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El embarazo
no es
una
enfermedad
MARÍA ISABEL ROFES I PUJOL
Letrado del Tribunal de Justicia
de las Comunidades Europeas
1
E
sta es, ni más ni menos, la conclusión
definitivaalaquecabellegardespués
de que el Tribunal de Justicia dicta-
ra, el 30 de junio de 1998, la sentencia
Brown . Y no es que su jurisprudencia
relativa a las condiciones de contratación
o de despido de una mujer encinta o que
ha dado a luz dictada hasta esa fecha pu-
diera ser calificada precisamente de re-
trógrada. Sin embargo, el camino para
llegaraestepronunciamientohasidolar-
go y no ha estado libre de sobresaltos,
cuando ha parecido que el Tribunal daba
marcha atrás respecto de algún pronun-
ciamiento fundamental. El objeto de es-
te comentario no es otro que el de, vien-
do la doctrina sentada en esta sentencia,
demostrar que, a la luz de los preceden-
tes, ésta era la única interpretación que
resultaba coherente.
2
D E R E C H O
C O M U N I T A R I O
TantolasentenciaBrown,objetodees-
te comentario, como sus precedentes,
tienen su origen en alguna cuestión
prejudicial planteada por un juez na-
cional. Hay que tener presente que, en
virtud del artículo 177 del Tratado CE
que –es el que regula el procedimiento
prejudicial –, el Tribunal sólo tiene
competencia para interpretar el dere-
cho comunitario, tanto primario como
derivado, y para examinar la validez de
disposiciones de derecho derivado. No
puede, pues, interpretar el derecho co-
munitario por propia iniciativa, sino
que debe esperar a que surja una cues-
tión de esa naturaleza en un litigio que
se desarrolle ante un juez nacional y a
que éste le pregunte. Esta es la razón
que puede explicar que el Tribunal tar-
darábastantesañosenpronunciarseso-
bre la interpretación que había que dar
a la Directiva 76/207/CEE (en lo
sucesivo, «Directiva 76/207») cuando
se hallaran en juego los derechos labo-
rales de las mujeres encinta.
Ellargoysinuosocaminoqueconducea
la sentencia Brown se inició en noviem-
brede1990,momentoenquesedictala
sentencia Dekker . La Sra. Dekker era
una holandesa que, en 1981, se había
presentado para ocupar una plaza de
educadorenuncentrodejóvenes,infor-
mandodequeestabaencintadetresme-
ses.Fueconsideradalacandidatamásap-
ta para desempeñar el trabajo pero el
organismo que gestionaba el centro le
comunicóquenoibaacontratarla.Lara-
zón alegada era que ya estaba embaraza-
da cuando se presentó y, si la contrataba,
sucompañíaaseguradoranolereembol-
saría las prestaciones que él, como em-
pleador,deberíaabonarleduranteeldes-
canso por maternidad. Se deducía de los
documentos aportados al procedimien-
to, que la compañía aseguradora dispo-
nía de la facultad de denegar el pago de
lasprestacionesqueelempresarioestaba
obligado a abonar a sus trabajadores en
casodeincapacidadlaboral,siesaincapa-
cidadsobreveníadentrodelosseismeses
siguientes a la contratación siempre que,
en ese momento, el estado de salud del
trabajador permitiera prever la aparición
de la incapacidad en ese plazo. El regla-
mento por el que se regía ese organismo
de seguridad social, al no contemplar
ninguna excepción para los casos de em-
barazo, asimilaba la incapacidad para
ejercerunaactividadporcausademater-
nidad a la incapacidad para ejercer una
actividad por causa de enfermedad.
En esta sentencia, que fue muy bien re-
cibida por la doctrina, el Tribunal de
Justicia afirmó que la negativa de con-
tratacióndebidaalembarazo,sólopue-
de oponerse a las mujeres y que consti-
tuye, por tanto, una discriminación
directa por razón de sexo, añadiendo
que una discriminación de esas caracte-
rísticas, no puede justificarse mediante
argumentos relacionados con el perjui-
cio económico padecido por el empre-
sario, en caso de contratación de una
mujer embarazada durante el período
de descanso por maternidad.
La sentencia «Hertz» , que fue dictada
el mismo día que la anterior, no fue tan
bien acogida por la doctrina al conside-
rar, buena parte de los autores, que
constituía un paso atrás en relación con
la sentencia Dekker. La Sra. Hertz era
unadanesaquehabíasidocontratadaen
juliode1982comocajerayvendedoraa
tiempo parcial en un supermercado. En
junio de 1983, tras un embarazo con
complicaciones, que pasó en su mayor
parte en situación de baja por enferme-
dad,dioaluzunhijo.Afinalesde1983,
alterminarsudescansopormaternidad,
se reincorporó a su puesto y no volvió a
estar de baja hasta junio de 1984. A lo
largo del año siguiente, debido a las se-
cuelasqueleprodujoelparto,estuvoen
situacióndeincapacidadlaboraldurante
cien días laborables, por cuya razón fue
despedida.SepreguntabaalTribunalde
JusticiasilaDirectiva76/207compren-
día los despidos producidos como con-
secuencia de ausencias por razón de una
enfermedad causada por un parto y, en
caso afirmativo, si la protección contra
los despidos por razón de una enferme-
dad causada por un embarazo o un par-
to, era válida sin limitación de tiempo .
En esta sentencia, siguiendo al Abogado
GeneralSr.Darmon,elTribunalrealizaal-
gunos pronunciamientos muy importan-
tes.Enprimerlugar,afirmaqueeldespido
deunatrabajadoraporrazóndesuemba-
razoconstituyeunadiscriminacióndirecta
basadaenelsexo,mientrasqueeldespido
deunatrabajadoraporrazónderepetidas
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21
D E R E C H O C O M U N I T A R I O
Las opiniones expresadas por la autora son
estrictamente personales y en ningún caso
vinculantes para la Institución en la que presta
sus servicios.
