Platón creía que el alma es eterna e inmortal, mientras que el cuerpo es temporal y una prisión para el alma. Según Platón, el conocimiento verdadero proviene de las ideas eternas más que de los sentidos. El mito de la caverna ilustra cómo los prisioneros ven solo sombras en la pared y no la realidad del mundo exterior, al igual que los seres humanos ven solo una versión distorsionada de la realidad a través de los sentidos.