El documento propone una redefinición de la publicidad institucional para que sirva como un espacio de participación ciudadana y comprensión mutua sobre problemas sociales. Actualmente, la publicidad institucional se centra demasiado en mensajes individuales y culpabilizadores en lugar de abordar las causas sociales. Se sugiere crear canales de comunicación bidireccionales para informar a los ciudadanos y recibir sus opiniones, así como campañas menos atemorizantes que presenten a las personas afectadas.