Sentencia de 30 de junio de 1998, Brown
(C-394/96, Rec. p. I-4185).
Se trata de un procedimiento que permite a los
órganos jurisdiccionales de los Estados miem-
bros interrogar al Tribunal de Justicia cuando
deben aplicar una disposición de derecho co-
munitario en un litigio del que conocen.
Directiva 76/207/CEE del Consejo, de 9 de
febrero de 1976, relativa a la aplicación del
principio de igualdad de trato entre hombres
y mujeres en lo que se refiere al acceso al em-
pleo, a la formación y a la promoción profe-
sionales, y a las condiciones de trabajo (DO L
39, p. 40; EE 05/02, p. 70).
Sentencia de 8 de noviembre de 1990, Dek-
ker (C-177/88, Rec. p. I-3941).
Sentencia de 8 de noviembre de 1990, Han-
dels- og Kontorfunktionærernes Forbund,
«Hertz» (C-179/88, Rec. p. I-3979).
JACQMAIN, J.: Chroniques de droit social,
1991, p. 50; SHAW, J.: «Pregnancy discrimi-
nation in sex discrimination», European Law
Review, 1991, p. 320; TRAVERSA, E.: Revue
trimestrielle de droit européen, 1991, p. 436;
BOCH, C.: Common Market Law Review,
1995, p. 559; RODRÍGUEZ-PIÑERO, M.:
«Discriminación por razón de sexo y embarazo
de la trabajadora» Relaciones Laborales,
Tomo I, 1991, p. 10; KILPATRICK, C.: «How
long is a piece of string? Regulation of the Post-
Birth Period» Sex Equality Law in the Europe-
anUnion,Wiley&Sons,1996,p.85;SZYSZC-
ZAK, E.: «Community Law on Pregnancy and
Maternity» Sex Equality Law in the European
Union,Wiley&Sons,1996,p.54;BURROWS,
N. & MAIR, J.: European Social Law, Wiley &
Sons, 1996, p. 155, y MORE, G.: «Reflections
on pregnancy discrimination under European
Community Law» The Journal of Social Welfa-
re and Family Law, 1992, p. 55.
Se podía interpretar, o bien que el despido de
una mujer a causa de su embarazo, del parto o
de ausencias repetidas debidas a una enferme-
dad ocasionada por el embarazo o el parto, in-
dependientemente de cuándo sobreviniera la
enfermedad, era contrario al principio de igual-
dad de trato, puesto que un trabajador mas-
culino no puede sufrir tales trastornos y, por
consiguiente, no puede ser despedido por la
misma razón, o bien que no se podía impedir
a un empresario despedir a una trabajadora a
causa de numerosas bajas por la única razón de
que la enfermedad fuera consecuencia del em-
barazo o del parto, ya que una tal prohibición,
que afectaría al empresario, muchos años des-
pués del parto, podría acarrear no sólo dificul-
tades de gestión y consecuencias injustas para
los empresarios, sino también efectos negati-
vos sobre el empleo de mujeres.
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bajas por enfermedad, no originadas
por un embarazo o por un parto, no
constituye una discriminación directa
basada en el sexo, en la medida en que
talesbajasporenfermedaddaríanlugar
al despido de trabajadores masculinos
enlasmismascondiciones;ensegundo
lugar,queduranteeldescansoporma-
ternidad de que disfruta con arreglo al
derecho nacional, la mujer está prote-
gidacontralosdespidosmotivadospor
su ausencia, correspondiendo a cada
Estadomiembrodeterminarlosperío-
dos de descanso por maternidad, de
manera que se permita a las trabajado-
ras ausentarse durante el período en el
que surjan los trastornos inherentes al
embarazoyalparto;porúltimo,quesi
se trata de una enfermedad que apare-
ce tras el descanso por maternidad, no
procedediferenciarlaenfermedadque
tiene su origen en el embarazo o en el
parto de cualquier otra enfermedad,
dependiendo tal estado patológico del
régimen general aplicable en caso de
enfermedad.
En 1994, el Tribunal dictó otra sen-
tencia de interés , en respuesta a una
cuestión prejudicial planteada por la
House of Lords para resolver un liti-
gio en el que los hechos eran los si-
guientes:laSra.Webbhabíasidocon-
tratada por tiempo indefinido y, al
cabo de pocos días, fue despedida, al
enterarse el empleador de que estaba
encinta. El motivo alegado fue que
había sido contratada con el fin espe-
cífico de sustituir –en un primer mo-
mento– a otra trabajadora durante el
descanso por maternidad de esta últi-
ma. En esta sentencia, siguiendo al
Abogado General Sr. Tesauro, el Tri-
bunal se negó a examinar si la situa-
ción de una mujer que se encuentra
incapacitada para llevar a cabo el co-
metido para el que fue contratada,
debido a un embarazo del que se tu-
vo conocimiento muy poco después
de la celebración del contrato de tra-
bajo, puede compararse a la de un
hombre que sufre la misma incapaci-
dad, por razones médicas o de otra
naturaleza,afirmandoqueelembara-
zo no puede, en absoluto, comparar-
se a un estado patológico, ni a fortio-
ri a una indisponibilidad de origen no
médico, situaciones que sí pueden
motivar el despido de una mujer sin
constituir despido discriminatorio
por razón de sexo y que la resolución
deuncontratoportiempoindefinido
por causa del embarazo de la trabaja-
dora, no puede justificarse por el he-
cho de que la empleada se encuentre,
concaráctermeramentetemporal,en
la imposibilidad de efectuar el trabajo
para el que fue contratada.
