ciclos biogeoquimicas y flujo de materia ecosistemas
Origen
1. Los mamíferos más antiguos que se conocen
son, por un lado los multituberculados y por otro
los australosfénidos, grupos que datan del
Jurásico Medio.
No obstante, debe tenerse en cuenta que la organización mamaliana, después
de un éxito inicial durante el Pérmico y el Triásico, fue suplantada casi por
completo, en el Jurásico y el Cretácico (durante
unos 100 millones de años), por los reptiles
diápsidos (dinosuarios, pterosaurios, cocodrilos,
plesiosaurios, ictiosaurios), y no fue hasta su
desaparición cuando los mamíferos se
diversificaron y alcanzaron su papel dominante.
Aprovechar los recursos sin tener que competir con animales de mayor
envergadura suponía adaptarse a regiones inhóspitas de clima normalmente
frío, a los hábitos nocturnos, también con bajas temperaturas y además escasa
iluminación.
A lo largo de la historia evolutiva de los mamíferos acontecen una serie de
hechos que van a determinar la adquisición de los rasgos que caracteriza a la
clase. La capacidad homeotérmica, es decir, de regular su temperatura
corporal, es sin duda alguna la característica que permite a los mamíferos un
mundo libre de competencia y rico en recursos
altamente nutritivos. Fue gracias a ella que
pudieron conquistar territorios fríos y sobre
todo, desarrollar una actividad nocturna.
El crecimiento de pelo protegiéndoles el
2. cuerpo de la pérdida de calor y el desarrollo de una visión apta para bajos
índices de luminosidad fueron las otras dos circunstancias que colaboraron en
la conquista de estos nichos ecológicos hasta el momento libres de animales
superiores. Las adaptaciones del esqueleto fueron el primer paso para
conseguir mayor efectividad energética basada en el incremento del
aprovechamiento de los recursos y en la disminución del gasto.
El cráneo va haciéndose más efectivo, pierde masa, mantiene resistencia y
simplifica estructuras a la vez que permite el desarrollo y efectividad muscular.
Las modificaciones del cráneo llevan además consigo la formación de un
paladar secundario, la formación de la cadena ósea del oído medio y la
especialización de las piezas dentales. La mandíbula se constituye a partir de
un único hueso (el dentario) y ésta es la
principal característica para determinar si el
fósil de un animal pertenece a la clase de los
mamíferos, debido a la usual pérdida de
tejidos blandos durante la fosilización.
Las extremidades dejan paulatinamente de
articularse a ambos lados del tronco para
hacerlo por debajo. De este modo, a la vez que aumenta la movilidad del
animal, disminuye el gasto energético al hacer los requerimientos para el
desplazamiento y el mantenimiento del cuerpo erguido. Por su parte, la
gestación interna de las crías y el proporcionarles a éstas los alimentos para la
primera edad sin tener que buscarlos (leche), permitió mayor libertad de
movimiento a las madres y con ello un avance en su capacidad de
supervivencia tanto individual como de la especie.
En todos estos cambios evolutivos se vieron involucradas todas y cada una de
las estructuras orgánicas, así como los procesos fisiológicos. La maquinaria
biológica especializándose requería mayor efectividad de los procesos
respiratorios y digestivos, provocando el perfeccionamiento de los aparatos
circulatorio y respiratorio con relación a la efectividad fisiológica, y el del
digestivo para conseguir un mayor aprovechamiento nutritivo de los alimentos
3. fueron otros de los logros conseguidos por estos animales durante su
evolución.
El sistema nervioso central fue adquiriendo un tamaño y estructura histológica
que no se conoce en otros animales, y la deficiencia de iluminación a que se
enfrentaban las especies nocturnas se vio compensada con el desarrollo de los
otros órganos sensoriales, en especial del oído y el olfato. Todos estos
fenómenos evolutivos tardaron varios cientos de millones de años, tras los
cuales los mamíferos hemos llegado a dominar la vida sobre La Tierra, siendo
las especies vivas con mayor grado de evolución y desarrollo.