1999).
5. “Experiencia es el ser inmer-
so en una cultura, en un espacio
y en un tiempo hecho de saber,
normatividad y subjetividad”
(García, 1990: 22).
6. “Leer, comentar, imaginar,
interpretar, escribir, son fenó-
menos de biblioteca. La crea-
ción se edifica sobre lo ya di-
cho, en el ritual combinatorio,
en las reglas del intercambio, en
las múltiples permutaciones”
(García, 1990: 14).
7. “... discursos que se dicen en
el curso de los días y de las con-
versaciones, y que desaparecen
con el acto mismo que los ha
pronunciado; y los discursos
que están en el origen de un
cierto número de actos nuevos
de palabras que los reanudan,
los transforman o hablan de
ellos, en resumen, discursos
que, indefinidamente, más allá
de su formulación son dichos,
permanecen dichos, y están to-
davía por decir. Los conocemos
en nuestro sistema de cultura:
son los textos religiosos o jurí-
dicos... y también en una cierta
medida los textos científicos”
(Foucault, 1980: 21-22).
8. Ver nota 5.
9. “La supuesta exterioridad de
la naturaleza no es tal, la natura-
leza nos contiene aún con nues-
tra propuesta de razón (práctica,
instrumental, técnica o científi-
ca). Lo que tenemos al frente es
una forma social que supone so-
62
cuadernos médico sociales 79: 59-69
lucionada la dialéctica entre
barbarie y civilización. Que
sostiene la dinámica social, eco-
nómica y política en dos rela-
ciones básicas: una primera de
exterioridad frente a la naturale-
za, donde el medio físico, la na-
turaleza son concebidas como
objeto del dominio técnico
científico. Y una relación hacia
el interior del conjunto social
donde las relaciones sociales
aparecen solucionadas en la
igualdad jurídica, formal, igual-
dad abstracta que desmorona
tradiciones, cultura e historia”
(Outón, 1999).
10. Iván Illich en los años 70,
alerta sobre esta posibilidad en
su obra Limits to medicine. Me-
dical nemesis: The expropiation
of health (Illich, 1977).
11. Esta definición, aunque en
los últimos cuatro años ha sido
superada, permitió estructurar
el Diplomado en Promoción de
la Salud en la UAM-X (Chape-
la, 1996).
12. “La enfermedad aparece...
olvidando que lo que existen
son sujetos enfermos, pero no
existe la enfermedad como en-
telequia, de la misma manera
que no existe como esencia el
bien o el mal, sino los actos
buenos o malos, según el lugar
que ocupe el sujeto al interior
de determinadas relaciones de
fuerza... es necesario dar crédi-
to al hombre mismo y no a las
abstracciones sobre la enferme-
dad” (García, 1990: 34).
13. “Vida madura: adulto que
guarda en el olvido sus fantasías
y fantasmas de niño primitivo.
Deseos encerrados en el arcón
de los sueños, en el inconscien-
te, que a veces escapan disfra-
zados al dormir. Pluralidad de
sueños que sucumben a la vigi-
lia” (García, 1990: 38).
14. Paulo Freire en su Pedago-
gía de la esperanza (1998) nos
La manera de definir y quién defi-
ne, está marcando qué y con qué se va
a pasar de la definición a la acción,
quién va a hacer, para quién, cuándo,
cómo y cuánto se va a hacer. La defi-
nición anterior pretende abrir el espa-
cio para que el sujeto pueda apropiar-
se de sus propias representaciones y
procesos. La salud es una capacidad
que sintetiza las características huma-
nas: el ser sapiens, faber, ludens, eró-
tico y político. Es un poder desear,
pensar, decir y hacer, atribuible a cada
sujeto individual y también al sujeto
colectivo. El pensar, el decir y el hacer
se traducen en procesos de cambio en
donde lo que hoy está o es, lo pode-
mos entender desde el mirar al pasado
inmediato y mediato. A partir de lo
que está o es, el sujeto puede desear e
identificar maneras de delimitar, con-
trastar con “lo posible” para así hacer
reales esos deseos, es decir: puede
imaginar futuros viables. Desde estos
dos puntos de referencia, lo que está y
lo posible, entonces definirá acciones
en el presente que le permitan pasar
del querer al hacer: el gobierno de su
presente. Esta definición releva la au-
toconstrucción del sujeto es decir: el
sujeto (individual o colectivo) estará
sujetado por sus propios deseos y por
su propio actuar haciendo posible la li-
beración de los sueños13 y la dignifi-
cación de su existencia.
El nivel de salud de un individuo o
de un grupo pudiera entonces ubicarse
por la capacidad de ejercerse, desarro-
llarse y permanecer como humano en
sus dos naturalezas (capacidad de dig-
nidad humana) y la promoción de la
salud como un planteamiento que des-
de lo biológico, lo político y lo peda-
gógico identifica y lleva a cabo prácti-
cas encaminadas a favorecer la eleva-
ción de esos niveles de salud.
Tercera tesis
La promoción de la salud se ocupa de
los sujetos que se construyen a sí mis-
mos en un continuo hacer, reflexionar
y hacer, base de la pedagogía de la es-
peranza.14
Sujetos individuales y colectivos
que quieren reconocerse, identificarse,
diferenciarse y construirse, es decir:
tomar control sobre sí mismos, su
tiempo y su espacio. Este querer está
presente como resultado de su condi-
ción de dignidad humana15 y encuen-
tra sus razones y formas dentro del
contexto de su segunda naturaleza. Es
decir el sujeto para reconocerse nece-
sita del entorno, como un espejo en el
que se refleja en el espacio delimitado
por lo que no es.16 El entorno comple-
jo en el que se mira hace del reconoci-
miento una tarea difícil e incluso le
genera una fantasía de identidad y po-
sibilidad de identidad. El sujeto perdi-
do como individuo, pierde también su
vínculo y razón comunitaria, no pue-
de construir communitas17 ni encuen-
tra communitas para reconocerse.
Recordando a los dioses del Qui-
ché,18 mitos creados como segunda
naturaleza se interponen entre quien
quiere reconocerse y el entorno, defor-
mando la visión, la percepción de lo
que se ve y por tanto el reconocimien-
to de quien se mira. Ejemplos de “nu-
bes” o mitos son las imágenes de futu-
ro, de razones, de finalidades impues-
tas a través de los medios de comuni-
cación; la falsa neutralidad de las es-
cuelas y del discurso científico; las
imágenes sobre “lo nacional”, la liber-
tad, el orden, el riesgo, “lo ciudada-
no”, la democracia, la reconstrucción
de la historia, emitidas desde las insti-
tuciones gubernamentales; las ideas
de superación, progreso, desarrollo,
satisfacción, prestigio, difundidas por
organismos e instituciones que hacen
la regulación económica, el “stablish-
ment” y los comerciantes; las delimi-
taciones entre lo bueno y lo malo, lo
salvo y lo pecaminoso, lo saludable y
lo riesgoso, lo que se puede pensar y
lo que no se puede pensar que hacen
las instituciones religiosas y otros
“clubes” y gremios de distintos tipos.
Esta maraña discursiva en donde se
pierde al ser humano como razón sien-
do reemplazado por “la cosa”, dificul-
ta e impide al sujeto su reconocimien-
to, conduciéndolo a identificaciones
supersticiosas, masificadas, ajenas, en
63
Promoción de la salud, siete tesis del debate
donde aparece como impotente para
intervenir en su propia historia. El
“así es” del homo habilis se impone
entonces al “así quiero” del homo sa-
piens, en un mundo sin esperanza pro-
tagonizado por una naturaleza natural
que cada vez se hace menos apta para
sus extensiones humanas y una natura-
leza construida que acota la expresión
de la diversidad humana.
Recuperar la esperanza implica en-
tonces mirar entre los mitos, ejercitan-
do las capacidades humanas para dar
paso al reconocimiento del sujeto ale-
targado. Pasar del “así es” al “así quie-
ro”; de la inconsciencia a la concien-
cia; de la impotencia a la dignidad; del
fatalismo a la pasión; de Tanathos a
Eros.
El ser humano cuando se reconoce,
frecuentemente es resistente a la de-
sesperanza, a la vida de panal o de
hormiguero y comienza a crear opcio-
nes, futuros, razones, a apropiarse de
su cuerpo, de su entorno, de su ser y
de su historia. El trabajo pedagógico
puede ayudar a ese reconocimiento y
así lo han entendido una gran cantidad
de luchadores sociales, pensadores,
investigadores, educadores, profesio-
nales de la curación, hombres y muje-
res desde sus distintas inserciones so-
ciales. Este entendimiento atenta con-
tra poderes establecidos, por lo que el
trabajo pedagógico que busca recupe-
rar la esperanza tiene que atender dos
frentes: las agresiones y obstáculos
puestos desde estos poderes estableci-
dos y las inercias propias de los suje-
tos que han perdido la esperanza.
El trabajo en promoción de la salud,
en la forma que aquí nos ocupa, es un
trabajo pedagógico que se nutre de
avances en el saber sobre la salud19 y
experiencias fundamentalmente de or-
ganizaciones no gubernamentales des-
de hace varias décadas. Estas organi-
zaciones han creado entre sí vías in-
formales de comunicación. A partir de
los 60 y con la fuerza que dio a estos
trabajos la publicación de la Educa-
ción como Práctica de la Libertad y la
Pedagogía del Oprimido en los 70
(Freire, 1989, 1981), estos grupos co-
mienzan a sistematizar y llevar a la
discusión formal alternativas pedagó-
gicas que encuentran nuevas razones,
contenidos y formas, y son parte del
continuo discursivo en la historia, las
aportaciones que los fundamentan son
de Comenio (Chateau, 1995), Maka-
renko (Hernández, 1985), Gramsci
(Broccoli, 1979), Freinet (1971) entre
otros. Algunos ejemplos de lo anterior
los encontramos en La Investigación
Participativa (De Shutter, 1986), la
Educación Popular (Puiggrós, 1988) y
el Autodidactismo Solidario (Cárde-
nas y García, 1996). Los trabajos en
salud que relevan al ser humano (en su
doble naturaleza) por encima de las
cosas y abrevan de este movimiento,
con frecuencia atienden inicialmente a
la enfermedad del cuerpo y a partir de
las reflexiones que sobre esta atención
principal hacen, la identifican como
una condición, algo que entre muchos
otros factores pueden o no limitar a la
salud.20, 21
Asimismo, en salud se ha observa-
do la importancia, pertinencia y efec-
tividad de la definición local de los
problemas y sus soluciones cuando es-
te trabajo es apropiado por la gente,
generando una suerte de “epidemiolo-
gía/acción alternativa”.22 El trabajo
fundamentalmente realizado fuera de
las instituciones ha trascendido a las
mismas quienes hoy incluso producen
y difunden un discurso de promoción
de la salud.