La siguiente sentencia fue dictada ya en
1997 .Ellitigioprincipalsedesarrolla-
ba en Dinamarca. La demandante, Sra.
Larsson, estaba empleada en un super-
mercadoy,enagostode1991,comuni-
có al empresario que se hallaba encinta.
Durantelagestaciónestuvodebajadu-
rante cinco meses como consecuencia
deunprolapsopelvianoprovocadopor
elembarazo.Elpartotuvolugarenabril
de1992yeldescansopormaternidadfi-
nalizó en septiembre de 1992. A conti-
nuación, disfrutó de las vacaciones
anuales hasta el 16 de octubre y no se
reincorporó al trabajo por seguir de ba-
ja y en tratamiento por el prolapso pel-
viano. El 10 de noviembre de 1992,
cuandonohabíatranscurridonisiquie-
raunmesdesdeelfinaldesusvacaciones
anuales,elempresarioledirigióunacar-
ta comunicándole que quedaba despe-
dida,conefectosafinaldediciembre.El
despido estaba motivado por los largos
períodosdeausenciadeltrabajo.
En las conclusiones que el Abogado
General Sr. Ruiz-Jarabo presentó en
este asunto propuso al Tribunal que
resolviera que, a la hora de aplicar el
principio de igualdad de trato entre
hombres y mujeres en lo que se refie-
re a las condiciones de despido, esta-
blecido en el artículo 5 de la Directiva
76/207, se imponía trazar una línea
en el momento en que finalizaba el
descanso por maternidad, de manera
que, a partir de ahí, cualquier enfer-
medadquesufrieraunamujer,tuviera
o no origen obstétrico, dependería
del régimen general aplicable a todos
los trabajadores, mientras que los pe-
ríodos de incapacidad laboral provo-
cados por el embarazo, antes de dar a
luz, no podrían ser equiparados, a
efectos de un despido, a las ausencias
por enfermedad de un hombre.
Enlasentencia,dictadaporsuSalaSexta,
el Tribunal no siguió a su Abogado Ge-
neral, interpretando que la Directiva
76/207 no se opone a los despidos que
son consecuencia de ausencias debidas a
una enfermedad que aparece durante el
embarazooenelparto,nisiquieracuan-
doéstaapareceduranteelembarazoyse
prolongaduranteydespuésdeldescanso
por maternidad. Afirmó, igualmente,
queelprincipiodeigualdaddetratocon-
sagrado por esa Directiva no se opone a
que se tengan en cuenta, para el cálculo
delperíodoquejustificaeldespidodeuna
trabajadoraconarregloalderechonacio-
nal,lasausenciasdeéstaquetenganlugar
entre el comienzo del embarazo y el co-
mienzodeldescansopormaternidad .
En la sentencia Brown, el Tribunal de
Justicia da respuesta a la cuestión pre-
judicial planteada por la House of
Lords para resolver el litigio entre una
trabajadoraysuantiguoempleador.La
Sra. Brown había quedado encinta en
agostode1990ysuembarazopresen-
tó numerosas complicaciones que le
impidieron trabajar. La empresa inser-
taba una cláusula en el contrato de tra-
bajo,envirtuddelacualcualquierem-
pleado, fuera hombre o mujer, que
permanecieraensituacióndeincapaci-
dad laboral durante más de veintiséis
semanas sin interrupción, sería despe-
dido.Poraplicacióndeestacláusula,la
Sra. Brown fue despedida estando to-
davía encinta, con efectos a partir del 8
de febrero de 1991, habiendo tenido
lugarelpartoel22demarzosiguiente.
Se trataba de saber si resultaba contra-
rioalprincipiodeigualdaddetratoes-
tablecidoporlaDirectiva76/207des-
pedir, mientras está encinta, a una
trabajadora por ausencias debidas a
unaincapacidadlaboralcausadaporel
embarazo.
En sus conclusiones, el Abogado Ge-
neralSr.Ruiz-Jaraboinsistióenlatesis
de que el despido de una trabajadora
porrazónderepetidasbajasporenfer-
medad, originadas por el embarazo,
noserealizaenlasmismascondiciones
que el de un hombre que ha estado de
baja por enfermedad el mismo perío-
do de tiempo y que, si ese despido tie-
ne lugar, al tomar en consideración
una situación en la que sólo pueden
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22
D E R E C H O C O M U N I T A R I O
hallarse las mujeres, constituye una dis-
criminación directa.
En esta ocasión el Tribunal, en una sen-
tencia dictada por el Pleno, sí siguió a su
Abogado General y afirmó que los tras-
tornos y complicaciones que ocasiona a
veces el embarazo, que pueden implicar
una incapacidad laboral, constituyen
riesgosinherentesalembarazoquecom-
partenlaespecificidaddeeseestado.Por
esa razón, el despido de una trabajadora
producido durante el embarazo y moti-
vadoporausenciasdebidasaincapacidad
laboralderivadadelembarazodebecon-
siderarse fundado, esencialmente, en el
embarazo. Dado que tal despido sólo
puede afectar a las mujeres, supone una
discriminacióndirectaporrazóndesexo.
De ahí que el apartado 5 de la Directiva
76/207seopongaaldespidodeunatra-
bajadora en cualquier momento de su
embarazoporausenciasdebidasaunain-
capacidad laboral motivada por enfer-
medad causada por el embarazo.
