4. Poder: capacidad para imponer la voluntad
propia por encima de cualquier resistencia.
Curva de poder de Hugo Chávez:
apreciación subjetiva de la evolución del
poder de Hugo Chávez, en relación con la
sociedad venezolana.
6. 1992 1996 1998 2002 2004 2006 2008 2010 2012
1994 2000
30%
20%
10%
50%
40%
80%
70%
60%
100%
90%
CURVA DE PODER DE HUGO CHÁVEZ
4 de febrero
Abandona tesis
abstencionistas
y liquiliqui
Discurso Ateneo
de Caracas
Primera
habilitante
11, 12, 13 Abril y
paro petrolero
Referendo
revocatorio
Segunda
reelección
Referendo
aprobatorio
Elecciones
regionales
Elecciones
parlamentarias
Elecciones
presidenciales
7. Fases de la curva de poder de Hugo Chávez
Fase de acumulación: comienza a partir del 4 de febrero del 92,
conoce un fortísimo punto de inflexión cuando decide asumir el juego
democrático, y alcanza su máximo con el discurso en el Ateneo de
Caracas en diciembre de 1998.
Fase de desacumulación: comienza con la situación creada en el
marco de la primera habilitante, experimenta un rebote como
consecuencia del golpe de estado de abril 2002, y finaliza con el
rechazo al proyecto de reforma constitucional.
Fase de resolución: está definida por la imposibilidad de conservar
democráticamente la presidencia de la República más allá del 2012 y
su ritmo fatal lo marcan los procesos electorales de 2008, 2009, 2010 y
2012.
8. Comentarios en torno a la fase de resolución
En esta presentación, el término resolución debe entenderse en el sentido que
adquiere en la medicina (terminación de una enfermedad, especialmente de un
proceso inflamatorio) extrapolando su significado al comportamiento del “cuerpo
social” de Venezuela. Una síntesis apretada del “cuadro clínico” que caracteriza
a la fase de resolución del liderazgo carismático de Chávez, es la siguiente:
El lenguaje agresivo y procaz, ya no intimida: fastidia. Las promesas de
redención social, ya no entusiasman: exasperan y desencantan.
Las demandas no satisfechas se acumulan y se transforman en creciente
frustración. “Con hambre y sin empleo con Chávez me resteo” es un eco lejano y
doloroso de una época en la que había esperanza.
La degradación ética del “proceso” es cada vez más profunda. En ausencia de
contrapesos y controles, cualquier acción ilegal -aún la más corrupta- se justifica
si se asume en nombre de la “revolución”.
La oposición conoce un proceso de recomposición que tiene como puntales el
fortalecimiento de los partidos políticos y la construcción de un sólido consenso
acerca de la pertinencia de los mecanismos democráticos.
La fidelidad al “proceso” de una clientela cuya base de sustentación tiene un alto
componente utilitario, será cada vez más débil en el escenario previsible de
caída del precio del petróleo en el marco de la recesión que afectará a la
economía mundial.
10. La fase de resolución podría desplegarse bajo
dos escenarios posibles:
Escenario Fantasma de Canterville
En este escenario, el presidente Chávez -como el viejo y
cansado fantasma de Sir Simon- acepta su circunstancia y se
prepara para un final honorable y pacífico de la apoteosis de su
ciclo histórico.
Escenario Sansón
Bajo esta alternativa, el presidente Chávez, incapaz de asumir
la pérdida del control hegemónico de la política venezolana,
intenta una salida que -aún al costo de su autodestrucción-
“castigue la incomprensión de los filisteos y la traición de
Dalila”.
12. El escenario Fantasma de Canterville es el más probable, pero además es el más
deseable para la sociedad venezolana. Lo conveniente entonces sería trabajar
sobre la base de ese escenario.
La memorable escena de un impertérrito Mr. Otis ofreciéndole “Rising Sun
Lubricator” al fantasma para que atenuara el insoportable chirriar de sus cadenas,
ilustra casi literalmente el tono y el espíritu que conviene a la oposición.
Sin embargo, a pesar de nuestros cálculos y deseos, la incertidumbre es la reina
del futuro y siempre será posible -aunque con baja probabilidad- que Chávez
escoja emular a Sansón. Aunque ya no tiene fuerzas para derribar el templo,
podría “tirar la parada” e intentar imponer un juego no democrático. Pero esta
posibilidad no debe conducir a fijaciones paranoicas que desvíen nuestra atención
de la ruta democrática que está claramente definida hasta el 2012. El tiempo
avanza a favor de la oposición, la agenda del país ya no es monopolio de Chávez.
Pero no deben cometerse los errores del pasado.
De todo lo anterior puede deducirse que las líneas estratégicas básicas son:
1) Mantenerse dentro del juego democrático, sin sucumbir a las tentaciones de los
“fast-track”; y
2) Avanzar en la tarea impostergable de definir el modelo de país que habrá de
sustituir el naufragio de la propuesta encarnada en el liderazgo carismático de
Hugo Chávez.