Santo Tomás de Aquino dedica un importante espacio en su obra a analizar la doctrina de las virtudes. En la Suma Teológica expone de forma completa su doctrina sobre las virtudes cardinales y teologales. Define la virtud como un hábito operativo bueno y discute la definición agustiniana de la virtud como una cualidad buena de la mente. También la doctrina clásica e Iglesia han visto las virtudes en su relación con la gracia divina y el compromiso ético del creyente.