A ello añade el Tribunal que, contraria-
mente a lo que había declarado en su
sentencia Larsson, cuando una trabaja-
doraestáausentedebidoaunaenferme-
dad causada por el embarazo o el parto,
enelsupuestodequeesaenfermedadse
haya iniciado durante el embarazo y se
haya prolongado durante y después del
descanso por maternidad, dicha ausen-
cia, no sólo durante el descanso por ma-
ternidad,sinotambiénduranteelperío-
do comprendido entre el inicio de su
embarazo y el inicio del descanso por
maternidad,nopuedetenerseencuenta
para el cálculo del período que justifica
su despido según el derecho nacional .
Con posterioridad, el Tribunal ha dicta-
dotodavíaotrasentenciaenlaqueinter-
pretael principio de igualdad de trato en
relaciónconlosderechoslaboralesdelas
trabajadorasembarazadasalasquesues-
tado de salud impide trabajar. La cues-
tión prejudicial provenía de Dinamarca,
lugarenelquelaincapacidadlaboralpor
enfermedadocasionadaporelembarazo
no recibe el mismo trato, desde el punto
devistadelaretribución,quelaincapaci-
dad laboral por causa de enfermedad no
relacionada con ese estado. En la prácti-
ca, la incapacidad laboral de la mujer en-
cinta puede dar lugar a las situaciones si-
guientes: (i) si no está causada por el
embarazo,tienederechoapercibirlato-
talidad del salario; (ii) si está causada por
elembarazoysobrevieneantesdelostres
mesesqueprecedenalparto,notienede-
rechoalsalario,aunquepercibeunapres-
tación abonada por las autoridades pú-
blicas;(iii)sisobrevienedentrodelostres
mesesqueprecedenalafechaprevistapa-
ra el parto, el empresario deberá pagarle
la mitad del salario. La empleada está
obligada, a instancia del empresario, a
justificar documentalmente su incapaci-
dadlaboral,quedebehabersidoaprecia-
da por un médico. No es necesario que
preciselascausasdesuincapacidadlabo-
ral, pero sí debe indicar si la incapacidad
laboralestárelacionadaconelembarazo.
El litigio principal había sido iniciado por
variastrabajadorasquehabíansufridotras-
tornosduranteeldesarrollodesuembara-
zoyantesdelostresmesesqueprecedíana
la fecha prevista para el parto. Fueron de-
claradas en situación de incapacidad labo-
ral,yelempresariodejódepagarleselsala-
rio, indicándoles que podían reclamar el
pagodelaprestaciónqueabonanlasauto-
ridadespúblicasenestoscasos.Lastrabaja-
doras recurrieron esas decisiones, alegan-
do que eran contrarias a las normas de
derecho comunitario en materia de igual-
daddetratoentrelossexos.Enloqueaquí
interesa,sepedíaalTribunaldeJusticiaque
interpretara el artículo 119 del Tratado,
que establece el principio de igualdad de
retribución por un mismo trabajo y la Di-
rectiva 75/117/CEE (en lo sucesivo,
«Directiva75/117») ,quelodesarrolla.
En su sentencia, y siguiendo las conclu-
sionesdelAbogadoGeneralSr.Ruiz-Ja-
rabo, el Tribunal afirmó, respecto a la
igualdad de retribución, que el artículo
119 y la Directiva 75/117 se oponen a
unalegislaciónnacionalqueprevéquela
mujer embarazada, declarada en situa-
cióndeincapacidadlaboralcomoconse-
cuenciadeunestadopatológicorelacio-
nado con su embarazo, antes de iniciar
su descanso por maternidad, no tiene
derecho a percibir de su empresario la
totalidad del salario, sino únicamente a
cobrar una prestación social abonada
por las autoridades públicas, teniendo
encuentaque,encasodeincapacidadla-
boralporcausadeenfermedad,eltraba-
jador tiene derecho a percibir de su em-
presario la totalidad del salario.
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D E R E C H O C O M U N I T A R I O
Sentencia de 14 de julio de 1994, Webb (C-
32/93, Rec. p. I-3567).
Sentencia de 29 de mayo de 1997, Larsson (C-
400/95, Rec. p. I-2757).
Se trata, afortunadamente, de una jurispru-
dencia cuya vida ha resultado muy efímera ya
que, apenas un año después, el Tribunal dictó
la sentencia Brown, en la que llevó a cabo una
interpretación radicalmente distinta.
La Directiva 92/85/CEE del Consejo, de 19
de octubre de 1992, relativa a la aplicación de
medidas para promover la mejora de la segu-
ridad y de la salud en el trabajo de la trabaja-
dora embarazada, que haya dado a luz o en pe-
ríodo de lactancia (décima Directiva específica
con arreglo al apartado 1 del artículo 16 de la
Directiva 89/391/CEE) (DO L 348, p. 1) ya
había obligado a los Estados miembros a adop-
tar, antes del 19 de octubre de 1994, entre
otras, las disposiciones necesarias para prohi-
bir el despido de las trabajadoras en el perío-
do comprendido entre el comienzo del emba-
razo y el final del permiso de maternidad, pero
no regulaba el trato que había que dar, a los
efectos del despido, a las bajas de la trabajado-
ra durante el embarazo, ocasionadas por su es-
tado. A partir de la interpretación dada por el
Tribunal de Justicia al artículo 5 de la Directi-
va 76/207 en el asunto Brown queda claro que
esas ausencias no tienen la consideración de ba-
jas por enfermedad a los efectos de justificar el
despido de la trabajadora.
Sentencia de 19 de noviembre de 1998, Høj
Pedersen (C-66/96, Rec. p. I-0000).
Directiva 75/117/CEE del Consejo, de 10 de
febrero de 1975, relativa a la aproximación de
las legislaciones de los Estados miembros que
se refieren a la aplicación del principio de igual-
dad de retribución entre los trabajadores mas-
culinos y femeninos (DO L 45, p. 19; EE
05/02, p. 52).
