Gilbert Landsheere propuso un modelo de pilotaje o conducción educativa basado en la evaluación constante para asegurar que los sistemas educativos alcancen sus objetivos. La evaluación juega un papel fundamental como instrumento para dirigir el cambio educativo y medir el progreso hacia las metas. Landsheere también promovió la desescolarización para expandir la educación más allá de las instituciones formales e involucrar a toda la sociedad en el aprendizaje continuo.