“Hacer, reflexionar, hacer” para el
reconocimiento y construcción del su-
jeto, para la recuperación del vínculo
comunitario, para la apropiación del
cuerpo y del entorno, para la identifi-
cación de qué cambiar y los rumbos
del cambio, para la proyección de fu-
turos, para recuperar la esperanza.
Cuarta tesis
La promoción de la salud como prác-
tica profesional reconoce a los sujetos
y facilita su autoconstrucción a través
de intervenir en sus relaciones peda-
gógicas.
El sujeto se construye al interior de
las relaciones pedagógicas, es decir
deja una reflexión última, su úl-
timo discurso que comenzó en
su hacer con los habitantes po-
bres de Brasil en los 60 y del
que nacieron y nacerán como
un continuo otros haceres y de-
cires.
15. El libre albedrío, libertad de
la voluntad, capacidad de la vo-
luntad para elegir independien-
temente de la determinación an-
tecedente, han sido preocupa-
ciones centrales de la filosofía.
Ya en La Biblia está presente
esta base y aumenta con el ra-
cionalismo cartesiano, el inicio
del pensamiento moderno, que
ubica “la razón” en la persona y
no fuera de la persona (“razón”
divina, mítica o de las fuerzas
de la naturaleza). En el posmo-
dernismo con su fórmula eco-
nómica neoliberal impuesta, en
donde la tecnología se reprodu-
ce a sí misma con la mediación
material de un ser humano ena-
jenado en su voluntad, esta ra-
zón se pretende situar nueva-
mente fuera de la persona, en la
cosa: “soy por lo que tengo” en
donde la cosa determina a la
persona y se pierde a la persona
como razón.
16. “Cada uno es como los de-
más porque es inconfundible con
cualquiera” (Nicol, 1997: 19).
17. Lo común, la identificación,
la razón, la identidad.
18. En El Popol Wuj (1965) se
refiere que cuando los dioses
habían creado al hombre de
maíz, entendedor del mundo,
capaz de mirar dentro de las
cuevas, a través de las montañas
y en el fondo del mar, se dieron
cuenta de que un hombre así no
querría reverenciarlos, intenta-
ría ser como ellos, atentaría
contra su poder. Por eso, envían
nubes a ponerse enfrente de sus
ojos para limitar su mirada.
19. Ejemplo de esto son los tra-
bajos de Medicina Social que
64
cuadernos médico sociales 79: 59-69
las relaciones que establece con su en-
torno externo y en su ser interno, que
se organizan en procesos cognitivos y
le permiten crear una representación
de sí mismo, identidad, experiencia y
saber. Con estos elementos el sujeto
alimenta su percepción, deseo, volun-
tad, pensar y hacer.
Las relaciones pedagógicas suce-
den en un ambiente o espacio pedagó-
gico en donde interactúan “el yo” y
“el otro”. “El yo” es el sujeto que se
construye. “El otro” es cualquier obje-
to o sujeto (persona, idea o cosa) que
“se muestra” en el ambiente pedagógi-
co.23 En una relación entre sujetos, “el
yo” es “la otredad” de “el otro”.24 La
promoción de la salud se da en estos
ambientes pedagógicos como inter-
vención intencional. Es decir el pro-
motor de la salud como sujeto, sus dis-
cursos, sus prácticas y los auxiliares
para esas prácticas (programas, mate-
riales didácticos, legislación, escena-
rios, vestuario, campañas, consultas,
etc.) pueden ser expuestos, mostrados
en los espacios pedagógicos que cons-
truye o en los que se inserta, sin em-
bargo no puede construir al otro, no
puede realizar ninguna maniobra in-
terna en el otro. Desde esta perspecti-
va no puede educar o capacitar al otro,
solo puede mostrarse a través de los
espacios pedagógicos como la otredad
del otro. Lo que sucede en “el otro” es
un resultado de sus propios sistemas
de percibir, sentir y pensar, en los que
median el deseo y la voluntad.
Promover la salud entonces es in-
tervenir en las relaciones pedagógicas
del sujeto individual o colectivo con la
finalidad de elevar sus niveles de sa-
lud.25 Es crear los ambientes pedagó-
gicos como referente externo, en don-
de por un lado “al otro” se le facilita
aclarar su propia identidad, represen-
taciones, contextos, deseos, posibili-
dades y acciones en torno a problemas
de salud; y por el otro el promotor de
la salud encuentra sus propios referen-
tes e identidad. Estableciendo así una
relación pedagógica favorable a la
construcción de ambos sujetos.
Para lograr una relación pedagógica
en donde el sujeto pueda reconocerse
y construirse es necesario que su voz
sea escuchada. Bernstain (1996) iden-
tifica en el acto pedagógico una distri-
bución desigual del discurso, que a la
vez que refleja la distribución social
del trabajo y la riqueza, la alimenta.
De tal manera que la producción de
discursos por los distintos sujetos so-
ciales y la audibilidad de los mismos
está mediada por quien ejerce el poder
y controla las relaciones pedagógicas.
Para lograr que la voz de todos los su-
jetos sea escuchada, Bernstain recla-
ma tres derechos pedagógicos: la valo-
rización,26 que crea seguridad y consi-
dera que es un derecho individual. La
inclusión, social, intelectual, cultural y
personal. “Inclusión no significa ser
absorbido... este derecho requiere de
otro: el derecho a la autonomía”
(Bernstain, 1996: 7). La inclusión es
una condición para la communitas y se
reconoce en el nivel social. Finalmen-
te el derecho a la participación no so-
lamente en el discurso sino en los he-
chos. Es el derecho a participar en la
construcción, mantenimiento y trans-
formación del orden. La participación
es una condición para la práctica cívi-
ca y opera en la dimensión política.
Construir un ambiente pedagógico
favorable a la elevación de los niveles
de salud implica que cada uno de los
sujetos involucrados en él, y por tanto
el promotor de la salud, pongan a dis-
posición del resto la información y el
saber necesarios para poder entender
lo que se quiere cambiar y lograr ha-
cerlo; requiere que desarrollen sus ca-
pacidades como individuos y como
colectivo para identificar y escuchar
las distintas voces presentes, para
identificar, decir y hacer valer su pro-
pia palabra, para analizar y discernir,
para formular opciones viables y se-
leccionar de entre ellas y para actuar
en consecuencia.
La promoción de la salud encuentra
sus espacios desde la relación uno a
uno (como es el caso de la consulta
médica) hasta en la relación indirecta
con toda la población (como es el ca-
so de los programas, normas y legisla-
dan una dimensión más allá de
lo biológico al entendimiento
de las enfermedades y las ma-
neras de enfermar (por ejemplo
los de Asa Cristina Laurell,
UAM-X, México) y los avances
en ciencias básicas que poco a
poco van descubriendo cómo a
saberes que se pretendían su-
perchería hoy se les identifica
una razón científica (Lévy-
Strauss, 1989).
20. Un ejemplo es el trabajo de
Benno de Keijzer (1980, 1996)
que va desde la organización en
los 70 de las Jornadas Populares
de Salud en Nicaragua, donde se
impulsaron medidas colectivas y
solidarias para la erradicación
del paludismo y la poliomielitis
entre otras enfermedades, hasta
su dedicación actual a la salud
mental y el masculinismo.
21. Los planteamientos desde la
Tanatología nos ayudan a enten-
der la dimensión de enfermedad
física con niveles apropiados de
salud cuando hace la crítica a los
servicios de atención terminal,
cirugía masiva, terapias exte-
nuantes, administración de psi-
cofármacos, etc., al reivindicar
el derecho de decidir sobre el
dolor y a vivir la muerte con au-
tonomía y dignidad.
22. David Werner (1989) puede
ser considerado como uno de los
pioneros en organizar y sistema-
tizar las reflexiones en torno a la
realidad de salud y enfermedad
para organizar los cambios.
23. “Mostrar” o enseñar, lo que
está y es percibido por “el yo”.
24. “El otro” para el promotor
de la salud puede ser una auto-
ridad, grupo de funcionarios,
equipo de profesionistas, com-
pañeros de trabajo, maestros en
una escuela, obreros, grupos de
mujeres, una organización mu-
nicipal, etc., no importando si el
trabajo es directo o indirecto en
relación con él.
65
Promoción de la salud, siete tesis del debate
ción en salud). Con intención o sin
ella, el profesional de la salud al ejer-
cer su práctica está interviniendo en
las relaciones pedagógicas de “el
otro”, y estas intervenciones no siem-
pre son las más favorables para la ele-
vación de sus niveles de salud.
Así, la promoción de la salud inicia
con la identificación del yo y el otro,
sus contextos y representaciones, ra-
zones y finalidades. A partir de esto
genera los ambientes pedagógicos en
los que pueden converger “el yo y el
otro” para definir una intención común
en función de la salud, lo que se quie-
re cambiar, cómo se quiere y puede
cambiar, lo que hay que hacer para
cambiarlo y actuar para el cambio. Lo
importante en la promoción de la sa-
lud no es lo que se decide cambiar, si-
no el proceso colectivo para cambiar
algo. Porque no es por el contenido si-
no por el proceso que se construye el
sujeto y que se pueden modificar real
y con mayor permanencia los niveles
de salud.
Quinta tesis
El promotor de la salud trabaja para
la construcción de unidades operati-
vas, “el otro” para cambiar una situa-
ción de su realidad de salud. En este
proceso los dos se construyen como
sujetos y modifican sus niveles de sa-
lud.
Las relaciones pedagógicas que se
establecen como práctica de promo-
ción de la salud tienden a favorecer
que las personas con las que se traba-
ja vayan identificando su propio poder
de percibir, pensar y hacer y su poder
de hacer valer en los hechos sus razo-
nes y decisiones. El trabajo de promo-
ción de la salud, por el carácter de su
objeto, se constituye en una práctica
dinámica, abierta, flexible e inclusiva,
que se va definiendo a sí misma con-
forme es capaz de definir, indagar, sis-
tematizar y ordenar acciones para lo-
grar cambios, de tal manera que no se
pierda en sus fines ni disgregue los es-
fuerzos como le sucedería al caudal
que si no tuviera límites, nunca llega-
ría al mar.
