El Descendimiento fue pintado por Van der Weyden en 1435 para una capilla en Lovaina. A lo largo de los siglos fue trasladado a varios palacios reales hasta que en 1566 fue llevado al Monasterio de El Escorial, donde permaneció hasta ser trasladado al Museo del Prado en 1939. La obra representa el momento en que Jesús es bajado de la cruz y presenta detalles como las expresiones de dolor de la Virgen y otras figuras. Van der Weyden utilizó la técnica del óleo sobre tabla y se caracteriza por
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El Descendimiento de Van der Weyden
1. El Descendimiento se pintó para la capilla de Nuestra Señora Extramuros de
Lovaina hacia 1435. Comprado a la capilla lovaniense por María de Hungría, en
1549 colgaba en la capilla de su palacio en Binche. Antes de 1564 su sobrino
Felipe II lo tenía en la capilla del Pardo, uno de sus palacios madrileños.
Llevado al Escorial en 1566, permaneció allí hasta su traslado al Museo del
Prado en 1939.
Fue pintado en óleo sobre tabla, y se piensa que las pinceladas en un principio
fueron abocetadas y que luego lo copió a mano alzada con largas pinceladas
ricas en aglutinante. Algunas de las características de la escuela flamenca, a la
que pertenece, se funden con la tradición gótica y la sensibilidad renacentista.
La tabla, material que se empleaba en la tradición gótica, continúa teniendo
protagonismo en esta época. La técnica varía, utilizándose en ese momento el
óleo. La unión del material y la técnica, da lugar al brillo de los colores y la
minuciosidad en los detalles.
Van Der Weyden, no solía seguir las propias características de la escuela
flamenca, a la que pertenecía. Sus obras eran de amplias dimensiones (las
figuras casi son a escala natural), frente a las pequeñas obras de ese
momento.
El tema seleccionado por el artista, aparte de ser claramente la religión, es
idóneo, ya que le permite la exaltación de emociones, y, donde mejor que en la
escena del descendimiento de Jesucristo de la Cruz, en brazos de José de
Arimatea, Nicodemo y un ayudante; mientras la Virgen María cae desmayada
sostenida por San Juan y una de las santas mujeres.
El pintor se preocupa por los sentimientos, y pese a que lo hace principalmente
mediante las expresiones de los personajes, lo hará también dando luz a los
personajes por partes que deberían estar ensombrecidas (por debajo de la cara
de Jesús).
En la composición de la obra, la horizontalidad queda recortada por la
verticalidad tajante de la cruz, además la organización y corte de la tabla nos
recuerda a los trípticos (unidos por bisagras) que se comenzaron a hacer en
esa época.
El espacio contenido en la caja dorada no tiene nada que ver con el espacio
que ocupan las figuras. En el remate superior, la cruz está inmediatamente
detrás de la tracería, pero cuando descendemos vemos que delante de la cruz
hay espacio para Nicodemo, Cristo y la Virgen. Sabedor de que esas
incongruencias espaciales no podían ser demasiado evidentes, Van der
Weyden ocultó las principales intersecciones. Alargó así de manera
extraordinaria la pierna izquierda de la Virgen, de manera que el pie y el manto
escondieran la base de la cruz y uno de los largueros de la escalera. La
postura del hombre de verde está forzada para que su pie derecho y el ribete
de piel de su vestido oculten en parte el otro larguero.
2. Van Der Weyden expresa el sufrimiento con detalles como el de las lágrimas
en María Salomé, la Virgen María, o Nicodemo. También, la expresividad de
los brazos, llevándoselos a la cara en el caso de una de las tres Marías que
estuvieron presentes, o, la necesidad de María Magdalena de apoyarse para
no caer desmayada, reflejan la emotividad del momento.
José de Arimatea es el hombre que consigue que le den el cuerpo de Cristo y
lo entierra en un sepulcro reservado para él mismo.
La composición queda cerrada por María Magdalena y San Juan Bautista, con
movimientos contrarios y complementarios, que enmarcan toda la escena.
(LEY DE LA BALANZA)
Las figuras principales en esta obra, son el cuerpo de Cristo y el de la Virgen
María desmayada ante esta situación. Van der Weyden establece dos
diagonales que nos ayudan a crear un paralelismo entre ambos cuerpos.
Manos = separación vida/muerte
Tela ropa la virgen = lapislázuli, un material/gema muy caro.
Detalles en la ropa = detallismo típico de la escuela flamenca.
Las tracerías pintadas en los extremos superiores, que imitan la madera,
buscan dar profundidad a la obra.
Por último, resaltamos la iconografía de la calavera situada en el suelo, como
símbolo de la idea de la muerte.
El criado que viste de verde: El tarro que sostiene puede ser el atributo de la
Magdalena, con lo que contendría el perfume de nardo, auténtico y costoso con
que ella ungió los pies de Jesús
Un detalle llamativo es la figura imberbe de Jesucristo.