El cerebro humano no evolucionó para leer, sino para hablar y escuchar. Antes de aprender a leer, el cerebro de un niño ya está organizado para procesar el lenguaje oral, pero no para reconocer letras o palabras escritas. Aprender a leer implica entrenar al cerebro para vincular los sonidos del lenguaje con sus representaciones visuales en la escritura.