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EL DESPIDO
DE UNA TRABAJADORA
POR RAZÓN
DE REPETIDAS BAJAS
POR ENFERMEDAD,
ORIGINADAS
POR EL EMBARAZO,
NO SE REALIZA
EN LAS MISMAS
CONDICIONES
QUE EL DE UN HOMBRE
QUE HA ESTADO DE BAJA
POR ENFERMEDAD
EL MISMO
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EL EMBARAZO NO ES UNA ENFERMEDAD

  • 1. 20 El embarazo no es una enfermedad MARÍA ISABEL ROFES I PUJOL Letrado del Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas 1 E sta es, ni más ni menos, la conclusión definitivaalaquecabellegardespués de que el Tribunal de Justicia dicta- ra, el 30 de junio de 1998, la sentencia Brown . Y no es que su jurisprudencia relativa a las condiciones de contratación o de despido de una mujer encinta o que ha dado a luz dictada hasta esa fecha pu- diera ser calificada precisamente de re- trógrada. Sin embargo, el camino para llegaraestepronunciamientohasidolar- go y no ha estado libre de sobresaltos, cuando ha parecido que el Tribunal daba marcha atrás respecto de algún pronun- ciamiento fundamental. El objeto de es- te comentario no es otro que el de, vien- do la doctrina sentada en esta sentencia, demostrar que, a la luz de los preceden- tes, ésta era la única interpretación que resultaba coherente. 2 D E R E C H O C O M U N I T A R I O
  • 2. TantolasentenciaBrown,objetodees- te comentario, como sus precedentes, tienen su origen en alguna cuestión prejudicial planteada por un juez na- cional. Hay que tener presente que, en virtud del artículo 177 del Tratado CE que –es el que regula el procedimiento prejudicial –, el Tribunal sólo tiene competencia para interpretar el dere- cho comunitario, tanto primario como derivado, y para examinar la validez de disposiciones de derecho derivado. No puede, pues, interpretar el derecho co- munitario por propia iniciativa, sino que debe esperar a que surja una cues- tión de esa naturaleza en un litigio que se desarrolle ante un juez nacional y a que éste le pregunte. Esta es la razón que puede explicar que el Tribunal tar- darábastantesañosenpronunciarseso- bre la interpretación que había que dar a la Directiva 76/207/CEE (en lo sucesivo, «Directiva 76/207») cuando se hallaran en juego los derechos labo- rales de las mujeres encinta. Ellargoysinuosocaminoqueconducea la sentencia Brown se inició en noviem- brede1990,momentoenquesedictala sentencia Dekker . La Sra. Dekker era una holandesa que, en 1981, se había presentado para ocupar una plaza de educadorenuncentrodejóvenes,infor- mandodequeestabaencintadetresme- ses.Fueconsideradalacandidatamásap- ta para desempeñar el trabajo pero el organismo que gestionaba el centro le comunicóquenoibaacontratarla.Lara- zón alegada era que ya estaba embaraza- da cuando se presentó y, si la contrataba, sucompañíaaseguradoranolereembol- saría las prestaciones que él, como em- pleador,deberíaabonarleduranteeldes- canso por maternidad. Se deducía de los documentos aportados al procedimien- to, que la compañía aseguradora dispo- nía de la facultad de denegar el pago de lasprestacionesqueelempresarioestaba obligado a abonar a sus trabajadores en casodeincapacidadlaboral,siesaincapa- cidadsobreveníadentrodelosseismeses siguientes a la contratación siempre que, en ese momento, el estado de salud del trabajador permitiera prever la aparición de la incapacidad en ese plazo. El regla- mento por el que se regía ese organismo de seguridad social, al no contemplar ninguna excepción para los casos de em- barazo, asimilaba la incapacidad para ejercerunaactividadporcausademater- nidad a la incapacidad para ejercer una actividad por causa de enfermedad. En esta sentencia, que fue muy bien re- cibida por la doctrina, el Tribunal de Justicia afirmó que la negativa de con- tratacióndebidaalembarazo,sólopue- de oponerse a las mujeres y que consti- tuye, por tanto, una discriminación directa por razón de sexo, añadiendo que una discriminación de esas caracte- rísticas, no puede justificarse mediante argumentos relacionados con el perjui- cio económico padecido por el empre- sario, en caso de contratación de una mujer embarazada durante el período de descanso por maternidad. La sentencia «Hertz» , que fue dictada el mismo día que la anterior, no fue tan bien acogida por la doctrina al conside- rar, buena parte de los autores, que constituía un paso atrás en relación con la sentencia Dekker. La Sra. Hertz era unadanesaquehabíasidocontratadaen juliode1982comocajerayvendedoraa tiempo parcial en un supermercado. En junio de 1983, tras un embarazo con complicaciones, que pasó en su mayor parte en situación de baja por enferme- dad,dioaluzunhijo.Afinalesde1983, alterminarsudescansopormaternidad, se reincorporó a su puesto y no volvió a estar de baja hasta junio de 1984. A lo largo del año siguiente, debido a las se- cuelasqueleprodujoelparto,estuvoen situacióndeincapacidadlaboraldurante cien días laborables, por cuya razón fue despedida.SepreguntabaalTribunalde JusticiasilaDirectiva76/207compren- día los despidos producidos como con- secuencia de ausencias por razón de una enfermedad causada por un parto y, en caso afirmativo, si la protección contra los despidos por razón de una enferme- dad causada por un embarazo o un