Por unidad operativa se entiende a
aquellos sujetos que deciden de mane-
ra independiente y real sobre los plan-
teamientos, reflexiones y acciones en
torno a situaciones de salud, desde la
delimitación de estas hasta lograr el
cambio. Para que una unidad operativa
pueda existir es necesario un trabajo
constante y consistente.
Al inicio el promotor de la salud,
que es quien regularmente decide in-
tervenir en una relación pedagógica27
por voluntad personal o por mandato
institucional, define el ambiente peda-
gógico casi unilateralmente, convoca,
plantea la agenda, define los procedi-
mientos, etc.28 El trabajo orientado a
promover la salud mira esta manera de
empezar solo como un punto de parti-
da desde donde iniciará los procesos
para favorecer que “el otro” se apropie
del control de sus propios procesos
subsecuentes. Para crear, cohesionar y
expandir una unidad operativa, es ne-
cesario mantener continuamente una
directriz objetiva que permita a quien
está involucrado en este proceso mirar
sus logros. Esta directriz objetiva al
inicio suele definirse como necesida-
des o riesgos en relación con las enfer-
medades según las representaciones
visibles en los discursos dominantes.
Pequeñas tareas de concepción, ges-
tión y desempeño propias de “los
otros” surgidas de estas necesidades o
riesgos, permitirán ir desarrollando las
capacidades necesarias para lograr el
control de los procesos y la conforma-
ción de unidades operativas en donde
el promotor se transforme cada vez
más como asesor y cada vez menos
como el sujeto que toma las decisio-
nes. Al colaborar en la formación de
unidades operativas el promotor de la
salud y “el otro” tendrán que transitar
por procesos de apropiación de sabe-
res, reflexiones y procesos de toma de
decisión, lo que los ayudará en su
construcción personal o colectiva co-
mo sujetos.
El trabajo de promoción de la salud
tendrá características diferentes res-
pecto a la elección de las relaciones
pedagógicas en las que se pretenda in-
25. Estas intervenciones se pue-
den llevar a cabo en cualquier
espacio en donde exista la fina-
lidad de promover la salud, ya
sea a nivel normativo o institu-
cional o a nivel operativo con
población abierta. Cuando se
llevan a cabo acciones en torno
a la salud, por cualquier razón o
con cualquier finalidad, se está
interviniendo en las relaciones
pedagógicas de los sujetos con
los que se relaciona la institu-
ción u organización para actuar,
solo que no siempre podemos
asegurar que dichas acciones
realmente promuevan la salud,
incluso no es raro que las accio-
nes llevadas a cabo a nombre de
la salud disminuyan los niveles
de salud de la población.
26. “Enhancement” como
“condición para experimentar
límites, sociales, intelectuales o
personales, no como prisiones o
estereotipos, sino como sitios
de tensión que condensan el pa-
sado y abren la posibilidad de
futuros... no es simplemente el
derecho de ser más personal-
mente, más intelectualmente,
más materialmente, es el dere-
cho a los medios del entendi-
miento y nuevas posibilidades”
(Bernstain, 1996: 6).
27. Esto no sucede cuando la re-
lación pedagógica se establece
como mera asesoría por razones
puntuales y dentro de procesos
controlados por “el otro”.
28. Incluso en la consulta médi-
ca, en donde el personal de
atención a las enfermedades no
solicita sino es solicitado, el pa-
ciente asiste con la finalidad de
obtener un tratamiento para al-
gún mal. Al enfrentarse con el
curador, este interviene no solo
en la cura, sino también en las
representaciones globales del
paciente a través de sus explica-
ciones, adjetivaciones, imposi-
ción de valores,
66
cuadernos médico sociales 79: 59-69
tervenir de acuerdo con la razón, el
tiempo y el espacio en donde sea plan-
teada. Una acción de promoción de la
salud desde los espacios normativos
tendrá características diferentes a
aquellas planteadas desde los espacios
operativos en cuanto a los contenidos
y formas de llevarse a cabo, pero no
necesariamente en cuanto a la finali-
dad. En ambos espacios, y en la gama
que se pueda encontrar en ellos y en-
tre ellos, la formación y consolidación
de unidades operativas es una finali-
dad principal del trabajo de promo-
ción de la salud.
La formación de unidades operati-
vas atenta siempre contra múltiples in-
tereses, puesto que se trata de la auto-
construcción de sujetos individuales y
colectivos pensantes y actuantes, que
en ese proceso obstaculizan la “nor-
malidad” del control establecido en
torno a la salud. El planteamiento de
pueblos sanos, ciudades sanas, muni-
cipios saludables, etc., que se hace
desde las instituciones, cuando se co-
mienza a llevar a cabo, tempranamen-
te se encuentra con esa situación como
uno de los obstáculos más grandes. La
operación real del planteamiento que
en sí mismo lleva la necesidad del
cambio, se revierte contra quienes lo
pregonan cuando lo identifican como
un discurso más para lograr lo mismo:
el no cambio. Así, las unidades opera-
tivas que se encuentren en construc-
ción tendrán que estar continuamente
considerando su relación con otras
unidades operativas y con el contexto
para seleccionar cambios viables que
les permitan no sucumbir sino perma-
necer en el camino de lograr sus aspi-
raciones.
Sexta tesis
El proceso de planificación se consti-
tuye en el vehículo de la promoción de
la salud, ya que permite definir las ra-
zones, formas y circunstancias de los
ambientes pedagógicos.
El proceso de planificación29 per-
mite ordenar las ideas y las acciones a
partir de la definición de lo que se
quiere cambiar, su explicación, deli-
mitación y acción, con la orientación
de una imagen objetivo. Un proceso
de planificación contiene varios ciclos
de planificación. Las unidades opera-
tivas se encuentran en uno de estos ci-
clos al plantearse el cambio de deter-
minada situación. Este proceso es un
continuo paso de lo real a lo ideal, al
plantear situaciones de la realidad, re-
flexionar sobre las mismas y actuar.
Así, organizar los ambientes pedagó-
gicos con la conciencia del proceso de
planificación facilita el desarrollo de
las capacidades necesarias para la for-
mación de unidades operativas. El re-
conocimiento del proceso permite
evaluar lo que se hace, cómo, quién,
con qué, para quién y para qué se ha-
ce. Asimismo, ayuda a gobernar las
acciones en el presente en función de
esos futuros que la unidad operativa
plantea.
La planificación ha sido cuestiona-
da por “funcionalista” por parte de los
grupos críticos cuando la relacionan
con la economía capitalista y como
atentatoria contra la libertad cuando se
relaciona con las economías central-
mente planificadas. Sin embargo, la
planificación es un instrumento del
que se hace uso, no es una finalidad ni
una razón.30 En promoción de la sa-
lud, el entendimiento del proceso per-
mite identificar, conocer, evaluar, for-
mular, decidir y actuar y en ese cami-
no, desarrollar capacidades para valo-
rar, escuchar, hablar, asimilar y aco-
modar, descifrar discursos, analizar,
crear opciones, decidir y actuar.
A las fases de planificación conven-
cionales: normativa, estratégica y ope-
rativa,31 en el trabajo de promoción de
la salud se aumenta un paso anterior al
proceso, la “convergencia”, en la cual
el promotor de la salud confluye y to-
ma los primeros acuerdos con “el
otro” en un intento por construir una
unidad operativa provisional, con
quien iniciará el trabajo alrededor de
una porción de la realidad que se quie-
ra modificar con fines de salud.
Los primeros trabajos de promo-
ción a la salud por lo general girarán
alrededor de problemas concretos,
29. Distinto a la formulación de
planes, proyectos y programas.
Cf. Matus (1978).
30. Se hace aquí el símil que el
Dr. Juan Manuel Castro A.
MMS, UAM-X, México, hace
con respecto al machete: puede
ser un instrumento para lograr
el alimento y la vida o para ata-
car o resistir.
31. Ver por ejemplo Matus
1974.
67
Promoción de la salud, siete tesis del debate
puntuales, locales, transformables a
muy corto plazo, que permitan convo-
car, informar, discutir, tomar decisio-
nes precisas e inmediatamente ejecu-
tables y evaluables a los que se pueden
llamar programas de acción inmedia-
ta. El momento de convergencia per-
mite al promotor de la salud y a “su
otro” identificarse, escogerse, plantear
reglas iniciales del juego. Por lo gene-
ral la unidad operativa provisional no
va a ser la unidad operativa con la que
se opere al momento explicativo de la
fase normativa. El momento de con-
vergencia es el que requiere de mayor
atención por parte del promotor de la
salud y frecuentemente es el más dura-
dero, ya que una vez establecida la
convergencia, habrá una unidad opera-
tiva más o menos interesada, cons-
ciente del trabajo que se está realizan-
do y aunque el promotor pueda formar
parte de esa unidad operativa al menos
durante un ciclo de planificación, con
capacidad de decisión y gestión. De
allí en adelante, el trabajo del promo-
tor consiste en aportar información,
elementos para el análisis, encaminar
los trabajos para asegurar la operación
de lo que se plantea, promover el desa-
rrollo de la competencia comunicativa
y los valores del grupo, de la capaci-
dad de indagar, evaluar, sistematizar,
circular la información, incluir, convo-
car, manejar conflictos. Lograr la co-
hesión de las unidades operativas alre-
dedor de las finalidades, no tanto de
los medios, durante las fases normati-
va, estratégica y operativa.
El proceso de planificación puede
ser largo y para arrojar resultados fre-
cuentemente ocupa más tiempo del
que puede soportar una unidad opera-
tiva cohesionada sin mirar sus logros.
Los programas de acción inmediata
ayudan a reconocer el sentido y el va-
lor del trabajo a lo largo de todo el
proceso. A diferencia de los progra-
mas institucionales, los programas de
acción inmediata en el contexto de la
promoción de la salud plantearán ob-
jetivos y metas definidos por “el otro”.
El reporte de los resultados de estos
programas de acción inmediata será
valorado por las mismas unidades
operativas.
Los pronunciamientos oficiales en
promoción de la salud (Primera Con-
ferencia Internacional sobre Promo-
ción de la Salud, 1986) establecen co-
mo sus líneas de acción: Participación,
capacitación, intersectorialeidad, reo-
rientación de los servicios y renorma-
tización, todo esto a través de la estra-
tegia de pueblos, ciudades o munici-
pios saludables. En el planteamiento
objeto de este trabajo se reformulan
las líneas de la siguiente manera:
• Participación como el ejerci-
cio de la capacidad política del sujeto
individual y colectivo.
