La fluorescencia se utiliza en el diagnóstico clínico para marcar cromosomas y detectar anomalías que causan enfermedades como el síndrome de Down a través de un microscopio, ya que las moléculas se tiñen con sustancias fluorescentes. Esta técnica llamada hibridación fluorescente in situ se usa para analizar cromosomas específicos extraídos de muestras en vitro y ayudar a diagnosticar estas afecciones genéticas.