par- to, era válida sin limitación de tiempo . En esta sentencia, siguiendo al Abogado GeneralSr.Darmon,elTribunalrealizaal- gunos pronunciamientos muy importan- tes.Enprimerlugar,afirmaqueeldespido deunatrabajadoraporrazóndesuemba- razoconstituyeunadiscriminacióndirecta basadaenelsexo,mientrasqueeldespido deunatrabajadoraporrazónderepetidas 8 7 6 5 4 3 21 D E R E C H O C O M U N I T A R I O Las opiniones expresadas por la autora son estrictamente personales y en ningún caso vinculantes para la Institución en la que presta sus servicios. Sentencia de 30 de junio de 1998, Brown (C-394/96, Rec. p. I-4185). Se trata de un procedimiento que permite a los órganos jurisdiccionales de los Estados miem- bros interrogar al Tribunal de Justicia cuando deben aplicar una disposición de derecho co- munitario en un litigio del que conocen. Directiva 76/207/CEE del Consejo, de 9 de febrero de 1976, relativa a la aplicación del principio de igualdad de trato entre hombres y mujeres en lo que se refiere al acceso al em- pleo, a la formación y a la promoción profe- sionales, y a las condiciones de trabajo (DO L 39, p. 40; EE 05/02, p. 70). Sentencia de 8 de noviembre de 1990, Dek- ker (C-177/88, Rec. p. I-3941). Sentencia de 8 de noviembre de 1990, Han- dels- og Kontorfunktionærernes Forbund, «Hertz» (C-179/88, Rec. p. I-3979). JACQMAIN, J.: Chroniques de droit social, 1991, p. 50; SHAW, J.: «Pregnancy discrimi- nation in sex discrimination», European Law Review, 1991, p. 320; TRAVERSA, E.: Revue trimestrielle de droit européen, 1991, p. 436; BOCH, C.: Common Market Law Review, 1995, p. 559; RODRÍGUEZ-PIÑERO, M.: «Discriminación por razón de sexo y embarazo de la trabajadora» Relaciones Laborales, Tomo I, 1991, p. 10; KILPATRICK, C.: «How long is a piece of string? Regulation of the Post- Birth Period» Sex Equality Law in the Europe- anUnion,Wiley&Sons,1996,p.85;SZYSZC- ZAK, E.: «Community Law on Pregnancy and Maternity» Sex Equality Law in the European Union,Wiley&Sons,1996,p.54;BURROWS, N. & MAIR, J.: European Social Law, Wiley & Sons, 1996, p. 155, y MORE, G.: «Reflections on pregnancy discrimination under European Community Law» The Journal of Social Welfa- re and Family Law, 1992, p. 55. Se podía interpretar, o bien que el despido de una mujer a causa de su embarazo, del parto o de ausencias repetidas debidas a una enferme- dad ocasionada por el embarazo o el parto, in- dependientemente de cuándo sobreviniera la enfermedad, era contrario al principio de igual- dad de trato, puesto que un trabajador mas- culino no puede sufrir tales trastornos y, por consiguiente, no puede ser despedido por la misma razón, o bien que no se podía impedir a un empresario despedir a una trabajadora a causa de numerosas bajas por la única razón de que la enfermedad fuera consecuencia del em- barazo o del parto, ya que una tal prohibición, que afectaría al empresario, muchos años des- pués del parto, podría acarrear no sólo dificul- tades de gestión y consecuencias injustas para los empresarios, sino también efectos negati- vos sobre el empleo de mujeres. 8 7 6 5 4 3 2 1
  • 3. bajas por enfermedad, no originadas por un embarazo o por un parto, no constituye una discriminación directa basada en el sexo, en la medida en que talesbajasporenfermedaddaríanlugar al despido de trabajadores masculinos enlasmismascondiciones;ensegundo lugar,queduranteeldescansoporma- ternidad de que disfruta con arreglo al derecho nacional, la mujer está prote- gidacontralosdespidosmotivadospor su ausencia, correspondiendo a cada Estadomiembrodeterminarlosperío- dos de descanso por maternidad, de manera que se permita a las trabajado- ras ausentarse durante el período en el que surjan los trastornos inherentes al embarazoyalparto;porúltimo,quesi se trata de una enfermedad que apare- ce tras el descanso por maternidad, no procedediferenciarlaenfermedadque tiene su origen en el embarazo o en el parto de cualquier otra enfermedad, dependiendo tal estado patológico del régimen general aplicable en caso de enfermedad. En 1994, el Tribunal dictó otra sen- tencia de interés , en respuesta a una cuestión prejudicial planteada por la House of Lords para resolver un liti- gio en el que los hechos eran los si- guientes:laSra.Webbhabíasidocon- tratada por tiempo indefinido y, al cabo de pocos días, fue despedida, al enterarse el empleador de que estaba encinta. El motivo alegado fue que había sido contratada con el fin espe- cífico de sustituir –en un primer mo- mento– a otra trabajadora durante el descanso por maternidad de esta últi- ma. En esta sentencia, siguiendo al Abogado General Sr. Tesauro, el Tri- bunal se negó a examinar si la situa- ción de una mujer que se encuentra incapacitada para llevar a cabo el co- metido para el que fue contratada, debido a un embarazo del que se tu- vo conocimiento muy poco después de la celebración del contrato de tra- bajo, puede compararse a la de un hombre que sufre la misma incapaci- dad, por razones médicas o de otra naturaleza,afirmandoqueelembara- zo no puede, en absoluto, comparar- se a un estado patológico, ni a fortio- ri a una indisponibilidad de origen no médico, situaciones que sí pueden motivar el despido de una mujer sin constituir