• Capacitación como la adqui-
sición de los instrumentos para la de-
codificación de los discursos y otras
prácticas simbólicas.
Estas dos líneas se ven afectadas y
a la vez beneficiadas por la reorienta-
ción de los servicios, la intersectoria-
leidad y la renormatización.
Séptima tesis
Las inercias internas y externas, rela-
tivas a las relaciones de poder en la
sociedad y entre los sujetos sociales,
son los principales obstáculos para la
promoción de la salud, la esperanza
su facilitador.
Para lograr la autoconstrucción de
los sujetos hay que enfrentarse prime-
ro a la realidad de confusión de las re-
presentaciones, en donde los sujetos
no se pueden mirar, ni están al tanto de
esta posibilidad. Reconocerse no es ta-
rea sencilla y en muchos momentos es
un atentado contra la relativa estabili-
dad y seguridad de quien intenta reco-
nocerse. Por otro lado, la identifica-
ción del “yo y el otro” por parte del
promotor de la salud (como sujeto in-
dividual o colectivo) está mediada por
sus preconcepciones e intereses. ¿Qué
tanto está dispuesto o dispuesta a ce-
der el control de los procesos? ¿Cuán-
to a compartir su saber y reaprender?
¿Cuáles son los beneficios en términos
de los valores convencionales poder,
dinero, prestigio u otros? ¿Cuáles los
costos? Este atentado a la estabilidad y
68
cuadernos médico sociales 79: 59-69
seguridad relativas está también pre-
sente en un contexto mediado por el
poder de hacer y de imponer. ¿Con
qué recursos se pretende lograr el
cambio? ¿Esos recursos quién y para
qué más se pretenden utilizar? ¿A qué
poderes establecidos amenaza el cam-
bio? Una vez iniciado el proceso
¿Hasta dónde puede llegar? Es conoci-
do que vencidas las inercias internas
del principio de un trabajo que mues-
tra una intención y posibilidad de
cambio real, se detiene directa o indi-
rectamente por poderes cercanos y vi-
sibles o lejanos e invisibles (Cowley,
1996). Aún más, el discurso institucio-
nal sobre la promoción de la salud se
inserta dentro del discurso del macro-
poder o poder hegemónico, constitu-
yéndose en una manera de ordenar y
controlar las posibilidades del disenso
social, como está dicho en párrafos
precedentes.
El discurso en promoción de la sa-
lud, una vez que se institucionaliza, li-
mita las posibilidades de creación y de
cambio, el ejercicio del ser ludens y
del ser erótico, en la medida en la que
crea la ilusión de creación y cambio.
La falsedad repetida de los discursos y
la lentitud o aparente inexistencia de
los cambios, limitan la esperanza tanto
del trabajador de la promoción de la
salud como “del otro”. Sin embargo, el
contenido del discurso ha emanado de
prácticas para el cambio y en sí mismo
ofrece posibilidades para identificar la
falsedad, apropiarse del discurso y
convertirlo en práctica que efectiva-
mente mejore los niveles de salud de la
población. La recuperación de la espe-
ranza32 se constituye así en resultado y
facilitador por excelencia de las accio-
nes de promoción de la salud.
Conclusión
Las derivaciones que ha tenido el
planteamiento inicial de promoción de
la salud muestran el mayor o menor
beneficio que esta propuesta pueda te-
ner para la elevación de los niveles de
salud. Es mucho más fácil renombrar
lo mismo que nombrar lo diferente.
Sin embargo, existe el reconocimiento
explícito o implícito de la necesidad
de buscar y actuar a favor de la espe-
cie humana, de poner la naturaleza
construida al servicio de la naturaleza
natural y de la naturaleza humana que
son esas dos naturalezas. La ruptura y
construcción de paradigmas indivi-
duales y colectivos (económicos, éti-
cos, biológicos, tecnológicos, existen-
ciales) no es cosa fácil, pero en ello ha
ido y va la viabilidad de la especie hu-
mana.
La continua construcción, confron-
tamiento y deconstrucción de conoci-
miento y la sistematización de la prác-
tica de la promoción de la salud son
tareas interdisciplinarias que requie-
ren del concurso de las ciencias, las
artes y las humanidades y de la aten-
ción de investigadores, estudiantes y
enamorados del problema de la salud
humana visto desde la postmoderni-
dad como problema complejo. •
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32. En sus últimos escritos Pau-
lo Freire hace especial énfasis
en la Pedagogía de la Esperanza
(Freire, 1998).
69
Promoción de la salud, siete tesis del debate
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Chapela - Promoción de la salud, siete tesis del debate

  • 1. 59 Promoción de la salud, siete tesis del debate Resumen Se presentan siete de las consideraciones conceptuales que permiten entender a la promoción de la salud y han derivado en alternativas metodológicas y prácticas en el Diplomado en Promoción de la Salud que ofrece la Universidad Autónoma Metropolitana Xochimilco en México. Se parte de una visión de “ser humano” y se toma en cuenta el discurso internacional relevante, se identifica la autoconstrucción de los sujetos como uno de los objetivos de esta práctica que implica intervenciones en las relaciones pedagógicas de dichos sujetos. Mientras el promotor de la salud trabaja para la construcción de unidades operativas, “el otro” lo Introducción La promoción de la salud puede verse como práctica o como corriente metodológica y movimiento internacional. En tanto práctica, puede lle- varse a cabo dentro de las ac- tividades de la vida cotidiana o profesional. Como movi- miento internacional inicia formalmente en 1984 con la Conferencia de Ottawa, Ca- nadá (First International Conference, 1984) y se pro- nuncia en distintas conferen- cias internacionales, siendo la última ocasión en ciudad de México 2000 (Fifth Interna- tional Conference, 2000). En este lapso el movimiento ha generado distintas concepcio- nes y prácticas institucionales y profesionales que serán dis- cutidas en otro lugar. Este ar- tículo presenta algunas de las reflexiones que se han hecho 1. Profesora-investigadora, Diplomado en Promoción de la Salud. Departamento de Atención a la Salud, Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco. 2. Profesor-investigador, Maestría en Medicina Social, Universidad Autónoma Me- tropolitana-Xochimilco. Palabras clave: Promoción de la Salud, planificación, relación pedagógica, sujeto. Key words: Health promotion, planning, pedagogic relation, subject. Ma. del Consuelo Chapela Mendoza1 Edgar C. Jarillo Soto2
  • 2. 60 cuadernos médico sociales 79: 59-69 en la implementación del Diplomado en Promoción de la Salud que se ofre- ce en la Universidad Autónoma Me- tropolitana Xochimilco (UAM-X), y que hasta ahora han servido de base conceptual y metodológica a sus parti- cipantes tanto durante las actividades académicas como en su confrontación con la realidad institucional y laboral. Primera tesis Las prácticas de promoción de la sa- lud, desde que se tiene memoria hu- mana y del ser humano, han permitido la expansión de esta especie que reor- ganiza intencionalmente la naturaleza natural hasta producir una segunda naturaleza.3, 4 Una segunda naturaleza no mate- rial, simbólica, pero no por eso menos real que su naturaleza natural. Tan real como su capacidad para modificar las condiciones materiales de la naturale- za natural. Las capacidades sapiens, faber, ludens, erótica y política del ser humano le permiten transcurrir del de- seo a la acción y en este proceso cons- truir experiencia5 y volver al deseo. El ser humano simboliza en el conjunto social que construye y vive en la histo- ria,6 ordena y norma símbolos para producir discursos.7 Es a través de es- tos discursos que el saber, simboliza- ción de las representaciones de la rea- lidad, se pone en práctica en una so- ciedad, en donde es valorizado, distri- buido, repartido y atribuido (García, 1990: 18) logrando así una suerte de “distribución social del discurso” y al interior de la misma una “distribución social del saber”. La salud, al igual que la enferme- dad, forma parte de esta segunda natu- raleza del hombre en tanto representa- ción, simbolización y discurso. Esto es: tanto la salud como la enfermedad son representaciones que el ser huma- no hace de la realidad. La naturaleza natural por sí misma no enferma o es- tá saludable, es la representación hu- mana de lo enfermo o lo sano, su se- gunda naturaleza, la que define cómo se miran los procesos, eventos o situa- ciones en la naturaleza natural. Pro- hace para cambiar una situación de su realidad. El proceso de planificación se constituye en el vehículo de la promoción de la salud, ya que permite definir las razones, formas y circunstancias de los ambientes pedagógicos. El proceso, más que los contenidos, es el que facilita la autoconstrucción del sujeto y por ende la elevación de los niveles de salud. Existen inercias internas y externas a los procesos de promoción de la salud relativas a las relaciones de poder en la sociedad y entre los sujetos sociales, que se constituyen en los principales obstáculos para la promoción de la salud. Se identifica la esperanza como facilitador de estos procesos. Abstract Seven conceptual and methodological considerations about health promotion (HP) are presented here. They have been used to construct methodological and practice alternatives for the Health Promotion Diploma offered in UAM-X. From a specific definition of human being and considering the relevant international discourses, the subject self-construction was identified as a HP objective which achievement implies intervention upon subject’s pedagogic relations. It is said here that while the health promoter works in the construction of “operative units”, “the other” works to change a part of his/her reality. The planning process is a HP vehicle since it helps in the identification of the context, ways and other circumstances of the pedagogic relation. Further than contents, the planning processes themselves are the self-subjection facilitators thus the means to health levels risening. Internal and external power relations constitute one of the main HP obstacles. Hope is identified as those processes facilitator. 3. El ser humano es naturaleza natural, hecho de materia, tiempo y espacio, un ser biológico con estructuras que lo capacitan para desarrollar funciones únicas con respecto a otros seres vivos. En el ejercicio de estas funciones, crea una segunda naturaleza, la natu- raleza simbólica (poder, dinero, valores, historia) que interactúa con la naturaleza natural trans- formándola. Cf. por ejemplo Schmidt, Fromm (1962).
