La inteligencia emocional se basa en las emociones y la capacidad de controlarlas. Esto nos permite dominar nuestros pensamientos y acciones. La investigación muestra que las aptitudes emocionales contribuyen al 77% del éxito de una persona, más que sus capacidades intelectuales. Desarrollar la inteligencia emocional implica aprender a reconocer y regular las propias emociones y las de los demás.