despido discriminatorio por razón de sexo y que la resolución deuncontratoportiempoindefinido por causa del embarazo de la trabaja- dora, no puede justificarse por el he- cho de que la empleada se encuentre, concaráctermeramentetemporal,en la imposibilidad de efectuar el trabajo para el que fue contratada. La siguiente sentencia fue dictada ya en 1997 .Ellitigioprincipalsedesarrolla- ba en Dinamarca. La demandante, Sra. Larsson, estaba empleada en un super- mercadoy,enagostode1991,comuni- có al empresario que se hallaba encinta. Durantelagestaciónestuvodebajadu- rante cinco meses como consecuencia deunprolapsopelvianoprovocadopor elembarazo.Elpartotuvolugarenabril de1992yeldescansopormaternidadfi- nalizó en septiembre de 1992. A conti- nuación, disfrutó de las vacaciones anuales hasta el 16 de octubre y no se reincorporó al trabajo por seguir de ba- ja y en tratamiento por el prolapso pel- viano. El 10 de noviembre de 1992, cuandonohabíatranscurridonisiquie- raunmesdesdeelfinaldesusvacaciones anuales,elempresarioledirigióunacar- ta comunicándole que quedaba despe- dida,conefectosafinaldediciembre.El despido estaba motivado por los largos períodosdeausenciadeltrabajo. En las conclusiones que el Abogado General Sr. Ruiz-Jarabo presentó en este asunto propuso al Tribunal que resolviera que, a la hora de aplicar el principio de igualdad de trato entre hombres y mujeres en lo que se refie- re a las condiciones de despido, esta- blecido en el artículo 5 de la Directiva 76/207, se imponía trazar una línea en el momento en que finalizaba el descanso por maternidad, de manera que, a partir de ahí, cualquier enfer- medadquesufrieraunamujer,tuviera o no origen obstétrico, dependería del régimen general aplicable a todos los trabajadores, mientras que los pe- ríodos de incapacidad laboral provo- cados por el embarazo, antes de dar a luz, no podrían ser equiparados, a efectos de un despido, a las ausencias por enfermedad de un hombre. Enlasentencia,dictadaporsuSalaSexta, el Tribunal no siguió a su Abogado Ge- neral, interpretando que la Directiva 76/207 no se opone a los despidos que son consecuencia de ausencias debidas a una enfermedad que aparece durante el embarazooenelparto,nisiquieracuan- doéstaapareceduranteelembarazoyse prolongaduranteydespuésdeldescanso por maternidad. Afirmó, igualmente, queelprincipiodeigualdaddetratocon- sagrado por esa Directiva no se opone a que se tengan en cuenta, para el cálculo delperíodoquejustificaeldespidodeuna trabajadoraconarregloalderechonacio- nal,lasausenciasdeéstaquetenganlugar entre el comienzo del embarazo y el co- mienzodeldescansopormaternidad . En la sentencia Brown, el Tribunal de Justicia da respuesta a la cuestión pre- judicial planteada por la House of Lords para resolver el litigio entre una trabajadoraysuantiguoempleador.La Sra. Brown había quedado encinta en agostode1990ysuembarazopresen- tó numerosas complicaciones que le impidieron trabajar. La empresa inser- taba una cláusula en el contrato de tra- bajo,envirtuddelacualcualquierem- pleado, fuera hombre o mujer, que permanecieraensituacióndeincapaci- dad laboral durante más de veintiséis semanas sin interrupción, sería despe- dido.Poraplicacióndeestacláusula,la Sra. Brown fue despedida estando to- davía encinta, con efectos a partir del 8 de febrero de 1991, habiendo tenido lugarelpartoel22demarzosiguiente. Se trataba de saber si resultaba contra- rioalprincipiodeigualdaddetratoes- tablecidoporlaDirectiva76/207des- pedir, mientras está encinta, a una trabajadora por ausencias debidas a unaincapacidadlaboralcausadaporel embarazo. En sus conclusiones, el Abogado Ge- neralSr.Ruiz-Jaraboinsistióenlatesis de que el despido de una trabajadora porrazónderepetidasbajasporenfer- medad, originadas por el embarazo, noserealizaenlasmismascondiciones que el de un hombre que ha estado de baja por enfermedad el mismo perío- do de tiempo y que, si ese despido tie- ne lugar, al tomar en consideración una situación en la que sólo pueden 11 10 9 22 D E R E C H O C O M U N I T A R I O
  • 4. hallarse las mujeres, constituye una dis- criminación directa. En esta ocasión el Tribunal, en una sen- tencia dictada por el Pleno, sí siguió a su Abogado General y afirmó que los tras- tornos y complicaciones que ocasiona a veces el embarazo, que pueden implicar una incapacidad laboral, constituyen riesgosinherentesalembarazoquecom- partenlaespecificidaddeeseestado.Por esa razón, el despido de una trabajadora producido durante el embarazo y moti- vadoporausenciasdebidasaincapacidad laboralderivadadelembarazodebecon- siderarse fundado, esencialmente, en el embarazo. Dado que tal despido sólo puede afectar a las mujeres, supone una discriminacióndirectaporrazóndesexo. De ahí que el apartado 5 de la Directiva 76/207seopongaaldespidodeunatra- bajadora en cualquier momento de su embarazoporausenciasdebidasaunain- capacidad laboral motivada por enfer- medad causada por el embarazo. A ello añade el Tribunal que, contraria- mente a lo que había declarado en su sentencia Larsson, cuando una trabaja- doraestáausentedebidoaunaenferme- dad causada por el embarazo o el parto, enelsupuestodequeesaenfermedadse haya iniciado durante el embarazo y se haya prolongado