  • 3. 61 Promoción de la salud, siete tesis del debate ducto de estas definiciones es que el ser humano decide sobre cómo quiere construir, deconstruir o reconstruir, es decir, intervenir para transformar am- bas naturalezas. Foucault identifica la existencia de “sociedades de discurso” (García, 1990: 35-36; Foucault, 1980: 21-22), grupos sociales que recrean “discursos dichos”8 que, bajo la validación de una voluntad de verdad, ponen el sa- ber en práctica valorizándolo, distribu- yéndolo, repartiéndolo y atribuyéndo- lo diferencialmente logrando la inclu- sión y exclusión de verdades y la im- posición de un poder. De esta manera, a lo largo de la historia se va constru- yendo un saber dominante a expensas de otros saberes marginales que no por ser excluidos dejan de existir y ser uti- lizados. El saber en salud y las prácticas de promoción de la salud son construidos y deconstruidos por todos los grupos sociales y en todos los momentos his- tóricos, son naturaleza construida que intenta representar y significar al ser biológico que construye su propia na- turaleza: la naturaleza humana. Hay saberes dominantes en salud que se imponen sobre otros saberes, los mar- ginan y los excluyen de algunos espa- cios, pero no los nulifican, puesto que estos saberes marginados tienen sus propios procesos de producción y sus propias vías de distribución, consumo y resistencia. Aunque diferencialmen- te, ambos saberes se penetran y resig- nifican. Promover la salud es una práctica que tuvo que acompañar al ser humano para que pudiera ser viable como espe- cie. El homo habilis con el que los pri- meros homo sapiens compartieron la alborada de la significación, de la se- gunda naturaleza, pudo percibirse, re- presentar y simbolizar; construyó sa- beres y tecnología; y, sin embargo, un lóbulo frontal apenas incipiente lo hizo limitado para el deseo, la proyección, la innovación y el cambio (Alimen y Steve, 1992). El homo sapiens ha so- brevivido hasta ahora gracias a su ca- pacidad de pensar el futuro, a su capa- cidad de desear, de apasionarse, de in- ventar, de crear opciones y de decidir. No puede dejar de verse que al inte- rior de la creación humana, su segunda naturaleza, engendra también su des- trucción. El ser humano haciéndose ajeno a su primera naturaleza, pretende tomarla para sí.9 Y en ese “tomar” marca el camino de retorno a la natura- leza natural, esta vez sin humanos.10 Podemos percibir, definir, indagar, pensar y actuar en salud como perte- necientes a una sociedad de discurso dominante o hacer caminos para faci- litar que los distintos saberes en salud puedan ser distribuidos y apropiados por los grupos sociales que los requie- ran. Este segundo camino es el de la modalidad de promoción de la salud que se propone en este texto. Segunda tesis Decir: “Salud es la capacidad del su- jeto individual o colectivo de mirar al pasado para gobernar el presente pa- ra la construcción de futuros via- bles”.11 Es un resultado y un principio del hacer o del querer hacer en relación con la salud. Es una definición y como tal, un discurso que entre lo dicho y lo no dicho, el explícito y el implícito, revela a quien lo produce, qué piensa de sí mismo, de lo propio y de los otros, de lo externo y de lo ajeno. Hay revelaciones sobre salud que no cur- san por la forma “definición”: las prácticas y sentires de quienes sin de- finir, perciben, piensan y actúan en función de lo saludable. Solamente como ejemplo están los cientos de usos que nuestras culturas hacen del maíz para vivir y trascender: usos ri- tuales, como símbolo de poder, de fer- tilidad, de pertenencia, como alimen- to, como curación, en fiestas y cele- braciones, en la toma de decisiones, en la observación del tiempo, etc. (Museo Nacional de Culturas Populares, 1982). Estas prácticas están sintetizan- do el sentir, el pensar y el hacer con respecto a la vida, su significado y su mantenimiento, es decir, con respecto a la salud.12 4. Es necesario reconocer las in- valuables aportaciones del Maestro Manuel Outón Lemus para la construcción de este dis- curso. Algunas de sus aporta- ciones están ya por salir a la luz en forma de libro. Por el mo- mento circulan internamente en la UAM-X en forma de apuntes (Outón, 1999). 5. “Experiencia es el ser inmer- so en una cultura, en un espacio y en un tiempo hecho de saber, normatividad y subjetividad” (García, 1990: 22). 6. “Leer, comentar, imaginar, interpretar, escribir, son fenó- menos de biblioteca. La crea- ción se edifica sobre lo ya di- cho, en el ritual combinatorio, en las reglas del intercambio, en las múltiples permutaciones” (García, 1990: 14). 7. “... discursos que se dicen en el curso de los días y de las con- versaciones, y que desaparecen con el acto mismo que los ha pronunciado; y los discursos que están en el origen de un cierto número de actos nuevos de palabras que los reanudan, los transforman o hablan de ellos, en resumen, discursos que, indefinidamente, más allá de su formulación son dichos, permanecen dichos, y están to- davía por decir. Los conocemos en nuestro sistema de cultura: son los textos religiosos o jurí- dicos... y también en una cierta medida los textos científicos” (Foucault, 1980: 21-22). 8. Ver nota 5. 9. “La supuesta exterioridad de la naturaleza no es tal, la natura- leza nos contiene aún con nues- tra propuesta de razón (práctica, instrumental, técnica o científi- ca). Lo que tenemos al frente es una forma social que supone so-
  • 4. 62 cuadernos médico sociales 79: 59-69 lucionada la dialéctica entre barbarie y civilización. Que sostiene la dinámica social, eco- nómica y política en dos rela- ciones básicas: una primera de exterioridad frente a la naturale- za, donde el medio físico, la na- turaleza son concebidas como objeto del dominio técnico científico. Y una relación hacia el interior del conjunto social donde las relaciones sociales aparecen solucionadas en la igualdad jurídica, formal, igual- dad abstracta que desmorona tradiciones, cultura e historia” (Outón, 1999). 10. Iván Illich en los años 70, alerta sobre esta posibilidad en su obra Limits to medicine. Me- dical nemesis: The expropiation of health (Illich, 1977). 11. Esta definición, aunque en los últimos cuatro años ha sido superada, permitió estructurar el Diplomado en Promoción de la Salud en la UAM-X (Chape- la, 1996). 12. “La enfermedad aparece... olvidando que lo que existen son sujetos enfermos, pero no existe la enfermedad como en- telequia, de la misma manera que no existe como esencia el bien o el mal, sino los actos buenos o malos, según el lugar que ocupe el sujeto al interior de determinadas relaciones de fuerza... es necesario dar crédi- to al hombre mismo y no a las abstracciones sobre la enferme- dad” (García, 1990: 34). 13. “Vida madura: adulto que guarda en el olvido sus fantasías y fantasmas de niño primitivo. Deseos encerrados en el arcón de los sueños, en el inconscien- te, que a veces escapan disfra- zados al dormir. Pluralidad de sueños que sucumben a la vigi- lia” (García, 1990: 38). 14. Paulo Freire en su Pedago- gía de la esperanza (1998) nos La manera de definir y quién defi- ne, está marcando qué y con qué se va a pasar de la definición a la acción, quién va a hacer, para quién, cuándo, cómo y cuánto se va a hacer. La defi- nición anterior pretende abrir el espa- cio para que el sujeto pueda apropiar- se de sus propias representaciones y procesos. La salud es una capacidad que sintetiza las características huma- nas: el ser sapiens, faber, ludens, eró- tico y político. Es un poder desear, pensar, decir y hacer, atribuible a cada sujeto individual y también al sujeto colectivo. El pensar, el decir y el hacer se traducen en procesos de cambio en donde lo que hoy está o es, lo pode- mos entender desde el mirar al pasado inmediato y mediato. A partir de lo que está o es, el sujeto puede desear e identificar maneras de delimitar, con- trastar con “lo posible” para así hacer reales esos deseos, es decir: puede imaginar futuros viables. Desde estos dos puntos de referencia, lo que está y lo posible, entonces definirá acciones en el presente que le permitan pasar del querer al hacer: el gobierno de su presente. Esta definición releva la au- toconstrucción del sujeto es decir: el sujeto (individual o colectivo) estará sujetado por sus propios deseos y por su propio actuar haciendo posible la li- beración de los sueños13 y la dignifi- cación de su existencia. El nivel de salud de un individuo o de un grupo pudiera entonces ubicarse por la capacidad de ejercerse, desarro- llarse y permanecer como humano en sus dos naturalezas (capacidad de dig- nidad humana) y la promoción de la salud como un planteamiento que des- de lo biológico, lo político y lo peda- gógico identifica y lleva a cabo prácti- cas encaminadas a favorecer la eleva- ción de esos niveles de salud. Tercera tesis La promoción de la salud se ocupa de los sujetos que se construyen a sí mis- mos en un continuo hacer, reflexionar y hacer, base de la pedagogía de la es- peranza.14 Sujetos individuales y colectivos que quieren reconocerse, identificarse, diferenciarse y construirse, es decir: tomar control sobre sí mismos, su tiempo y su espacio. Este querer está presente como resultado de su condi- ción de dignidad humana15 y encuen- tra sus razones y formas dentro del contexto de su segunda naturaleza. Es decir el sujeto para reconocerse nece- sita del entorno, como un espejo en el que se refleja en el espacio delimitado por lo que no es.16 El entorno comple- jo en el que se mira hace del reconoci- miento una tarea difícil e incluso le genera una fantasía de identidad y po- sibilidad de identidad. El sujeto perdi- do como individuo, pierde también su vínculo y razón comunitaria, no pue- de construir communitas17 ni encuen- tra communitas para reconocerse. Recordando a los dioses del Qui- ché,18 mitos creados como segunda naturaleza se interponen entre quien quiere reconocerse y el entorno, defor- mando la visión, la percepción de lo que se ve y por tanto el reconocimien- to de quien se mira. Ejemplos de “nu- bes” o mitos son las imágenes de futu- ro, de razones, de finalidades impues- tas a través de los medios de comuni- cación; la falsa neutralidad de las es- cuelas y del discurso científico; las imágenes sobre “lo nacional”, la liber- tad, el orden, el riesgo, “lo ciudada- no”, la democracia, la reconstrucción de la historia, emitidas desde las insti- tuciones gubernamentales; las ideas de superación, progreso, desarrollo, satisfacción, prestigio, difundidas por organismos e instituciones que hacen la regulación económica, el “stablish- ment” y los comerciantes; las delimi- taciones entre lo bueno y lo malo, lo salvo y lo pecaminoso, lo saludable y lo riesgoso, lo que se puede pensar y lo que no se puede pensar que hacen las instituciones religiosas y otros “clubes” y gremios de distintos tipos. Esta maraña discursiva en donde se pierde al ser humano como razón sien- do reemplazado por “la cosa”, dificul- ta e impide al sujeto su reconocimien- to, conduciéndolo a identificaciones supersticiosas, masificadas, ajenas, en