durante y después del descanso por maternidad, dicha ausen- cia, no sólo durante el descanso por ma- ternidad,sinotambiénduranteelperío- do comprendido entre el inicio de su embarazo y el inicio del descanso por maternidad,nopuedetenerseencuenta para el cálculo del período que justifica su despido según el derecho nacional . Con posterioridad, el Tribunal ha dicta- dotodavíaotrasentenciaenlaqueinter- pretael principio de igualdad de trato en relaciónconlosderechoslaboralesdelas trabajadorasembarazadasalasquesues- tado de salud impide trabajar. La cues- tión prejudicial provenía de Dinamarca, lugarenelquelaincapacidadlaboralpor enfermedadocasionadaporelembarazo no recibe el mismo trato, desde el punto devistadelaretribución,quelaincapaci- dad laboral por causa de enfermedad no relacionada con ese estado. En la prácti- ca, la incapacidad laboral de la mujer en- cinta puede dar lugar a las situaciones si- guientes: (i) si no está causada por el embarazo,tienederechoapercibirlato- talidad del salario; (ii) si está causada por elembarazoysobrevieneantesdelostres mesesqueprecedenalparto,notienede- rechoalsalario,aunquepercibeunapres- tación abonada por las autoridades pú- blicas;(iii)sisobrevienedentrodelostres mesesqueprecedenalafechaprevistapa- ra el parto, el empresario deberá pagarle la mitad del salario. La empleada está obligada, a instancia del empresario, a justificar documentalmente su incapaci- dadlaboral,quedebehabersidoaprecia- da por un médico. No es necesario que preciselascausasdesuincapacidadlabo- ral, pero sí debe indicar si la incapacidad laboralestárelacionadaconelembarazo. El litigio principal había sido iniciado por variastrabajadorasquehabíansufridotras- tornosduranteeldesarrollodesuembara- zoyantesdelostresmesesqueprecedíana la fecha prevista para el parto. Fueron de- claradas en situación de incapacidad labo- ral,yelempresariodejódepagarleselsala- rio, indicándoles que podían reclamar el pagodelaprestaciónqueabonanlasauto- ridadespúblicasenestoscasos.Lastrabaja- doras recurrieron esas decisiones, alegan- do que eran contrarias a las normas de derecho comunitario en materia de igual- daddetratoentrelossexos.Enloqueaquí interesa,sepedíaalTribunaldeJusticiaque interpretara el artículo 119 del Tratado, que establece el principio de igualdad de retribución por un mismo trabajo y la Di- rectiva 75/117/CEE (en lo sucesivo, «Directiva75/117») ,quelodesarrolla. En su sentencia, y siguiendo las conclu- sionesdelAbogadoGeneralSr.Ruiz-Ja- rabo, el Tribunal afirmó, respecto a la igualdad de retribución, que el artículo 119 y la Directiva 75/117 se oponen a unalegislaciónnacionalqueprevéquela mujer embarazada, declarada en situa- cióndeincapacidadlaboralcomoconse- cuenciadeunestadopatológicorelacio- nado con su embarazo, antes de iniciar su descanso por maternidad, no tiene derecho a percibir de su empresario la totalidad del salario, sino únicamente a cobrar una prestación social abonada por las autoridades públicas, teniendo encuentaque,encasodeincapacidadla- boralporcausadeenfermedad,eltraba- jador tiene derecho a percibir de su em- presario la totalidad del salario. 14 13 12 23 D E R E C H O C O M U N I T A R I O Sentencia de 14 de julio de 1994, Webb (C- 32/93, Rec. p. I-3567). Sentencia de 29 de mayo de 1997, Larsson (C- 400/95, Rec. p. I-2757). Se trata, afortunadamente, de una jurispru- dencia cuya vida ha resultado muy efímera ya que, apenas un año después, el Tribunal dictó la sentencia Brown, en la que llevó a cabo una interpretación radicalmente distinta. La Directiva 92/85/CEE del Consejo, de 19 de octubre de 1992, relativa a la aplicación de medidas para promover la mejora de la segu- ridad y de la salud en el trabajo de la trabaja- dora embarazada, que haya dado a luz o en pe- ríodo de lactancia (décima Directiva específica con arreglo al apartado 1 del artículo 16 de la Directiva 89/391/CEE) (DO L 348, p. 1) ya había obligado a los Estados miembros a adop- tar, antes del 19 de octubre de 1994, entre otras, las disposiciones necesarias para prohi- bir el despido de las trabajadoras en el perío- do comprendido entre el comienzo del emba- razo y el final del permiso de maternidad, pero no regulaba el trato que había que dar, a los efectos del despido, a las bajas de la trabajado- ra durante el embarazo, ocasionadas por su es- tado. A partir de la interpretación dada por el Tribunal de Justicia al artículo 5 de la Directi- va 76/207 en el asunto Brown queda claro que esas ausencias no tienen la consideración de ba- jas por enfermedad a los efectos de justificar el despido de la trabajadora. Sentencia de 19 de noviembre de 1998, Høj Pedersen (C-66/96, Rec. p. I-0000). Directiva 75/117/CEE del Consejo, de 10 de febrero de 1975, relativa a la aproximación de las legislaciones de los Estados miembros que se refieren a la aplicación del principio de igual- dad de retribución entre los trabajadores mas- culinos y femeninos (DO L 45, p. 19; EE 05/02, p. 52). 14 13 12 11 10 9 EL DESPIDO DE UNA TRABAJADORA POR RAZÓN DE REPETIDAS BAJAS POR ENFERMEDAD, ORIGINADAS POR EL EMBARAZO, NO SE REALIZA EN LAS MISMAS CONDICIONES QUE EL DE UN HOMBRE QUE HA ESTADO DE BAJA POR ENFERMEDAD EL MISMO PERÍODO DE TIEMPO…