  • 5. 63 Promoción de la salud, siete tesis del debate donde aparece como impotente para intervenir en su propia historia. El “así es” del homo habilis se impone entonces al “así quiero” del homo sa- piens, en un mundo sin esperanza pro- tagonizado por una naturaleza natural que cada vez se hace menos apta para sus extensiones humanas y una natura- leza construida que acota la expresión de la diversidad humana. Recuperar la esperanza implica en- tonces mirar entre los mitos, ejercitan- do las capacidades humanas para dar paso al reconocimiento del sujeto ale- targado. Pasar del “así es” al “así quie- ro”; de la inconsciencia a la concien- cia; de la impotencia a la dignidad; del fatalismo a la pasión; de Tanathos a Eros. El ser humano cuando se reconoce, frecuentemente es resistente a la de- sesperanza, a la vida de panal o de hormiguero y comienza a crear opcio- nes, futuros, razones, a apropiarse de su cuerpo, de su entorno, de su ser y de su historia. El trabajo pedagógico puede ayudar a ese reconocimiento y así lo han entendido una gran cantidad de luchadores sociales, pensadores, investigadores, educadores, profesio- nales de la curación, hombres y muje- res desde sus distintas inserciones so- ciales. Este entendimiento atenta con- tra poderes establecidos, por lo que el trabajo pedagógico que busca recupe- rar la esperanza tiene que atender dos frentes: las agresiones y obstáculos puestos desde estos poderes estableci- dos y las inercias propias de los suje- tos que han perdido la esperanza. El trabajo en promoción de la salud, en la forma que aquí nos ocupa, es un trabajo pedagógico que se nutre de avances en el saber sobre la salud19 y experiencias fundamentalmente de or- ganizaciones no gubernamentales des- de hace varias décadas. Estas organi- zaciones han creado entre sí vías in- formales de comunicación. A partir de los 60 y con la fuerza que dio a estos trabajos la publicación de la Educa- ción como Práctica de la Libertad y la Pedagogía del Oprimido en los 70 (Freire, 1989, 1981), estos grupos co- mienzan a sistematizar y llevar a la discusión formal alternativas pedagó- gicas que encuentran nuevas razones, contenidos y formas, y son parte del continuo discursivo en la historia, las aportaciones que los fundamentan son de Comenio (Chateau, 1995), Maka- renko (Hernández, 1985), Gramsci (Broccoli, 1979), Freinet (1971) entre otros. Algunos ejemplos de lo anterior los encontramos en La Investigación Participativa (De Shutter, 1986), la Educación Popular (Puiggrós, 1988) y el Autodidactismo Solidario (Cárde- nas y García, 1996). Los trabajos en salud que relevan al ser humano (en su doble naturaleza) por encima de las cosas y abrevan de este movimiento, con frecuencia atienden inicialmente a la enfermedad del cuerpo y a partir de las reflexiones que sobre esta atención principal hacen, la identifican como una condición, algo que entre muchos otros factores pueden o no limitar a la salud.20, 21 Asimismo, en salud se ha observa- do la importancia, pertinencia y efec- tividad de la definición local de los problemas y sus soluciones cuando es- te trabajo es apropiado por la gente, generando una suerte de “epidemiolo- gía/acción alternativa”.22 El trabajo fundamentalmente realizado fuera de las instituciones ha trascendido a las mismas quienes hoy incluso producen y difunden un discurso de promoción de la salud. “Hacer, reflexionar, hacer” para el reconocimiento y construcción del su- jeto, para la recuperación del vínculo comunitario, para la apropiación del cuerpo y del entorno, para la identifi- cación de qué cambiar y los rumbos del cambio, para la proyección de fu- turos, para recuperar la esperanza. Cuarta tesis La promoción de la salud como prác- tica profesional reconoce a los sujetos y facilita su autoconstrucción a través de intervenir en sus relaciones peda- gógicas. El sujeto se construye al interior de las relaciones pedagógicas, es decir deja una reflexión última, su úl- timo discurso que comenzó en su hacer con los habitantes po- bres de Brasil en los 60 y del que nacieron y nacerán como un continuo otros haceres y de- cires. 15. El libre albedrío, libertad de la voluntad, capacidad de la vo- luntad para elegir independien- temente de la determinación an- tecedente, han sido preocupa- ciones centrales de la filosofía. Ya en La Biblia está presente esta base y aumenta con el ra- cionalismo cartesiano, el inicio del pensamiento moderno, que ubica “la razón” en la persona y no fuera de la persona (“razón” divina, mítica o de las fuerzas de la naturaleza). En el posmo- dernismo con su fórmula eco- nómica neoliberal impuesta, en donde la tecnología se reprodu- ce a sí misma con la mediación material de un ser humano ena- jenado en su voluntad, esta ra- zón se pretende situar nueva- mente fuera de la persona, en la cosa: “soy por lo que tengo” en donde la cosa determina a la persona y se pierde a la persona como razón. 16. “Cada uno es como los de- más porque es inconfundible con cualquiera” (Nicol, 1997: 19). 17. Lo común, la identificación, la razón, la identidad. 18. En El Popol Wuj (1965) se refiere que cuando los dioses habían creado al hombre de maíz, entendedor del mundo, capaz de mirar dentro de las cuevas, a través de las montañas y en el fondo del mar, se dieron cuenta de que un hombre así no querría reverenciarlos, intenta- ría ser como ellos, atentaría contra su poder. Por eso, envían nubes a ponerse enfrente de sus ojos para limitar su mirada. 19. Ejemplo de esto son los tra- bajos de Medicina Social que
  • 6. 64 cuadernos médico sociales 79: 59-69 las relaciones que establece con su en- torno externo y en su ser interno, que se organizan en procesos cognitivos y le permiten crear una representación de sí mismo, identidad, experiencia y saber. Con estos elementos el sujeto alimenta su percepción, deseo, volun- tad, pensar y hacer. Las relaciones pedagógicas suce- den en un ambiente o espacio pedagó- gico en donde interactúan “el yo” y “el otro”. “El yo” es el sujeto que se construye. “El otro” es cualquier obje- to o sujeto (persona, idea o cosa) que “se muestra” en el ambiente pedagógi- co.23 En una relación entre sujetos, “el yo” es “la otredad” de “el otro”.24 La promoción de la salud se da en estos ambientes pedagógicos como inter- vención intencional. Es decir el pro- motor de la salud como sujeto, sus dis- cursos, sus prácticas y los auxiliares para esas prácticas (programas, mate- riales didácticos, legislación, escena- rios, vestuario, campañas, consultas, etc.) pueden ser expuestos, mostrados en los espacios pedagógicos que cons- truye o en los que se inserta, sin em- bargo no puede construir al otro, no puede realizar ninguna maniobra in- terna en el otro. Desde esta perspecti- va no puede educar o capacitar al otro, solo puede mostrarse a través de los espacios pedagógicos como la otredad del otro. Lo que sucede en “el otro” es un resultado de sus propios sistemas de percibir, sentir y pensar, en los que median el deseo y la voluntad. Promover la salud entonces es in- tervenir en las relaciones pedagógicas del sujeto individual o colectivo con la finalidad de elevar sus niveles de sa- lud.25 Es crear los ambientes pedagó- gicos como referente externo, en don- de por un lado “al otro” se le facilita aclarar su propia identidad, represen- taciones, contextos, deseos, posibili- dades y acciones en torno a problemas de salud; y por el otro el promotor de la salud encuentra sus propios referen- tes e identidad. Estableciendo así una relación pedagógica favorable a la construcción de ambos sujetos. Para lograr una relación pedagógica en donde el sujeto pueda reconocerse y construirse es necesario que su voz sea escuchada. Bernstain (1996) iden- tifica en el acto pedagógico una distri- bución desigual del discurso, que a la vez que refleja la distribución social del trabajo y la riqueza, la alimenta. De tal manera que la producción de discursos por los distintos sujetos so- ciales y la audibilidad de los mismos está mediada por quien ejerce el poder y controla las relaciones pedagógicas. Para lograr que la voz de todos los su- jetos sea escuchada, Bernstain recla- ma tres derechos pedagógicos: la valo- rización,26 que crea seguridad y consi- dera que es un derecho individual. La inclusión, social, intelectual, cultural y personal. “Inclusión no significa ser absorbido... este derecho requiere de otro: el derecho a la autonomía” (Bernstain, 1996: 7). La inclusión es una condición para la communitas y se reconoce en el nivel social. Finalmen- te el derecho a la participación no so- lamente en el discurso sino en los he- chos. Es el derecho a participar en la construcción, mantenimiento y trans- formación del orden. La participación es una condición para la práctica cívi- ca y opera en la dimensión política. Construir un ambiente pedagógico favorable a la elevación de los niveles de salud implica que cada uno de los sujetos involucrados en él, y por tanto el promotor de la salud, pongan a dis- posición del resto la información y el saber necesarios para poder entender lo que se quiere cambiar y lograr ha- cerlo; requiere que desarrollen sus ca- pacidades como individuos y como colectivo para identificar y escuchar las distintas voces presentes, para identificar, decir y hacer valer su pro- pia palabra, para analizar y discernir, para formular opciones viables y se- leccionar de entre ellas y para actuar en consecuencia. La promoción de la salud encuentra sus espacios desde la relación uno a uno (como es el caso de la consulta médica) hasta en la relación indirecta con toda la población (como es el ca- so de los programas, normas y legisla- dan una dimensión más allá de lo biológico al entendimiento de las enfermedades y las ma- neras de enfermar (por ejemplo los de Asa Cristina Laurell, UAM-X, México) y los avances en ciencias básicas que poco a poco van descubriendo cómo a saberes que se pretendían su- perchería hoy se les identifica una razón científica (Lévy- Strauss, 1989). 20. Un ejemplo es el trabajo de Benno de Keijzer (1980, 1996) que va desde la organización en los 70 de las Jornadas Populares de Salud en Nicaragua, donde se impulsaron medidas colectivas y solidarias para la erradicación del paludismo y la poliomielitis entre otras enfermedades, hasta su dedicación actual a la salud mental y el masculinismo. 21. Los planteamientos desde la Tanatología nos ayudan a enten- der la dimensión de enfermedad física con niveles apropiados de salud cuando hace la crítica a los servicios de atención terminal, cirugía masiva, terapias exte- nuantes, administración de psi- cofármacos, etc., al reivindicar el derecho de decidir sobre el dolor y a vivir la muerte con au- tonomía y dignidad. 22. David Werner (1989) puede ser considerado como uno de los pioneros en organizar y sistema- tizar las reflexiones en torno a la realidad de salud y enfermedad para organizar los cambios. 23. “Mostrar” o enseñar, lo que está y es percibido por “el yo”. 24. “El otro” para el promotor de la salud puede ser una auto- ridad, grupo de funcionarios, equipo de profesionistas, com- pañeros de trabajo, maestros en una escuela, obreros, grupos de mujeres, una organización mu- nicipal, etc., no importando si el trabajo es directo o indirecto en relación con él.
  • 7. 65 Promoción de la salud, siete tesis del debate ción en salud). Con intención o sin ella, el profesional de la salud al ejer- cer su práctica está interviniendo en las relaciones pedagógicas de “el otro”, y estas intervenciones no siem- pre son las más favorables para la ele- vación de sus niveles de salud. Así, la promoción de la salud inicia con la identificación del yo y el otro, sus contextos y representaciones, ra- zones y finalidades. A partir de esto genera los ambientes pedagógicos en los que pueden converger “el yo y el otro” para definir una intención común en función de la salud, lo que se quie- re cambiar, cómo se quiere y puede cambiar, lo que hay que hacer para cambiarlo y actuar para el cambio. Lo importante en la promoción de la sa- lud no es lo que se decide cambiar, si- no el proceso colectivo para cambiar algo. Porque no es por el contenido si- no por el proceso que se construye el sujeto y que se pueden modificar real y con mayor permanencia los niveles de salud. Quinta tesis El promotor de la salud trabaja para la construcción de unidades operati- vas, “el otro” para cambiar una situa- ción de su realidad de salud. En este proceso los dos se construyen como sujetos y modifican sus niveles de sa- lud. Las relaciones pedagógicas que se establecen como práctica de promo- ción de la salud tienden a favorecer que las personas con las que se traba- ja vayan identificando su propio poder de percibir, pensar y hacer y su poder de hacer valer en los hechos sus razo- nes y decisiones. El trabajo de promo- ción de la salud, por el carácter de su objeto, se constituye en una práctica dinámica, abierta, flexible e inclusiva, que se va definiendo a sí misma con- forme es capaz de definir, indagar, sis- tematizar y ordenar acciones para lo- grar cambios, de tal manera que no se pierda en sus fines ni disgregue los es- fuerzos como le sucedería al caudal que si no tuviera límites, nunca llega- ría al mar. Por unidad operativa se entiende a aquellos sujetos que deciden de mane- ra independiente y real sobre los plan- teamientos, reflexiones y acciones en torno a situaciones de salud, desde la delimitación de estas hasta lograr el cambio. Para que una unidad operativa pueda existir es necesario un trabajo constante y consistente. Al inicio el promotor de la salud, que es quien regularmente decide in- tervenir en una relación pedagógica27 por voluntad personal o por mandato institucional, define el ambiente peda- gógico casi unilateralmente, convoca, plantea la agenda, define los procedi- mientos, etc.28 El trabajo orientado a promover la salud mira esta manera de empezar solo como un punto de parti- da desde donde iniciará los procesos para favorecer que “el otro” se apropie del control de sus propios procesos subsecuentes. Para crear, cohesionar y expandir una unidad operativa, es ne- cesario mantener continuamente una directriz objetiva que permita a quien está involucrado en este proceso mirar sus logros. Esta directriz objetiva al inicio suele definirse como necesida- des o riesgos en relación con las enfer- medades según las representaciones visibles en los discursos dominantes. Pequeñas tareas de concepción, ges- tión y desempeño propias de “los otros” surgidas de estas necesidades o riesgos, permitirán ir desarrollando las capacidades necesarias para lograr el control de los procesos y la conforma- ción de unidades operativas en donde el promotor se transforme cada vez más como asesor y cada vez menos como el sujeto que toma las decisio- nes. Al colaborar en la formación de unidades operativas el promotor de la salud y “el otro” tendrán que transitar por procesos de apropiación de sabe- res, reflexiones y procesos de toma de decisión, lo que los ayudará en su construcción personal o colectiva co- mo sujetos. El trabajo de promoción de la salud tendrá características diferentes res- pecto a la elección de las relaciones pedagógicas en las que se pretenda in- 25. Estas intervenciones se pue- den llevar a cabo en cualquier espacio en donde exista la fina- lidad de promover la salud, ya sea a nivel normativo o institu- cional o a nivel operativo con población abierta. Cuando se llevan a cabo acciones en torno a la salud, por cualquier razón o con cualquier finalidad, se está interviniendo en las relaciones pedagógicas de los sujetos con los que se relaciona la institu- ción u organización para actuar, solo que no siempre podemos asegurar que dichas acciones realmente promuevan la salud, incluso no es raro que las accio- nes llevadas a cabo a nombre de la salud disminuyan los niveles de salud de la población. 26. “Enhancement” como “condición para experimentar límites, sociales, intelectuales o personales, no como prisiones o estereotipos, sino como sitios de tensión que condensan el pa- sado y abren la posibilidad de futuros... no es simplemente el derecho de ser más personal- mente, más intelectualmente, más materialmente, es el dere- cho a los medios del entendi- miento y nuevas posibilidades” (Bernstain, 1996: 6). 27. Esto no sucede cuando la re- lación pedagógica se establece como mera asesoría por razones puntuales y dentro de procesos controlados por “el otro”. 28. Incluso en la consulta médi- ca, en donde el personal de atención a las enfermedades no solicita sino es solicitado, el pa- ciente asiste con la finalidad de obtener un tratamiento para al- gún mal. Al enfrentarse con el curador, este interviene no solo en la cura, sino también en las representaciones globales del paciente a través de sus explica- ciones, adjetivaciones, imposi- ción de valores,
  • 8. 66 cuadernos médico sociales 79: 59-69 tervenir de acuerdo con la razón, el tiempo y el espacio en donde sea plan- teada. Una acción de promoción de la salud desde los espacios normativos tendrá características diferentes a aquellas planteadas desde los espacios operativos en cuanto a los contenidos y formas de llevarse a cabo, pero no necesariamente en cuanto a la finali- dad. En ambos espacios, y en la gama que se pueda encontrar en ellos y en- tre ellos, la formación y consolidación de unidades operativas es una finali- dad principal del trabajo de promo- ción de la salud. La formación de unidades operati- vas atenta siempre contra múltiples in- tereses, puesto que se trata de la auto- construcción de sujetos individuales y colectivos pensantes y actuantes, que en ese proceso obstaculizan la “nor- malidad” del control establecido en torno a la salud. El planteamiento de pueblos sanos, ciudades sanas, muni- cipios saludables, etc., que se hace desde las instituciones, cuando se co- mienza a llevar a cabo, tempranamen- te se encuentra con esa situación como uno de los obstáculos más grandes. La operación real del planteamiento que en sí mismo lleva la necesidad del cambio, se revierte contra quienes lo pregonan cuando lo identifican como un discurso más para lograr lo mismo: el no cambio. Así, las unidades opera- tivas que se encuentren en construc- ción tendrán que estar continuamente considerando su relación con otras unidades operativas y con el contexto para seleccionar cambios viables que les permitan no sucumbir sino perma- necer en el camino de lograr sus aspi- raciones. Sexta tesis El proceso de planificación se consti- tuye en el vehículo de la promoción de la salud, ya que permite definir las ra- zones, formas y circunstancias de los ambientes pedagógicos. El proceso de planificación29 per- mite ordenar las ideas y las acciones a partir de la definición de lo que se quiere cambiar, su explicación, deli- mitación y acción, con la orientación de una imagen objetivo. Un proceso de planificación contiene varios ciclos de planificación. Las unidades opera- tivas se encuentran en uno de estos ci- clos al plantearse el cambio de deter- minada situación. Este proceso es un continuo paso de lo real a lo ideal, al plantear situaciones de la realidad, re- flexionar sobre las mismas y actuar. Así, organizar los ambientes pedagó- gicos con la conciencia del proceso de planificación facilita el desarrollo de las capacidades necesarias para la for- mación de unidades operativas. El re- conocimiento del proceso permite evaluar lo que se hace, cómo, quién, con qué, para quién y para qué se ha- ce. Asimismo, ayuda a gobernar las acciones en el presente en función de esos futuros que la unidad operativa plantea. La planificación ha sido cuestiona- da por “funcionalista” por parte de los grupos críticos cuando la relacionan con la economía capitalista y como atentatoria contra la libertad cuando se relaciona con las economías central- mente planificadas. Sin embargo, la planificación es un instrumento del que se hace uso, no es una finalidad ni una razón.30 En promoción de la sa- lud, el entendimiento del proceso per- mite identificar, conocer, evaluar, for- mular, decidir y actuar y en ese cami- no, desarrollar capacidades para valo- rar, escuchar, hablar, asimilar y aco- modar, descifrar discursos, analizar, crear opciones, decidir y actuar. A las fases de planificación conven- cionales: normativa, estratégica y ope- rativa,31 en el trabajo de promoción de la salud se aumenta un paso anterior al proceso, la “convergencia”, en la cual el promotor de la salud confluye y to- ma los primeros acuerdos con “el otro” en un intento por construir una unidad operativa provisional, con quien iniciará el trabajo alrededor de una porción de la realidad que se quie- ra modificar con fines de salud. Los primeros trabajos de promo- ción a la salud por lo general girarán alrededor de problemas concretos, 29. Distinto a la formulación de planes, proyectos y programas. Cf. Matus (1978). 30. Se hace aquí el símil que el Dr. Juan Manuel Castro A. MMS, UAM-X, México, hace con respecto al machete: puede ser un instrumento para lograr el alimento y la vida o para ata- car o resistir. 31. Ver por ejemplo Matus 1974.
  • 9. 67 Promoción de la salud, siete tesis del debate puntuales, locales, transformables a muy corto plazo, que permitan convo- car, informar, discutir, tomar decisio- nes precisas e inmediatamente ejecu- tables y evaluables a los que se pueden llamar programas de acción inmedia- ta. El momento de convergencia per- mite al promotor de la salud y a “su otro” identificarse, escogerse, plantear reglas iniciales del juego. Por lo gene- ral la unidad operativa provisional no va a ser la unidad operativa con la que se opere al momento explicativo de la fase normativa. El momento de con- vergencia es el que requiere de mayor atención por parte del promotor de la salud y frecuentemente es el más dura- dero, ya que una vez establecida la convergencia, habrá una unidad opera- tiva más o menos interesada, cons- ciente del trabajo que se está realizan- do y aunque el promotor pueda formar parte de esa unidad operativa al menos durante un ciclo de planificación, con capacidad de decisión y gestión. De allí en adelante, el trabajo del promo- tor consiste en aportar información, elementos para el análisis, encaminar los trabajos para asegurar la operación de lo que se plantea, promover el desa- rrollo de la competencia comunicativa y los valores del grupo, de la capaci- dad de indagar, evaluar, sistematizar, circular la información, incluir, convo- car, manejar conflictos. Lograr la co- hesión de las unidades operativas alre- dedor de las finalidades, no tanto de los medios, durante las fases normati- va, estratégica y operativa. El proceso de planificación puede ser largo y para arrojar resultados fre- cuentemente ocupa más tiempo del que puede soportar una unidad opera- tiva cohesionada sin mirar sus logros. Los programas de acción inmediata ayudan a reconocer el sentido y el va- lor del trabajo a lo largo de todo el proceso. A diferencia de los progra- mas institucionales, los programas de acción inmediata en el contexto de la promoción de la salud plantearán ob- jetivos y metas definidos por “el otro”. El reporte de los resultados de estos programas de acción inmediata será valorado por las mismas unidades operativas. Los pronunciamientos oficiales en promoción de la salud (Primera Con- ferencia Internacional sobre Promo- ción de la Salud, 1986) establecen co- mo sus líneas de acción: Participación, capacitación, intersectorialeidad, reo- rientación de los servicios y renorma- tización, todo esto a través de la estra- tegia de pueblos, ciudades o munici- pios saludables. En el planteamiento objeto de este trabajo se reformulan las líneas de la siguiente manera: • Participación como el ejerci- cio de la capacidad política del sujeto individual y colectivo. • Capacitación como la adqui- sición de los instrumentos para la de- codificación de los discursos y otras prácticas simbólicas. Estas dos líneas se ven afectadas y a la vez beneficiadas por la reorienta- ción de los servicios, la intersectoria- leidad y la renormatización. Séptima tesis Las inercias internas y externas, rela- tivas a las relaciones de poder en la sociedad y entre los sujetos sociales, son los principales obstáculos para la promoción de la salud, la esperanza su facilitador. Para lograr la autoconstrucción de los sujetos hay que enfrentarse prime- ro a la realidad de confusión de las re- presentaciones, en donde los sujetos no se pueden mirar, ni están al tanto de esta posibilidad. Reconocerse no es ta- rea sencilla y en muchos momentos es un atentado contra la relativa estabili- dad y seguridad de quien intenta reco- nocerse. Por otro lado, la identifica- ción del “yo y el otro” por parte del promotor de la salud (como sujeto in- dividual o colectivo) está mediada por sus preconcepciones e intereses. ¿Qué tanto está dispuesto o dispuesta a ce- der el control de los procesos? ¿Cuán- to a compartir su saber y reaprender? ¿Cuáles son los beneficios en términos de los valores convencionales poder, dinero, prestigio u otros? ¿Cuáles los costos? Este atentado a la estabilidad y
  • 10. 68 cuadernos médico sociales 79: 59-69 seguridad relativas está también pre- sente en un contexto mediado por el poder de hacer y de imponer. ¿Con qué recursos se pretende lograr el cambio? ¿Esos recursos quién y para qué más se pretenden utilizar? ¿A qué poderes establecidos amenaza el cam- bio? Una vez iniciado el proceso ¿Hasta dónde puede llegar? Es conoci- do que vencidas las inercias internas del principio de un trabajo que mues- tra una intención y posibilidad de cambio real, se detiene directa o indi- rectamente por poderes cercanos y vi- sibles o lejanos e invisibles (Cowley, 1996). Aún más, el discurso institucio- nal sobre la promoción de la salud se inserta dentro del discurso del macro- poder o poder hegemónico, constitu- yéndose en una manera de ordenar y controlar las posibilidades del disenso social, como está dicho en párrafos precedentes. El discurso en promoción de la sa- lud, una vez que se institucionaliza, li- mita las posibilidades de creación y de cambio, el ejercicio del ser ludens y del ser erótico, en la medida en la que crea la ilusión de creación y cambio. La falsedad repetida de los discursos y la lentitud o aparente inexistencia de los cambios, limitan la esperanza tanto del trabajador de la promoción de la salud como “del otro”. Sin embargo, el contenido del discurso ha emanado de prácticas para el cambio y en sí mismo ofrece posibilidades para identificar la falsedad, apropiarse del discurso y convertirlo en práctica que efectiva- mente mejore los niveles de salud de la población. La recuperación de la espe- ranza32 se constituye así en resultado y facilitador por excelencia de las accio- nes de promoción de la salud. Conclusión Las derivaciones que ha tenido el planteamiento inicial de promoción de la salud muestran el mayor o menor beneficio que esta propuesta pueda te- ner para la elevación de los niveles de salud. Es mucho más fácil renombrar lo mismo que nombrar lo diferente. Sin embargo, existe el reconocimiento explícito o implícito de la necesidad de buscar y actuar a favor de la espe- cie humana, de poner la naturaleza construida al servicio de la naturaleza natural y de la naturaleza humana que son esas dos naturalezas. La ruptura y construcción de paradigmas indivi- duales y colectivos (económicos, éti- cos, biológicos, tecnológicos, existen- ciales) no es cosa fácil, pero en ello ha ido y va la viabilidad de la especie hu- mana. La continua construcción, confron- tamiento y deconstrucción de conoci- miento y la sistematización de la prác- tica de la promoción de la salud son tareas interdisciplinarias que requie- ren del concurso de las ciencias, las artes y las humanidades y de la aten- ción de investigadores, estudiantes y enamorados del problema de la salud humana visto desde la postmoderni- dad como problema complejo. • Bibliografía Alimen, Marie-Henriette y Marie-Joseph Steve (1992). Prehistoria. México: Siglo XXI eds. Anónimo (1965). Popol wuj. Antiguas histo- rias de los indios quichés de Guatemala. Méxi- co: Porrúa. Colección “Sepan Cuántos...” Nº 36. Banco Mundial (1993). Invirtiendo en Sa- lud. Washington: Banco Mundial. Bernstein, Basil (1996). Pedagogy simbolic control and identity. Theory, Research, Criti- que. London: Taylor and Francis eds. Bower, Bill y David Werner (1992). Apren- diendo a promover la salud. México: Pax. Broccoli, Angelo (1979). Antonio Gramsci y la educación como hegemonía. México: Nueva Imagen. Serie Educación. Cárdenas, Oralia y Salvador García (1992). Autodidactismo solidario. Una experiencia en el Valle del Mezquital. Ixmiquilpan: SEDAC. Cowley, James (1996), “Cuando la promo- ción de la salud funciona, la oposición empie- za: una opinión personal”; en: OPS Promoción de la salud: una antología. Washington: OPS. Pub. Cient 557: 85-96. Chapela, Ma del C (1996). Términos de uso frecuente en promoción de la salud. Documen- to mimeografiado, Diplomado en Promoción de la Salud. México: UAM-X. 32. En sus últimos escritos Pau- lo Freire hace especial énfasis en la Pedagogía de la Esperanza (Freire, 1998).
  • 11. 69 Promoción de la salud, siete tesis del debate Chateau, Jean (coord) (1959). Los grandes pedagogos. México: FCE. De Keijzer, Benno y Ulate, Jeannete (1980). “Educación, participación en salud e ideología: Nicaragua pasado y presente”. Revista Centroa- mericana de Ciencias de la Salud 17: 143-157. De Keijzer, Benno (1996). La enfermedad y la muerte de los hombres. México: Salud y Género. De Shutter, Antón (1986). Investigación participativa: una opción metodológica para la educación de adultos. Pátzcuaro: CREFAL Co- lección Retablo de Papel. First International Conference in Health Promotion (1984). The Alma Ata Declaration in Health Promotion. Ottawa: First Internatio- nal Conference in Health Promotion. Fifth International Conference in Health Promotion (2000). Declaración de México en Promoción de la Salud. México: Fifth Interna- tinal Conference in Health Promotion. Foucault, Michel (1980). El Orden del Dis- curso. México: Tusquets eds. Freinet, Celestín (1971). La educación por el trabajo. México: FCE. Biblioteca de Psicolo- gía y Psicoanálisis. Freire, Paulo (1981). Pedagogía del oprimi- do. México: S. XXI. Freire, Paulo (1989). La educación como práctica de la libertad. México: S. XXI. Freire, Paulo (1998). Pedagogía de la espe- ranza. México: S. XXI. Fromm, Erich (1962). Marx y su concepto de hombre. México: FCE, Breviarios. García, Ma. Inés (1990). El loco, el guerre- ro y el artista. Fabulaciones sobre la obra de Michel Foucault. México: UAM-X/Plaza y Val- dés. Hernández, Margarita y Luis Miguel Valdi- via (1985). Makarenko y la educación colecti- vista. México: SEP-Cultura/El Caballito. Illich, Iván (1977). Limits to medicine. Me- dical nemesis: the expropriation of health. Lon- don: Open Forum. Lévi-Strauss, Claude (1989). Mito y signifi- cado. México: Alianza Editorial. Matus, Carlos (1974). Planificación, Liber- tad y Conflicto. Conferencia dictada ante el Mi- nisterio de Salud. Caracas, Venezuela: agosto 13, 1974 Matus, Carlos (1978). Estrategia y plan. México: Siglo XXI, 2ª ed. Museo Nacional de Culturas Populares (1982). Nuestro maíz. México: MNCP, CONA- FE, SEP. Nicol, Eduardo (1997). La idea de hombre. México: FCE, colección Sección de Obras de Filosofía. Outon, Manuel (1999). Tras la modernidad y su pretendida disolución. Documento mimeo- grafiado. México: Maestría de Medicina Social, UAM-X. Puiggrós, Adriana (1988). La educación po- pular en América Latina. Orígenes, polémicas y perspectivas. México: Nueva Imagen. Schmidt, Alfred (1982). El Concepto de Na- turaleza en Marx. México: S XXI. Werner, David (1989). Donde no hay doc- tor. México: Pax.